Capítulo LXXVII: ¿De qué lado estás?

     Todos los sensores y alertas se activaron repentinamente en la base central del castillo oscuro. Los Evilmon perdieron el control y por un instante bloquearon el paso de Datamon. Fue necesario que el androide sacrificara a un par de ellos para poder abrirse paso. Sacrificó al último que había robado su silla ante el gigantesco ordenador. Ocupó su asiento. La impresión lo llenó desde lo más profundo de su ser. No quiso admitir que realmente se había quedado totalmente impactado.

Las luces rojas que iluminaban su rostro tardaron en apagarse, pues tuvo que encargarse de que cada una de las alarmas fuera apagada. Fue considerablemente difícil. Después de todo, cada Digivice enemigo podía activarlas. Recibir a tantos de ellos de golpe colapsó el sistema por unos minutos.

—Mierda... Esto no le gustará a la señora Clarisse.

Salió del centro de comando, sacrificando a tantos Digimon diminutos que se cruzaron en su camino. Cruzó los pastillos del castillo oscuro hasta llegar al ala prohibida que nadie más podía visitar. Se topó con la puerta siniestra que conducía a los aposentos de la Elegida de la Oscuridad. Tragó saliva. Llamó golpeando con la aldaba una sola vez.

La voz de Piedmon se escuchó al otro lado de la puerta siniestra.

—¿Qué quieres, Datamon?

Datamon tragó saliva por segunda vez.

—Señor Piedmon... Ellos... ya están aquí...

La puerta se abrió lentamente al segundo siguiente.

Piedmon lo recibió con una expresión altiva. La penumbra del interior iba acorde con el aspecto siniestro del payaso, y con la rubia que miraba por el ventanal hacia el castillo abandonado al otro lado del Campo del Infierno.

—Clarisse —llamó Piedmon—. Llegamos a tiempo. Ellos están aquí.

Ella permaneció en silencio por unos segundos.

Cuando se giró, su mirada sádica y su sonrisa siniestra demostraron que todo lo que había pasado en el Área 11 ya había quedado en el olvido. Que no estaba dispuesta a dejarse derrotar.

Que estaba totalmente lista para el siguiente y, tal vez, el último asalto.

—Perfecto —dijo.

—¿Cuál es el plan? —dijo Piedmon.

Clarisse no borró su sonrisa, a pesar de que miró nuevamente hacia el castillo abandonado.

—Llama a los demás. A primera hora, atacaremos la base de los renegados.

—Pero, Clarisse...

—Haz lo que te digo, Piedmon. No por nada nos hemos apoderado del Campo del Infierno. Es nuestro territorio. Ellos perecerán aquí.

Dicho aquello, Clarisse permaneció en silencio absoluto.

Datamon pensó en decir un par de cosas. Sin embargo, al ver que Piedmon dibujaba la misma clase de sonrisa, comenzó a dudar.

Ni siquiera él, un siervo de la señora oscura, estaba preparado para que las fuerzas del mal realmente triunfaran al final.

La atmósfera desoladora del Campo del Infierno les dio la bienvenida cuando atravesaron el portal. El sitio era oscuro. Solitario. Árido. La sombra de la muerte estaba presente en cada rincón.

Tagiru quiso ser el primero en dar un paso. El brazo de Lelouch se extendió ante él para detenerlo. Nunally se aferró al chico peliteñido.

—Este sitio es demasiado silencioso... —dijo Nene.

Lelouch se mantuvo en silencio.

—Chicos... Miren eso...

La voz de Labramon logró que todas las miradas viajaran hacia el castillo oscuro, en el punto más lejano. El rayo de luz de color rojo que bajaba del cielo, o que brotaba del castillo hacia las nubes oscuras, iluminaba la que sin duda debía ser la base enemiga.

El escondite de Clarisse Okada.

—Tenemos que ir a ese lugar —dijo Kira.

—No así —intervino Milly—. Primero tenemos que reunirnos con el resto de nuestros compañeros.

—Es cierto... —dijo Nene—. CC tiene que estar cerca de aquí, ¿no es así?

Suzaku y Milly asintieron.

Resignada, Kira suspiró.

—Pues... Andando —dijo—. No perderé un segundo más en este lugar, si el trasero de Clarisse está tan cerca.

Katsura la hizo callar con una mirada severa. Kira se cruzó de brazos.

La mirada gélida del príncipe exiliado sólo fue notoria para su cómplice. Cuando el muchacho habló, con la voz del líder enmascarado, todo comenzó a cobrar sentido.

—Sé que estás ahí. Sal.

La expectación duró demasiado, a pesar de que pasaron solamente unos segundos.

Cuando vieron la puerta secreta revelarse ante ellos, más de un rostro se iluminó.

CC, sin haber perdió su porte, atravesó el umbral secreto.

Para más de uno fue impresionante ver que el príncipe esbozaba una diminuta sonrisa.

—¡CC!

Nunally cruzó el cerco sin pensarlo dos veces. Para la hechicera no fue extraño que la niña pudiera correr. Que pudiera ver. Que la hubiera recibido con tanta efusividad luego de tanto tiempo. No fue capaz de devolver el abrazo. Sólo posó una mano sobre la cabeza de Nunally. Aunque CC no sonrió, Nunally pudo estar segura de que la mujer del cabello verde también estaba contenta.

Taichi observó los reencuentros con recelo. Con el entrecejo fruncido. Sabía perfectamente qué era esa sensación que lo recorría desde lo más profundo. No estaba dispuesto a controlar sus instintos. No estaba dispuesto a ceder ante los aliados del príncipe.

Al finalizar los reencuentros, el grupo entró a la cueva. Cerraron la puerta secreta y siguieron a CC a lo largo de un largo pasillo que se adentraba más y más en la tierra. Había suficientes cámaras de seguridad como para cubrir cada rincón.

—Hicieron algunos cambios... —dijo Suzaku cuando CC dobló hacia la izquierda.

—Han pasado muchas cosas desde que ustedes fueron a buscar a Lelouch —respondió CC.

—¿Cómo hicieron todo esto? —dijo Katsura.

—Es sencillo —respondió Rei—. Todo lo que nos rodea forma parte de una base de datos. Si controlas la base de datos, puedes controlar el terreno y manipularlo a tu antojo.

Como respuesta absoluta, CC sólo asintió.

Todos estuvieron seguros de qué era lo que eso insinuaba, y sólo lograron esbozar pequeñas sonrisas. La suerte estaba de su lado, al menos por ese instante.

Todo cambió cuando entraron finalmente a la cámara principal del refugio.

El reencuentro con Yoshino fue lo que Suzaku y Milly esperaban. Se fundieron en un fuerte abrazo. Ryo hizo otro tanto. La ausencia de Shirley fue evidente, pero nadie quiso hacer mención a ello. No era necesario mirar atrás.

Al instante, la voz de Nene interrumpió el momento de que todos se pusieran al tanto de sus historias.

—Lo sabía... ¡Lloyd!

El hombre tampoco fue capaz de devolver el abrazo de la hermosa Idol. Todo pasó tan rápido, que sólo Lelouch fue capaz de atar cabos más allá de lo evidente. Antes de que Nunally y Tagiru pudieran ir hacia Lloyd, la voz del príncipe se hizo escuchar.

—Schniezel y Cornelia han caído, ¿no es así?

Lloyd asintió.

—Tengo la esperanza de que eso también pueda ser restaurado —respondió—. Aunque las vidas humanas sean frágiles y efímeras.

—Y los humanos no puede recuperar el soplo de la vida cuando escapa de sus manos —secundó CC—. Eso los hace mucho más afortunados que nosotros.

—Al menos, nosotros estamos con vida —dijo Yoshino, avanzando hacia Lelouch y pasando de largo ante Taichi y Meiko. Su mirada se cruzó también con la de Nene y Kira antes de continuar—. Estoy encantada de conocerlos finalmente. Yo soy Yoshino Fujieda. Compañera de Lalamon, y miembro de la Quinta Generación.

—Compañera de Masaru Daimon —dijo Kira.

Yoshino asintió. Mostró su Digivice en alto. Lalamon acudió al llamado para presentarse también.

Quienes lideraban al equipo de los héroes se presentaron al instante.

—Yo soy Lelouch Vi Britannia.

—Yo soy Nene Amano Li Britannia.

—Y yo soy Kira Yagami. Es un placer conocerte, Yoshino.

Inició la ronda de presentaciones. Al finalizar, Yoshino señaló con un ademán de la cabeza a sus compañeros.

—Somos todo lo que queda —dijo—. Hemos resistido tanto como pudimos.

—Yo soy Ryo Akiyama —dijo el muchacho que se mantenía rezagado.

—Yo soy Catherine —dijo la rubia solitaria.

—Con ustedes, CC y Lloyd, el equipo estará completo al fin —dijo Nene.

Lelouch asintió. A pesar de que mantenía el entrecejo fruncido y la mirada fija en la forma en que Taichi analizaba un detalle en sus nuevos compañeros.

Ambos habían notado, incluso antes de que alguien lo mencionara, que Catherine era la única que no tenía ya a un compañero Digimon.

Una voz estridente llegó desde uno de los rincones.

—¡Haru! ¡Eri! ¡Ya están aquí!

El niño rubio salió de la penumbra. Su brazo vendado y un par de rasguños en el rostro no cambiaron en nada el hecho de que su sonrisa radiante contagió a todo el equipo.

—¡Astra! —exclamó Haru.

—¡Sobreviviste, Musimon! —secundó Gatchmon.

—¡Pues claro! —respondió Musimon.

Astra se detuvo en seco cuando su mirada se cruzó con la de Eri. La sonrisa del chico cambió. Ella pestañeó un par de veces. Katsura arqueó una ceja.

Las risas se apoderaron del grupo cuando Eri corrió hacia el chico para darle un puñetazo en el rostro.

—¡Pudiste haber dicho que ya estabas aquí, idiota! —espetó ella.

—A mí también... me da gusto... verte... —respondió él, llevando una mano a su quijada.

—La misión en el Mundo Real fue un éxito —dijo Hackmon.

—Minerva nos ayudó a deshacernos de esa rubia gótica —dijo Musimon—. Es muy poderosa.

—No tanto como nosotros —dijo Kira decidida—. ¿Qué estamos esperando? Yoshino, por favor, dinos todo lo que ha pasado aquí. ¿Qué es ese lugar donde está el castillo negro?

—Es el castillo oscuro —respondió Suzaku, caminando hacia el fondo de la cámara para activar el panel que desplegó el último mapa—. La base de nuestros enemigos. Fue ahí donde Clarisse Okada atrapó a CC antes de que nosotros la rescatáramos.

El mapa habló por sí mismo.

Para Nene y Taiki fue extraño saber que el Campo del Infierno era en realidad tan inmenso. Lelouch se abrió paso para acercarse al mapa. Su mirada analítica comenzó a observaron con detenimiento cada pequeño rincón. La estrategia comenzó a maquinarse en su mente, como un enjambre de abejas. Nene sólo pudo mirar al chico con el entrecejo fruncido cuando el enjambre de ideas inconexas se apoderó de ella también. Sólo ella pudo notar, además, que CC también parecía poder escuchar lo mismo.

—Somos los únicos que quedan en el Campo del Infierno —dijo Ryo—. El resto de nuestros compañeros fueron aniquilados.

—Pero sería mucho más difícil sobrevivir si hubiéramos instalado nuestro refugio en el castillo blanco —dijo Yoshino.

—¿Qué es el castillo blanco? —dijo Kira.

Como respuesta, Yoshino manipuló el mapa para enfocar ambos castillos. Uno en cada extremo del Campo del Infierno.

—El castillo negro es el lugar donde se oculta Clarisse Okada —explicó—. Entrar es casi imposible ahora. Tiene demasiada vigilancia en tierra, aire, e incluso en túneles subterráneos. El castillo blanco tendría que ser nuestra base, pero...

—Pero ocultarse en ese lugar sólo los convertiría en un blanco fácil —razonó Lelouch—. El enemigo debe estar esperando que nosotros lleguemos al castillo blanco.

—Por eso quisimos ocultarnos bajo tierra —asintió Ryo—. Cuando ellos lo descubrieron, y cuando Astra llegó con Lloyd Asplund, pudimos modificar la base de datos del Campo del Infierno. El sistema se resistió al principio. Tuvimos que violar la seguridad de Clarisse Okada para poder acceder. Eso... les costó la vida a dos de nuestros compañeros. Mientras intentábamos controlar el caos, la oscuridad se llevó a Ai y Makoto. Encontramos sus cuerpos cerca de aquí, y tuvimos que sacrificarlos antes de que sucediera lo mismo que pensamos que ha pasado con las secuaces de Clarisse Okada.

Las secuaces de Clarisse Okada, pensaron Kira y Katsura a la vez. Ambas compartieron una mirada. Recordaron el aspecto de Rika en el la Tierra Brillo. Decidieron permanecer en silencio, a pesar de que ambas supieron que estaban pensando exactamente lo mismo.

—¿Han intentado tomar el castillo oscuro? —dijo Nene.

—El único momento en el que pudimos entrar fue cuando rescatamos a CC —dijo Suzaku.

—¿Con qué poder contamos en este refugio? —urgió Katsura.

—Tenemos el poder de ambos mundos —dijo Ryo—. Yoshino, Astra y yo tenemos a nuestros Digimon. Suzaku, Milly y Lloyd Asplund tienen el poder del otro mundo. No tienen idea de cuánto tiempo estuvimos esperándolos.

—En ese caso, creo que lo principal es saber con cuánto arsenal podemos contar para tomar el castillo —dijo Nene—. Lelouch, ¿qué opinas?

El príncipe lo consideró por un segundo. Usó sus manos para manipular el mapa, haciendo un par de acercamientos hacia el área circundante del castillo oscuro.

—Si tuviéramos a los Monitormon, podríamos enviarlos para vigilar cada rincón... —dijo—. Ellos serían capaces de infiltrarse. Podrían mostrarnos todo lo que no podríamos ver de otra manera. Pero Minerva sólo nos ha devuelto a Sparrowmon, así que... tiene que haber otra alternativa. El hecho de que no nos topamos con una emboscada sólo quiere decir que Clarisse Okada está preparándose para atacar en cualquier momento. Puede ser que sólo tengamos una noche para recuperarnos, si es que no pretende buscarnos en su mapa y atacar cuando piense que tendremos la guardia abajo.

—He instalado tanta protección como pude —dijo Lloyd—. Esa chica no debería poder encontrar nuestras señales en el mapa. Pero... Si de algo estoy seguro, es de que ella no es humana. No creo que debamos fiarnos.

—Por supuesto que no lo haremos —dijo Nene—. Yoshino, este refugio debe ser seguro para recuperar nuestras energías durante la noche, ¿no es cierto?

—Sí —dijo Yoshino—. Pueden darse un baño, abajo hay dormitorios y, por suerte, Lloyd también consiguió comida para nosotros. Es todo un genio.

—A pesar de que el hacker en realidad está en nuestro equipo —sonrió Takuya, dándole a Rei una palmada en la espalda.

El muchacho de la chaqueta oscura lo fulminó con la mirada.

—Lo principal en este momento es que Tagiru, Yuu y los demás que enfrentaron a Barbamon recuperen sus energías —dijo Lelouch—. Vayan a darse una ducha. Tomen una siesta. Mientras tanto, nosotros comeremos algo y hablaremos de la estrategia con Yoshino y Suzaku.

—Estoy bien, en realidad —dijo Yuu.

—Es una orden —espetó la voz gélida del líder enmascarado.

Sin estar dispuesto a recibir quejas, Lelouch se concentró solamente en el mapa. Siguió manipulándolo, asintiendo ante todo lo que Nene señalaba. Recibió algunas propuestas y escuchó con atención la información que Yoshino y Suzaku le dieron sobre el terreno. CC sólo observó en silencio, percatándose de que Tagiru y Yuu no estaban dispuestos a alejarse.

Tal vez, inconscientemente, todos esperaban que Taichi diera ese paso hacia adelante para tomar a Lelouch por el hombro y obligarlo a girarse.

—¿Quién te crees que eres para darle órdenes a mi equipo? —espetó.

Lelouch lo fulminó con la mirada.

De alguna forma, todos supieron que el momento que todos esperaban había llegado finalmente. El momento de dejar las intenciones puestas sobre la mesa, y las máscaras atrás.

Lelouch se apartó.

—¿Qué pasa contigo, Yagami? —dijo.

—Que no permitiré que le des órdenes a Meiko, ni que quieras engañar también a Yoshino haciéndole creer que tú eres el líder el equipo.

—¿De qué hablas? —dijo Yoshino.

—Hablo de que ustedes están escuchando a un asesino —espetó Taichi—. A alguien a quien no le importa en absoluto si los Digimon o los humanos perecen. ¡No le importa sacrificarlos! Cualquier plan que tenga en mente, y será mejor que comiencen a creérselo, seguramente terminará con ustedes siendo sacrificados.

—Por favor... —se quejó Zoe—. ¡No empieces nuevamente con esto, Yagami!

—No estoy empezando nada —respondió Taichi—. Al contrario, Orimoto, estoy terminándolo. Tal vez todos ustedes se hayan creído que Lamperouge podía tomar el control, pero Sigma siempre supo que ustedes sólo habían llegado a este mundo para destruirlo. Yo soy el verdadero líder de los Protectores de los Siete Reinos. Yo soy Delta. Y se supone que en este lugar tenía que unir fuerzas con Alfa, pero incluso Alfa se ha dejado corromper por Lamperouge. ¿Es que nadie se da cuenta de que nosotros sólo queremos evitar que mueran más inocentes?

—Es fácil para ti decirlo, como si no hubieras asesinado a Cutemon a sangre fría —espetó Akari.

—Si Lelouch es un asesino, tú no tienes las manos limpias —secundó Zoe.

Confundida, Yoshino intercambió miradas con Suzaku, Milly y Ryo.

De pronto, nadie supo cómo actuar. Nadie supo qué sitio tomar.

Lelouch se mantuvo altivo. Las miradas de CC y Nene transmitían lo mismo que él dijo en voz alta.

—No necesito la aprobación de un mequetrefe como tú, Yagami. En este momento, estando ya en el último destino, no podemos detenernos a recalcar que no confiamos uno en el otro. Si no hacemos más que esperar y escapar, el mañana nunca llegará.

—No quieras cambiar las cosas usando tus frases rebuscadas, Lamperouge —espetó Yagami—. Aunque quieras engañar a los demás, yo sé bien que no eres capaz de ganar esta batalla. Sólo juegas con sus esperanzas y te aprovechas de ellos.

—Todas las personas buscan la esperanza. Pero esa esperanza será aplastada cuando alcancen la victoria, después de derramar la sangre que falta por ser derramada.

Taichi dio un paso hacia adelante.

—Yo quiero salvar este mundo —espetó—. ¡Quiero restaurar el Mundo Digital! ¡Quiero que los Digimon y los humanos destinados a luchar por este lugar dejen de morir ante nuestros ojos!

—Y yo quiero construir un mundo nuevo —respondió Lelouch—. No sé si estás tan ciego que no has podido notarlo, pero ya no queda un mundo que pueda ser salvado. ¿Es eso lo que quieres restaurar? Para reconstruir, hace falta una destrucción. Para que el derramamiento de sangre se detenga, tenemos que derramar más. Tenemos que derramar la nuestra. La única verdad es que el más fuerte sobrevive. Juzgas a los demás que han hecho más por este mundo destruido, de lo que tú has hecho mientras te ocultas detrás de tus compañeros y esperas que todos sigan tus órdenes ciegamente. Tal vez mis métodos puedan ser cuestionados por Fujieda, o por cualquiera de quienes nos han acompañado desde que llegamos a la Zona Verde. Pero les he demostrado que podemos alcanzar la victoria si luchamos al frente. Si estamos dispuestos a perecer, mientras estemos listos para asesinar a nuestros enemigos.

—Entonces te gusta saber que tienes las manos manchadas con la sangre de los que cayeron mientras tú estabas a cargo.

—Siendo limpio no se gana. Sin importar lo que hagas, el mundo seguirá.

—¿Acaso tienes el corazón tan frío, que no puedes ver el dolor que causas cada vez que alguien muere ante nosotros?

—Hace tiempo entendí que, si mis sentimientos no me permiten avanzar, tengo que eliminarlos. ¿Acaso no crees que hay algo más importante que la propia vida? No se puede cambiar el mundo sólo con palabras. Allá afuera, en el castillo oscuro, sólo nos espera la muerte. ¿Cómo vas a esperarla, Yagami? ¿Te quedarás con los brazos cruzados, o lucharás al frente y perecerás sabiendo que al menos diste algo por cambiar este mundo destruido?

La expectación fue aplastante. CC pestañeó un par de veces. Nene intercambió una mirada con su hermano. Tagiru detuvo a Nunally antes de que la niña pretendiera acercarse a Lelouch.

Yoshino exhaló en silencio.

La respuesta de Taichi fue contundente. Dio un par de pasos hacia atrás, formando una tierra de nadie que todos podían saber lo que significaría. Sus palabras no fueron sorpresa para nadie.

—No lucharé a tu lado, Lamperouge. Si voy a restaurar el Mundo Digital, lo haré por mi cuenta. Iré con mi propio ejército al castillo blanco.

Más tensión llenó la cámara. Airu agachó la mirada. Meiko titubeó. Optó por mantenerse en silencio.

La respuesta de Lelouch fue tajante.

—Entonces, yo me quedaré con mi equipo en el único refugio seguro. Y quien quiera salir contigo, Yagami, no será más uno de mis hombres.

La sentencia quedó impuesta. Todos intercambiaron miradas.

Finalmente había llegado el momento de tomar una decisión mucho mayor.

Ambos muchachos sostenían sus miradas sin el más mínimo rastro de titubeo. El resto de sus compañeros permanecieron en silencio, a pesar de que no necesitaban que nadie les dijera lo que tenían que hacer. Era demasiado evidente. La tensión hizo que, de repente, el aire comenzara a percibirse más pesado.

Nene fue la primera que tuvo el valor de hablar. Y tal vez hablar del valor sea redundante, pues la razón calla cuando es el corazón quien habla.

—Yo no tengo que elegir, porque estoy segura del lugar al que pertenezco. Sparrowmon y yo nos quedamos con Lelouch.

La Idol se posó a la derecha del muchacho. Sparrowmon brotó del Xros Loader para demostrar que su lealtad no podía ser puesta en duda.

Meiko suspiró. Su voz se hizo escuchar.

—Ustedes nos enseñaron una lección muy valiosa. Los lazos que nos unen pueden crear milagros. Pero si mi lealtad está en juego, sólo hay alguien con quien quiero luchar. Meikuumon y yo nos quedamos con Taichi.

Lelouch y Taichi no se inmutaron.

Tagiru, sin embargo, no perdió la oportunidad de reclamar.

—Nosotros aprendimos que la amistad y la lealtad van de la mano. Que cuando nuestros seres queridos nos necesitan, siempre podemos ser más fuertes de lo que creemos. Después de luchar a nuestro lado, sólo nos demuestras que ustedes son los verdaderos traidores. Yo tampoco tengo las manos limpias, y no traicionaré a mis amigos ahora. Gumdramon y yo estamos con Lelouch.

Tagiru fue a reunirse con su equipo. Gumdramon fulminó a Meikuumon con la mirada.

Kira fue la siguiente.

—A nadie le gusta ver morir a los demás, pero es cierto lo que dicen. Incluso nosotros tenemos a la muerte pisándonos los talones. Si vamos a morir algún día, y nuestro mundo ya ha sido destruido, quiero estar al frente y morir con la frente en alto. Como lo que soy. Una Heroína Legendaria. Cheepmon y yo nos quedamos con Lelouch.

Al fin, Cheepmon volvió a elevarse en los aires para mantenerse suspendido a un lado de la cabeza de Kira. La expresión de Taichi se ensombreció.

Nunally fue la siguiente.

—Jamás podría perdonarme si no estoy con las personas que más amo en un momento tan difícil. Yo también lucharé, con tal de restaurar ambos mundos y que podamos volver a casa. Me quedo con mi hermano.

A pesar de que Lelouch no estaba en absoluto conforme con ese espíritu de lucha, se mantuvo en silencio mientras Nunally avanzaba hacia él. La niña se posó a un lado de Tagiru. Ambos se tomaron de las manos. CC aprovechó el momento para tomar su sitio en silencio, a la izquierda del príncipe.

Ryo fue el siguiente.

—No me importa si lo que dicen sobre ellos cierto. Yo tampoco quiero ver morir a nadie más. Tal vez el castillo blanco no sea seguro, pero eso será mejor que sacrificar a mis amigos. Cyberdramon y yo vamos con Taichi.

Incómoda, Yoshino agachó la mirada. No quiso quedarse atrás.

—Pelear con nuestros propios puños es lo que yo aprendí cuando fui elegida. Aunque yo no los conozca, ni ellos a mí, sé que Masaru habría elegido lo mismo. Lalamon y yo nos quedamos con Lelouch.

Compartió una mirada con Ryo cuando ocupó su sitio entre su equipo. Lalamon se unió también.

Akari tomó el turno antes de que Taiki pudiera hablar también.

—Yo tampoco tengo que pensarlo. Dorulumon y yo nos quedaremos con nuestros amigos. Nos quedamos con Lelouch.

Acto seguido, mientras la pelirroja avanzaba hacia ellos, Taiki habló.

—Los Héroes Legendarios no lucharemos en contra de los nuestros, y tampoco dejaremos que nuestros amigos queden desamparados ante el enemigo más poderoso. El Código Corona me pertenece. Y por eso, mi lealtad, y la de Shoutmon, es para Lelouch.

—Y la mía —secundó Takuya.

Nene luchó por no esbozar una pequeña sonrisa.

Zoe dio un paso al frente.

—Yo tomé mi decisión desde mucho antes de este momento. Al igual que Takuya, no soy totalmente una humana. Tampoco soy totalmente un Digimon. Soy ambas cosas a la vez, y por eso considero el Mundo Digital como una parte demasiado grande de mí misma. Yo también quiero reconstruirlo. Por eso, estoy con Lelouch.

Kira recibió a la rubia con una palmada en la espalda. Meiko arqueó una ceja.

Airu se adelantó antes de que Yuu separara los labios.

—Cuando vi a Opossumon morir, cuando pensé que lo había perdido todo, me aceptaron en el equipo a pesar de que no podía luchar como ustedes. No tengo que pensarlo. Me quedo con la persona que me dio las amas para vengar a Opossumon. Me quedo con Lelouch.

No dejó que Yuu pudiera decir cualquier cosa. Fue a reunirse con los demás. Taichi puso los ojos en blanco.

Yuu aprovechó el momento.

—No importa lo que haya pasado en la Tierra Brillo... Mi lealtad no ha cambiado. Y no lo hará en este momento. Me quedo con Lelouch.

Tagiru sonrió. Recibió a su amigo con una palmada en la espalda.

Labramon no dio ninguna explicación para ir hacia Lelouch y posarse a un lado de Nunally. No era necesario. No había ningún otro equipo en el que pudiera estar.

Katsura suspiró. Se encogió de hombros. Keramon hizo otro tanto.

—No tengo que dar razones para decir lo obvio. Keramon y yo estamos con Lelouch.

Le dedicó un guiño a Kira una vez que se unió al grupo.

Suzaku fue el siguiente.

—Yo no puedo luchar con nadie más. Hace tiempo tomé esta decisión. Lucharé por el mundo del que vengo, al lado de Lelouch.

Milly intervino antes de que Suzaku pudiera moverse.

—Yo entendí hace tiempo cuán grande puede ser el error cuando confías en que las personas equivocadas irán a salvarte. Si el poder de cambiar las cosas está en nuestras manos, no voy a traicionar a quien confía en nosotros. Igual que Suzaku, me quedo con Lelouch.

Ambos se unieron al grupo. Lloyd sólo dibujó media sonrisa antes de seguir sus pasos, colocándose a un lado de Suzaku en el bando que eligió.

Mimi suspiró.

—Minerva quiere que derrotemos a los enemigos con la corrupción de la inocencia. No podemos mantenernos puros por siempre, y eso no significa que nos convertiremos en demonios sádicos como el verdadero enemigo... Palmon y yo nos quedaremos con Lelouch.

Nene finalmente sonrió. Mimi devolvió el gesto.

Catherine carraspeó.

—Yo... No puedo. Lo lamento.

—Catherine... —dijo Yoshino.

—Sé que, si ustedes confían en él, Yoshi, yo también debería —respondió Catherine—. Pero... No puedo hacerlo. Sacrificaron a Floramon. Si lo que él dice es verdad, entonces sacrificarían a los demás. Delta, por favor, déjame ir contigo.

Taichi asintió en silencio. Tal vez no era el momento, todavía, de decir en voz alta aquello que no dejaría de pensar en ningún momento. Después de todo, estratégicamente era demasiado bueno contar con la ayuda de más conocedores del Campo del Infierno.

Yoshino negó con la cabeza ante la sonrisa de suficiencia de Meiko.

Haru suspiró. Compartió una mirada con todos sus amigos. Tres de ellos asintieron a la par. Uno no lo hizo.

—Nosotros no lucharemos en contra de nuestros amigos, ni en contra de Minerva. Taichi, tú mismo me has demostrado que no eres el Mesías que presumes ser... No voy a darle mi lealtad a alguien como tú. Ninguno de mis amigos lo hará.

—En realidad... Yo no creo eso.

Todas las miradas se posaron sobre Yuujin. El muchacho dio un par de pasos para poder girarse y mirar de frente a sus amigos. La mirada de Haru, al instante, cambió.

—Yuujin...

—Yo tampoco creo que sea correcto destruir lo que queda de este mundo —dijo Yuujin—. Lo lamento, Haru. No puedo hacerlo.

—Yuujin, pero... Ellos son...

—Eres bienvenido con nosotros, Oozora —dijo Taichi.

Yuujin asintió. Fue a unirse al equipo, en cuanto Taichi, esbozando una sonrisa triunfal, llamó a sus compañeros para iniciar la travesía hacia el castillo blanco.

Kira bufó.

—Sí... —dijo—. Mejor que se vayan. No necesitamos a esos perdedores.

Haru, sin embargo, negó con la cabeza y corrió detrás del chico pelirrojo. Consiguió alcanzar al grupo una vez que todos ellos salieron nuevamente al terreno solitario que rodeaba el refugio. Haru tuvo que apretar el paso para sujetar con fuerza el brazo de Yuujin.

—¡Yuujin! ¡No te vayas, Yuujin! ¡No te vayas con ellos!

Taichi detuvo a los demás con un ademán de la mano.

Yuujin, esbozando su sonrisa tranquilizadora, se detuvo.

—Haru, ve con los demás —dijo—. Es peligroso que estemos afuera y pondrás a los demás en peligro.

—No me quedaré aquí sin ti —espetó Haru—. ¡Yuujin, no puedes irte con ellos! ¡Taichi no dudará en hacerte daño!

Taichi respondió con una carcajada burlona.

Yuujin suspiró. Hizo callar las quejas de Haru posando ambas manos sobre sus hombros.

—No te preocupes por mí, Haru. No dejaré que nadie te haga daño.

—Pero, Yuujin...

—Seguimos luchando por lo mismo. Sólo estaremos en equipos diferentes. Eso no cambiará que yo seré quien te proteja en todo momento.

—Yuujin...

Taichi fulminó a ambos con la mirada. Frunció el entrecejo cuando el pelirrojo se inclinó y atrajo a Haru hacia su cuerpo. Cuando se separaron, al cabo de unos segundos, los labios de Haru aún estaban entreabiertos.

Haru despidió a Yuujin con una mirada triste y cargada de angustia. El chico pelirrojo despidió a Haru con una sacudida de la mano, mientras seguía andando detrás de Taichi y Offmon subía a su espalda.

Por favor, Yuujin, pensó. Cuídate mucho.

Dentro del refugio, la tensión no desapareció. Katsura exhaló con alivio cuando vio a Haru volver. Gatchmon puso los ojos en blanco y saltó a los brazos de su compañero. Más de una chica en el grupo arqueó las cejas al ver la clase de sonrojo que aún no se borraba de las mejillas del muchacho.

Nene fue quien tomó el control.

—Lelouch, la decisión ya está tomada. ¿Cuál es el plan?

El muchacho suspiró. Miró a sus compañeros con los ojos gélidos de Zero. Se tomó unos segundos, antes de hablar.

—Si hago posible lo imposible, ¿seguirán conmigo hasta el final?

—Sí —respondió Nene.

—Sí —secundaron Tagiru y Nunally.

—Sí —dijeron Kira y Katsura.

—Sí —dijeron Taiki, Akari, Yuu y Airu.

Uno a uno, cada miembro del equipo asintió.

Quedaban pocas horas antes de que la masacre iniciara. Y uno de los ejércitos aún no terminaba de decidir contra cuál de los otros dos iría primero.

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