Capítulo LI: Beowolfmon VS Mervamon
¡Hey, hola! En Multimedia les dejo la canción Shirushi de LiSA, que deben escuchar en las escenas finales del capítulo. ¡Que lo disfruten!
Cuando la nube de humo negro comenzó a elevarse en los aires, la primera reacción de Akari fue arrastrarse por un momento. Eso le dio fuerzas para ponerse en pie, aferrar su Xros Loader y correr hacia el borde de la superficie, exclamando horrorizada:
—¡Taiki...!
Mimi logró interponerse a tiempo, así como Palmon extendió sus lianas para sujetar a la chica pelirroja. Los puños de Akari fueron a impactarse contra el pecho de Mimi, quien sólo pudo contener a su amiga envolviéndola en un fuerte abrazo que eventualmente logró inmovilizarla. Con un último golpe, Akari estalló en un grito ahogado.
Llevando una mano a su corazón, Nunally dio un paso hacia atrás. Miró con desesperación la nube de humo, negándose a creer que así serían derrotados quienes se habían quedado en el barco. Negó con la cabeza, luchando contra su respiración agitada.
Dorulumon no se quedó atrás. Corrió hacia el borde, exclamando los nombres de Taiki y del Digimon King. Cutemon subió a su cabeza, sumergiéndose también en la negación.
Entre los brazos de Mimi, Akari dejó salir una considerable cantidad de lágrimas. La tristeza, sin embargo, no pudo superar a su espíritu de lucha.
—Tengo que ir... Tengo que asegurarme de que Taiki está bien... Tengo qué...
Mimi negó con la cabeza. Alejó un poco a la chica pelirroja para poder mirarla frente a frente, sujetando sus manos de la misma forma que las lianas de Palmon seguían enroscadas en su cintura.
—¡No puedes hacerlo! —Exclamó la portadora de la Pureza—. ¡Si vas, te matarán a ti también!
—¡Taiki está en peligro!
—¡Y aunque quieras salvarlo, no podrás! ¡No tienes el poder que hace falta!
Agitada, Akari al fin se alejó por su cuenta. Palmon la liberó sin bajar la guardia, sólo para que la chica pelirroja pudiese mirar su Xros Loader con desesperación.
—Tengo que ir... Ellos nos necesitan. JagerDorulumon es tan poderoso como todos ellos... ¡No puedes pedir que me quede con los brazos cruzados!
Exasperada, Mimi dio un paso hacia ella.
—No puedes irte. No sabes lo que nos espera aquí.
La respuesta de Akari fue silenciada cuando Cutemon decidió intervenir.
—Akari-kyu, estoy seguro de que Taiki y Shoutmon están con vida-kyu. Nuestros amigos no caerían tan fácilmente-kyu.
Todos notaron que Cutemon únicamente había externado sus esperanzas, sin que eso las volviera reales. Con todo, Dorulumon suspiró y asintió a regañadientes.
—Cutemon tiene razón... —dijo—. Todos ellos son fuertes. Sobrevivirán.
—Lamento interrumpir —intervino Oggi—, pero parece que adentro de esa bestia hay dificultades.
Las miradas se posaron entonces en el ojo de Sephirotmon que Oggi señalaba, dando más y más razones para que el pesimismo volviera para no irse. El ojo de Sephirotmon revelaba que dentro de él había un siniestro Digimon de color negro y grandes ojos rojos esparcidos en su armadura, caminando lentamente hacia dos humanos y un Digimon. La estela de destrucción que dejaba a su paso causaba que el ojo comenzara a distorsionarse desde el exterior.
En el último ojo de Sephirotmon, un trío de sigilosas figuras se movían entre las sombras para escabullirse ante los ojos de los Evilmon vigilantes. Consciente de que necesitaban ocultar el menor espacio posible durante la infiltración, Sparrowmon optó por permanecer dentro del Xros Loader, dejando todo en manos de Mervamon mientras llegaba su momento de actuar. Aquello fue una buena idea, pues un Digimon humanoide era mucho más fácil de ocultar.
Atravesando los siniestros jardines, tuvieron que cubrirse detrás de un arbusto que poseía la forma de un Unimon erguido sobre sus patas traseras. Las alertas que delataban la presencia de los intrusos ya habían dejado de sonar, puesto que nadie podía explicar cómo era que habían desaparecido tras destruir las barreras para entrar. Eso les dio a los tres infiltrados el tiempo suficiente para llegar a ese punto, donde debían cruzar sólo una pequeña tierra de nadie para llegar a las gigantescas puertas principales del castillo de Lucemon.
Lelouch separó los labios para dar su siguiente orden, sorprendiéndose al ver que Nene se adelantaba a sus pensamientos. Con un susurro, llamó a dos Monitormon. Uno de ellos permaneció con el trío, mientras el otro dirigía su mirada hacia el tramo que quedaba por recorrer. En la pantalla del primer Monitormon apareció la puerta del castillo, resguardada por dos imponentes IceDevimon.
Mervamon aferró la Olympia con fuerza.
—Puedo aniquilarlos en un abrir y cerrar de ojos —dijo la guerrera—. Déjenmelo a mí.
—Que sea en tres golpes, o menos —asintió Zero.
Sólo Mervamon salió del escondite. A través de Monitormon pudieron ser testigos de la forma en que la guerrera se escabulló hacia los guardias. Ni bien se percataron del sonido de sus pasos, la Olympia se impactó contra el cuello de uno de ellos, dejándolo inmovilizado contra la puerta. La Medullia devoró al segundo IceDevimon, mientras Mervamon asestaba un segundo golpe mortal al rival que mantenía apresado. Acto seguido, miró al Monitormon que observaba. Asintió, viendo entonces cómo Nene y Lelouch salían del escondite para correr hacia ella. Los Monitormon volvieron a resguardarse dentro del Xros Loader, al tiempo que una voz precedía a la aparición de un escuadrón de Evilmon.
—¡Ahí están! ¡Son ellos!
Tres escuadrones más se unieron a la cacería, obligando a Nene a colocarse ante Lelouch y Mervamon. Imitando el movimiento del brazo que su amado utilizaba, la chica invocó su poder.
—Nene Amano Li Britannia les ordena... ¡Morir!
El dolor abrasador en su ojo le hizo retroceder, impidiéndole presenciar el momento en que los Evilmon se aniquilaron unos a otros. Lelouch sonrió con frialdad.
—Bien hecho, Nene —dijo Zero.
Ella asintió y buscó la fuerza para recuperarse.
No había tiempo para sentimentalismos.
La Olympia se incrustó entre ambas puertas, logrando abrir el camino para entrar al imponente y vacío vestíbulo. Dos armas se elevaron, siendo sujetadas por las manos firmes de los portadores del Geass. Entre la oscuridad, sólo los destellos de sus ojos los ayudaban a orientarse.
Los tres se sobresaltaron al escuchar que la puerta se cerraba lentamente detrás de ellos, dejándolos irremediablemente encerrados dentro del castillo de los horrores. Pero a pesar de la sensación de encierro, ninguno intentó abrirla de nuevo. Después de todo, estaban dispuestos a enfrentar a Lucemon en ese preciso momento, incluso sabiendo que no sería fácil.
Optaron por seguir avanzando, guiándose sólo por el instinto, hasta encontrar el segundo umbral que les dio la bienvenida. Mervamon fue quien dio el primer paso, asegurándose de que todo estuviese en orden. Y ni bien Nene y Lelouch atravesaron el umbral, las luces se encendieron para revelar la presencia del majestuoso comedor. Iluminado con elegantes candelabros y ventanales que daban vista a un oscuro paraje, destruido y desolado. Un banquete los esperaba, así como la vajilla de plata colocada en la cantidad exacta de puestos que necesitaban para recibir a cuatro invitados.
De pronto, Nene se sintió extremadamente hambrienta.
—¿Qué es todo esto? —Dijo Zero receloso—. ¿Por qué hay un banquete en este lugar?
—Algo me dice que no deberíamos acercarnos —respondió Nene.
—Eres astuta, Nene Amano. Tal y como me han advertido.
La presencia de esa tercera voz hizo que todos giraran con violencia, dirigiendo la Olympia y las dos armas hacia el intruso.
Un ángel de aspecto seductor, y letal para quien ya lo conocía.
—Lucemon... —musitó Nene.
El aludido asintió.
—Por favor, siéntense —ofreció el ángel—, y permítanme mostrarles el platillo principal.
Con una maligna carcajada, el ángel dio una palmada para que el prisionero estrella pudiese bajar desde la trampilla oculta en el techo.
Takuya Kanbara, amordazado y atado de pies y manos, cayó sobre la mesa.
La risa de Lucemon no cesó, sino hasta que su cómplice entró también al comedor a través de la puerta secreta. Beowolfmon logró acorralar a los tres valientes, tan sólo con su presencia. Deleitado ante la confusión, Lucemon tomó un par de uvas que comió lentamente y con elegancia.
—Que el espectáculo comience —anunció.
Lelouch actuó por impulso, cubriendo a Nene al mismo tiempo que Mervamon bloqueó el primer puñetazo de Beowolfmon.
Afuera de Sephirotmon, Nunally sintió que su corazón comenzaba a latir más fuerte que nunca.
Zoe vio llegar a su enemigo minutos antes de que sucediera, sin encontrar dentro de sí misma el valor para advertirle a Haru. Quería pedirle al chico que se ocultara y que dejara que ella se encargara de resolver el asunto, pero algo dentro de sí misma se lo impidió. Algo en la forma en que Labramon luchaba contra sus temores para adoptar una posición de ataque. Se deshizo en gruñidos que le hicieron entender a Zoe que nadie podía quedarse atrás. El único inconveniente era que no poseía ninguna forma de acceder al arsenal de Lloyd desde su D-Scan. Así que se armó de valor e intentó llamar a sus dos DigiSpirits, dándose cuenta de que su mano dolía tan sólo al intentarlo. Extrañada y agitada, miró su mano. Miró luego a su contrincante. Aferró con más fuerza su D-Scan. Logró Digievolucionar en Zephyrmon, causándole a Haru la mayor impresión de la vida.
Al estar en el campo de batalla, Zephyrmon habló sin dejar de mirar al oponente que seguía caminando hacia ellos.
—Necesito tu poder, cuanto antes —dijo—. Sea lo que sea que haga tu Digivice, lo necesito ya.
—¿Qué...?
Haru dio un par de pasos hacia atrás, aferrando el AppliDrive con fuerza. Sus rodillas temblaban y el temor que se apoderaba de él era cada vez mayor. ¿Cómo enfrentarse a un enemigo que no se parecía en nada a ninguno que él hubiera conocido antes?
El mundo de Zoe se derrumbó a sus pies en cuanto el enemigo se detuvo a pocos metros de distancia. Fue mucho peor que haber visto morir a Bokomon y Neemon en la Zona Cielo. La mirada de la guerrera se endureció, mientras sentía la ira hervir en sus manos y cómo se transformaba en esferas de energía destructiva. Sabía que su enemigo era poderoso. Sabía que sería difícil vencerlo. Y también sabía que no estaba dispuesta a ser compasiva.
Duskmon, por otro lado, sólo permaneció quieto. Ladeó la cabeza, luciendo tan inocente que nadie podría imaginarse la cantidad de muertes que marcaban sus manos.
Sintiéndose traicionada, Zephyrmon habló.
Haru no pudo hacer más que dar un paso hacia atrás.
—Kouichi... ¿Por qué...?
Silencio.
Zephyrmon insistió.
—¿Quién te ha hecho esto?
Como respuesta, Duskmon dio un paso hacia adelante. Zephyrmon se mantuvo quieta, sólo dejándose embargar por la calidez que emanaba de sus manos. Labramon no dejó de gruñir.
—¡Kouichi, soy yo! ¿Acaso no me reconoces?
El aludido negó con la cabeza. Zoe no podía saber que el chico apresado en ese cuerpo estaba llorando desconsoladamente, sintiéndose incapaz de perdonarse a sí mismo una vez que la batalla diese inicio. Aunque Kouichi intentó responder, lo único que pudo externar fue la onda de choque que brotó de sus espadas y que Zephyrmon intentó bloquear al disparar las esferas que se formaron en sus manos. Sin embargo, el ataque de la guerrera no pudo conectar y fue desviado cuando aquella mano se aferró con fuerza a su brazo, tirando de ella para alejarla de la línea de fuego.
Zephyrmon sólo pudo dejarse llevar, atrayendo a Labramon con una ráfaga de aire. La explosión de la onda de choque empujó a los tres fugitivos hacia una gigantesca roca que sirvió para ocultarse. Labramon se hizo un ovillo a los pies de la guerrera quien, aún confundida, apenas pudo percatarse de que era la mano de Haru la que aún se aferraba a ella.
Agitado, Haru recargó su espalda contra el muro. Ocultó el AppliDrive debajo de su chaqueta y pensó rápidamente en un plan. El dolor en su hombro, sin embargo, se lo impidió. Se deshizo en un quejido que aumentó cuando la segunda onda de choque golpeó el otro lado de la roca. Zephyrmon le obligó a descubrir su hombro, sólo para descubrir la herida sangrante que desprendía además un par de Datos y que se extendía hacia su cuello y en parte de su brazo. Similar a una quemadura.
—Cielos... Shinkai, estás herido...
El dolor fue mayor al que Haru jamás había sentido. Y aún así, decidió cubrir de nuevo su hombro y ser fuerte. Dentro del cuerpo de la guerrera, Zoe reconoció que ese gesto sólo le podía pertenecer al grupo de elite del que Haru definitivamente era parte.
—E-eso no importa... —se quejó el chico entre lágrimas—. N-no es nada...
—¡Esos son Datos! —Exclamó Labramon, levantándose y colocando sus patas delanteras sobre el torso de Haru para llamar su atención—. ¡Es una herida grave!
—L-lo que importa ahora es vencer a ese sujeto... S-sea quien sea... S-si es un Appmon, entonces...
—No —dijo Zephyrmon, sin poder disimular su inquietud ante cada Dato que se desprendía de la herida—. No es un... A-Appmon. Es un Digimon. Duskmon. Es... E-es uno de mis amigos.
—¿Qué...?
—Su nombre es Kouichi Kimura... ¡Alguien tuvo que corromperlo! Estoy segura de que él jamás habría hecho algo como esto.
—Entonces... —musitó Haru, con una increíble y poco usual mezcla de inseguridad y determinación—. ¡No podemos luchar contra él! ¡No podemos lastimarlo!
La roca fue a convertirse en escombros al recibir el tercer impacto. La onda expansiva lanzó a los tres contrincantes de Duskmon al suelo. Rodaron sobre sí mismos, sintiendo cómo los escombros golpeaban sus cuerpos. Cuando Haru logró incorporarse, se percató de que su cuerpo dolía mucho más que nunca antes. El dolor en su hombro le impidió levantarse en el primer intento. Duskmon se acercaba peligrosamente a ellos. Nunca antes se había sentido tan aterrado.
Zephyrmon y Labramon, por otro lado, lograron levantarse con mayor agilidad. Extendiendo un brazo, la guerrera impidió que el cachorro pudiese seguir avanzando. Decidida, sólo hizo que en sus manos aparecieran de nuevo las esferas de energía. Se colocó al frente de sus dos compañeros y esperó a que Duskmon volviera a detenerse.
El siniestro Digimon blandió sus espadas. Dentro de él, Kouichi musitó una disculpa. ¿Cuánto tiempo más tenía que resistir para que el maleficio de Lucemon se rompiera?
—Duskmon... —Sentenció ella—. Si no vas a detenerte, entonces... ¡Tendré que aniquilarte! ¡Lo haré por Bokomon y Neemon!
Dicho aquello, corrió hacia su viejo amigo. Las esferas se impactaron contra los haces de luz que brotaron de las espadas, dando inicio así a una batalla en la que el primer puñetazo dejó claro que Zephyrmon no tendría la ventaja.
Impotente, Haru logró levantarse. Venció al dolor en su hombro, sin poder explicarse a sí mismo lo que estaba sucediendo. Miró de nuevo su AppliDrive, que en ese momento era inútil. Un par de lágrimas brotaron de sus ojos, sin que tuvieran algo que ver con el dolor.
¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo ayudar?, pensaba. ¿Por qué está sucediendo esto...? Gatchmon... N-no puedo hacer esto sin él... ¡No quiero dejar que ese monstruo hiera a esa chica...!
Airu bajó el arma al escuchar el sonido del disparo. Tuvo el impulso de correr para cubrirse, pero una mirada de Yuu le dijo que no había razones para temer. Después de todo, la bala ya había hecho su recorrido. El arma de BelleStarmon cayó, pues ella se ocupó de cubrir su rostro con una mano. Se negó a revelar lo que hubiese sucedido. Sólo aferró con más fuerza el arma que aún llevaba en su otra mano. Dirigió en cañón en la misma dirección desde donde había llegado el disparo enemigo, justo en el follaje que se encontraba detrás de la chica rubia. Airu miró también hacia ese punto, así como Yuu consiguió arrastrarse para devolver a Damemon a su Xros Loader. La herida de bala destilaba sangre y Datos con cada segundo que pasaba.
—¡Sal ahora mismo, miserable! —Espetó BelleStarmon—. ¡Ven a mí si eres tan valiente!
El sonido de una mole de metal moviéndose alertó a la siniestra pistolera, que sólo bajó su arma por un instante. Observó a dos figuras surgir de entre el follaje, quienes no mostraron temor alguno.
Una máquina de color rojo y que poseía una peculiar garra dorada, piloteada por un desconocido. Y una chica enmascarada, cuyo traje peculiar sólo podía serle familiar a quien había formado parte de la resistencia contra el imperio.
La enmascarada fue quien disparó por segunda vez, sin esperar que BelleStarmon saltaría para esquivar la bala, ocultándose entre el follaje en el lado contrario del campo de batalla.
Aliviada, Airu dejó caer su propia arma y corrió hacia Yuu. Le costó hacer que el chico pudiese levantarse, por lo que él también tuvo que hacer un gran esfuerzo. La sangre no dejó de brotar. Y a pesar de su aspecto que seguía decayendo notablemente, recibió a los dos recién llegados. Esperó a que el Guren MK-II se hubiese acercado lo suficiente para que la compuerta se abriera y dejara salir al piloto, quien bajó de un salto y reveló ser también una chica enmascarada de largo cabello pelirrojo.
La chica rubia devolvió su arma a su sitio, en su cinturón, y miró a ambos miembros del Xros Heart.
—Ustedes son Airu Suzaki y Yuu Amano —afirmó ella.
Sin palabras, ellos sólo pudieron asentir.
En ese momento, Milly Ashford y Shirley Fenette se despojaron de las máscaras para presentarse oficialmente. Milly buscó entre sus ropas hasta encontrar un móvil en el que el símbolo de Ophanimon respondió a todas las preguntas, así como las palabras de la chica rubia sólo terminaron de corroborarlo todo.
—Omega nos ha enviado. Hemos venido con Alfa.
Lucemon tomó asiento en la silla principal del comedor, llevando una copa de vino para deleitarse con el espectáculo. Lelouch y Nene corrieron a resguardarse hacia el otro extremo de la habitación, sin dejar de observar al ángel que no parecía estar dispuesto a atacar aún. Tomándose de las manos, los cómplices observaron a Mervamon asestar una fuerte patada en el costado de Beowolfmon, para luego saltar a tiempo y esquivar el golpe con el sable que pudo haberla dejado sin pies. Beowolfmon atrapó el cabello de la guerrera y tiró de él para derribarla. Sin embargo, Mervamon supo aprovechar el momento y se impulsó para asestar un golpe certero. La Medullia apresó el brazo de Beowolfmon entre sus fauces, inmovilizándolo para que Mervamon pudiese trepar y golpear el centro de su espalda con la Olympia. Al levantarse, el sable de Beowolfmon golpeó el torso de la guerrera. Mervamon fue a estrellarse contra un muro, haciendo que grietas cubrieran la pared y que uno de los candelabros cayera.
Nene levantó el Xros Loader para llamar a Sparrowmon y terminar rápidamente con el encuentro, deteniéndose al sentir cómo la mano de Lelouch lo impedía. Sin decir una sola palabra, el chico negó con la cabeza. Nene lo entendió al instante. Debían dejar a Sparrowmon en secreto, pues los poderes de su Súper Evolución no debían ser vistos por Lucemon antes del encuentro definitivo.
Aún así, la impotencia se apoderó de Nene. Observó, enfurecida, cómo Beowolfmon volvía a someter a Mervamon. Cerró los puños con fuerza, sintiéndose aún peor al saber que su mente se había quedado en blanco. Supo que su amado estaba pasando por el mismo tormento cuando se percató de la mirada analítica y gélida de Zero. Ella miró entonces hacia la mesa, donde yacía Takuya.
Decidida, tomó la mano de Lelouch para correr a ocultarse debajo del elegante comedor.
Ninguno se percató de la forma en que la sonrisa de Lucemon creció.
En su escondite, Nene activó el arsenal de Lloyd. Manipuló en menú con sus dedos velozmente, ignorando las quejas y preguntas de su amado. Encontró rápidamente lo que buscaba. Un cuchillo largo, afilado, y cuya empuñadura parecía valer mucho más que la mitad del imperio.
—Tengo un plan —susurró Nene, recargando el cuchillo para sujetarlo con fuerza.
Zero pudo atar cabos fácilmente. Aprovechó el momento para recargar un arma más potente, en la que verificó que las balas fuesen suficientes.
—Hagámoslo —dijo Zero.
Ella asintió.
Salieron de su escondite, dando inicio al plan que acordaron con una simple mirada.
Lelouch corrió hacia donde Beowolfmon apresaba a Mervamon con el sable sobre su cuello. Lelouch realizó sólo un disparo con el arma más pequeña, que perforó la mano con la que Beowolfmon sostenía el sable. Dicha arma cayó al suelo, mientras la imagen de Beowolfmon comenzaba a distorsionarse y el agujero en su mano no se disponía a cerrarse. El enemigo soltó un alarido de dolor. Mervamon cayó al suelo, aferrando su Olympia y asestando un golpe en la mandíbula de su rival. Sacándose a Beowolfmon de encima, Mervamon escuchó las órdenes del líder de la rebelión.
—¡Mervamon, abre la puerta!
Con un grito de guerra, ella llevó a cabo el plan. Lanzó la Olympia con todas sus fuerzas, destruyendo la puerta del comedor y dejando el acceso libre para ir al vestíbulo. Los Digimon demoniacos que se congregaron para atacar sucumbieron cuando la Medullia hizo su trabajo, devorándolos y usando a otros como proyectiles que aniquilaron a sus compañeros.
Lucemon se levantó de golpe al ver a Beowolfmon convaleciendo, con el DigiCode comenzando a brotar de su cuerpo. También pudo ver a Nene acercarse velozmente hacia la mesa, usando el cuchillo para romper las ataduras de Takuya. Mervamon corrió hacia ese punto para tomar al chico que apenas podía levantarse, sin poder evitar que la mano de Lucemon se cerrara sobre la de Nene. Con gran agilidad, Nene atacó con la mano libre. El cuchillo abrió una profunda herida en el rostro del ángel, liberando a Nene y dejándola escapar.
Sin mediar más palabras, los cuatro fugitivos corrieron hacia el vestíbulo. Lelouch lideró la marcha, dirigiéndose hacia las escaleras repletas de enemigos. Bastó con tomar el arma más potente y presionar el gatillo, para que una ráfaga de balas asesinas hiciera todo el trabajo sucio.
—¡No se detengan! —Exclamó Zero—. ¡Tenemos que buscar un sitio alto!
—¡Entonces, tendremos que ser más veloces! —Respondió Nene, extendiendo su Xros Loader hacia adelante—. ¡Reload, Sparrowmon!
Sparrowmon hizo acto de presencia, anunciando su llegada con un disparo de su Random Lasser para abrir un camino en el techo del siguiente piso al que los llevaron las escaleras. Nene fue la primera en montarse en el lomo de su compañero, extendiendo una mano hacia Lelouch para ayudarlo a subir también. Mervamon lanzó a Takuya hacia el lomo de Sparrowmon también, subiendo a la par de ellos a punta de saltos y su increíble velocidad.
En el comedor, Lucemon observó el corte en su rostro gracias al reflejo de la vajilla.
Enfurecido, tomó el cuchillo olvidado por Nene. Miró a Beowolfmon, quien luchaba por ponerse en pie. Dejando a su compinche atrás, el ángel salió en busca de venganza.
Afuera del castillo, una chica rubia sonrió. El payaso a un lado de ella hizo otro tanto.
Afuera de Sephirotmon, Mimi y Nunally observaron con impotencia cómo el monstruo se sacudía. Akari, por su parte, sólo observaba la nube de humo negro que se alzaba en los aires desde el punto donde el barco estalló.
Al observar en el ojo superior la forma en que Lucemon se movía a gran velocidad entre los escombros que quedaban debajo del boquete creado por el Random Lasser, Mimi se dejó embargar por la calidez de la valentía.
—Tengo que ir —decidió—. Rosemon y yo podemos ayudar.
—Mi hermano quería que nosotros nos quedáramos aquí —le recordó Nunally por encima de sus inquietudes.
Mimi negó con la cabeza.
—Si no hacemos algo, nuestros amigos morirán ahí dentro —insistió Mimi.
Palmon dio un paso hacia su compañera, tomando su mano y mirándola con angustia.
—También yo quiero pelear, Mimi —dijo Palmon.
Mimi sonrió y asintió.
—¡Akari! —Exclamó, mirando a la chica pelirroja—. Si no logramos vencer a Lucemon en treinta minutos, ve a buscar a nuestros amigos y entren a ayudarnos.
Akari asintió a su vez, decidida.
Nunally dio un paso hacia la chica de los mechones verdes, dejando que Oggi volviese a ser ajeno a la discusión.
—Por favor —suplicó la pequeña—, yo también quiero ir. ¡Quiero ver a mi hermano!
—Zero no podrá pelear si debe cuidarte —le recordó Oggi con severidad.
—Pero, yo...
—Además —intervino Akari—, tú tienes que acompañarme a buscar a Tagiru. ¿Acaso no quieres verlo?
Aquello dejó a Nunally en una encrucijada. ¿Cómo decidir entre ir con su hermano, e ir con ese enérgico muchacho que significaba tanto para ella?
Sin esperar respuesta, y sólo guiándose por la forma en que Oggi y Akari separaron a Nunally de ella, Mimi tomó su Digivice y entró en acción.
—¡Palmon, Digievoluciona!
Rosemon se hizo presente, tomando a Mimi en sus brazos para dar un salto y dirigirse hacia el ojo superior de Sephirotmon. Usando una técnica similar a la de la bestia desconocida que vieron antes, Rosemon usó su látigo para crear una entrada en el ojo. De esa manera, Mimi Tachikawa entró también en la contienda.
Abajo, Akari sólo pudo musitar:
—Suerte...
No pudo decir en voz alta que tenía un muy mal presentimiento.
Sparrowmon siguió subiendo, sin dejar de disparar su Random Lasser cada vez que el techo se interponía en su camino. El último disparo les ayudó a sentir la corriente de aire que anunciaba que estaban por llegar al final. Nene y Lelouch se aferraron con más fuerza para salir a lo que debía ser la terraza de la torre más alta del castillo. Ni bien Sparrowmon se detuvo, las manos de un Gargoleymon intentaron atrapar a Lelouch. El chico logró esquivar el ataque y disparó para aniquilar a su enemigo. Acto seguido, se adentró en la torre para iniciar un tiroteo que mantuvo a raya a los enemigos.
Afuera, Nene apenas tuvo tiempo de ayudar a que Takuya se incorporara. Un Devidramon la sujetó por el cabello para arrastrarla hacia el borde de la torre, a lo que la chica respondió con un disparo.
Aturdido, Takuya sólo pudo observar a Nene correr hacia el boquete por el que habían llegado. Ella cayó de espaldas cuando la Olympia surgió para incrustarse en el suelo, ayudando a Mervamon a impulsarse. O, al menos, eso era lo que pretendía. Aunque Mervamon no pidió ayuda, el grito de guerra que soltó bastó para que Nene supiera que había problemas. Así que volvió a acercarse para comprobar que Beowolfmon había vuelto para aferrarse con fuerza al tobillo de Mervamon.
Resuelta, Nene activó el poder de su Geass, exclamando:
—¡Suéltala!
Cayendo en las garras de esos poderes místicos, Beowolfmon soltó a Mervamon y cayó al vacío con el cuerpo paralizado y cubierto de estática. Por dentro, Kouji no pudo entender cómo era que repentinamente había perdido el control del cuerpo que, de cualquier manera, le pertenecía al Señor Demonio.
—¡Kanbara, ayúdame!
Takuya logró arrastrarse velozmente hacia Nene. A pesar de que todo su cuerpo se sentía adolorido e inutilizado, unió sus fuerzas junto con la chica para tomar la mano de Mervamon y ayudarla a subir. El orgullo de la guerrera le impidió agradecer. Tan sólo sacudió el polvo de sus manos y miró a su amiga humana, quien sólo asintió para demostrar que le alegraba que su compañera digital hubiese salido ilesa.
Takuya cayó de rodillas en ese momento, cubriendo sus oídos con ambas manos y soltando un alarido que mezclaba el dolor con la ira y la impotencia. Alarmada, Nene tomó una decisión apresurada.
—¡Sparrowmon! ¡Mervamon! ¡Vayan a ayudar a Lelouch!
Los aludidos asintieron y se adentraron en la torre, siguiendo los sonidos de los disparos que señalaban el camino que el príncipe tomaba. De esa manera, Nene pudo colocarse en cuclillas frente a Takuya. No supo cómo ayudar en un principio, pues había una constante en cada reino que en él no se había cumplido. ¿Dónde estaba su Digivice, que sanaría el daño causado por Lucemon con la luz de Ophanimon?
Con todo, ella quiso intentar.
—Kanbara, mírame. Todo estará bien. Venceremos a Lucemon, ¿entiendes?
Agitado, el chico descubrió al fin sus oídos. Incapaz de hablar, sólo esbozó una mueca de dolor. El DigiCode brotó de su cuerpo por un instante, antes de volver a entrar.
—Tengo que llevarte con Cutemon —dijo ella—. Es la única alternativa.
Takuya no pudo responder. Fue el sonido de un gruñido de guerra lo que alertó a ambos, obligando a Nene a levantarse y a girar sobre sus talones para caminar hacia el boquete creado por Sparrowmon. Sujetando su arma, se asomó desde el borde. El silbido que cortó el aire le hizo retroceder a tiempo, aunque no lo suficiente como para evitar que el sable de Beowolfmon rozara su brazo y le causara un corte que al instante comenzó a sangrar y a emanar Datos. Retrocedió a rastras, topándose con las manos de Takuya que se posaron sobre sus hombros. El arma de Nene, a metros de distancia, yacía sin poder ser de utilidad.
Ambos observaron a Beowolfmon surgir del boquete, con los efectos de Geass totalmente esfumados. Recuperó su sable y caminó lentamente hacia los dos humanos temerosos que no podían seguir retrocediendo.
Por dentro, Kouji musitó una disculpa hacia su mejor amigo.
Nene no pudo hacer nada cuando la mano de Beowolfmon se cerró de su cuello. Sólo eso, sólo la forma en que ella luchó por seguir respirando, le dio a Takuya la fuerza para levantarse también.
—¡Beowolfmon, no! ¡Detente!
Con la respiración entrecortada, Nene luchó y forcejeo para caer de nuevo al suelo.
Nada de eso dio resultado, pues Beowolfmon únicamente dijo una frase con aquella voz que delataba el trance.
—Debo obtener el Ojo del Rey para el señor Lucemon.
Con más ahínco, Nene luchó para liberarse. Sin embargo, detuvo sus intentos cuando el vértigo la golpeó y le hizo ver que ya no había alternativa.
Beowolfmon la mantenía suspendida sobre el abismo, al otro lado del borde de la terraza.
—¡Beowolfmon!
Nene quiso gritar también, creyendo que sus esfuerzos en conjunto con los de Takuya lograrían detener al monstruo que amenazaba con dejarla caer. El horror se reflejó en su mirada cuando sintió la punta del sable sobre su estómago. Habría contenido la respiración, de no ser porque respirar era precisamente lo que más necesitaba.
—¡Déjala ir, Beowolfmon!
La bestia asesina respondió, presionando el cuello de Nene con más fuerza.
—Debo obtener el Ojo del Rey para el señor Lucemon.
Nene supo que no quedaba más opción que recurrir a lo único que podría condenarla, y que a la vez la liberaría. Luchó por mantener ambos ojos abiertos y logró decir una única palabra trabajosamente.
—L-libérame...
Ella se deshizo en un grito del dolor al sentir el poder brotando de su ojo. Supo ser hábil para sujetarse del borde de la terraza antes de caer al vacío, aunque el dolor que se esparcía desde su ojo quería traicionar a sus funciones motrices.
Venció el dolor a tiempo para presenciar cómo Beowolfmon arqueaba la espalda y caía, con su imagen distorsionada. La mano perforada por la bala en el comedor, la misma que sostenía el sable, se aferró al borde de la terraza. Nene hizo un gran esfuerzo por mirar más allá, sin conseguirlo. Sólo escuchó los correteos de su amado, así como su voz llamando su nombre.
Y una segunda voz, que se unía a los gritos de Mervamon y Sparrowmon.
—¡No dispares! ¡No lo lastimes!
Nene no pudo ver cómo Zero fulminó a Takuya con la mirada al escuchar aquello, mientras Beowolfmon luchaba por levantarse para mantener su honor.
Esos segundos de duda condenaron al grupo, pues Beowolfmon reunió las fuerzas para disparar el Sable de Luz hacia Sparrowmon antes de que éste pudiese pensar en rescatar a su compañera humana.
—¡Sparrowmon...!
Los gritos de Mervamon, Takuya y Lelouch alertaron a Nene, quien insistió en subir a pesar de que no pudo hacerlo. Su ojo seguía ardiendo como sumergido en ácido.
Mervamon intentó vengar a su amigo que apenas comenzaba a dar señales de querer seguir adelante. Y aunque luchó con todas sus fuerzas, un golpe del sable de Beowolfmon la dejó también fuera de combate. Lelouch quiso disparar de nuevo, topándose con la forma en que Takuya se interpuso para despojar al príncipe de su arma.
Y mientras ambos chicos discutían, Nene soltó un grito cuando los puños de Beowolfmon aplastaron sus manos y la hicieron caer al vacío.
Con un empujón, Lelouch se apartó de Takuya corrió hacia el borde, sin importarle que Beowolfmon hubiese caído nuevamente al suelo.
Sin rastro de su amada, y compartiendo una mirada con Mervamon y Sparrowmon, el cañón del arma de Zero se dirigió hacia la cabeza del convaleciente enemigo.
—Si hieres a la reina —sentenció el muchacho—, te enfrentarás a la furia del rey.
—¡Lelouch, no lo hagas...!
Lelouch tiró del gatillo. Beowolfmon le dirigió una última mirada. Y entonces, un silbido anunció la llegada de ese gigantesco Digimon emplumado que apresó a Beowolfmon entre sus garras para lanzarlo contra los muros de la torre. La bala fue a perforar la baranda, y Lelouch sólo pudo observar a la bestia recién llegada, sobre la que
Nene viajaba con aire triunfal.
Sin que el monstruo pudiese aterrizar en un sitio tan pequeño, Nene bajó de un salto. La otra chica sobre el lomo de la bestia bajó también, apartando el cabello que caía sobre su rostro, y rodeando los hombros de Nene y Lelouch con sus brazos.
—Lamento la tardanza —dijo Kira con un guiño—, pero Cheepmon y yo teníamos una cuenta pendiente.
Acto seguido, mientras el brazo de Lelouch rodeaba la cintura de Nene, intentando parecer reconfortante a pesar de que la reprimenda amenazaba con brotar de sus labios y que Nene ya se lo esperaba, Kira corrió hacia el otro chico que los observaba desde la distancia. Tras compartir sólo una mirada con él, y a pesar de que el DigiCode seguía haciendo sus pequeñas apariciones, Kira se armó de valor y corrió hacia Takuya para unir sus labios en el beso más apasionado que había dado en la vida. Takuya, confundido, sólo arqueó las cejas cuando ella se apartó, sin poder soltar las manos de la chica. Ambos sonrieron, y ella, agitada, miró de nuevo hacia Nene y Lelouch.
Mervamon y Sparrowmon lograron levantarse, a pesar de que no estaban del todo seguros de estar totalmente ilesos. Ambos compartieron una mirada y una sonrisa con Devikraomon, quien no necesitó presentaciones.
—No hay rastro de Zoe, Yuu o Airu —dijo Kira, repentinamente poseída por el espíritu de liderazgo—. No los hemos visto desde los aires.
—Tampoco hemos llegado con Labramon —dijo Nene—, pero ese sujeto, Beowolfmon, es muy poderoso.
—Y aún nos queda enfrentar a Lucemon —secundó Mervamon.
Zero tomó las riendas al instante, mirando hacia el abismo.
—Es la altura perfecta para llamar al Gawain —dijo—. Nene, es la única manera de terminar con esto.
—Lo sé —asintió ella.
—Y con nuestro poder, le daremos un merecido a ese Señor Demonio —dijo Kira decidida.
El plan parecía ser bueno y funcional. Por supuesto, nadie contaba con lo que sucedería entonces.
Nadie se esperaba que Devikraomon mirara hacia otra de las torres en ese momento, para poder detectar el peligro y exclamar:
—¡Cuidado!
Todos se giraron. Se quedaron paralizados, quizá por temor a que la situación empeorara. Todos, excepto la guerrera que exclamó el nombre de su amiga humana antes de rodearla con sus brazos, estallando en un alarido que le hizo entender de mala manera lo que se sentía cuando su cuerpo comenzaba a distorsionarse. Nene cayó al suelo junto con ella. Lelouch miró horrorizado la escena. Kira cubrió su boca con ambas manos. Takuya miró con ira hacia la torre donde estaba el enemigo. Crowkamon y Sparrowmon exclamaron el nombre de la guerrera, con horror y angustia. Beowolfmon se levantó también, mirando sus manos sin poder entender cómo era que aquellos gritos desesperados habían roto el trance, por lo que él recuperaba su forma humana. Lucemon esbozó una sádica sonrisa.
—¡¡¡Mervamon...!!!
Y Nene, arrastrándose, sólo pudo posar sus manos sobre la herida que quedó en la espalda de su fiel amiga cuando el cuchillo se esfumó. Las lágrimas no tardaron en brotar de sus ojos al ver las distorsiones en el cuerpo de su compañera de mil batallas, sin poder entender del todo la razón por la que Mervamon se había sacrificado a sabiendas de lo que el poder de Britannia causaba en el Mundo Digital.
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