Capítulo LXIII: La Caída del General
¡Hey, hola! Les dejo en Multimedia la canción Trinity, de Amaranthe, para que escuchen mientras leen.
Quiero dar un agradecimiento especial a @Xrosuer-Crystal por haberme dado esta maravillosa idea, junto con todo lo que viene a partir de ahora. <3
Taiki se negó rotundamente a ir de cualquier otra forma que no fuese andando. OmegaShoutmon y ZeekGreymon iban detrás de los dos generales, manteniéndose alerta ante todo lo que evidentemente no era normal. No había nada alrededor de ellos. Nada que no fuera la tierra árida y el silencio sepulcral. El castillo de Daemon se erigía siniestra y majestuosamente al norte, sin que los enemigos surgieran de cualquier sitio para impedir que los enemigos siguieran avanzando.
Sabían que era sospechoso. Que algo simplemente no estaba bien. Y también por esa certeza fue que se negaron a detenerse. Se negaron a volver sobre sus pasos.
Taiki sólo hacía pequeñas pausas para enjugar la sangre que ocasionalmente seguía brotando de su nariz. Sus nudillos ya habían dejado de doler. Seguía sintiendo algo extraño en ellos. Como si su cuerpo hubiera intentado preguntar si realmente tenía la intención de dar ese puñetazo.
Cuando se detuvo para tomar aire y se sintió ligeramente mareado, quiso pensar que todo se trataba del calor y del ambiente seco. Aunque muy en el fondo sabía que eso podía explicarlo de otra manera, no quiso pensar que era posible. Y no era el mejor momento de detenerse a descansar. Luchó por recuperar el aliento. Se sostuvo del hombro de su mejor amigo cuando tuvo la impresión de que su visión se nublaba por un segundo. Kiriha no lo pasó por alto. Tomó a Taiki por los hombros, hasta que las piernas del general volvieron a ser firmes.
—Taiki, ¿te sientes bien?
El chico asintió.
—Andando. Nene no tardará en alcanzarnos. Estoy seguro.
Y siguió su camino, sin decirle a Kiriha lo que sospechaba.
Puedo aguantar un poco más, pensó. Cuando derrotemos a Daemon, descansaré por dos días enteros.
Nene despertó sobresaltada de lo que seguramente era una pesadilla. Su corazón acelerado retumbaba contra su pecho. Cuando se levantó de la cama y sintió el suelo frío bajo sus pies, descubrió que algo hacía falta. ¿Dónde estaba la cama King size que había comprado meses atrás? ¿Dónde estaba el dosel? ¿Dónde estaba el collage de fotografías que debía colgar de la pared? Las cortinas estaban cerradas. La habitación no era lo que ella recordaba. La ropa masculina en su armario, compartiendo el espacio con la suya, no fue lo que ella esperaba ver. ¿Por qué predominaba el azul? ¿Dónde estaban las prendas oscuras?
Retrocedió. Cruzó la habitació que pertencía a su pasado, y abrió las cortinas de golpe. Dio un par de pasos hacia el cristal, sin poder creer que realmente estuviera contemplando la ciudad de Hong Kong.
Negó con la cabeza. Buscó su Xros Loadder en la mesa de noche. No lo encontró. Sólo vio su móvil, con veinte mensajes sin leer de su agente que quería recordarle el concierto de esa noche.
Corrió hacia el pasillo. Se detuvo en seco. No estaba más en la casa de Japón, sino en un condomini. No vio otra habitación donde pudiera vivir una chica en silla de ruedas. Escuchó ruidos en la cocina. Fue a toda velocidad.
Se detuvo de nuevo al ver que su hermano preparaba el desayuno, usando un delantal y escuchando un reportaje por Internet donde se hablaba de un compromiso que ella no recordaba haber aceptado. Se hizo consciente de la sortija de compromiso. Se vio a sí misma en el reportaje, asintiendo emocionada y besando apasionadamente a Kiriha Aonuma ante las cámaras. Se acercó al portátil con movimientos erráticos. Apenas pudo sentarse en el banquillo del desayunador.
Pudo ver su reflejo en la pantalla del portátil. El Geass había desaparecido.
—Oh, has despertado.
Se agitó mucho más al escuchar la voz de su hermano. Miró a Yuu con verdadera angustia. Él dejó el desayuno ante ella. Nene sintió nauseas al ver el arroz humeante.
—Yuu...
Esperó a que el chico la mirara. Se concentró. Experimentó un ligero cambio en el tono de su voz.
—Te ordeno que me digas por qué estamos en Hong Kong.
Nada pasó. No sintió el poder brotando de su ojo. Yuu pestañeó un par de veces, antes de sonreír.
—Puedes preguntarlo cuando quieras. No es necesario que lo ordenes así.
Nene suspiró. Sintió que se había vuelto completamente loca.
No ha sido un sueño, pensó. Sé que no pudo ser un sueño.
—Yuu...
—Vine a pasa las vacaciones de verano con ustedes. Estás filmando una película y tienes una agenda muy ocupada en estos días, así que tú no podías ir a Japón.
—Pero...
—En verdad, lo lamento. Todavía puedo irme a un hotel, si quieren estar a solas.
—Yuu... ¿Kiriha y yo...?
—Sí. ¿Ya lo has olvidado? ¡Es la noticia del siglo! Jas convertido a Kiriha en toda una celebridad.
Esto no está pasando, pensó ella.
—Yuu... ¿Dónde está... Kiriha ahora?
—Tuvo que ir a trabajar.
Yo me mudé a Japón, pensó ella. Dejé de vivir en China hace mucho tiempo...
—Yuu... Esto... Esto no...
—¿Te encuentras bien? Creo que estás un poco pálida.
—No... Tengo... Tengo que... ¿Dónde está... Tagiru...?
—¿Tagiru? Se ha quedado en Japón. Desde que el anciano relojero nos quitó nuestros Xros Loaders, no pudimos volver a viajar por el DigiQuartz.
—Pero... ¿Por qué...?
—¿Ya lo has olvidado? El anciano relojero dijo que merecíamos tener una vida normal. Dijiste que sólo querías concentrarte en ser la mejor Idol.
—Pero... Sparrowmon... Mervamon...
—Creo que tomaste la mejor decisión. Meses atrás, apenas hablabas con Mervamon y Sparrowmon. Ni siquiera los dejabas salir del Xros Loader. Te concentraste demasiado en tu carrera, y en Kiriha.
—Eso... Eso es... mentira...
—Sí... Tampoco a mí me gustó despedirme de Damemon, pero...
—Tengo... que ver a Lelouch...
Su respiración se agitó.
—¿Qué...?
—Tú... Tú no eres... mi hermano.
—Hermana... Soy yo. ¿No me reconoces?
—No eres mi hermano.
—¡Soy tu hermano! ¡Mírame! ¡Soy Yuu!
—¡No! ¡No es posible! ¡Yuu está muerto! ¡Yo lo vi morir!
Se levantó de golpe. Se alejó del desayunador. De pronto, se hizo consciente del arma que colgaba de su cinturón. Yuu se quedó helado cuando ella apuntó el cañón hacia él.
—Hermana... ¿Qué estás...?
—Seas quien seas, ¡dime dónde está Lelouch!
—No sé... de lo que estás hablando...
—¡Dímelo!
—¡No conozco a nadie con ese nombre! Hermana... Por favor, baja el arma...
—Deja de llamarme así... ¡Deja de llamarme así! ¡Sé que mi hermano murió! Yo... no debería estar aquí... No debería casarme con Kiriha... Vivo en Japón. Y jamás abandonaría a Sparrowmon. Mervamon... Mervamon también está muerta... ¡No pude haberla abandonado también!
—Creo... que sigues un poco dormida... Por favor, baja el arma. Te llevaré a tu habitación, y...
—¡No te acerques, o dispararé!
Yuu se detuvo. La ira creció dentro de ella. Las palabras brotaron sin control, sin que bajara el arma en ningún momento.
—Sé que todo eso fue real... Sé que estuve en Britannia. Sé que conocí a Lelouch Lamperouge. Sé que me convertí en su cómplice. Sé que renuncié a ser una Digimon Hunter, y que me volví parte de la Orden de los Caballeros Negros. Sé que peleé contra el Xros Heart, con tal de proteger al hombre que amo. Sé que vi morir a mis amigos. Sé que fuimos llamados a otro mundo que nos necesitaba. Sé que nada de esto es real. ¡No quieras hacerme creer que ésta debe ser mi vida ahora! No importa lo que haya pasado... ¡Quiero volver a verlo! ¡No voy a renunciar a él! ¡No dejaré que me hagas creer que la mejor aventura de mi vida, fue en realidad un sueño!
Quiso tirar del gatillo. Estaba dispuesta a hacerlo. No hubo rastro alguno de lágrimas en sus ojos.
El símbolo azul apareció en los ojos del muchacho.
—Admito que te he subestimado, Nene Amano Li Britannia.
Nene contuvo la respiración. No bajó el arma.
—Lo sabía... Tú no eres Yuu...
—Así es. Soy Minerva. Sólo he tomado la forma de tu hermano para poder presentarme ante ti.
—Y no estamos en Hong Kong.
—No. Aún estamos en el Mundo Digital. Esto es sólo una ilusión.
—Tú eras quien iba a devolvernos a nuestros Digimon, ¿no es cierto? ¡Quiero ver a Sparrowmon!
—Sí... Yo puedo hacerlo, Nene Amano. Pero no puedo devolverte a Sparrowmon, hasta que no pueda entender quién eres en verdad.
—¿A qué te refieres?
—Todo lo que ves a tu alrededor ha sido fabricado con aquello que guardas muy en el fondo de tu corazón. Tu mayor anhelo, o el temor más grande que te atormenta.
—Pero... ¿Por qué...?
Suspiró. Bajó el arma. Dio un paso hacia Yuu, a pesar de no sentirse del todo segura. La mirada penetrante del muchacho le hizo tener la impresión de que podía leer sus pensamientos, sus sentimientos, e incluso ir más allá. Se sintió expuesta, e incómoda.
—Has enfrentado a tus demonios en la Zona Shinobi, Nene Amano. Has descubierto que no es necesario pertenecer sólo a uno de los bandos que se enfrentaron en el mundo donde tú vienes. Experimentaste lo que era formar parte de esa revolución que ese muchacho lideraba. Y ahora, es él quien debe experimentar lo que tú viviste alguna vez. Incluso si las cosas son más difíciles de lo que fueron antes. Pero hay algo que todavía está arraigado dentro de ti. Un temor que tal vez no ha terminado de tomar forma, todavía.
—Esto... tiene que ser un error. Yo... jamás querría... volver a la vida que tenía antes de llegar a Britannia... ¡Mucho menos me habría desprendido de mi Xros Loader! Aunque... Lo sé... Sé que... cuando me convertí en una Idol... dejé a un lado ese mundo, y... Tal vez... de no haber sido por Quartzmon, yo... No habría estado en el DigiQuartz ese día... y nunca habría llegado a... Britannia... ¡Pero jamás querría... volver... a lo que tenía antes!
—Los sentimientos se quedan arraigados en los corazones de los humanos, Nene Amano. No es necesario ocultar que extrañas la simplicidad de las cosas antes de iniciar todo este viaje. Cuando podías ir de cacería al DigiQuartz para reunirte con tus amigos, y llegar a tiempo para atender todos tus compromisos. Extrañas cuando podías tener una relación con un chico duro, indiferente, cuyo pasado no lo convertiría en un asesino, ni en un terrorista.
—Lelouch no es... un terrorista...
—A pesar de que aceptes y asumas que tu vida ha cambiado, no puedes olvidar lo que fuiste antes. Una parte de ti todavía piensa en las cosas que podrían haber pasado si no hubieras entrado a ese portal, si hubieras escuchado a tu hermano, si no hubieras...
—... si no hubiera... permitido que Akari...
Yuu asintió.
—El pasado ya no puede cambiarse, Nene Amano. Sin embargo, todavía puedes elegir. Puedes volver a tu mundo cuando esto haya terminado, y dejar que el terrorista siga su camino. O puedes...
—No... Ni siquiera lo pienses. No voy a abandonarlo. Después de todo lo que hemos vivido, no puedo... siquiera pensar... en una vida sin él... Todo lo que conozco dejaría de tener sentido si Lelouch no está conmigo... Gracias a él, ahora soy una persona más fuerte... Sparrowmon y yo hemos luchado como nunca antes desde que él está en nuestras vidas... De no haber sido por Lelouch, jamás habríamos encontrado la fuerza para llegar al último nivel... Ahora estamos a la misma altura que OmegaShoutmon y ZeekGreymon, cuando antes... no podíamos... ser más que... una parte de Shoutmon X7... Estoy segura de que... si no hubiéramos cambiado tanto, gracias a él... yo... yo no sería...
No pudo continuar. Suspiró. Dio un paso hacia atrás.
Minerva no se detuvo.
—No serías una de las destinadas a darle fin a esta época oscura que está azotando al Mundo Digital. Nene Amano, has sido llamada por fuerzas divinas que confían en que sólo alguien con el corazón corrompido puede ponerle un fin definitivo a una maldad tan grande como la que quiere destruirnos.
—¿Un corazón... corrompido...?
—La corrupción de la inocencia nunca debe ser tomada como algo necesariamente malo, Nene Amano. Es mucho más que eso. Un corazón corrompido siempre es más fuerte que aquel que lucha por mantener su pureza. La pureza es algo que no podemos proteger por siempre. Con la madurez, llega esa pequeña pizca de oscuridad que mata la inocencia y que vuelve a los humanos mucho más fuertes que nunca. Eres capaz de disparar sin importar quién sea tu blanco, Nene Amano. Lo has demostrado una y otra vez a lo largo de esta aventura. Eso te convierte en la única capaz de conseguirlo.
—Pero... Ophanimon dijo que... Kira Yagami y yo...
—Kira Yagami ha sido corrompida también. Ella necesita tu ayuda para vencer a la oscuridad más densa. Más profunda. Yo puedo dotarte del poder que necesitas para conseguirlo, Nene Amano. Puedo hacer que Sparrowmon suba un nivel más. No puedo devolverle la vida a alguien que ha caído fuera de la Tierra Polvo, pero puedo devolverte el Xros Loader con todo lo que has perdido, para que aquella que alguna vez fue la mano derecha del príncipe exiliado encuentre al fin su destino y se convierta en la reina que necesita ser. Todo lo que debes hacer es responder una simple pregunta.
Nene se quedó sin aliento cuando los botones aparecieron ante ella. Algo se removió en su interior cuando las palabras se escribieron en el aire.
—Nene Amano Li Britannia, ¿estás dispuesta a disparar una vez más?
No hubo lugar para las dudas. No hubo lugar para los remordimientos. No hubo lugar para nada que no fuera la determinación para evocar la voz de su amado.
Aquellos dispuestos a disparar, pensó, deben estar preparados para que les disparen.
Pulsó el botón verde sin temor alguno. Recibió la esfera de luz, sintiendo que la sonrisa de Sparrowmon estaba un poco más cerca. Sonrió con gratitud, además de sentir un extraño cosquilleo en el ojo donde sabía que también había recuperado el Geass. Sintió una punzada de dolor, a la que recibió como el abrazo de un viejo y querido amigo. El Xros Loader contaba con una modificación importante. Un Geass de oro adornaba la parte superior de la pantalla, y los colores habían cambiado. Lavanda, negro y rojo.
—Gracias... Minerva... Yo...
—No tienes nada que agradecer, Nene Amano. Ahora sólo depende de ti. El Xros Loader se encenderá de nuevo cuando hagas que la Luz Sagrada brote de él. Sin embargo, el nuevo poder que les he brindado podrá ser alcanzado sólo cuando cumplas con una condición. Y esa condición está a punto de cumplirse.
—¿Cuál es? Dímelo, por favor.
—Sólo el poder de los tres generales bastará para derrotar al sexto Señor Demonio. Sin embargo, lo único que encontrarán en el campo de batalla será tragedia, y un enemigo imposible de vencer. Cuando llegue el momento, Nene Amano, sólo tú serás capaz de encender la Luz Sagrada que unirá las fuerzas de dos generales cuando la luz del tercero se haya apagado. Has aprendido mucho desde que fuiste corrompida. Ahora, debes tomar tu decisión nuevamente. Te sugiero que comiences a correr, porque no queda mucho tiempo.
Nene despertó con un sobresalto. Cayó de bruces, escuchando los buenos deseos de Minerva en la lejanía. Le costó recuperar el aliento. Cuando lo consiguió, suspiró aliviada al ver el nuevo Xros Loader en su mano. Lo abrazó contra su pecho, musitando una disculpa por haber tardado tanto. Una dulce melodía resonó en sus oídos, como una respuesta de quien esperaba ansiosamente por reunirse con ella.
—¡Nene!
Cuando la chica miró a Akari, sintió el dolor en su ojo nuevamente. Supo que el Geass seguía en su sitio, pues Daemon no lo había desaparecido tras el primer encuentro.
Akari ya llevaba en sus manos su nuevo Xros Loader, junto con una DigiMemory que aferraba como si la vida se hubiera ido en ello. Hizo una pausa para enjugar sus lágrimas.
—Akari... ¿Hace cuánto que...?
—También yo acabo de despertar... Nene... ¿Qué es lo que Minerva te ha dicho?
—Yo... Tengo que... ir a enfrentar a Daemon... tengo que...
Se detuvo. Miró a Lelouch, que aún seguía sumergido en las ilusiones. No pudo evitar que sus pasos la llevaran hacia él. A pesar de las quejas de Hackmon y Rei, la chica tomó la mano de Lelouch con fuerza. Se inclinó hasta que sus frentes se tocaron. Hackmon no tuvo más opción que interrumpir la escena.
—Deben irse. Afuera hay problemas.
La estática atacó nuevamente. Los cuerpos de quienes seguían inmersos en las ilusiones se sacudieron. Nene se apartó. Miró a Rei, quien al fin se había levantado del sitio desde donde trabajaba.
—¿Qué está pasando? —exigió saber Nene.
Rei avanzó hacia ella sin borrar su indiferencia.
—Los bandos siguen dividiéndose —respondió—. No importa lo que Minerva ha hecho... Este reino es inestable. Si siguen luchando afuera del refugio, cortarán la energía y quienes no han despertado...
—No digas más. Por favor... Espera un poco. Yo venceré a Daemon.
Rei no respondió. Hackmon también se mantuvo en silencio. Nene volvió a inclinarse hacia Lelouch, para tocar su frente una vez más.
—Sin importar lo que pase —dijo en voz baja—, siempre estaré contigo.
Besó sus labios con delicadeza. Usó un ademán de la cabeza para indicarle a Akari que saliera con ella. Labramon las siguió como una sombra.
Afuera del refugio, sólo encontraron a los dos bandos divididos por una tierra de nadie. Lo primero que las recibió fue la visión de Meiko tratando de convencer a Taichi de que debían limpiar la sangre seca alrededor de su nariz.
—¡Chicas!
Se reunieron con sus amigos cuando Yuu les dio la bienvenida. Nene se sorprendió nuevamente al percatarse de que Nunally había despertado también, y que en sus manos llevaba un arma que sujetaba con manos temblorosas.
Eso no le gustará a Lelouch, pensó.
—Chicos —dijo Akari—, tenemos problemas. Lo que sea que haya pasado aquí hace un momento... Rei nos ha dicho que tenemos que mantener el refugio a salvo, si no queremos que los demás...
—Esto no habría pasado, si Yagami se hubiera controlado un poco —se quejó Katsura—. Ha asesinado a... lo que tal vez... era un secuaz, o una pantalla de Daemon...
—¡Estuvo a punto de matar a Kiriha y a ZeekGreymon! —dijo Airu.
—Y de no haber sido por Taiki... —dijo Yuu.
—¿Dónde están ellos? —dijo Akari.
—Se han ido ya —dijo Aldamon—. No deben estar muy lejos.
—Ellos han dicho que sólo tú debes seguirlos, Nene —secundó AncientIrismon.
La aludida asintió.
—Sí... Lo sé... Por favor, no puedo esperar más... No puedo dejarlos que peleen solos contra ese sujeto, pero... No puedo hacer esto sin Lelouch... Si él no sostiene el Xros Loader conmigo, RaptorSparrowmon no podrá aparecer. En cuanto él aparezca, por favor vayan a buscarnos.
—Esto es muy peligroso —dijo Infermon—. Si ese sujeto hizo tanto daño estando todos juntos, los aniquilará a ustedes tres si lo enfrentan sin más ayuda.
Nene suspiró.
—No permitiré que eso pase —dijo—. Minerva confía en nosotros.
Sin decir más, dejó que las sensaciones la embargaran. Extendió el Xros Loader hacia adelante, y exclamó:
—¡Reload, Sparrowmon!
La Luz Sagrada tomó un extraño color rojo cuando brotó de la pantalla. Sparrowmon surgió majestuosamente, arruinando su entrada épica al abalanzarse sobre Nene. Se fundieron en un fuerte abrazo en el que ella derramó un par de lágrimas al fin, que escocieron gracias al Geass. Sin embargo, no duró más que un par de segundos.
Sus amigos sonrieron.
—¡Nene! —Dijo Sparrowmon—. ¿Por qué tardaste tanto?
—Lo lamento... Lo lamento, Sparrowmon, lo lamento tanto... Pero no es el momento. Taiki y Kiriha nos necesitan. Tenemos que darnos prisa.
—¡Sí! ¡Lo que quieras, Nene! ¡Esta vez no perderé! ¡Lo prometo!
Ella sonrió. Acarició la cabeza de su mejor amigo.
—Lo sé... Esta vez no perderemos. Un Señor Demonio no podrá derrotar a la general del ejército Twilight.
—¡Por supuesto que no!
Yuu sonrió nuevamente.
Nene se montó en el lomo de Sparrowmon. Se aferró con toda la fuerza que pudo reunir. Su semblante cambió, transformándose en algo más que un general. Algo más que la mano derecha del líder de la rebelión. Una mezcla de ambas cosas.
—Andando, Sparrowmon. ¡Daemon será juzgado por nosotros!
Todos se sorprendieron cuando ambos emprendieron el vuelo, demostrando que Sparrowmon poseía más velocidad que nunca antes.
Akari apenas pudo correr cuando los vio despegar, extendiendo una mano y exclamando:
—¡Nene, espera...!
Nene no pudo escuchar. Akari se detuvo y miró a Sparrowmon en el cielo, aferrando su Xros Loader y la DigiMemory sin dejar de pensar en las palabras de Minerva.
—Akari, ¿qué sucede?
Era la voz de Mimi. Todas las miradas se habían posado sobre ella. Eri dio un par de pasos, intentando dar un poco de apoyo.
Akari agachó la mirada por un momento. Lo consideró por un segundo. Suspiró. Mostró la DigiMemory ante sus amigos.
—Esto es lo que me ha dado Minerva.
Yuu avanzó hacia ella para tomar la DigiMemory en sus manos. La etiqueta con la imagen de Cutemon le hizo sentir un escalofrío. Miró a Akari. Miró luego a sus amigos. Akari dio un paso hacia ellos, y el Xros Loader anaranjado se encendió.
—Yo... también tengo que estar ahí...
El castillo de Daemon se erigía en su hórrido esplendor, suspendido en los aires y pareciendo inalcanzable. Lo era, a decir verdad. Taiki no se sentía del todo bien. Respiraba pesadamente, como si hubiera corrido a lo largo de demasiados kilómetros. Quiso atribuirlo al clima. Al polvo del ambiente. A cualquier cosa.
Kiriha miró el castillo con el entrecejo fruncido.
—¿Cómo entraremos? —dijo OmegaShoutmon.
—Shoutmon DX podría ser suficiente —dijo Kiriha—. Al menos, mientras Nene llega. Estoy seguro de que RaptorSparrowmon y Shoutmon DX bastarán.
—No.
Taiki dio un par de pasos al frente. Algo en su mirada seguía siendo diferente. Algo que lo hizo hablar con tanta determinación, que Kiriha lo desconoció por un segundo.
—No entraremos al castillo. No caeremos en su trampa.
—¿Qué hacemos, entonces? —dijo el rubio.
Como respuesta, Taiki avanzó sólo un poco más. Aferró su Xros Loader. Esperó pacientemente, hasta que un sonido lejano lo alertó.
—¡OmegaShoutmon, a tu izquierda!
Kiriha quedó impactado cuando la advertencia ayudó a que OmegaShoutmon bloqueara el ataque enemigo. El Heavy Metal Vulcan se impactó contra el fuego infernal que disparó el enemigo suspendido en los aires. La mirada de Taiki no cambió, ni siquiera cuando el demonio aterrizó ante ellos. Daemon lucía mucho más terrible que nunca. Sin temor alguno, se había presentado ante ellos. Era el verdadero. Estaban totalmente seguros. Sólo él podría causarles esa ligera sensación de temor, luego de lo que había hecho.
—Humanos ilusos... ¿Cómo es que han recuperado su poder?
Realmente quería saberlo. Y aún así, su voz fue combustible de pesadillas.
Taiki avanzó hacia él. Levantó el Xros Loader. Los Digimon se prepararon para atacar. Kiriha se mantuvo altivo.
—¿Es que nadie les ha enseñado a responder cuando están ante alguien superior?
Para enfatizar sus palabras, lanzó un golpe con sus garras. ZeekGreymon contuvo el ataque. Incluso él se sorprendió al haber contenido la fuerza de un Señor Demonio sin conseguir siquiera un rasguño.
—Ya no más, Daemon —sentenció Taiki.
Sin más, dio inicio la batalla.
Siguiendo las órdenes del general del Xros Heart, OmegaShoutmon usó su Hard Rock Damashii como primer golpe. Se impactó contra Daemon sin causarle daño. Cayó cuando las garras de Daemon lo impactaron. ZeekGreymon se unió a la contienda, conteniendo le puñetazo con el que el demonio quiso destruir a su compañero. Disparó una llamarada que compitió contra el fuego maldito del demonio. La colisión de ambos ataques creó un estallido que destruyó parte del campo de batalla. ZeekGreymon no se rindió. Apenas pudo darse cuenta de que Kiriha se montaba en su lomo para acompañarlo en el campo de batalla.
Taiki no se atrevió a decir sus órdenes en voz alta. No quería darle a Daemon la satisfacción de frustrar sus planes. Dudó por un momento, cuando OmegaShoutmon se posó ante él y se inclinó un poco para que Taiki pudiera montarse en su hombro también. Aceptó, sin pensarlo más. Subió a su mejor amigo. Sintió el vértigo cuando OmegaShoutmon saltó, atacando en picada con su Omega the Fusion. El calor abrasador pasó a un lado del general sin hacerle daño, dándole sólo una descarga de adrenalina para unirse a OmegaShoutmon en su grito de guerra.
Todos pudieron notar que la fuerza de ambos Digimon había crecido considerablemente. Era un cosquilleo que los recorría desde lo más profundo. Sin embargo, no fue suficiente.
Un golpe de las garras hizo que ambos Digimon cayeran. No tardaron en levantarse. Volvieron a la batalla, dejando atrás a los dos humanos que tardaron un poco más en levantarse.
Taiki tardó en recuperar el aliento. Tuvo que convencerse a sí mismo de que no era el momento de sentir debilidad. Lo más difícil no había comenzado en realidad.
—¿Cómo se supone que igualaremos las fuerzas de ese sujeto? —dijo Kiriha.
—Todos los Digimon siniestros tienen una debilidad... Shoutmon DX sería de gran ayuda, pero será más difícil que nos derrote si se enfrenta a dos Digimon en lugar de uno solo.
—Entonces...
—Daemon es veloz y poderoso. Tenemos que mantenerlo quieto. Atraparlo, de cualquier manera. Hacer que pierda su energía... Si Tagiru estuviera aquí... El Xros Up de Arresterdramon con el Brave Snatcher sería...
Se detuvo para tomar aire. Estaba anormalmente agitado, así como sus latidos.
Kiriha no pudo pasarlo por alto.
—Taiki, ¿qué...?
—No sucede... nada...
—Pero, sólo...
—Estoy bien... Resistiré... un poco más...
Estaba empeñado en demostrarlo. Tanto, que no tardó en poder sentirse como si nada hubiera pasado. Pensar en Akari le dio paz suficiente. Sintió la persistente mirada de su mejor amigo detrás de él.
—¡No te rindas, OmegaShoutmon!
Corrió para subir de nuevo al hombro de su compañero. Se unió a él en un grito de guerra, cuando OmegaShoutmon atacó con patadas y puñetazos. Daemon no tuvo problemas para bloquear los ataques fe ZeekGreymon, aunque llegaban desde otra dirección. Su fuerza destructiva era indiscutible.
Kiriha volvió a montarse en ZeekGreymon. El fragor de la batalla le ayudó a notar un detalle importante. El patrón de los detalles del enemigo. Su forma de dar un paso hacia atrás, antes de dar el siguiente golpe.
Encontró el momento perfecto.
—¡Ahora, ZeekGreymon!
El impacto causó un gran estallido.
Al dispersarse la nube de humo, todo se detuvo. Kiriha se sintió victorioso al descubrir que las garras de su Digimon habían abierto un par de rasguños en los brazos del demonio. No hubo oportunidad de festejarlo. Daemon contraatacó, sin detenerse a monologar. Su fuego infernal luchó contra el Omega the Fusion. El estallido fue más fuerte. Taiki volvió a caer. OmegaShoutmon tardó un segundo en incorporarse, sintiendo que todo su cuerpo dolía. Volvió a la contienda, junto con los disparos del láser que llegaban desde la lejanía.
En el suelo, Taiki luchó contra su mirada difusa. Sólo comenzó a aclararse cuando una mano delicada se extendió frente a él. Pudo reconocerla al instante. La tomó, y se levantó esbozando una sonrisa.
Kiriha corrió hacia ellos también.
—¡Nene! —exclamaron ambos.
La aludida sonrió, y asintió. Taiki se sintió un poco mareado. Y esa sensación se esfumó cuando los puños de Daemon hicieron que ZeekGreymon cayera nuevamente.
Los tres generales esperaron a que se dispersara la nube de polvo.
No era tiempo de reencuentros.
No era tiempo de distraerse con cosas que ya podrían hacer cuando todo hubiera terminado.
Los tres Digimon se colocaron frente a ellos, luciendo más intimidantes que nunca.
Daemon se enfurecía cada vez más. No podía entender cómo era posible, si los Tres Grandes Ángeles habían sido aniquilados. No lo hizo evidente. No hacía falta. Su poder seguía siendo superior. Con creces.
Nene dio un paso al frente cuando Sparrowmon atacó con su Random Lasser, mientras los otros dos se lanzaban al ataque para inmovilizar al Señor Demonio.
El triángulo confidencial de los generales se cerró por unos segundos.
—Minerva no fue clara conmigo —dijo Nene—. Sólo me ha dicho algunas cosas.
—Creo que a los tres nos ha dicho lo mismo —dijo Kiriha—. Ahora que los tres estamos aquí, es hora de ver cuán ciertas eran sus palabras. Ella me ha dicho que...
—Que sólo nosotros podemos derrotar a Daemon —intervino Taiki—. Eso es lo único que importa.
—Pero, ¿cómo lo haremos? —dijo Nene—. Hemos escuchado a Kira y a Katsura decir que sólo un ángel puede aniquilar a un demonio, pero hemos derrotado a los otros de muchas formas... Si Minerva ha renovado nuestros Xros Loaders, tal vez...
Una luz se encendió en su interior. Se apartó de sus amigos. Obedeció el impulso de apuntar al Señor Demonio con su Xros Loader. La información comenzó a aparecer en la pantalla que se desplegó. Lo siguiente que sintió fue que los brazos de Kiriha la rodeaban para protegerla del fuego infernal. Las técnicas de sus Digimon sólo lograron reducir un poco la fuerza del impacto. Los generales lo resintieron, aún así. Quedaron tendidos en lo que se convirtió en un cráter. Las heridas en sus cuerpos eran reales. Un par de rasguños, y algunos dolores sin importancia. Recuperaron sus Xros Loaders. Nene quiso intentar una vez más. Taiki tomó su mano para detenerla.
—No lo vale —dijo—. No dejará que consigas su información.
—Pero si no sabemos a lo que nos enfrentamos, no podremos derrotarlo —respondió ella.
Kiriha sacudió el polvo de sus brazos. Dio un par de pasos hacia adelante. Observó la batalla con la mirada analítica de un general. De esa manera pudo percatarse de ese dato que podría salvar sus vidas.
—Sus garras y sus puños son su punto más fuerte... —dijo—. Tenemos que deshacernos de ellos. Podemos dejarlo manco, y el resto será pan comido.
—Creo... que tengo un plan.
No pudieron detener a Nene cuando echó a correr para llamar a Sparrowmon y saltar a su lomo. Los otros dos generales se negaron a quedarse atrás. Los tres volvieron a la cotienda, que tuvo un sabor diferente al saber que estaban frente a un enemigo que no necesitaba monologar para demostrar que era más poderoso. Los gritos de guerra se combinaban con su sonrisa sádica y sus carcajadas cargadas de malicia que decían claramente quién era el que tenía la ventaja.
Sabían que era una batalla a ciegas.
Sabían que no había manera de dar un golpe maestro.
Sabían que no existía ninguna forma de comunicarse, sin delatar sus movimientos.
Pero no podían dejar de luchar. No podían dejar de intentarlo. No podían defraudar a quien había confiado en ellos a pesar de la derrota.
Sparrowmon subió tan alto como pudo. Escapó de las garras asesinas del Señor Demonio. Contó con que OmegaShoutmon y ZeekGreymon lo protegerían de todos los ataques enemigos que no consiguiera esquivar. El Omega the Fusion le ayudó a llegar al final, manteniéndose suspendido frente a los ojos de Daemon.
Nene se levantó en el lomo de Sparrowmon. Su voz cambió cuando hizo el movimiento estilizado con el brazo, y dijo:
—Nene Amano Li Britannia te ordena, demonio... ¡detenerte!
Su poder también se volvió más fuerte.
Cayó, apenas logrando aferrarse al ala de Sparrowmon. Sintió que su ojo sangraría. Usó toda su fuerza para volver al lomo, sin poder deshacerse del ardor.
El efecto del Geass duró lo suficiente como para que Taiki exclamara:
—¡Ahora, OmegaShoutmon!
El fuego de OmegaShoutmon y de ZeekGreymon impactó a Daemon con el triple de fuerza al estar inmovilizado. Cuando lo vieron retroceder, hubo sólo un segundo de optimismo. La nube de polvo les impidió ver lo que sucedía al otro lado. Nene tuvo que sacudir la cabeza para tratar de librarse del dolor.
Y entonces, las garras del Señor Demonio brotaron de la nube. Golpearon a ZeekGreymon, derribándolo junto con Kiriha. Las heridas le arrancaron una considerable cantidad de Datos, haciéndolo agonizar sin aniquilarlo realmente. Quiso levantarse. Sólo consiguió caer una vez más. Kiriha quedó tendido a su lado, sintiendo que su cuerpo dolía y arrastrándose hacia él. Se negó a aceptar que su compañero sucumbiera nuevamente.
—ZeekGreymon...
El Digimon lo miró. Respiró trabajosamente. El dolor de los Datos que brotaban fue insoportable.
—Kiriha... lo... lamento...
Volvió a entrar al Xros Loader azul para recuperarse. Kiriha se sintió débil. Inútil. Fácil de aplastar por el Señor Demonio que reía con malicia.
Sólo quedaban dos de los tres generales. Las palabras de Minerva volvieron a escucharse en la mente de Nene.
Cuando la luz del tercer general se apague...
Miró el Xros Loader azul. Seguía encendido. Las tres luces seguían brillando.
—Humanos estúpidos... No han entendido todavía...
Taiki saltó del hombro de OmegaShoutmon para correr hacia su mejor amigo. Le dio una mano para levantarse. Ambos miraron a Daemon con odio. Con ira. Deseando que ZeekGreymon se recuperara pronto.
Ambos sabían que las garras de Daemon habían fallado por poco, solamente.
—Este mundo nos pertenece. Ustedes no pueden detenernos. Aunque hayan derrotado a los otros Señores Demonio, yo soy invencible. Su destino es perecer aquí. Pero si me entregan el Ojo del Rey, les perdonaré la vida a aquellos que no han venido a desafiarme. Los dejaré agonizando en la Tierra Polvo, para que sus Datos destruidos sean los que los aniquilen totalmente...
El Random Lasser lo acribilló. Aunque logró impactarlo, aunque era más fuerte que antes, no pudo siquiera hacerle cosquillas.
Nene sintió temor cuando la sádica mirada de Daemon se fijó en ellos. Sabía que no era capaz. Sabía que Sparrowmon no tenía la fuerza suficiente.
Y a pesar de ello, no quiso rendirse.
No quería agachar la cabeza.
Lograron esquivar apenas un par de golpes, hasta que un puñetazo logró desestabilizar a Sparrowmon en los aires. Nene se protegió con una esfera que brotó del Geass. Las garras de Daemon la destruyeron. Vio llegar el fuego infernal.
—¡Sparrowmon...!
La explosión fue colosal.
OmegaShoutmon fue el primero en caer de rodillas, resistiendo a toda costa a pesar de que sus quemaduras destilaban Datos. Su cuerpo emanaba humo. Taiki logró mantenerse en su hombro. Una quemadura en su brazo derecho destilaba Datos también. Quiso pensar que el dolor en el brazo izquierdo se debía al golpe.
Nene y Sparrowmon se desplomaron en el suelo. Sparrowmon, con el ala rota. Nene, con el Geass sangrante y una herida en la sien que también sangraba. Ella apenas pudo incorporarse. Sparrowmon no pudo siquiera intentarlo, a pesar de que deseaba demostrar su fortaleza.
La ira de Taiki creció. Ignoró olímpicamente las miradas de Kiriha y Nene. Soltó un grito de guerra junto con el Digimon King al lanzarse de nuevo al ataque.
—¡Taiki, espera...!
Para Kiriha fue alarmante el hecho de que Taiki llevara una mano hacia su pecho por un segundo.
OmegaShoutmon esquivó las garras de Daemon, sin importar que fuese difícil. Siguió disparando tanto fuego como pudo brotar de su cuerpo. Las garras de Daemon rasgaron su pecho. Algunas heridas eran más graves que otra. El Digimon King caía, y volvía a levantarse.
Taiki sabía que estaba sobrepasando sus límites. Quiso pensar que la repentina falta de aire se debía a que estaba peleando a demasiada altura. Quiso convencerse de que el dolor aplastante en el pecho se debía sólo al impacto de los puños del demonio. Quiso creer que el hecho de sentir sus latidos en sus oídos se debía sólo a la adrenalina. No quiso parar para tomar aire. No quiso tener que pedir un relevo que no funcionaría. Necesitaba seguir. Necesitaba intentarlo. Necesitaba ganar tiempo. Necesitaba seguir luchando, para cumplir con la promesa implícita que le había hecho a Minerva.
Su espíritu inquebrantable se mantuvo siempre en alto, a pesar de la falta de aire y la visión borrosa.
Vio llegar el último impacto del fuego infernal de Daemon. Sintió que las garras rasgaban también su pecho, así como una punzada de dolor aplastante que llegaba desde lo más profundo.
Ambos se desplomaron también.
Afuera del refugio de Rei, Akari se quedó sin aire por un segundo. Su corazón se detuvo por un segundo.
Y las pupilas de Kiriha y Nene secontrajeron, cuando el general rojo quedó tendido a un lado de su compañero.Sin volver a levantarse, aún con una mano sobre su pecho, y sin rastro algunode que aún estuviese respirando.
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