27_Estrategia
Némesis
Si hay algo que deseo con todas mis fuerzas es poder sentir al menos que puedo y tengo la oportunidad de en algún instante ser feliz. Pero resulta lejana esa probabilidad.
Quiero a Chad y deseo ir a esa cita, poder conocerle como realmente es, sin embargo, el corazón se retuerce dentro de mi al recordar las palabras de su abuelo. Tengo que alejarme.
-Hay un lugar al que debo de ir, pero te avisaré si cambio de opinión -son mis palabras obteniendo de él una sonrisa dolorosa.
-Es mejor eso que nada. Espero que me regales la oportunidad.
-Ahora me voy, Emm... hasta luego -me despido señalando a la puerta. Este asiente antes de voltearme y seguir mi camino.
Mi vida ahora es un huracán, y yo estoy en medio viendo como todo lo que quiero se hace pedazos. Me encuentro entre la espada y la pared, entre el corazón y la mente, entre el deber y deseo.
¿Qué puedo hacer? Chad no me perdonará si en algún momento llega a saber la verdad. Por ello la decisión de salvarle, la decisión de enfrentarme a todo y protegerle. Se lo debo, casi muere por mi culpa, por una estúpida venganza sin sentido.
Si pudiera retroceder el tiempo cambiaría las cosas, pero no le conocería. Creo que ese es el destino y así lo quiso el universo. El universo a decidido que seré infeliz.
Tomo mi teléfono celular y marco el número del señor Benson. Hemos quedado para hablar sobre las armas. Tengo un plan y creo que si todo sale bien, podemos recuperarlas. Solo debemos ser cuidadosos y no dejarnos ningún cabo suelto. Lucrecia puede llegar a ser muy inteligente, por ende antes iré a casa. Debo de cambiarme y ser alguien más, no sé si mi madre está vigilándonos, y no lo dudo. Es alguien muy controlador.
El taxi me deja a la entrada de mi edifico al cual entro saludando a Rick el portero, un señor de mediana edad bastante majo.
Al llegar a casa camino directo a la ducha. Hoy a sido un día bastante estresante y caluroso, he tenido mucho trabajo y estoy realmente cansada, pues tuve que adelantar todo el que tenía acumulado por los días que estuve en recuperación. Entro a la ducha y dejo que el agua caliente con aroma a jabón de rosas queme mis penas hasta hacerlas cenizas. Estoy tan cansada, aburrida de luchar contra mis propios errores y contra situaciones que al parecer terminaran ganado la batalla.
Al salir camino envuelta en una toalla por el pasillo hasta mi habitación que me recibe con La Luz del sol colándose por las ventanas.
Camino al armario y optó por un vestido floreado veraniego de acuerdo con la estación del año y unas gafas de sol, Lucrecia no puede saber que me encontraré con Benson. Al look le agrego una peluca rubia para despistar. Mi melena es inconfundible sobretodo porque aún no sé de qué color es, algunos afirman que marrón, otros naranja, y otros que es una mezcla de los colores anteriores.
Termino de arreglarme y tras tomar mi bolso bajo al último piso en busca de un auto que alquilé cuando quedamos el señor Benson y yo. Un auto por si mi disfraz no la convence. Ella es mala y yo he aprendido de la mejor.
La Conversación será sumamente importante sobre todo porque esas armas no pueden llegar a las manos de Lucrecia. Solo fingiremos que sí lo harán. Y par que el plan que he planeado funcione, debo de estar allí, ir con Chad. Este es inteligente y si algo sale mal, podría pillarnos en cuestión de segundos.
Piso el freno y salgo del estacionamiento subterráneo hacia la carretera. Hacía mucho tiempo que no conducía, que estaba en casa encerrada sin sentir la brisa chocar contra tu rostro y que los cabellos dancen al compás del viento. En ese tiempo encerada analicé muchas cosas sobretodo, comprendí que aún me mantengo presa, como en Texas. Atada a mi madre. Antes no podía alejarme porque era muy pequeña y la amaba ¿Quién no ama a su madre? Yo lo hago, a pesar del dolor, a pesar de la terrible necesidad que crece en mi por odiarla y aborrecerla, pero no podemos elegir a nuestra familia y mucho menos a quien amar.
He vivido toda mi vida sujeta a las reglas de Lucrecia, haciendo de todo para mantenerla contenta y que estuviera orgullosa, creía que si daba lo mejor de mi por impresionar a mamá, ella me querría. Pero es imposible, Lucrecia no ama a nadie más que a ella misma y su ambición. Es triste saber que tienes una madre y que ella prefiere verte muerta, que prefiere el poder antes que a su propia sangre, aunque ese alguien haya nacido de ella.
Me detengo en el café donde habíamos acordado encontrarnos y aferro mis manos al volante conteniendo las lágrimas y ganas de huir. La guerra entre el corazón y la razón siempre serán las peores, las que terminan por destruir al ser humano hasta dejarte desequilibrado y hundido en la tristeza si tomas la decisión equivocada. Pero hay veces que no es suficiente con querer y que te quieran, es más importante la verdad.
Obstó mi rostro por el espejo retrovisor y limpio de mi mejilla la lágrima que descendió por esta. Respiro hondo y luego de contar hasta diez bajo decidida.
El lugar no es muy concurrido, alejado del gentío de la cuidad y con un aire retro. Avanzó cruzando el umbral cuando veo a el señor Tomás cerca de la terraza con vista a la cuidad. Capto su atención cuando asombrado me observa mientras tomo asiento frente a él.
-¿Nem...? -interroga entre un susurrro. Pero lo interrumpo.
-Me ha tocado usar disfraz, mi madre me podría estar siguiendo -explico.
-excelente idea -me felicita.
-No necesito más pruebas para saber que mi madre es un espantoso ser humano. Pero sigue siendo mi madre señor Benson. No quiero que salga herida si llegan a atraparla -voy directa.
-Directa al grano -asiento ante su afirmación. -No le haremos daño, solo pasará el resto de su vida tras las rejas -trago saliva cuando lo imagino.
-He pensado algo, pero quizás a usted no le guste la idea.
-La escucho -me pide que continúe con un gesto de su mano luego de acomodarse recostando su espalda en la silla.
-Chad, me ha invitado a cenar, esta noche. Creo que sería buena idea acortar.
-También creo que deberías ir. Obvio, siempre pensando en lo que dije aquella ve -Me recuerda.
-Lo se señor. No lo olvido... Y bien, Solo necesito la clave de la sala de armas.
-¿Cómo lo harás? -pregunta prestándome suma atención
-jaquearemos el sistema, las cámaras mostrarán una imagen en bucle, solo tenemos veinte minutos para sacar todas las armas. Iré a cenar con Chad, es clave que esté fuera de circulación en ese tiempo. Sino nos pillará.
-Me parece perfecto, pero, esas armas no pueden quedarse en manos de tu madre.
-Lo se, solo quiero que piense que estoy de su lado. Si lo que creo es correcto. Venderá esa armas, necesita dinero. Créeme señor Tomás, esas armas regresarán a nosotros.
-parece que tiene todo bajo control. No podemos fallar. El armamento es peligroso, no puede salir de nuestro radar.
-No lo hará. Le doy mi palabra. Una vez que mi madre haya depositado toda su confianza en mi, se la entregaré.
-Y luego se marchará como prometió.
-Le di mi palabra -reitero con dureza en mi voz. Estoy harta de que me repita lo mismo.
-Bien. Espero sus noticias -son sus últimas palabras antes de levantarse.
Asiento afirmando que mi palabra es ley, le entregaré a mi madre y Luego me marcharé. Solo hay dos opciones. Quedarme y destrozarnos, alejarme y salvarnos de un futuro desgraciado.
Decido quedarme unos minutos más y aprovecho para tomar un jugo de naranja en la soledad del lugar y la locura de mis pensamientos que planean mil formas en las que puedo terminar con mi dolor.
La vista de la cuidad desde aquí es hermosa, todo se ve tan diminuto que no puedo evitar pensar en que así me veré yo cuando todo pase, eso seré para Chad, algo diminuto entre tanta inmensidad. Un punto más en el mapa de su corazón.
Termino con el jugo y pago la cuenta. Debo de marcharme a casa pues casi es hora de la cita. A la que por cierto. Iré. No solo por el plan sino también porque me lo merezco. Merezco este instante de felicidad. Las cosas están a un paso de tomar un matiz más oscuro. Y antes de que ocurra debo de intentar darle algo de color a mis ilusiones. Porque cuando todo salga a La Luz. Se, se que lo perderé. Y voy a estar bien, porque él se merece alguien mejor, alguien que no haya querido matarle, alguien que no le haya odiado a muerte. Alguien que lo quiera sin peros y sea valiente.
Yo estoy lejos de serlo, lejos de ser la adecuada.
Y él, Chad tiene que aprender amar y dejarse amar. Sin límites.
Entro a casa una vez más directo a la ducha no sin antes despojarme de todos los cachivaches que tengo puesto encima. Por cierto, el cabello rubio se me ve fatal. Me ducho por segunda vez en el día. El calor es espantoso y asfixiante. Estamos en pleno junio, no quiero imaginar cómo será en agosto.
Cuando termino con la ducha y me detengo nuevamente frente al armario, no logro decidirme entre un vestido rosa palo ajustado al cuerpo y otro azul de seda con espalda descubierta y algo de escote. Paso ambos vestidos frente a mi, pero no me decido por ninguno.
Quiero estar guapa, pero los nervios no colaboran, así que lo dejo a suerte y verdad. Por ende busco en mi tocador una moneda y asigno la Cruz al vestido azul y cara al rosa. Cuento internarme hasta tres y lanzo la moneda al aire. Al caer sobre mi mano luego de segundos eternos, noto una Cruz asomarse, así que animada me lo pongo combinándolo con unos tacones blancos. Que por cierto, si hubiese salido cara de igual forma me pondría el azul claro.
Al acabar de vestirme me siento frente al tocador para poner en mi rostro algo de maquillaje. Lo que nunca me puede faltar. Rímel y labial, nada más. Mientras que de peinado hago una ondeada cola de caballo bastante alta y peinada. Moriré con mi cola de cabello, ya saben a quien le toque peinarme el día de mi funeral. Cola caballo: mi religión.
Lista, nerviosa y perfumada tomo el celular para dejar un mensaje de texto a Chad.
N: ¿Habías dicho cita?
Cortos segundos se hacen horas hasta el momento que las palomitas ahora se ven en azules y bajo su nombre noto que está escribiendo.
Ch: Cita, cena, el inicio de todo. Como quieras llamarle
N: ¿El inicio de todo?
Ch: ...
N: Eso es cruel.
Ch: Por cierto. Creí que no aceptarías.
N: todos merecemos segundas oportunidades ¿no lo crees?
Ch: Si lo creo.
N: ¿Vienes o qué?
Ch: ¿Ya estas lista rapunzel?
N: ¿Rapunzel?
Ch: Deja caer tu cabello. Estoy abajo.
<<¿Abajo?>> ¿Qué?
Salgo entre tropezones contra mis propias piernas hacia la terraza de mi habitación desde donde le veo ahora con el celular en su oreja y una despampanante sonrisa que le hace juego con el traje negro. Se apoya en el auto y señala mi celular. Este suena apareciendo su nombre en la pantalla y lo tomo tras soltar una tonta risita de niña enamorada.
-No pierdes el tiempo -hablo sin quitar mis ojos de todo él.
-Contigo nunca -mi corazón, creo que se ha detenido. Respiro buscando oxígeno. Chad me deja sin aliento.
¿Cómo me alejo de alguien que solo intenta ser mejor para mi?
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HOLIWIII AMORES.
DISCULPEN LA DEMORA.
LES PIDO QUE SI VEN ERRORES EN EL CAPÍTULO ME LO HAGAN SABER NO TUVE MUCHO TIEMPO PARA CORREGIR.
❤️❤️🥰🥰😘😘😍😍😍
GRACIAS POR EL APOYO 🥰
SALUDOS DESDE CUBA 🇨🇺
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