Capítulo LIV: Bandos Divididos

     Cuando el AR Field se abrió en la Tierra Polvo, y los combatientes pudieron pisar al fin su siguiente destino, el pesimismo y los pensamientos oscuros se apoderaron de ellos. Ver las Zonas del Mundo Digital destruidas para dar lugar al temible Pandemonio de Bagra era un juego de niños en comparación a ver los últimos vestigios de ese mundo reducidos a nada. Para quienes en el pasado habían visitado la Zona Polvo como parte de su travesía para encontrarse con el maligno emperador Bagramon, sin duda fue una pesadilla vuelta realidad. Todo el sitio se encontraba en un limbo entre la agonía y la destrucción total. El cielo oscuro nada tenía que ver con la noche, puesto que el rojo apocalíptico que iba tiñendo poco a poco la bóveda celeste no desaparecía sin importar el momento del día en el que fuera visto. El suelo se percibía débil. Cada paso que daban los obligaba a retroceder, pues las grietas se abrían bajo sus pies y causaban que grandes bloques del terreno desaparecieran ante sus ojos. No se descomponían en datos. Simplemente se distorsionaban hasta desaparecer por completo.

Ni bien dio los primeros pasos hacia adelante, el rostro de Eri se ensombreció.

—Si la información de Minerva no ha fallado, en este lugar hay una fuerza oscura incapaz de ser contenida. Su influencia maligna está destruyendo este lugar.

Nene se colocó a un lado de la chica, seguida por Suzaku y Lelouch.

—Ya hemos destruido a cinco de los Siete Señores Demonio —dijo la Idol—. Podemos hacerlo de nuevo. Nos hemos fortalecido lo suficiente.

Todos los miembros de su equipo asintieron decididos a la par.

Sin embargo, el optimismo se esfumó de golpe cuando aquella compuerta metálica se abrió ante sus ojos, creando un boquete de tamaño suficiente para que aquel muchacho ataviado con el traje de los Protectores hiciera su aparición. No tardó más de cinco segundos en estar ante el grupo, que pronto adoptó actitudes recelosas. El muchacho, que usaba gafas y que notablemente podía contarse como uno de los mayores dentro del pequeño ejército, portaba un traje de color gris. A su lado, Gomamon esbozaba una amigable sonrisa.

—Hablando del diablo... —musitó Kira de mala gana.

El aludido no prestó atención a aquellas palabras, pues sólo se enfocó en recibir los efusivos saludos de quienes pertenecían a su mismo círculo. A pesar de la hospitalidad que desbordaba, el territorio fue marcado desde el momento en que Joe Kido decidió saludar a Taichi, dejando a Taiki y Lelouch en el olvido.

—Creí que no llegarían nunca —dijo Joe—. Hemos esperado tanto tiempo, que temo estar convirtiéndome en adulto.

—Lamentamos la tardanza, Épsilon —respondió Taichi—. Han pasado tantas cosas... Es muy bueno poder encontrarnos personalmente al fin. Yo soy Delta. Taichi Yagami. Soy el compañero de AeeroVeedramon. Su nombre es Zero.

La notable diferencia que hubo en la actitud de Taichi dejó claro que había cosas irreversibles dentro de él. El rencor cambia a las personas. Las vuelve frías y temibles.

—Joe Kido. Portador del Emblema de la Sinceridad y compañero de Gomamon.

Aquello dio pie a la ronda de presentaciones entre los portadores.

—Yo soy Gamma. Meko Mochizuki. Compañera de Meikuumon.

—Sigma. Izzy Izumi. Portador del Emblema del Conocimiento y compañero de Tentomon, aunque eso ya lo sabías. Pertenecemos a la misma Generación, a pesar de ser de mundos diferentes.

Kira esbozó una sonrisa burlona. Haru, por su parte, decidió permanecer junto a sus amigos.

—Me parece que alguien hace falta aquí... —dijo Gomamon—. Joe, ¿acaso no hace falta alguien?

—Sí —asintió él—. Chicos, ¿dónde están Kappa y Lambda?

Como respuesta, las miradas asesinas de los Protectores se posaron sobre Haru. El chico, confundido, tampoco pudo entender la razón por la que Yuujin decidió posarse frente a él como un escudo humano, así como Eri. Así como Kira. Así como Taiki, Tagiru y Zoe. El territorio seguía siendo marcado.

Tal vez por esa razón fue que Taichi optó por tomar decisiones precipitadas.

—Hemos perdido a Kappa. Henry Wong. Lucemon lo asesinó.

—¿Qué...? ¿Cómo sucedió...?

—Las fuerzas que nos llamaron a este mundo no especificaron que nuestros grandes estrategas serían precisamente quienes menos experiencia tienen en una batalla así. Kudou y Lamperouge pueden decírtelo.

Aunque Tagiru cerró con fuerza los puños al sentir las miradas juzgadoras sobre los hombros de su mentor, Taiki posó una mano sobre el hombro de su aprendiz y dio un paso al frente.

—Henry Wong no murió por culpa nuestra. Si no hubiéramos unido nuestras fuerzas, no habríamos vencido a Lucemon.

—De la misma manera en que gracias a ustedes perdimos a Gabo –atacó Meiko.

—Esa no es razón para culpar a Taiki —espetó Kiriha.

—Ese grupo sin duda está formado por problemas andantes —continuó Taichi—. Escúchanos, Épsilon. No nos traerán nada bueno.

—¡Al menos nosotros hubiésemos establecido mejores formas de comunicarnos entre los otros Protectores, para evitar caer en trampas como la que nos tendió Ken Ichijouji!

Taiki no pudo creer que estaba alzando la voz de esa manera. Akari intentó detenerlo cuando dio el primer paso hacia los Protectores, pero al final fue Kiriha quien la detuvo a ella. Tagiru siguió a su mentor sin titubeos, manteniéndose siempre a su lado y aferrando con fuerza su Xros Loader. Shoutmon y Gumdramon acudieron al llamado también. Nadie había visto jamás que la expresión de Taiki Kudou pudiese ser tan dura. Tras compartir una mirada con sus compañeros que pensarían lo mismo que ellos sin duda, Nene y Lelouch tomaron sus armas discretamente. Nunally deseó que Tagiru hubiese permanecido lejos del conflicto. Kiriha acudió al llamado también, colocándose al otro lado de su mejor amigo.

Taichi dio también un paso hacia adelante, representando a sus compañeros sin necesitar que Meiko o Izzy lo acompañaran. Aquello no fue significativo para Taiki.

—Hablas demasiado para ser quien necesitaba de nosotros, Kudou.

—Tú y yo estuvimos en el mismo reino, Yagami. Si realmente fueses tan poderoso como insinúas, habrías entrado para enfrentar a Myotismon.

—Mi misión no era salvar tu trasero. Además, es cierto que no eres un verdadero general. Si lo fueras, entenderías que aceptar a tantos humanos que no tienen un Digivice en tu equipo sólo te conducirá a la derrota. Dejando que entren asesinos, además...

—Nosotros no matamos a Henry.

—Tal vez no lo hicieron, pero pudieron haberlo evitado. Y ya me encargaré de que paguen por ello.

—Entonces, desquita tu ira contra el próximo Señor Demonio.

—Tal vez lo haga con tu novia. O con esa niña, la hermana de Lamperouge. Alguien tiene que eliminarlas eventualmente, si no sirven para vencer en el Campo del...

—¡¡Basta, por favor!!

Haru logró liberarse de sus escudos humanos cuando vio a Tagiru levantar el puño para asestar el primer golpe. Corrió hacia la tierra de nadie y se posó ante Taichi, mientras Gatchmon corría también para detener a Gumdramon a pesar de que deseaba que Tagiru y el pequeño dragón terminaran con lo que habían comenzado.

—¡No peleen más por esto! ¡Lo que sucedió fue culpa mía!

Yuujin corrió también hacia ese sitio al escuchar lo que evidentemente era una confesión falsa. Sin embargo, Taichi decidió no dejar lugar al beneficio de la duda. Incluso a pesar de saber que las cosas no habían terminado así.

—¿Qué es tu culpa?

—Yo estaba en el interior de ese monstruo. Si Zoe y los demás no me hubieran encontrado ahí, entonces... Esto no habría pasado. Por favor, discúlpenme. La muerte de Henry es culpa mía.

Joe no supo qué responder. Meiko e Izzy prefirieron guardar silencio.

Taichi sólo asintió.

—Tienes razón. Es culpa tuya.

Joe suspiró. Consciente de que las cosas comenzaban a torcerse, decidió tomar el camino pacífico.

—Creo que todos están cansados en este momento. Por favor, vengan conmigo. Hablaremos luego de descansar.

Reveló el pequeño control remoto que llevaba en los bolsillos para accionar la puerta mecánica. Los Protectores sólo se apartaron de Haru para seguir a Joe hacia el interior del refugio, en silencio. Sin preocuparse por asegurarse de que Haru los acompañara. Por su parte, Taiki dio una palmada en la espalda del chico. El gesto lo tomó por sorpresa, así como hizo sonreír a Yuujin.

—Gracias, Haru —dijo el general—. Pero... No tenías que hacerlo. ¿Por qué te culpaste?

—Taiki tiene razón —intervino Zoe, avanzando hacia ese punto junto con el resto de sus amigos—. Haru, ¿por qué lo has hecho?

El aludido sólo reunió el valor para responder cuando Yuujin colocó una mano sobre su hombro.

—Sólo... No lo sé. De no haber sido por ustedes, no sé qué habría pasado conmigo. Y si eso puede calmar los ánimos...

—Vaya... —dijo Eri—. Creí que luego de tanto tiempo sin verte, habrías cambiado. Pero no fue así.

—Todavía necesitamos reunirnos a solas para estar al tanto de nuestras historias —dijo Taiki—. Y aunque quisiera que no lo hubieras hecho, te agradezco. Eres un buen chico, Haru.

El aludido sonrió, por encima de las quejas que aún exclamaba Tagiru. El apretón de Yuujin fue un poco más fuerte.

—Supongo que ahora es cuando comenzamos a dividirnos mucho más... —se quejó Zoe—. Pero ustedes son bienvenidos en nuestro grupo. Sólo necesitamos presentarnos correctamente.

—Sí —asintió Yuujin—. Estoy seguro de que seremos buenos amigos.

—Y si ese cretino se atreve a decir algo más... —se quejó Eri—. Por un momento me pareció que estuvo a punto de golpear a Haru. Juro que le daré un Dokkan Punch.

A pesar de la confusión que reinaba en esa parte del grupo, todos rieron y siguieron a los Protectores hacia el interior del refugio de Épsilon.

Lelouch, Nene, Suzaku, Nunally. y sus otros compañeros provenientes del imperio se rezagaron un poco. La expresión dura del príncipe no dejaba lugar a dudas de lo que estaba pensando, así como la forma en que aferraba su arma.

—Conozco esa mirada —dijo Nene—. Creo que si ese chico no hubiese intervenido, le habrías disparado a Yagami, ¿no es cierto?

Lelouch no respondió.

—Cuidaremos a Nunally, Lelouch —insistió la chica—. Somos un equipo.

El chico suspiró. Dejó su arma oculta de nuevo y habló con la voz gélida del líder enmascarado.

—La única razón por la que no disparé, fue porque mis amigos estaban demasiado cerca.

Dicho aquello, y dándose cuenta de que ya era demasiado tarde para retractarse, siguió avanzando hacia el refugio. Nene sonrió y optó por seguirlo, mientras Suzaku y compañía se rezagaban un poco más para intercambiar miradas, desconociendo por completo al príncipe.

Cuando todos estuvieron en el refugio y la compuerta se cerró, nadie pudo darse cuenta de que ese chico ataviado con ropas oscuras observaba la escena desde la distancia, aferrando con fuerza un Xros Loader de color negro y esbozando una diminuta sonrisa al darse cuenta de que su momento estaba por llegar.

El portal que se abrió cerca del refugio de Lloyd causó que un poco del terreno comenzara a secarse más de lo que ya estaba. A pesar de encontrarse en una zona muerta, la influencia maligna del Emblema de la Oscuridad hizo lo imposible al causar que la tierra infértil se tornara de color gris. Clarisse Okada emergió tétrica y majestuosamente, posando su sádica mirada sobre la entrada al refugio de quien estaba dispuesta a aniquilar.

Piedmon se posó a su lado, luciendo tan elegante como sólo el siniestro payaso con gorguera podía ser.

—Tengo una cuenta pendiente con ese sujeto —dijo Clarisse—, y con quien sea que esté intentando ayudar a esas sabandijas. Puedes asesinar al resto. No los necesito.

—Tendríamos que estar en el frente.

—Es ahí donde estamos. Una vez que nos encarguemos de cerrar la última puerta que existe, esos infelices no volverán a interferir. Si los dejamos atrapados en nuestro mundo, estarán a nuestra merced por siempre.

—Lo lamento, pero... Creo que ese plan no funcionará.

Ligeramente sorprendida, Clarisse se giró para observar a ese chico rubio que la observaba a un par de metros de distancia, junto con un pequeño Digimon de color amarillo. O lo que parecía ser un Digimon. El chico, que no parecía ser mayor de once o doce años, esbozaba una sonrisa cargada de determinación. Sin temor a nada, Clarisse dirigió su DigiLector hacia la criatura amarilla, cuya información no apareció. Error, marcaba en la pantalla. Un ligero temblor apareció en el brillo de sus ojos. Supo controlarlo para adoptar su actitud sanguinaria y decir en voz baja:

—Mátalo, Piedmon.

El payaso sonrió y desenvainó sus espadas. Las cuatro se dirigieron hacia el muchacho, quien apenas tuvo la oportunidad de elevar su Appli Drive amarillo. Nadie hubiese querido que un niño tan pequeño se enfrentara a un enemigo tan despiadado, en su primer combate realmente serio.

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Hola, somos Producción. Alison nos dejó encargada su cuenta de Wattpad para no descuidar sus fanfics. A ella la operaron el fin de semana y ya se está recuperando, pero queremos que descanse hasta que esté bien. Nos dejó unos capítulos de Nene de la Rebelión para subir en lo que regresa. Si quieren dejarle buenos deseos, dejen un comentario o un mensaje. Ella lee esas cosas, no nosotros.

-Y.

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