Capítulo LII: El Mensaje de Minerva
Mervamon no tenía fuerza para levantarse de nuevo. Apenas pudo girar para quedar en los brazos de Nene, al menos hasta donde las diferencias de tamaño lo permitieron. La agonía se hizo presente con más distorsiones que atacaron a Mervamon, haciendo que su cuerpo luciera difuso cada pocos segundos. Respiraba con dificultad. Y aún así, logró conectar su mirada con la de Nene. Las lágrimas de la chica cayeron sobre el rostro de la guerrera, atravesándolo al cruzarse con otra distorsión.
—Mervamon... Resiste...
Nene deseó poder pedirle a Mervamon que entrara al Xros Loader. Lo habría hecho, de no haber sido por la certeza de que eso de ninguna manera funcionaría. La esperanza que quería conservar sólo destruiría más su espíritu. Sparrowmon se acercó también a la escena, sin encontrar las palabras y sabiendo que la culpa por su silencio lo perseguiría por el resto de su vida.
De inmediato, la escena se transformó en algo íntimo. Lelouch no dejó ir la expresión de Zero, a pesar de colocarse en cuclillas a un lado de Nene. Inseguro, extendió una mano hacia ella. Mervamon hizo otro tanto, tocando la mano de Lelouch antes de que otra distorsión detuviera su encuentro. El valor de la guerrera desapareció. Y a pesar de eso, a pesar de la respiración agitada que sólo podía traducirse como el miedo a lo inevitable, no lo demostró. Tampoco quiso externar el dolor que se extendía por todo su cuerpo. Sólo se ocupaba de resistir el tiempo suficiente para decir aquello que no quería llevar consigo a la tumba.
—N-Nene... N-No olvides lo que dijo Ophanimon... S-sólo ustedes pueden... s-salvar nuestro mundo...
—Mervamon... ¡Mervamon, no te despidas...! ¡Resiste...!
Más lágrimas brotaron de los ojos de la chica. Mervamon dirigió su mirada, que poco a poco se tornaba más opaca, hacia Sparrowmon.
—Debes ser fuerte, Sparrowmon... Eres nuestra última esperanza...
Sparrowmon asintió. El nudo en su garganta era tan grande, que apenas podía respirar.
Por último, la mirada de Mervamon se posó sobre el príncipe exiliado. Ella tuvo que hacer un gran esfuerzo para reunir toda la firmeza que fue posible en su voz.
—Ella te necesita ahora... Necesita un escudo... Y una espada... E-es... tu turno...
Lelouch asintió.
—Lo prometo, Mervamon.
Esas palabras hicieron que ella pudiese suspirar, dejando ir así la fuerza que le quedaba.
Por un instante le pareció ver una pluma negra cayendo sobre su estómago. De esa forma, ella pudo sonreír. Miró por última vez a Nene. Se esforzó por acariciar la mejilla de la chica con una mano que desapareció al sentir la última distorsión.
—Aunque no fue mi destino... y yo no fui una Digimon elegida... fue un honor haber sido... tu compañera...
—Mervamon... Por favor, no...
—Sé que lo lograrás... Nene...
—¡Mervamon, espera...!
A pesar de la súplica de Nene, Mervamon cerró los ojos sin borrar su última sonrisa. Su cuerpo se desvaneció ante los ojos de la chica, cuyas pupilas se contrajeron al tiempo que su corazón se estrujó. Más lágrimas brotaron de sus ojos, cuando ella cerró ambos puños para golpear el suelo con tanta fuerza que sus nudillos no tardaron en quedar ensangrentados.
—Mervamon... ¡Mervamon...! ¡Regresa, por favor...! ¡Mervamon...!
Se deshizo en un sollozo que desgarró un poco su garganta. Intentó ver los mejores momentos que pasó con su gran amiga, recordando sólo aquella sonrisa de suficiencia y la personalidad tan fogosa de la valiente guerrera. Se hizo un ovillo, cubriendo sus oídos con ambas manos sin dejar de gritar su nombre. ¿Existía alguna manera en la que el vínculo entre un Digimon no elegido y un humano pudiese ser tan fuerte, que la ruptura era tan dolorosa? Ella era el mejor ejemplo, pues deseó con todas sus fuerzas haber sido más astuta. Haber usado su Geass sobre Mervamon, soportando una vez más el dolor con tal de salvar la vida de su compañera. Y no lo hizo. La culpa la perseguiría por siempre. El dolor que desgarraba su alma no se apagaría jamás.
Kira retrocedió, cubriendo su boca con una mano e intentando controlar la tristeza causada por la empatía. Takuya tampoco pudo controlar la impotencia. Sparrowmon rompió en llanto también.
Lelouch fue el único que logró embotellar sus emociones, sabiendo que había llegado el momento de ser fuerte por ambos. Venció a su coraza de hielo para abrazar a la chica con fuerza, permitiendo que Nene llorara contra su pecho. Y mientras la aferraba con fuerza, sólo fue capaz de musitar un par de palabras.
—Nene... Aunque lloremos a los muertos, eso no los hará volver.
Algo en aquellas palabras se apoderó del corazón de Nene, guiándola en la dirección que tal vez fue la equivocada. A pesar de que no dejó de llorar, se dejó invadir por la ira. Se separó de su amado y aferró con fuerza su Xros Loader. La mirada que le dirigió a Lucemon, quien respondió con una sonrisa aún mayor, transmitía odio y deseos de cobrar vida por vida. El Geass se encendió como nunca antes.
—Andando, Sparrowmon —dijo la chica.
—Aguarda —intervino Takuya—. ¿Qué pretendes hacer?
La respuesta de Nene fue contundente, una vez que la chica se montó en el lomo de Sparrowmon.
—Destruir a un Señor Demonio. No descansaré hasta aniquilar los Datos de Lucemon.
—¡No puedes hacerlo tú sola! —espetó Kira.
Nene, sin embargo, no quiso escuchar.
—Sé que puedo hacerlo —dijo, enfurecida y decidida—. Y si no voy al frente... Si la reina no se mueve, el sacrificio de Mervamon será en vano. ¡Y no lo permitiré! Así que lo haré. Soy Nene Amano Li Britannia. La mano derecha de Zero... ¡Y una Digimon Hunter!
Dicho aquello, Sparrowmon se contagió de valor para emprender el vuelo hacia Lucemon.
Lelouch obedeció a un impulso repentino que lo llevó a correr y dar un gran salto, montándose también en el lomo de Sparrowmon y quedando detrás de esa chica. Ella lo miró, confundida y sorprendida. Antes de que pudiera hacer preguntas, la voz de Zero le dio todas las respuestas.
—No perderé a dos de mis mejores cómplices esta noche.
Nene sonrió, a pesar de todo.
Por encima de las declaraciones de amor, palabras como esas eran todo lo que Lelouch necesitaba para hacerle ver cuán fuertes eran los lazos que los unían. Gracias a eso, Sparrowmon se sintió lleno de poder. Y el Xros Loader brilló como nunca antes cuando ambos lo tomaron al mismo tiempo para exclamar:
—¡Sparrowmon, Chou Shinka!
En la torre donde esperaba el resto, sólo Kira pudo notar que algo aún permanecía en el sitio donde Mervamon cayó. La espada Olympia, que no era afectada por más distorsiones y sólo yacía ahí como un objeto olvidado. Obedeciendo a un impulso, la almacenó en su DigiLector. Decidida, enjugó sus lágrimas y miró a su bestial compañero Digimon.
—¡Nos necesitan, DeviKraomon!
El aludido asintió.
Takuya tomó a la chica por el brazo antes de que ella saltara para montarse en su Digimon.
—¡Kira, espera! ¡No lo hagas! ¡Lucemon es muy poderoso!
—Quien debe esperar aquí, eres tú —dijo ella—. Zoe, Airu y Yuu no deben tardar en llegar para ayudarnos. ¡Busca tu D-Scan! ¡Necesitamos a Aldamon!
Dicho aquello, ella también se unió al campo de batalla. Hubiese querido pasar más tiempo con Takuya, pero su herencia le impidió pensar en banalidades en ese momento.
Ella también quería vengar a Mervamon, a pesar de sacrificar momentos con el chico de sus sueños que, dadas las circunstancias, siempre podían ser los últimos.
Los rayos destructivos que brotaban de los ojos de Duskmon eran mucho más potentes de lo que Zephyrmon recordaba. Pero a pesar de la diferencia de poderes, la guerrera seguía estando convencida de que podía salir victoriosa. Incluso al caer por quinta vez consecutiva, se levantó con optimismo y decidió no caer una vez más. Enjugó el sudor de su frente y dio un salto hacia atrás para imponer un poco de distancia. Duskmon sólo la observó en silencio, dispuesto a atacar ante el más mínimo movimiento.
Agitada, Zephyrmon hizo que sus esferas de energía aparecieran de nuevo en sus manos.
—Kouichi, escúchame. Esto está mal. ¡Sé que estás ahí adentro!
Duskmon no respondió.
Y quienes tampoco quisieron seguir adelante, fueron Haru y Labramon que lograron escabullirse hacia el follaje con ayuda de una pequeña criatura que los guió por el camino correcto. Aunque no era en nada parecido a estar cerca de Gatchmon, Haru le agradecería por siempre a Navimon por su ayuda.
Fue gracias a su Appmon que lograron llegar a un arroyo cuya orilla estaba cubierta de guijarros. Haru sonrió decidido, a pesar de que Labramon no supo entenderlo.
—Gracias, Navimon —dijo Haru, antes de que el Appmon recuperara su forma de chip.
Haru corrió para tomar tantos guijarros como pudo llevar en sus bolsillos. Sabía que era sólo un ataque provisional, que a la vez podría acercarlo a Gatchmon. Así que no se detuvo hasta estar seguro de que lo conseguiría.
—No lo entiendo —dijo Labramon—. ¿Qué estás haciendo?
Haru se levantó al fin, llevando un último guijarro en la mano.
—Si Gatchmon estuviera aquí, él podría decirnos cuál es el punto débil de ese sujeto —explicó el chico—. Y Zephyrmon nos necesita ahora, así que debemos buscar otra solución. Incluso si Gatchmon no está, estoy seguro de que la debilidad de ese monstruo está en sus ojos. Ahora... ¿Ves el nudo en el tronco de ese árbol?
—Sí...
Haru concluyó lanzando el guijarro contra el nudo, ejemplificando a la perfección su plan. Labramon sonrió y agitó la cola con emoción. No tenía idea de que Haru deseaba desde sus adentros que su plan diese resultado.
RaptorSparrowmon surgió majestuosamente en los aires. Nene y Lelouch tuvieron una caída perfecta en el balcón de una torre de menor altura, desde la que tenían una vista perfecta del sitio donde Lucemon los esperaba. Si la forma de RaptorSparrowmon hubiese sido diferente, ambos hubiesen acompañado a la guerrera al campo de batalla. Ese era el único inconveniente.
—¡Podremos acercarnos más con un Knightmare! –propuso Zero.
Nene negó con la cabeza, activando el arsenal de Lloyd para evaluar velozmente sus opciones. Su dedo se posó por un momento sobre un simple Akatsuki durante un par de segundos, antes de negar con la cabeza y sólo recargar un par de armas más potentes para ellos.
—Serán nuestro último recurso —dijo la chica, queriendo que Lelouch dejara de fijarse en las lágrimas que aún enmarcaban sus ojos—. Quiero derrotar a Lucemon con nuestra propia fuerza.
RaptorSparrowmon no esperó a recibir órdenes. Extendió sus alas para dirigirse a toda velocidad hacia el ángel demoniaco, disparando un Slash Harken que destruyó la baranda del balcón y se atascó en el suelo de piedra. De esa manera pudo obtener un impulso extra que le ayudó a acelerar para potenciar el disparo de su rifle. Lucemon dio un salto para esquivar el ataque, trepando en la torre y sujetando el cable del Slash Harken para desestabilizar a RaptorSparrowmon. La guerrera pudo encontrar el control suficiente para aterrizar de pie sobre la plataforma, enfrascándose en una batalla a puño limpio en la que Lucemon la acribilló a punta de puñetazos que la dejaron sin aliento. Nene corrió hacia el borde de la superficie desde donde era testigo, sintiendo como el Geass hervía en deseos de ser activado. Pero, ¿cómo? ¿Qué podía hacer? ¿Había alguna manera de usarlo a favor de RaptorSparrowmon? ¿Era capaz de usar un poder demoniaco sobre su mejor amigo?
Por un momento fue motivo de angustia ver cómo Lucemon se deshizo de RaptorSparromwon, lanzándola a los aires con la intención de dejarla desvalida. El demonio no contaba con que el cuerpo de RaptorSparrowmon tenía esa peculiaridad de transformar sus brazos en tantas armas como fuesen necesarias. Así que ella supo contenerse antes de ir a la deriva, girando sobre sí misma y extendiendo su brazo izquierdo hacia Lucemon para transformarlo en un potente lanzagranadas. Tres disparos destruyeron la torre, creando una nube de humo de la que surgió Lucemon para atacar con una patada. Sujetó el largo cabello verde de RaptorSparrowmon y la hizo girar en los aires, lanzándola contra el muro de una torre lejana. El impacto inminente llevó a RaptorSparrowmon a disparar un par de Slash Harken más, enroscándolos alrededor del torso del demonio para invertir las posiciones. Lucemon fue quien se estrelló contra el muro, y RaptorSparrowmon cayó encima de él. Sin perder más tiempo, RaptorSparrowmon se elevó en los aires de nuevo y giró sobre sí misma mientras su brazo se transformaba en el rifle. Disparó sin parar, y sin lograr que un solo tiro diera en el blanco. La velocidad y la astucia del demonio eran superiores con creces.
Nene apretó los dientes con fuerza, aferrándose también a la baranda y a su Xros Loader. Resuelto, Lelouch avanzó hacia ella.
—RaptorSparrowmon no podrá vencerlo —insistió Zero—. Necesitas más poder, o retirarte antes de que la aniquile también a ella.
—Está en su último nivel de Digievolución —le recordó ella—. Está al mismo nivel que OmegaShoutmon, Tswarmon, JagerDorulumon...
—Pues ninguno de ellos tiene la fuerza de Lucemon. Míralo por ti misma... Entiendo Que quieras estar al frente, pero parte de liderar un enfrentamiento como éste implica entender la diferencia entre una batalla perdida y una perdida que no puedes ganar.
—No voy a rendirme.
—Entonces, llama a un Knightmare. Nene, cualquiera tiene la fuerza suficiente para aniquilar los Datos de Lucemon.
—Quiero hacer esto de la forma en que resolvíamos antes esta clase de cosas.
El silbido de DeviKraomon interrumpió su discusión, causando que ambos observaran con sorpresa la forma en que Kira cayó con torpeza sobre la plataforma donde ellos se encontraban. Aunque Nene no pudo decir nada más, tuvo que admitir que la forma en que Kira le sonrió fue suficiente para saber que había encontrado en ella a una amiga leal y valiosa.
DeviKraomon se unió a la contienda, soltando un silbido más y disparando una ráfaga de fuego desde su garganta para separar a Lucemon de RaptorSparrowmon. La guerrera del cabello verde aprovechó el momento para imponer la distancia suficiente y disparar dos ráfagas de su propio cañón de Hadrones. Una a una, las torres del castillo iban desapareciendo. Y a Lucemon no podían hacerle más que agradables cosquillas. DeviKraomon batió sus alas con fuerza, creando un par de ráfagas de aire tan potentes que incluso a él le sorprendieron. Fue mucho más impactante ver a RaptorSparrowmon analizar la situación rápidamente, prestando atención solamente a las colas de DeviKraomon para poder idear el plan perfecto.
—¡Quédate quieto! —exclamó ella.
Dos Slash Harken se desprendieron de su cuerpo para rodear a DeviKraomon. Usó la fuerza necesaria para hacerlo girar sobre sí mismo, convirtiendo las cuchillas de su cola en el perfecto torbellino asesino que golpeó de lleno al demonio. Lucemon fue a estrellarse contra un muro exterior del castillo, levantando una gigantesca nube de humo. Los breves segundos de paz hicieron que RaptorSparrowmon y DeviKraomon se confiaran lo suficiente, como para que Lucemon volviera al ataque con una patada giratoria que dejó a DeviKraomon fuera de combate.
—¡DeviKraomon! —Exclamó Kira—. ¡Levántate! ¡Eres mucho más fuerte que esto! ¡Confío en ti!
Con un rugido, DeviKraomon volvió a levantarse. De ninguna manera podía permitir que el intenso brillo del Emblema del Valor fuese en vano. Se unió a RaptorSparrowmon uniendo una ráfaga de fuego con el disparo infinito del cañón de Hadrones. Lucemon tan sólo guió el rayo destructor sin rumbo, causando más destrucción y que la estructura del castillo se volviera cada vez más inestable. Al percatarse de ello, RaptorSparrowmon tomó la decisión que supo que debió tomar antes. Activó su Geass para paralizar al enemigo, sin contar con que Lucemon contraatacaría con el resplandor azul que para Lelouch fue como recibir un puñetazo en el estómago.
El anulador del Geass actuó, golpeando a RaptorSparrowmon con la fuerza que habría tenido el ataque definitivo. Al recuperarse, surgiendo de entre la nube de escombros, Sparrowmon cubrió el lado izquierdo de su rostro. La sangre que no podía brotar de ella fue representada con una única distorsión que se apoderó de todo su cuerpo. Y a pesar de ello, RaptorSparrowmon volvió a la contienda.
Nene no pudo escuchar a Lelouch hablar sobre el anulador del Geass que Lucemon había usado como arma de emergencia. La chica sólo tomó una decisión precipitada, dándose cuenta de que no podía permitir que Sparrowmon sufriera el mismo destino.
Decidida, miró a sus dos acompañantes en el balcón.
—Necesitamos el poder de Britannia para enviar a ese mal nacido de vuelta al infierno —dijo.
Kira asintió, tras poner los ojos en blanco en lugar de decir te lo dije.
Lelouch asintió a su vez.
Sin embargo, Nene no pudo simplemente recargar a Gawain a pesar de que deseaba hacerlo. Miró a RaptorSparrowmon, luchando con ahínco a pesar de que el Geass había quedado momentáneamente inutilizado. Quería unirse también a la lucha, pero no podía hacerlo pues una parte de ella quería estar ahí en caso de que alguna otra desgracia sucediera. Estaba fallando a los dos mundos a los que pertenecía. No podía vencer a Lucemon con su poder de Digimon Hunter y general del Ejército Twilight, y tampoco se sentía capaz de pilotear un Knightmare pues sus manos temblaban como nunca antes.
Y al darse cuenta de su lucha interna, Kira entró a su propia copia del arsenal donde encontró una compleja máquina de aspecto letal. Sonrió decidida, como sólo su padre habría hecho.
—Exodus-XW —leyó en voz alta—. ¿Qué opinan? Suena razonable.
—¿Qué insinúas, Yagami? —inquirió Zero.
La chica hizo crecer su sonrisa.
—Creo que ambos sabemos lo que insinúo, Lamperouge.
Sin decir más, la chica recargó el Knightmare que surgió del DigiLector en forma majestuosa. La pierna derecha de un Knightmare mucho más grande, que en sí misma encontró la forma de adoptar un aspecto humanoide y aerodinámico. Dos alas metálicas se desprendieron de su espalda, así como la cabina del piloto se abrió para que Kira pudiera tomar su puesto.
—Tal vez ha llegado la hora de saber porqué Omega envió esto para mí —dijo.
Sin más, dio un salto para montarse en la máquina. La cabina se cerró, antes de que Lelouch pudiese evitar que la chica entrara ahí.
Después de todo, ninguno de ellos sabía cómo pilotear al Exodus-XW.
Dentro de la cabina, Kira presionó tantos botones como creyó que serían necesarios. Encontró las dos palancas y esperó a que el Knightmare dejara de tambalearse. Ante ella, apareció la pantalla triple que le dio vista a cada rincón del campo de batalla.
La voz de Zero llegó a través del comunicador.
—¡Yagami, soy Zero! ¡Baja de ese Knightmare, ahora mismo!
Ella rió por toda respuesta, analizando cada milímetro que conformaba su panel de control. Gracias a eso pudo encontrar aquella ranura que poseía una forma peculiar. Pudo asociarla a la perfección con el tamaño de su DigiLector. Y al ver esas pequeñas flechas que apuntaban hacia la ranura, supo con exactitud lo que tenía que hacer. Colocó ahí su DigiLector, haciendo que éste encendiera el resto de las luces que activaron todas las funciones ocultas del Exodus. Un mensaje apareció escrito en la pantalla central.
Bienvenida, Kira Yagami
—¡Chicos, no van a creer esto! ¡Tengo mi propio Knightmare!
Emocionada, observó con atención una rápida secuencia en la pantalla central, que le mostró cada función del Exodus. De esa forma supo cómo manipular las palancas, haciendo que los motores se encendieran y que un lanzador de flechas fuese activado, asestando al fin el primer golpe hacia Lucemon.
Con una de sus alas perforadas y distorsionadas por las armas de Britannia, Lucemon fijó su mirada en la máquina. Intentó ir al ataque, siendo interceptado por el disparo de otro Slash Harken de RaptorSparrowmon que logró sujetarlo.
—¡Vamos, chicos! —Llamó Kira desde el comunicador—. ¡Los necesito aquí también!
Kira pronto pudo entender que los momentos de pausa no siempre son la mejor idea. Esos breves segundos bastaron para que Lucemon lograra someter DeviKraomon, incluso estando inmovilizado. El cuervo gigante fue a dar al suelo tras ser acribillado con golpes letales y contundentes. Continuó con RaptorSparrowmon, golpeándola por segunda vez con el anulador del Geass que llevaba en las manos.
Atacada por distorsiones en su cuerpo, RaptorSparrowmon perdió su Digievolución y fue a dar a la misma plataforma donde Nene esperaba. Temiendo lo peor, Nene corrió hacia él a toda velocidad.
—¡¡Nene, detente...!!
Ella vio venir el ataque, y aún así no quiso detenerse. Simplemente extendió sus brazos ante su compañero, siendo apresada por esas esferas de luz y oscuridad que se transformaron en una prisión de tormentos. El dolor indescriptible se apoderó de su cuerpo, mientras Lucemon sonreía con malicia y reía como un desquiciado. Sus carcajadas demoniacas sólo podían ser superadas por el volumen de los gritos de Nene, cuyo cuerpo también comenzó a distorsionarse.
—¡Eso es lo que tendrán todos los humanos que se atrevan a enfrentarse a mí! —Se burló Lucemon—. ¡Es nuestro tiempo, al fin!
Lelouch no tenía idea de que la técnica de Lucemon sólo tenía la mitad de efectividad para asesinar a su víctima, y que aún había una posibilidad de pensar positivo. Tan sólo se dejó llevar por el instinto que le decía que tenía que mantener su palabra. A pesar del dolor que sintió, disparó su Geass hacia la esfera que apresaba a Nene, mientras Kira retiraba sus manos de los controles del Exodus. El Emblema comenzó a apagarse, viendo a Nene desplomarse sin energías en los brazos de Lelouch y a DeviKraomon y Sparrowmon convaleciendo.
A pesar de todo el poder que poseían, ¿no era suficiente aún?
Lelouch no dejó a Nene en el suelo, a pesar de que necesitaba tener ambas manos libres para poder atacar. Tan sólo observó a Lucemon con todo el odio que fue capaz de reunir, preparándose para lanzar el golpe maestro al ordenarle a Lucemon que fuese él mismo quien lo detendría todo. El anulador del Geass se dirigió también hacia el muchacho.
—Entrégame a esa chica, o a cambio dame tu poder —dijo Lucemon.
—Sobre mi cadáver —respondió Lelouch con valentía.
Lucemon sonrió. El anulador del Geass disparó de nuevo. Lelouch activó de nuevo su Geass, creando un escudo que no logró reducir los efectos del anulador. Cayó al suelo junto con Nene, quien apenas pudo musitar un par de quejas sin poder abrir los ojos. El ojo de Lelouch comenzó a sangrar nuevamente, sin tener idea de que CC sufría en ese momento el mismo tormento.
Lucemon se acercó un poco más, encerrando al Exodus de Kira en una esfera de luz y preparándose para disparar también la oscuridad. Kira, aterrada, sólo observó cómo el corto circuito comenzaba a desactivar las funciones del Exodus.
—Dame tu poder, niño —repitió Lucemon—. Tú no perteneces a nuestro mundo.
—¡Son los miserables como tú quienes no pertenecen aquí!
La conmoción los atacó a todos cuando el látigo de espinas se enroscó alrededor del brazo con el que Lucemon sostenía el anulador. Una lluvia de espinas atacó también, obligándole a Lucemon a soltar el anulador sin saber que un ninja lo atraparía, antes de reunirse con Nene y Lelouch en la torre. Debilitado y momentáneamente cegado por el dolor en su ojo, Lelouch creyó por un instante que dos de aquellas personas que se posaron frente a él y su amada en el balcón no eran más que una ilusión.
Uno de ellos llevaba un Xros Loader amarillo.
Las tres restantes portaban armas, y dos de ellas llevaban la máscara de los Caballeros Negros sin que eso pudiese hacer que sus cabelleras, rubia y pelirroja, pasaran desapercibidas.
—S-Shirley... —musitó el chico.
Ella lo miró y asintió. Milly lo miró también, esbozando una cálida sonrisa.
Entonces, todas las miradas se posaron en el látigo que lanzó lejos a Lucemon para sacarlo del camino por un segundo. De esa forma, los últimos guerreros que librarían la batalla por el control de la Tierra Miel hicieron su aparición. Nene consiguió abrir los ojos al escuchar que Sparrowmon llamaba su nombre. El espíritu férreo de Lelouch le ayudó a levantarse también, uniéndose ambos al cuarteto que pretendía protegerlos.
Al estar Lucemon fuera de combate, la esfera de luz que apresaba a Kira desapareció.
Pronto, se dieron cuenta de que las fuerzas que les daban ese segundo aire no tenían nada que ver con sus espíritus inquebrantables. Ya habían aprendido lo suficiente acerca de los Digivices, como para saber que era Mimi Tachikawa quien les brindaba la luz sagrada de su dispositivo para volver a la contienda.
Fue por esa razón que, estando totalmente lúcidos a pesar de la sangre y las heridas, Nene y Lelouch se quedaron sin habla. Pues ahí, a un lado de Mimi, se encontraban dos guerreros más.
Una, a la derecha, era Rosemon.
Y el otro, a la izquierda, era el líder enmascarado de la rebelión que llevaba una espada dorada en manos.
¿Cómo era posible que otro Zero se hubiese presentado ahí? ¿Quién estaba debajo de la máscara?
En el refugio secreto de Lloyd, las cosas distaban mucho de mejorar.
Al enterarse de la noticia de que Cornelia no volvería, Schniezel sucumbió ante sus instintos más salvajes y apuntó con el cañón de su arma hacia la cabeza de Tai. Sin embargo, no fue capaz de disparar. Y Tai estuvo agradecido, aunque por un momento temió que aquello bastara para dejar una marca grave en la mente de su hermana menor. Schniezel dio un par de puñetazos en un muro, dándose cuenta de que una bala más o una bala menos no resolverían la situación. Ninguno de ellos era lo que alguna vez fue, pues la destrucción en el mundo entero los había destruido también por dentro.
—Lo lamento —musitó Tai—. Machinedramon nos perseguía a nosotros... Q-quería aniquilarnos para que no podamos darles el pendrive a nuestros amigos. Tuvimos suerte de llegar aquí con vida.
—Todo esto tendrá solución —aseguró Kari—. Por favor, confíen en nosotros. ¡Hay una manera de repararlo todo!
—Lo sabemos —dijo Lloyd, pues Schniezel no se sentía capaz de responder algo que ellos quisieran escuchar—. Confiamos en ellos... Todo esto dejó de ser sobre poder hace mucho tiempo. Pero... Tenemos que esperar a que el portal esté abierto. Tardará un poco más.
—¿Cómo podemos estar tan seguros de que Lelouch está teniendo éxito? —Reclamó Schniezel—. ¡Han pasado semanas, y nada ha cambiado! ¡El mundo sigue tan mal como lo estaba antes de que ellos llegaran!
—Tenemos que ser pacientes... —dijo Lloyd—. Somos los únicos que quedamos. Si nosotros no podemos resolverlo, nadie más podrá. Y toda esta miseria será lo único que veremos hasta el fin de nuestros días.
—En ese caso, envíame a mí también —dijo Schniezel—. Si en ese sitio puedo vengar a Cornelia, entonces...
—¡No! —Dijo Tai—. ¡No puedo permitirlo! ¡Ustedes no tienen idea de lo que hay en ese mundo! El Mundo Digital es peligroso para alguien que jamás ha estado ahí.
Lloyd pronto pudo sentir que su cabeza comenzaba a doler. La presión era demasiada, y la falta de noticias desde el Campo del Infierno ya comenzaba a pesar sobre sus hombros. ¿En qué otro tiempo se habría visto que Lloyd Asplund pudiese estar preocupado por otros destinos?
La voz de Cecile los alertó, deshaciéndose definitivamente de todas las tensiones y creando sólo una sensación de incertidumbre.
—¡¡Lloyd, el sistema se ha vuelto loco!!
El grupo corrió en tropel hacia el ordenador principal, incluyendo a Koromon y Nyaramon que se posaron sobre las cabezas de sus compañeros para poder observar con más detenimiento. Angustiada, Cecile intentaba mantener el control para evitar que el sistema operativo del portal quedase averiado.
—No sé qué sucede —dijo ella angustiada—. No puedo hacer nada...
Quizá para Cecile no era claro el mensaje que para Tai y Kari brilló, al ser dirigido únicamente hacia ellos a través de las distorsiones en la pantalla. Imágenes titilantes que llevaban en sí mismas una orden clara y concisa.
Digivices a la pantalla
Mirándose y asintiendo con determinación, ambos obedecieron. Los Digivices de los hermanos Yagami apuntaron hacia el ordenador, iluminando sus propias pantallas con los colores de la luz y el valor. Los Emblemas se unieron también, formando cuatro haces de luz que volaron hacia la pantalla principal e hicieron que aquel símbolo desconocido apareciera, demostrando un nuevo uso de la Luz Sagrada.
El cruce entre deidades y dimensiones.
—¿Qué significa ese símbolo, hermano? —musitó Kari.
—No lo sé... —dijo él—. Es... ¿Un búho?
—No es el mismo símbolo que me contactó la primera vez —dijo Lloyd—. Y tampoco se trata de Suzaku. No usa su misma conexión, al parecer.
Por toda respuesta, el símbolo desapareció para que un mensaje comenzara a escribirse en la pantalla en perfecto japonés. Nyaramon leyó en voz alta, buscando darle así un significado a esas palabras.
—Niños Elegidos, todos estamos unidos por una misma misión. Queremos salvar a nuestro mundo de las fuerzas del mal que quieren apoderarse de él. Las amenazas que acechan a su mundo están comenzando a afectar al nuestro, sin saber que poseemos un poder que ellos no conocen. Espero que con esto podamos marcar una diferencia, usando el poder de la generación que no estaba contemplada.
—¿Qué significa eso? —dijo Koromon.
Tai permaneció en silencio, al igual que Lloyd, a pesar de que la respuesta ya brillaba ante sus ojos.
El mensaje permaneció en la pantalla durante un par de segundos más, antes de que el refugio de Lloyd quedara en completa oscuridad.
Kari se resguardó a un lado de su hermano cuando una nueva luz se encendió ante ellos, revelando la puerta a otra dimensión de la que surgió una persona desconocida. Una chica peinada con dos largas coletas, junto a la cual caminaba una criatura de color azul y puños metálicos.
La recién llegada se detuvo cuando el portal se cerró, revelando también la presencia de ese dispositivo de color azul en sus manos. Su mirada, llena de confusión mezclada con determinación, se posó sobre las únicas dos personas que parecían pertenecer al mismo círculo que ella.
Sintiendo que el trío se había sumergido en una íntima burbuja, Tai dio un paso al frente.
—Tú eres ese poder que va a ayudarnos a salvar ambos mundos, ¿no es así?
Ella asintió. Sólo entonces se percataron de que sus ojos estaban cubiertos por una fina capa de lágrimas, así como de la sangre seca que aún decoraba sus nudillos.
—¿Quién eres tú? —preguntó Kari.
La aludida suspiró. Esbozó una cálida y hermosa sonrisa. A pesar de que su personalidad fogosa se apagó por un momento, por motivos que sólo los temblores del temor y la ira acumulados en su cuerpo podían explicar, la firmeza y la seguridad con la que habló denotaban que nada en ella había cambiado a pesar de todo.
—Minerva me envió a ayudarles.
Tai y Kari intercambiaron miradas, dándole al fin un nombre al símbolo desconocido.
—Yo soy Tai Yagami —dijo el chico—. El compañero de Koromon.
—Y yo soy Kari Yagami —continuó su hermana—. La compañera de Nyaramon.
Algo en aquella cálida bienvenida llevó a la recién llegada a llenarse de confianza, a pesar de todo. No se quitó los zapatos, ni subió a un sitio más alto, ni apuntó al cielo en esa ocasión. Tan sólo dio un paso más hacia adelante.
—Soy la compañera de Dokamon. Soy el centro del universo. Soy Eri Karan.
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