Capítulo VIII: Tierra Dragón
Lo primero que su cuerpo pudo sentir fue el impacto que recibió al estrellarse contra un suelo áspero y pastoso. No quedó inconsciente, en absoluto. Por el contrario, se encontraba más despierta que nunca. Sintió el dolor punzante en su ojo. Supo que su poder estaba activado. Se incorporó lentamente y abrió los ojos. Su cuerpo adolorido le impidió levantarse rápidamente, pero finalmente lo consiguió venciendo a sus propias molestias. Giró el cuello un par de veces y recordó de golpe que no había llegado sola. Miró en los al rededores, descubriendo que algunos de sus compañeros estaban ahí. Diethard, Kira, Zoe y Airu. Del resto no había rastro alguno. Y el sitio donde se encontraban era oscuro, siniestro, pero también inconfundible. Nene cerró los puños con fuerza.
Vaya forma de aparecer en este maldito lugar, pensó. Recién llegamos y Lelouch ya está desaparecido.
Tuvo que ayudar a sus amigos a levantarse, para luego encargarse de acallar un poco el dolor en su ojo cubriéndolo con una mano. Sintió las manos de Zoe posándose sobre sus hombros. Se apartó, sin embargo, y negó con la cabeza para asegurar que no necesitaba ayuda.
— ¿Están todos bien? —preguntó en voz baja.
—Eso creo —respondió Kira pensativa, ignorando su propio dolor y sin querer mencionar el hecho de que sus vendajes, obtenidos en Britannia tras recibir el disparo de Cornelia, comenzaban a mancharse de sangre gradualmente al mismo tiempo que la herida lanzaba fuertes punzadas de dolor. Era como si el hecho de ignorarlo ella misma pudiese hacer que los demás no se dieran cuenta de ello—. ¿Dónde estamos?
Por supuesto, su plan no surtió efecto. Sin embargo, sus compañeras sólo intercambiaron miradas en silencio. Diethard se mantuvo distanciado de la conversación, mirando a los al rededores intentando distinguir la silueta de Oggi o de Lelouch en la lejanía.
—Estamos en la Tierra Dragón —informó Nene—. El primero de los Siete Reinos.
— ¿Los Siete Reinos? —preguntaron Zoe, Airu y Kira a la vez.
—Antes estuve aquí. Con el Xros Heart —informó Nene—. Kiriha, Taiki y yo tuvimos que atravesar los Siete Reinos y luchar contra los Siete Generales de la Muerte para poder encontrar a mi hermano en el Campo del Infierno.
Airu se abrazó a sí misma instintivamente, sólo pensando en que tenía que reunirse con Yuu lo más pronto posible.
— ¿Quiénes son los Siete Generales de la Muerte? —preguntó Zoe.
Nene pudo enlistarlos sin problema.
—Dorbickmon, en la Tierra Dragón. NeoVamdemon, en la Tierra Vampiro. Zamielmon, en la Tierra Miel. Splashmon, en la Tierra Cibernética. Olegmon, en la Tierra Oro. Gravimon, en la Tierra Cañón. Y Apollomon, Whispered, en la Tierra Brillo.
— ¿Son poderosos? —preguntó Kira.
—Mucho —respondió Nene con firmeza—. Pero... De alguna manera sé que no nos enfrentaremos a ellos de nuevo.
— ¿Cómo puedes estar tan segura? —inquirió Airu.
Nene suspiró.
—Porque si hemos vuelto aquí, significa que sólo hay dos caminos posibles. Matar o morir. Y si van a aniquilarnos, no usarán a los mismos enemigos que vencimos antes.
Decidida, Kira chasqueó la lengua y dijo, esbozando esa expresión determinada que sólo ella podía poseer:
—Entonces, andando. Tenemos que encontrar a los demás antes de que nuestros enemigos lo hagan.
Sacó su DigiLector de su bolsillo y presionó el mismo botón que hizo aparecer el mapa. La inmensa Tierra Dragón se manifestó en la imagen holográfica, delatando que había pequeñas señales brillantes congregadas alrededor del punto donde estaba Kira. El Emblema del Valor seguía señalándola a ella. Se encontraban en algún punto del lado noroeste de la Tierra Dragón. Diethard se acercó al cuarteto, sintiendo un gran escalofrío que se apoderó de su cuerpo en cuanto se dio cuenta de que él también estaba representado en el mapa con el escudo de la Orden de los Caballeros Negros. Eso no era agradable. En absoluto. ¿Por qué aparecía en el mapa, si estaba plenamente consciente de que no pertenecía a ese mundo?
—Miren ahí —dijo Zoe, señalando un punto en los límites de la Tierra Dragón en el sureste—. Es otro Geass, ¿no es cierto?
Nene asintió. El Geass brillaba en ese punto y andaba de un lado a otro, como si estuviese caminando en círculos. A su lado estaba el escudo del Xros Heart y dos representaciones más de la Orden de los Caballeros Negros.
—Son Lelouch, Tagiru, Nunally y Oggi —aseguró Nene.
—Los otros dos escudos del Xros Heart deben ser Yuu y Akari —dijo Zoe.
—Aquí también hay señales —señaló Airu a un punto ubicado en el sureste.
Era cierto. Se trataba de pequeños puntos brillantes de color rojo que se congregaban y cubrían parcialmente lo que llamó la atención de las tres chicas. Un escudo del Xros Heart.
—Son los enemigos —propuso Diethard.
—Sí —respondió Airu—. Y tienen a un miembro del Xros Heart en su poder.
—Podría ser Taiki o Kiriha —dijo Nene—. Tenemos que acerarnos allí. Sea quien sea, aún está con vida.
—Pues no perdamos más tiempo —decidió Kira y sacó su DigiLector de su bolsillo, exclamando—: ¡Reload, Cheepmon!
Airu y Nene hicieron otro tanto, recargando a Opossumon y Sparrowmon. Hubo un intercambio de abrazos y sonrisas. Mervamon, los Monitormon y Monimon hicieron también acto de presencia para saludar a Diethard, quien no tuvo reparo alguno en dedicarles algunas sonrisas. Después de todo, habían sido buenos compañeros en algún momento de sus historias. Tanemon salió del DigiLector de Kira, mirando en todas direcciones con la esperanza de reencontrarse con Mimi. Sus ojos se llenaron de lágrimas en cuanto no la vio presente. Zoe tuvo que tomar al pequeño Digimon en brazos para consolarlo.
— ¿Dónde está Mimi? —preguntó.
—Estoy segura de que la encontraremos pronto —aseguró Kira—. Pongamos nuestras esperanzas en que así será.
Tanemon asintió, conteniendo sus propias preocupaciones.
—Nuestro destino entonces es ese punto donde mantienen secuestrado a uno de nuestros amigos —dijo Cheepmon agitando sus alas frenéticamente para hacerse notar—. ¡Vamos ya! ¡Quiero patear algunos oscuros DigiTraseros!
Diethard, los Digimon y las tres chicas rieron a carcajadas, sintiéndose contagiadas con los ánimos del pequeño y emplumado Digimon. Se prepararon entonces para partir, cuando el oído de Mervamon consiguió alertarlos de algo que sólo ella pudo detectar. Un sonido que se escuchó a sus espaldas. El sonido que producía un grupo de bestias de gran magnitud al acercarse. Intentó alertar a los demás, pero le fue imposible. Pronto, todos fueron apresados por redes que recordaban a una de las trampas que Airu y Opossumon solían utilizar. Los hilos conducían descargas eléctricas que atacaron a todos los prisioneros. Diethard fue el único que demostró poseer un poco más de resistencia que el resto. Decidida, y al sentirse ligeramente ridiculizada ante el hecho de que alguien ajeno a ese mundo pudiese resistir más que ella, Kira combatió a la electricidad que se apoderó de ella y exclamó decidida:
— ¡Cheepmon, d-destruye estas redes!
Cheepmon obedeció en el acto. Agitó sus alas con más rapidez que nunca, causando que sus plumas se desprendieran de su cuerpo y se transformaran en pequeñas cuchillas que consiguieron cortar los hilos de las redes en mil pedazos. El grupo cayó al suelo y entonces, al observar el valor brillando en los ojos de Kira de la misma forma que hacía su Emblema, las otras tres chicas levantaron sus dispositivos digitales y las pantallas de estos emitieron su intenso brillo.
— ¡Sparrowmon! ¡Mervamon! ¡DigiXros!
— ¡DigiSpirit Digivolves a... Kazemon!
— ¡Opossumon, Chou Shinka!
Kazemon, Cho-Hakkaimon y JetMervamon se hicieron presentes, así como Kira se encargó de hacer que Cheepmon Digievolucionara en LadyDevimon. Diethard preparó su arma para disparar, aunque poco pudo hacer cuando las tres guerreras Digimon atacaron al grupo de enemigos que se acercaba a toda velocidad. Una compañía de quince Megadramon que rugían amenazadoramente con la intención de aniquilar a los recién llegados. JetMervamon abatió a uno de ellos con una ráfaga de rayos lasser disparados desde las pistolas de Sparrowmon, al mismo tiempo que LadyDevimon pasaba a un lado de ella y utilizaba su Lanza de la Oscuridad para aniquilar a cuatro Megadramon con un solo golpe. Kazemon bloqueó algunos misiles enemigos con ayuda de su Brisa de Pétalos. Arremetió contra un enemigo a punta de patadas hasta que pudo absorber su DigiCode. Mervamon disparó a diestra y siniestra su Heartbreak Shot. La Medullia hizo su parte del trabajo, tragándose a un Megadramon entero de un solo bocado. Cho-Hakkaimon incineró a algunos de ellos, a la par que los golpeaba con su martillo gigante para dejarlos aturdidos.
Sin embargo, todo lo que pinta bien tarde que temprano tiene que terminar mal.
Uno de los misiles consiguió golpear a Kazemon, derribándola y dejándola fuera de combate. La chica cayó al suelo y perdió su Digievolución, siendo rodeado su cuerpo por el DigiCode a causa de la herida sangrante que quedó en su costado derecho. Kira y Nene se encargaron de auxiliar a Zoe, quien había perdido el conocimiento. Indignadas, JetMervamon y LadyDevimon unieron sus ataques en contra de los Megadramon, quienes a su vez se unieron en una ráfaga de misiles que causaron una potente explosión. Al disiparse el humo y apagarse los gritos de las dos guerreras, Sparrowmon, Mervamon y Cheepmon cayeron al suelo totalmente fuera de combate. Cho-Hakkaimon fue la única que consiguió esquivar el ataque que pudo haberla destruido: un misil que se dirigía directamente a su cabeza. Kira apretó los dientes con fuerza, sintiéndose derrotada.
Nene, por otra parte, utilizó su plan de emergencia.
La chica avanzó resuelta hacia adelante, realizó el movimiento estilizado con su brazo y exclamó sin reparo alguno:
—Nene Amano Li Britannia les ordena, malditos... ¡Morir!
El Geass se activó, causándole a Nene la sensación de querer arrancar su propio ojo con tal de dejar de sentir dolor. Cayó de bruces al suelo, pues le fue imposible resistirlo. No pudo ver la manera en la que los Megadramon obedecían a su orden, disparando sus misiles contra sí mismos y convirtiéndose en una inservible nube de Datos que pronto se disipó. Diethard corrió hacia la chica y la tomó por los hombros para ayudarla a incorporarse. Cuando ella lo hizo y descubrió su ojo, manteniendo su respiración agitada, Diethard pudo notar que la piel circundante a la cuenca se había irritado.
—Estoy bien —mintió Nene cubriendo nuevamente su ojo.
— ¡Los has derrotado! —exclamó Kira con aire triunfal.
Nene sólo esbozó una sonrisa nerviosa. Zoe seguía fuera de combate.
Kira devolvió a Cheepmon al interior de su DigiLector, no sin antes darle un fuerte abrazo para compensar la derrota, y se acercó a Nene sin importarle que Diethard ya estuviera haciéndose cargo. Al sentir los dedos de Kira cerca de su ojo, Nene se apartó con violencia.
— ¿Te duele? —preguntó Kira, aunque la respuesta era evidente.
—Ya había olvidado lo mucho que duele usar el Geass en este mundo... —comentó Nene—. Estaré bien... Sólo necesito tomar un respiro.
—Tal vez... Tal vez deberías evitar usar el Geass mientras puedas hacerlo —aportó Mervamon tras incorporarse trabajosamente.
Sparrowmon hizo otro tanto, sacudiendo su cabeza para luchar contra el aturdimiento.
—No es la gran cosa —dijo Nene despreocupada—. Puedo soportarlo.
—Será mejor atender a esa chica lo antes posible —dijo Diethard señalando a Zoe con un ademán de la cabeza—. No parece estar bien.
—Parece que es grave —secundó Airu.
—En momentos como este, vendría bien tener a Cutemon con nosotros —dijo Kira con aire pesimista—. Si encontramos algún refugio, podemos improvisar algún vendaje.
—Esos Megadramon debieron ser muy poderosos como para vencer a Kazemon con un solo golpe —dijo Sparrowmon.
—Más poderosa es aquella persona que puede vencer a un Digimon de ese nivel con sólo un parpadeo.
Esa voz llamó la atención del grupo de guerreros. Instintivamente, Diethard levantó su arma y apunto a la cabeza del muchacho que se acercaba a ellos en ese momento. Nene, Sparrowmon y Mervamon, sin embargo, no estaban dispuestos a atacar. Airu y Cho-Hakkaimon se cruzaron de brazos y lo miraron con recelo.
Quizá se debía a que el muchacho había llegado en son de paz, mostrando ambas manos en alto para anunciar que no estaba armado. Quizá también podía deberse al hecho de que su vestimenta le pareció a Nene una representación del traje de Zero al estilo del Mundo Digital. Ropas de colores oscuros con detalles en dorado, y una capa ondeante que sólo hacía resaltar su peinado extravagante. Quizá se debía también a que a pesar de llevar gafas oscuras, su sonrisa confianzuda inspiraba justamente eso. Confianza. Seguridad. Valor. Determinación. Cualidades dignas de un Héroe Legendario. Kira tuvo que actuar velozmente para bajar el brazo de Diethard con violencia y evitar así que una bala perdida pudiese cometer una injusticia. Se acercó a paso lento al recién llegado, sin poder creer lo que veían sus ojos. Sintió júbilo al ver que Zero, el Veedramon, y Gabo, el Gabumon, estaban allí también.
El chico, al darse cuenta de que ya había sido reconocido, hizo crecer su sonrisa.
—Hola, Kira —dijo—. Cuánto tiempo sin verte.
Y ella, dejándose llevar por esa felicidad contenida, corrió hacia él y lo abrazó con fuerza, exclamando:
— ¡Taichi! ¡Estás vivo!
El Gizamon actuó bajo el trance en el que se encontraba. Presionó un botón para hacer un acercamiento con la cámara de seguridad. Dejó la imagen centrada en la portadora del Geass que en ese momento compartía un par de palabras con el muchacho de la capa ondeante. No podía escucharse nada que no fuera el molesto ruido blanco, producto de una batalla perdida algunos meses atrás. Con todo, el demonio sentado en ese trono fabricado con huesos esbozó una siniestra sonrisa. Se levantó de su asiento y se acerco por sí mismo a las pantallas del centro de comando. Manipuló la cámara para hacer un pequeño acercamiento hacia la chica rubia que en ese momento mantenía al pequeño Tanemon en sus brazos. Hizo un acercamiento mucho mayor al rostro de Airu y se detuvo allí durante unos minutos, antes de dirigir la cámara hacia el rostro de la chica castaña del peinado extravagante. La sonrisa del demonio creció.
—Al señor Leviamon le encantará saber esto.
Presionó un par de botones por sí mismo para conseguir impresiones de los rostros de los recién llegados. Descartó todos, excepto dos, y salió del centro de comando para bajar a través de una escalera de piedra. Tardó casi cinco minutos en llegar a la entrada del sucio calabozo. Movió la pesada puerta de piedra. Entró a la oscura mazmorra en silencio, creyendo que el chico que colgaba de las cadenas del techo aún estaba inconsciente. Y sin embargo, sabía que no era así. Ese muchacho no podía darse el lujo de desconectarse de la realidad, pues eso iba en contra de sus principios y de sus valores morales. Supo que estaba en lo cierto cuando sintió la mirada de odio que el chico le dirigió. El demonio sonrió nuevamente y dejó las imágenes de los rostros impresos sobre la mesa en la cual sus esbirros habían dejado los artefactos de tortura. Tomó el resto de las imágenes impresas que allí le aguardaban y seleccionó todas aquellas que sabía que le serían útiles, dejando de lado todo lo que no tendría la misma efectividad. Hizo una pausa para beber un sorbo de la sangre que aguardaba en esa copa de cristal. Suspiró con un dejo de siniestro placer.
—La sangre de los Héroes Legendarios tiene un sabor especial —dijo—. Tal vez podrías ser un invitado amable y darme un poco más.
—Antes tendrás que matarme, porque no voy a hacerlo voluntariamente.
El demonio sonrió nuevamente y finalmente miró de frente a su prisionero. Se acercó a él y mostró en alto la primera imagen de todas las que llevaba en sus manos. Las pupilas del chico se contrajeron y su respiración se aceleró de golpe.
—Airu Suzaki —dijo Myotismon—. Una Digimon Hunter. Compañera de Opossumon.
— ¿Qué...? ¿Airu está aquí...?
El siniestro Digimon rompió la imagen de Airu por la mitad y la lanzó al suelo. El corazón de Taiki dio un vuelco. ¿Acaso romper la fotografía era simbólico? Tenía que serlo. No podía ser posible que fuese una manera de anunciar que había ocurrido lo inevitable.
Myotismon mostró la siguiente fotografía.
—Yuu Amano. Digimon Hunter. Compañero de Damemon,
Y la rompió de la misma manera. Taiki comenzó a luchar contra sus ataduras, sólo consiguiendo que la sangre corriera por sus brazos pues las cadenas comenzaron a cortar su piel.
Myotismon mostró la tercera fotografía.
—Tagiru Akashi. Digimon Hunter. Séptimo Héroe Legendario. Compañero de Gumdramon.
Las dos mitades cayeron también al suelo. Un par de gotas de la sangre del chico cayeron sobre la hoja de papel.
Myotismon mostró la cuarta fotografía, dejando la última oculta a la vista de su prisionero.
—Nene Amano. Digimon Hunter. Compañera de Sparrowmon.
De igual manera, las dos mitades cayeron al suelo.
— ¿De qué se trata todo esto? —exigió saber Taiki.
—Ellos han aparecido en mis dominios —dijo Myotismon encogiéndose de hombros y sin borrar su sonrisa—. Están en la Tierra Dragón.
— ¿Eres tan inútil que no pudieron enviarte a la Tierra Vampiro?
Taiki recibió un golpe del Látigo Sangriento que lo hizo callar. Al no poder caer al suelo, su cuerpo resintió el golpe con el quíntuple de potencia. Un hilo de sangre brotó de su boca. En su rostro permaneció marcado el golpe del látigo. Con todo, le dirigió a su enemigo esa mirada tan suya.
—Al final te has vuelto inútil, Kudou —dijo el vampiro—. Ya no te necesito.
— ¿De qué diablos estás hablando?
—Ha habido un pequeño cambio de planes, según indicó el señor Leviamon. Debemos extraer la oscuridad que haya dentro de los corazones de quienes fueron poseídos por ella alguna vez. Es una pena, para ti, que la portadora del Xros Loader naranja sea una de ellos.
Una luz se encendió dentro de Taiki. Su corazón se detuvo por un instante.
— ¿Qué...?
No quería creer que lo el demonio dijo fuese verdad. La desesperación se apoderó de él.
—Pero no te preocupes por ella, Kudou —añadió el demonio mostrando la última fotografía y partiéndola en dos con abrumadora lentitud—. Te prometo que, cuando llegue el momento, te dejaré probar su sangre también.
Dejó caer las dos partes de la fotografía al suelo y salió de la mazmorra.
Taiki sólo pudo sentir que algo estrujaba su corazón cuando el miedo lo atenazó con fuerza. Un par de gotas de su sangre cayeron sobre el rostro de Akari, partido en dos a sus pies. Las lágrimas también brotaron de sus ojos.
—N-no... Akari...
Con más ahínco y creyendo que era posible morir de angustia, Taiki siguió forcejeando con sus ataduras hasta que el dolor en sus muñecas fue insoportable. Y aún así, no quiso rendirse. Sólo se dejó llevar por el vacío que sentía en su interior, por ese mal presentimiento que no auguraba nada bueno. Era como si el vampiro le hubiese arrancado una parte de su alma al romper esa fotografía. Y el general del Xros Heart estaba totalmente dispuesto a evitar que la oscuridad tomara entre sus garras a la verdadera Akari, aún cuando él tuviese que dar su vida a cambio de ello.
Lo único con lo que no contaba era que en ese preciso momento, en otro extremo de la Tierra Dragón, Akari se dejó llevar por ese mismo terror y esa misma impotencia.
La conexión que tienen las almas gemelas es difícil de comprender.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top