10_No es ella ✔️
Chad
La llamada de Sheyla me deja desconcertado, realmente no la esperaba, pero no voy a negar que la idea de una buena follada no me parece para nada apoco atractiva.
Necesito expulsar esta rabia acumulada, la misma que causó la maldita pelirroja que se rehúsa a dejar mis pensamientos. Odio su actitud, me molesta que se crea que puede ir por encima de mi o mis ordenes. El trayecto de regreso al país fue incómodo. No niego que en muchas ocasiones dieron ganas de llevarla a uno de los baños del jet y darle la cogida que se merece, por ser tan temperamental, por querer desafiarme siempre, pero no puedo aceptar que ella tenga ese poder sobre mi, el poder de querer tenerla cerca todo el tiempo así solo sea desnuda y de preferencia gritando mi nombre, pero, Chad Benson nunca desea con fervor. Némesis no puede ser esa excepción.
-Ok, nos vemos en el The Peninsula Beverly Hills -sentencio antes de colgar.
A penas y estoy en la habitación de hotel con la rubia atacó su boca. Ella gime por el impacto pero enseguida me sigue el ritmo. El beso es agresivo, jalo, muerdo, chupo su labio inferior, ella se vuelve loca, como es de costumbre. La agarro por el trasero y la levanto del suelo, envuelve sus piernas a mi alrededor. Camino con ella hacia la cama lanzándola, grita y ríe cuando cae sobre su espalda rebotando. Yo no encuentro nada divertido, solo quiero follarla tan fuerte que su risa se convertirá en lamentos de placer. Me desnudo y ella hace lo mismo. Sheyla es una chica atractiva, no niego que me atrae, y mierda, tiene un buen trasero, pero, en el sexo no es de participar o involucrarse mucho, siempre debo trabajar más. Eso no me molesta, siempre he sido el típico macho dominante en el dormitorio, pero... con Némesis, es diferente. Ella me enfrenta y desafía, toma las riendas sin pedir permiso, me domina y pone a su merced inconscientemente, eso me enoja,me molesta, y estar pensando en ello, me molesta aún más.
Volteo a Sheyla dejándola de espaldas a mi, levanto su trasero ligeramente, la cacheteo y ella grita, mis cinco dedos se quedan como un sello en su nalga. La miro está mordiendo su labio inferior, automáticamente mi polla está erecta del todo. Coloco un condón y entro sin aviso. Más gritos, maldiciones, pero la muy zorra disfruta. La follo como bestia, tal como le gusta. La veo y recuerda la noche en la que lo hice en esta posición con Némesis, con ella fue... otro nivel, extraño tanto hacerlo con ella que lo disfruté como nunca, como no lo estoy haciendo ahora.
《Basta Chad, aleja a la bola de fuegos de tus pensamientos》
Ok, alejada, pero... ¿en qué momento dejó Sheyla de estar en la habitación?
Némesis sonríe con malicia mientras entro y salgo de ella. Los gestos y muecas de su cara hermosa me prende aún más, me da más adrenalina. Bombeo con mas fuerza, ya no jadea, ahora grita. Su cabello rojo se mueve con tanta facilidad que mis manos instantáneamente lo agarran y echo su cabeza hacia atrás. Me mira por encima del hombro, pero, luego, ya no son sus ojos pardos, sino, las azules pupilas de Sheyla más encendidas que nunca y a continuación. Mierda Chad, ¿qué sucede contigo? Obligo a mi subconsciente a volver a la realidad, solo que el momento pasó a un segundo plano. Ya no soy el Chad de hace a penas unos segundos, ahora solo me muevo por hacerlo, mis ojos están fijos en un punto, la habitación se siente vacía solo silencio a pesar de los gemidos de mi acompañante, el vigor quedo suspendido en el aire.
-¿Sucede algo? - su entrecortada voz me trae de vuelta a la realidad. La miro, es Sheyla, siempre ha sido ella.
- No, nada - concéntrate Chad.
Llevo mi manos hacia sus mojados labios en su entrepierna y juego con su clitoris, maldice junto a mi nombre. Mientras la tocó cierro los ojos y de nuevo, ella está aquí, ocupando mis pensamientos y mi espacio personal. Ok, solo con Némesis en la cabeza podré terminar de una vez por todos, así que, lo siento Sheyla, pero...
Par de minutos más tarde me libero, tuve que hacer de tripas corazón para que el nombre de La cabellos raros no se escapara de mis labios.
La rubia se tumba por completo en la cama. Toma exageradas bocanadas de aire, sonríe y retira el cabello de su rostro antes de voltear a verme.
- Eres, una máquina - comenta. En otras circunstancias ese comentario me haría reír con suficiencia, ahora solo me hace asentir y levantarme de la cama.
Saco el condón de mi, hago un nudo y me dirijo al cuarto de baño a desecharlo. Aprovecho para limpiarme y luego lavo mi rostro. No me daré una ducha porque eso implicaría que Sheyla se una y, no quiero eso. Me observo en el espejo, no salgo de mi asombro, estoy en un trance de negación y furia, no puedo creer que mi maldita agente se haya insertado en mis pensamientos de tal modo que me aparezca y los atormente de este modo. No Némesis, no tendrás esa influencia en mi. Aunque, ahora que lo pienso bien, hay una posibilidad de que toda esta confusión se deba a mi enojo, si, eso ha de ser.
He estado todo el día enojado pensando en ella, seguro eso tuvo que ver en lo que ocurrió hace un momento, no encuentro otra explicación.
《No la hay》
Ni siquiera me tomo el trabajo de llevar a Sheyla hacia su casa, justo ahora solo quiero alejarme. Obvio notó mi cambio de humor y actitud después del sexo, me observó confundida cuando le pedí secamente que se vistiera. Tranquila Sheyla, no eras la única que no entiende nada aquí.
Aún es temprano, decido caminar en lugar de ir a casa. Estaciono mi auto y camino por las calles de Los Ángeles sin rumbo, o al menos eso pensaba. Voy tan metido en mis pensamientos, reprochandome internamente por lo ocurrido que no me doy cuenta cuando un frágil cuerpo impacta contra el mío. Para mi sorpresa o desgracia, es ella. Puto destino de mierda que se empeña en ponerla en todos lados. Aún no nota que soy yo e intenta seguir su camino, pero, como soy yo, el idiota de Chad, la detengo.
-¡Némesis! - y así obtengo su atención. Me mira confundida. -¿Ocurre algo contigo? - su estado me... ¿cómo llamarlo? ¿Preocupa? No parece ella.
-Debo ir...
No termina la frase, la interrumpo apenas y mis ojos notan las marcas en sus manos y cuerpo. Un sentimiento de furia y enojo me recorren, siento mi sangre hervir. ¿Quién le hizo daño?
- ¿Cómo te hiciste esto? - mi voz es autoritaria. Mi rostro se contrae de enojo.
- ¡Déjame en paz! - me grita - ¡Sólo métete en tus asuntos! - y esta es la Némesis que conozco.
- Ya se había tardado en salir tu versión antipática - me bufo.
Intenta alejarse, pero, no me pregunten por qué, por favor, no lo hagan. Me interpongo en su camino obstruyendo su paso, se detiene. Tiene cara de pocos amigos, pero no me importa, no quiero que se vaya, o al menos, eso creo.
-¿Quieres dejarme en paz? Te recuerdo que ayer te desobedecí y te enojaste. Ni siquiera me hablas - oh mierda, cierto. Esta listilla de pacotilla intentó pasar por encima de mi autoridad, una orden es una orden, y ella tiene que entender eso.
- Obvio que lo recuerdo - me acerco peligrosamente a ella. Es solo verla y se esfuma el enojo - pero ya no me interesa. -ver sus labios me hacen querer besarlos, lamo los míos por la impotencia.
Luego de un discurso donde me grita que solo la busco para follar, cosa que no es menos cierta; me deja en claro mis propias palabras, solo nos une una relación profesional, ella es mi agente y yo su general al mando. No niego que verla en su actitud de pelionera me dan deseos de estamparla contra la pared y darle literalmente duro contra el muro, pero, me detengo, me alejo de esos pensamientos. Ok Némesis, ¿así que crees conocerme? Pues, juguemos un rato.
- Solo quería invitarte a un café - pagaría justo ahora 10 000 dólares a la persona capaz de capturar el rostro de la pelirroja en este momento.
Sus mejillas hacen competencia con su cabello, la vergüenza es tan evidente que estoy seguro que quisiera que la tierra se abriera y lla tragara. Detengo las ganas de reír, mantengo mi semblante neutro aunque por dentro ando bailando de la victoria. Toma esta pelirroja insolente.
- Yo no... yo... solo olvídalo, me tengo que marchar.
Esta vez no pongo resistencia, se que esta situación ya es incómoda para ella, aunque me comenzaba a divertir la dejo ir, solo por esta vez.
-¡Mañana a primera hora en la oficina agente Anderson! - grito. Al ver que me ignora, insisto en molestarla - Y no se ande metiendo en peleas callejeras, no le hace bien a su piel.
Me sigue ignorando, aunque se que en el fondo muere por volver a donde estoy y dejar un lindo morado en mi rostro.
Llego a mi casa, aún con la misma sonrisa idiota que se dibujó en mi cuando veía a Némesis marcharse. Su trasero apretado en ese conjunto deportivo me hizo imaginar cosas, tuve que masturbarme en el auto para que la maldita erección no molestara tanto en el trayecto a casa. Ahora sí tomo una ducha, ya la necesito,
Hoy, es hoy el interrogatorio del ruso, obviamente Nemesis se hará cargo de ello, es la única que domina el idioma, nuestra traductora, es su trabajo. Matthew está en mi oficina hablando de no se qué mientras mi mente está lejos.
¿Podrá manejar la situación?
¿Obtendrá la información que necesitamos?
Némesis es una mujer fuerte, eso lo puedo ver y lo sé de sobra, pero, a la vez, no puedo evitar verla como la chica que es. Es joven, parece frágil a simple vista, de cristal. Las veces que la he observado cerca de Atenea me quedo bobo viéndola reír y ser una persona completamente distinta con su hermana. Es tierna y amorosa, nada que ver como es o aparenta ser siempre. Es agradable con todos acá 《menos conmigo》, la he visto divertirse en el horario de almuerzo, interactuar con naturalidad con los demás agentes, pero, siempre que aparezco en su campo de visión, todo cambia, la malhumorada Nemesis aparece.
-¿Me estas escuchando hijo de puta? -Matthew me habla y lo observo con un ceño fruncido. - Eres un cabron de mierda. Te estoy contando sobre mi cita con...
- Olvidalo, vamos. El interrogatorio debe de estar a punto de empezar - me pongo de pie de inmediato.
- No puedo, tengo otro interrogatorio justo ahora.
-¿Que caso? - no recuerdo, son tantos que mi mente se atrofia.
- El caso "pelotero" - asiento.
Así le llamamos al caso del hombre que mató a su esposa a puros golpes con un bate. Matthew lo bautizó con ese nombre, el muy idiota se vanagloria en decir que no se arrepiente de nada, que se lo merecía, que si por él fuera hubiera reventado su cabeza a batazos. Un sujeto sin escrúpulos y cegado por los celos, conozco varios como él, carne fresca para los carroñeros de la prisión. A este fácil le esperan unos 25 años, pues, provecho, y espero que relaje la raja cuando deje caer el jabón en la ducha. Imbecil desgraciado.
No niego que me sorprende lo facil que manejó Némesis el interrogatorio, obvio no entendíamos nada de lo que hablaban, mirábamos detrás del cristal - espejo detrás de la sala de interrogatorios en la que se encontraba. Pudo manipular y llevar la situación a su favor solo con un sobre ¿qué contiene? Ni idea. Su hermana, Atenea la mira todo el rato llena de orgullo. Es increíble la adoración que se ve en sus ojos, aunque es la misma que noto en la mirada de Nemesis siempre que la ve.
Tyler parece un estúpido babeando por la pelirroja, mi mandíbula se contrae, no me gusta que la mire así, de hecho, no soporto que lo haga, añadido a la lista de cosas que odio en la fas de la tierra.
Cuando sale de la sala con una sonrisa victoriosa en su rostro, nos acercamos a ella. Me sorprendió su estrategia, el maldito sobre esta vacío, no hay nada, pudo manejar la situación con un complemento falso, es una genio.
- Lo que hace la culpa - comenta Atenea refiriéndose a lo fácil que abrió la boca el ruso pensando que ese sobre contenía algún tipo de mensaje de su ex mujer, que de paso, le cuento que mató con sus propias manos.
- Lo que hace el amor -Ok, me enojé. No me gustó el corito de Nemesis y Tyler. ¿Qué? ¿Ahora resulta que están conectados?
Idiotas.
Me alejo sin mediar otra palabra, sin felicitarla tal y como quería. Que se vaya al demonio. La risa tonta y nerviosa que compartió con el agente Tyler me hizo imaginar formas de borrárselas.
Cuando voy caminando a paso firme a mi oficina la voz de Sheyla me detiene.
-¡Chad! - la miro, por su forma coqueta de caminar, no es precisamente de trabajo de lo que quiere hablar. - Tenemos un asunto importante que verificar general Benson - disimula ante unos trabajadores que pasan por nuestro lado y me saludan con formalidad.
- En la oficina ahora señorita Sheyla - demando.
Me doy la vuelta y sigo mi camino, ella pisando mis talones. Paso la puerta de mi oficina, la rubia detrás y la cierro, no me da tiempo a pasar el seguro cuando ella me besa. Le respondo, nuestras lenguas se desafían y se burlan, ella comienza a abrir el broche de mis pantalones y cuela una de sus manos agarrando mi polla, esta da un sacudón. Todo iba bien,de maravillas hasta que...
-¿Interrumpo algo? - me detengo y alejo a la rubia de mi. No sé por qué lo hago, tal vez, por la forma en la que Némesis me mira.
- Obvio que interrumpe. ¿Con qué derecho entra así a la oficina de su superior? - Sheyla le habla enojada mientras se recupera del momento.
- No me dirigía a usted señorita Vázquez, hablo con mi jefe - némesis no la mira, solo me observa a mi, sus ojos están encendidos de furia, pero, otro sentimiento se distingue en sus pupilas.
《Deseo》
-Déjenos a solas Sheyla - la rubia me mira desconcertada. Pero, la ignoro, solo la miro a ella.
- Pero Chad...
- Señor, se dice señor - la interrumpe Némesis y Sheyla la fulmina con la vista.
- Escuche bien agente Anderson, no se quién...
- Te di una orden Sheyla.
Y la cumple, a mala gana, pero si la cumple. Saliendo por la puerta Némesis pone seguro. La furia con la que me mira hace la lujuria hacer estragos en mi.
- Eres un hijo de puta Benson.
- Ya me lo han dicho, y no me quejo de ello - respondo con chulería. Ella se acerca.
-Un engreído de pacotilla
- Suele pasar cuando puedes permitirte ser así - mientras ella se acerca comienzo a provocarla.
Saco mi erección, sus ojos atacan enseguida, tengo hambre, hablo de su boca en mi polla. No se detiene, cuando llega a centímetros de mi, mi miembro la toca ligeramente.
- Solo piensas en sexo - intenta sonar indignada, pero el deseo la delata.
-¿Quien dijo que justo ahora estoy pensando en sexo?
-¿Ah no? Y ¿en qué piensas? - dice y muerde su labio inferior. Acaricio la punta de mi erección. Ella traga en seco.
- Tú de rodillas y tu boca acariciando justo, aquí - imitó los movimientos que podría hacer su boca con mi mano.
Lo que hace a continuación me deja claro todo, Némesis es justamente lo que un hombre puede buscar en una mujer. Se arrodilla a mi altura.
-¿Cómo? ¿Así?
Tengo que sostenerme del borde de mi mesa cuando comienza a realizarme una felación, puedo jurar que las puertas del paraíso se están abriendo para mi. Dios, que puta ironía...
... Es el mismísimo demonio quien me hace llegar al cielo...
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