Extra
NAVIDAD
Uno de los días que Gun más amaba, aparte del cumpleaños del amor de su vida, era navidad, porque Off le permitía hacer todas las decoraciones que quisiera, acabando por llenar la casa de tanto rojo, verde y blanco que acabaría hundiendo hasta al mismo Grinch en el espíritu navideño de Gun.
—Amor ¿Qué haces ahora? —El minino escuchó la voz de su esposo y removió sus esponjosas orejas, bajándose del banquito donde se había subido para continuar colocando unas cuantas guirnaldas.
—Ya van a llegar. —Hizo un puchero Gun, acercándose a su castaño—Y no luces allá, allá y allá también. —Señaló respectivamente.
—Bebé, ya hemos hablado de esto. La casa está hermosa, no te preocupes más ¿De acuerdo? —Off se estiró para colocarle a Gun el gorrito de Santa, doblando la punta y asegurándose de que no escondiera sus felpudas orejas. Él, por su parte, se colocó las astas de los renos—. Listo ¿Ves cuan hermoso estas?
—Yo quería ser reno.
—No, no, ni lo pienses, gato engreído. —Off suspiró, cruzándose de brazos—. Ya lo hablamos, quiero lucir más alto. No puedes ser tan alto como yo, no te lo voy a permitir.
Gun sonrió, moviendo su larga cola. Él y Off habían prometido mantenerlo en secreto, pero la última vez que se midieron, había crecido unos cuantos centímetros, mientras que Off seguía igual. No se notaba la diferencia, pero para el mayor fue un golpe directo en su orgullo. Gun debía ser siempre pequeño y adorable.
—Soy Santa y tú reno. —Afirmó Gun.
—Se dice "Tú mi reno", amor.
—Tú mi reno.
—Muy bien. —Off se inclinó y besó sus labios—. Pero ya no sigas creciendo. Mira que si para la próxima navidad creces más, te prometo que te vestiré de duende ¿okey?
—¡Okey! —Aunque Gun no tenía idea de cómo hacer para no continuar creciendo.
»Después de un beso, Gun se dedicó a bañar, cambiar y vestir a sus hijos con todo el espíritu navideño que tenía. Chimon fue un hermoso reno de cuatro años, Nirin una MamáClaus de dos y Win un duende de un añito recién cumplido.
Dejando que Chimon y Nirin disfrutaran de los decorados de la casa y sacaran sus juguetes a la sala, mientras Win descansaba en su cuna, Gun se acercó para asegurarse de que Off tuviera lista la cena, sonriendo y meneando sus orejas al escuchar el dulce cantar de su amado, moviendo sus caderas de lado a lado.
Él quiso acercarse para rodear la cintura de su esposo y llenar su cuello de besos, hasta terminar jugando nuevamente en la cocina, pero sabía que no era correcto. Aunque imaginarse a Off renegando debido a que Gun ya era más alto y ahora el felino de cola larga podía rodearlo con sus brazos por la cintura, era algo que Gun adoraba oír.
Porque aunque llegara a medir dos metros, él siempre sería el pequeño bebé de Off. Pasara lo que pasara.
Sus orejas se menearon una vez oyó el timbre, sacándolo de sus pensamientos y devolviéndolo a la realidad, justo a tiempo para ver a Chimon corriendo hacía la puerta, pegando su oreja esponjosa a la madera.
—¿Quién es? —Preguntó el pequeño.
—La vieja Inés. —Chimon sonrió emocionado al oír la voz de su tío Luke, así que abrió la puerta sin dudarlo, recibiendo al rubio felino que lo tomó en brazos y al instante lo puso de cabeza, haciéndolo reír.
—Luke... Te he dicho que dejes de hacer eso. —Detrás del rubio entró Joss, siendo seguido por Tay, quien observaba la joven pareja con una mirada llena de resignación.
Gun amaba las visitas de sus amigos. Él no recordaba la última vez que habían estado todos juntos, pero ahora, por fin, después de tanta insistencia de Off hacia los demás, consiguieron quedar para pasar las fiestas en su hermosa casa de playa.
—Cada día este engendro pesa más. Mierda. —Luke maldijo, costándole devolver a Chimon a su posición normal, mientras el pequeño reía y reía, amando la adrenalina—. ¿Qué les das de comer, Gun? ¿Esteroides?
Gun ladeó la cabeza, sacudiendo su castaña y larga cola, sin comprender a qué se refería Luke. El felino vio a Joss cargar a Nirin mientras Tay buscaba a Win, sin embargo, la pregunta de Luke aún seguía en su curiosa cabeza.
—Son como proteínas, solo que malas a largo plazo. —Oyó la voz de Off y justo después, uno de los brazos del castaño rodeó su cintura, sacándole una sonrisa—. Son malas, no le damos esteroides a nuestros hijos, amor.
—No estero...ides. —Aceptó Gun, mientras Off apoyaba su cabeza en el hombro de Off. Soltó un gruñido cuando le fastidió la posición, antes era tan fácil hacerlo. Off se agachaba y lo sostenía completo... A veces ni a él le gustaba haber crecido.
—Off... Veo que estás... —Tay alargó la oración, mirándolo de pies a cabeza.
—¿Enano, cornudo y viejo? Sí Tay, pienso lo mismo.
—Joss sonrió con burla, logrando que Off arquee una de sus cejas, completamente indignado.
—Por eso no quería que vinieran, tengo los amigos más estúpidos de la vida.
Gun soltó un suspiro al escuchar las risas. Él creía que Off estaba tan hermoso como el primer día, o como la primera vez que vio esos ojos azules mirarlo con curiosidad cuando le pidió algo para comer. Sin embargo, después de mucha, mucha explicación, Gun comprendió que cuando las burlas vienen de tus amigos y son soltadas con tal tono, no se consideraban burlas, sino bromas y lo mejor era reírte de ti mismo junto con ellos. Las risas eran buenas, eso se lo repetía Pim todo el tiempo.
El resto de la noche, los tres amigos junto con Luke y Gun se sentaron en los sofás, observando a los bebés jugar frente al enorme árbol cubierto de luces de colores. Gun se acurrucó al lado de Off, soltando un largo suspiro, observando el hermoso brillo de la chimenea. Porque sí, Off tuvo que mandar a hacer una chimenea para que Gun disfrutara del total espíritu navideño, eso hacía un par de navidades.
Sí, se podía decir que Gun y Luke eran bastante mimados ahora, pero estaba bien, porque se lo merecían, o así pensaban Off y Joss.
—Esto es como los viejos tiempos. —Dijo Tay, rompiendo el cómodo silencio en el que todos se habían sumergido, uno en el que solo se oían los balbuceos o palabras de los pequeños bebés—. Ya saben, antes de Gun, Luke y todo... Cuando solo éramos Off, Joss y yo, solíamos también pasar la navidad en la casa de Off.
—¿Qué hacían? —Preguntó Gun, con curiosidad.
—Observábamos la chimenea y nos preguntábamos si alguna vez Papa Noel se habría quemado el culo bajando por ahí. —Respondió Joss, sacándole una sonrisa al rubio felino.
—¡Yo sé que sí! ¡Lo vi en un programa! Por eso Santa ya no entrega los regalos, sino sus duendes. —Luke continuó, totalmente orgulloso—. Es un viejo estúpido y gordo al fin y al cabo.
—¿Es estúpido? —Le murmuró Gun a Off, sacándole una sonrisa.
El mayor negó con la cabeza, rozando su nariz con la de su esposo.
—No es estúpido. —Gun sonrió, besando los labios del castaño, ronroneando por puro instinto, olvidándose por un momento que estaban acompañados.
—Otra vez lo están haciendo. —Le gruñó Luke a Joss, haciendo un gesto de asco hacía sus dos amigos—. ¡Siempre lo hacen! Por eso te dije que no importa si cogemos frente a ellos ¡Ni siquiera nos notan!
—Creo que está bien. —Tay habló ahora, llamando la atención de Joss y el rubio minino—. Quiero decir, si nos ponemos a pensarlo por un segundo, Off ya cumple veinticinco años ¿No? Él y Gun han pasado por tantas cosas para llegar hasta aquí, cosas que cualquiera no podría superar.
Joss y Luke estuvieron de acuerdo. A pesar que el inicio del problema fue también el inicio de la felicidad, ellos tuvieron que estar cerca de perderlo todo para encontrar el camino a su eterna felicidad. Ahora solo lo disfrutaban y se lo merecían. Nadie se merecía tanto ser feliz como Off y Gun.
—Me gusta que sean felices. —Admitió Luke, después de un largo silencio—. ¡PERO PUEDEN DE UNA MALDITA VEZ DEJAR DE BESARSE FRENTE A NOSOTROS HIJOS DE LA GRAN...!
Sí, ese era Luke. Lo curioso era que los bebés no se asustaban ante sus gritos, muy por el contrario, ellos solo reían.
—¡Hey! ¡Bienvenidas!
Any y Pim entraron a la casa, saludando con alegría, dejando los regalos cerca del árbol y sentándose junto a Joss. Tay al final se sentó al lado de Off, y Gun con Luke pasaron al suelo, acercando a los bebés, manteniéndolos entre sus brazos para que no se dirigieran a los juguetes.
Una vez Any y Pim acomodaron sus obsequios bajo el árbol, Off, Gun, Joss, Tay y Luke sacaron también los que habían llevado y los colocaron todos juntos. El árbol se vio mucho más hermoso con tantos regalos envueltos en preciosos colores, y Gun nuevamente no pudo sentirse más feliz.
La verdad era que ese ambiente familiar y cálido no se podía crear con facilidad en cualquier hogar, sin embargo, justo en este parecía nacer con tal espontaneidad que Gun consideró llamarle magia navideña. Tenerlos a todos ahí hacía que su corazón se acelerara y que deseara abrazarlos para que se mantuvieran juntos por siempre, aunque sabía que cada uno tenía sus obligaciones —como New, el nuevo novio de Tay, que trabajaba como enfermero en Neko corporation, y quien ese día había pedido quedarse con los niños— y además faltaban, también Dara y sus hijos, pero aun así se sentía muy bien.
—¡Yo voy primero! ¡Yo voy primero! —Luke se iba a lanzar sobre los regalos cuando Joss lo cogió del cuello de su camiseta, logrando evitar que fuera con todo hacía el árbol. Luke gruñó y meneó sus orejas, mirando con odio al peligro— ¡Arg! ¡Deja de hacer eso! ¡En la calle haces lo mismo!
—Y si sigues así te pondré correa, pareces más un perro que un gato. —Le respondió el ojinegro, mirando retadoramente al felino.
Luke bufó, rodando los ojos.
—¿Por qué no me enamoré de alguien millonario? ¿De un político o de un narco? ¿Por qué de alguien que no puede comprarme todo lo que veo en la calle?
Joss y todos los presentes suspiraron con resignación. Los dramas de Luke ya los conocían lo suficientemente bien, sin embargo, todos olvidaron aquello cuando vieron a los pequeños avanzar emocionados hacía los obsequios, cogiendo los primeros que tuvieron en frente. Fue Off quien se levantó y avanzó, entregándoles a sus hijos sus regalos designados y así pasó uno por uno, asegurándose de que todos recibieran los que debían.
Como era de esperarse, fue Off también quien recibió más regalos, aunque la mayoría de estos eran solo bromas de Joss y Tay. Cosas como consoladores, lubricantes de sabores, condones con textura, plugs y muchos más juguetes sexuales, consiguiendo que Gun solo preguntara una y otra vez qué era cada cosa y para qué servían. Pero no, con Any presente, no le explicaría en ese momento.
—Esto es el colmo. —Chilló el castaño, mirando a sus amigos aguantando las carcajadas— ¿Para qué mierda un plug con cola de gato? ¡Gun tiene una!
—Uno nunca sabe. —Joss se encogió de hombros, terminando por reír a carcajada suelta junto con Luke y Tay, quienes tampoco aguantaron un segundo más sin burlarse de su mejor amigo, ellos siempre le fastidiaban diciendo que si Gun seguía creciendo, pronto los papeles se invertirían y... pues quien usaría ese plug sería definitivamente él... Cuando Off lo comprendió trago saliva en seco y después se echó a reír con ellos y aunque Gun, realmente no entendía nada, compartía divertidas risas contagiadas de los demás, mientras admiraba como Pim observaba su nuevo bolso con diseños de cuadros negros y blancos, al parecer la chica estaba enamorada de ese regalo.
—Hey, mamá. —Pim le dio un ligero codazo a su madre, quien la miró, para luego volverse a concentrar en la caja entre sus manos. Una muy grande caja—. ¿Por qué no lo abres? Es para ti.
—Lo sé, pero no dice quién me lo envió, eso estoy buscando, amor. —Gun ladeó la cabeza, solo escuchando atentamente.
—Bueno, tómalo como un regalo de todos nosotros. —Pim suspiró, observando la mirada preocupada de su madre—. Anda, má, no es una bomba, te lo aseguro.
—De acuerdo, de acuerdo. —Any sonrió, dándole una agradecida sonrisa a su hija. Notó la mirada de Gun sobre ella y asintió, abriendo la caja entre sus manos.
Pim suspiró encantada al ver el gesto sorprendido de su madre. Sí, la joven de cabellos ahora turquesas conocía muy bien el contenido.
Off, a pesar de oír de vez en cuando las carcajadas de sus amigos o las bromas que se podían hacer Joss y Luke ocasionalmente, estaba suficientemente atento en Any como para notar la confusión en su mirada al no encontrar nada en la enorme caja. Pim, quien estaba consiente de todo, se inclinó para mirar hacia adentro, respondiendo a la pregunta silenciosa de su progenitora.
—Hay un sobre ahí. —Le señaló hasta el fondo de la caja envuelta—Sácalo y míralo. Vamos, mamá.
Any, no muy convencida, hundió su brazo para sacar dicho sobre y tenerlo entre sus manos, ignorando completamente que ahora todas las miradas estaban puestas en ella, incluso la de Gun, aunque él era el único que no comprendía qué sucedía, pero la curiosidad lo mataba. Sí, muy bien el refrán.
Pim le dedicó una rápida mirada al esposo de Gun antes de devolvérsela a su madre, mientras Any sacaba los papeles de dentro del sobre, leyendo línea por línea, cambiando la expresión de su rostro a una de total asombro, para después dejar que sus ojos se llenaran de lágrimas, antes de mirar instintivamente a Gun.
Off vio a Gun maullar como respuesta, por instinto. Su bebé ya podía hablar con normalidad y preguntar qué sucedía, pero aún después de tantos años, en momentos donde solo su instinto actuaba, él continuaba siendo un pequeño niño felino con orejas esponjosas y cola larga.
—Gun. —La voz entrecortada de Any preocupó a Gun, quien al instante se alejó de Off para acercarse a ella entre gateos silenciosos, mirándola con sigilo y preocupación— Be...Bebé hermoso. Gun, pequeño. —Any no dejaba de llorar y mientras más lo hacía, menos Gun entendía sus palabras.
—¿Any? —El felino se acercó hasta estirar su mano y acariciar la mejilla de la mujer, eliminando unas cuantas lágrimas, lo cual fue en vano, porque Any no dejaba de llorar— ¿Any estás triste?
—No. No. —Any negó repetidas veces, mirando fijamente al joven ante sus ojos. Gun era un chico hermoso, más que hermoso. Ella no podía estar más orgullosa del precioso chico que ahora la observaba con preocupación—. Claro que no. —Soltó un sollozo, inclinándose hacia adelante— ¿P-Puedo... Puedo abrazarte, cariño? ¿Puedo...Yo?
Gun no la dejó seguir.
Off suspiró totalmente fascinado al ver a su joven esposo lanzarse a los brazos de la madre que lloraba, ahora con ella hundiendo su rostro en el cuello del felino, sollozando sin reparo, olvidándose de absolutamente todo lo demás, madre e hijo se estaban encontrando y entre lágrimas y abrazos, se transmitieron el amor que solo dos personas unidas por un lazo tan grande e inquebrantable podían tener y sentir, a pesar de que uno de ellos aun ignoraba el porqué de lo que estaba sintiendo.
—Luke ¿Estás llorando? —Preguntó Joss en un susurro, captando la atención del rubio felino, quien al instante pasó sus manos por sus ojos, negando con la cabeza, frunciendo exageradamente el ceño.
—¡Claro que no, estúpido! Se me metió algo... Al ojo... ¡en serio te digo!
Off sonrió, justo antes de ver que Pim le hacía un movimiento con la cabeza para que fueran hacia la cocina. Asintiendo, Off la siguió hasta que estuvieron fuera de la vista de los demás. Ella estiró su puño hacía el mayor y luego el de Off golpeó cariñosamente contra el de ella.
—Tenías razón... Funcionó. —Admitió la joven muchacha, inclinándose para volver a ver a su madre, aferrada aún a Gun. Ella sabía que no lo soltaría en un largo tiempo—. Mi mamá no lo vio venir... Créeme que me costó guardar el secreto hasta hoy.
—Creo que no hay mejor momento para regalar algo que en navidad, Pim. —Off mordió su labio inferior, aguantando una sonrisa—. Sé que cuando le explique a Gun, él también se sentirá muy feliz.
—Tú has hecho feliz a mi madre, Off, no hay forma de pagarte el devolverle la razón por la cual dejó de sentirse viva.
—Ella siempre te ha tenido a ti.
—Lo sé, no es un reproche. —La joven acomodó sus cabellos—. Mi madre rara vez me ha faltado, yo la considero una de mis mejores amigas, no me estoy quejando. Sin embargo, sé que ella sentía que algo le faltaba ¿Entiendes? Como una intuición de hija... Supongo.
—Bueno, por algo la de la idea de la prueba de ADN fuiste tú. —Off le despeinó los cabellos, en su típica señal de orgullo hacía la muchacha a la que ya consideraba una hermana más.
—Sí, pero la idea surgió después de que mencionaste que los ojos de Gun, los de mi madre y los míos tenían el mismo precioso verde. Quiero decir, yo sentí algo cuando vi a Gun, sin embargo podía haber vivido mi vida pensando que se trataba solo de un inmenso cariño al inocente niño.
—Lo importante es que nos aseguramos ¿No? Tú conseguiste una muestra de sangre de tu mamá mintiéndole con que era para ayudar a uno de los niños de Neko Corporation y con Gun fue difícil, pero no imposible.
—Y me diste un hermano... —Pim sonrió, dejando que sus ojos se humedecieran, antes de pasar sus manos por estos, eliminando los rastros de lágrimas—. Gracias por compartir a tu Gun con nosotras, Off.
—Cuando te cambian tu cumpleaños para que lo puedas celebrar desde la navidad... —Off dijo, soltando un suspiro y pensando en su Gun—...Aprendes que compartir es la única opción que tienes para pasar un buen cumpleaños. —Él se acercó a la puerta de la cocina, observando a Gun siendo abrazado aún por su madre—. Y ahora sé que es así, no me molesta darles un poco de Gun, al final, él tiene el corazón lo suficientemente grande para entregar amor a todos.
—No lo dudo. —Pim caminó hasta Off, mirándolo a los ojos antes de dejar un suave beso en la mejilla del castaño— Pero recuerda que no es solo él, fueron los dos los que consiguieron llegar hasta aquí. Juntos.
—Y todo gracias a Neko Corporation. Quién lo diría.
»No hacía falta decir que esa fue la mejor navidad en la casa de la familia Jumpol, no solo porque fue ese el día en el que le dieron a Any el mejor regalo del mundo, sino porque cuando estuvieron solos en la calma de su habitación y Off le había explicado el porqué de las lágrimas de Any, Gun fue el joven más feliz del universo, y además cuando Gun miró a los ojos a Off y murmuró su nombre, este confirmó lo que tanto oía decir a sus amigos.
"Cada doloroso golpe, toda el desconsuelo del corazón y hasta la lágrima más triste, valía la pena si al final de tanto sufrimiento, era Gun, su precioso niño-gato quien descansaba a su lado, besaba sus labios y le repetía cada día entre caricias, lo mucho que lo amaba y amaría".
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
Se acabó. Gracias por leer !!!
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