36. La calma después de la tormenta...

—¿Amor?

Off entró a la habitación después de darse una merecida ducha, observando a su pequeño recostado de lado, mirando al diminuto Chimon durmiendo en la cuna al lado de su cama.

Sí, al final, después de tanta crisis sobre el nombre, su pequeño recién nacido obtuvo el nombre de Chimon. Fue una total locura, la elección del nombre, nadie aceptaba ningún nombre hasta que Gun soltó con un maullido, "Chimon".

El nacimiento de Chimon fue un milagro y estaban muy agradecidos con Dios.

Chimon nació con orejitas y una cola que se fue haciendo más larga con el pasar de los días. Llevaba una semana exacta de vida, y ahora contaba con una fina, delgada y larga cola de color castaño, casi rubio, al igual que sus pequeños cabellitos y unas poco visibles orejitas en la parte superior de su cabeza, del mismo rubio semioscuro.

Off no podía expresar lo que sintió cuando Any le confirmó que su hijo tenía los genes felinos, al igual que Gun. Él solo sonrió en el momento en que todos lo observaron, pero una parte de su corazón se sintió asustado, temía que las cosas no salieran bien si alguna vez se le ocurría salir a la calle con lo que sería conocido como el primer bebé con genes felinos existente en el mundo, eso no podía significar algo bueno, sin embargo, trataba de no quejarse cuando los preciosos ojos azules de Chimon lo observaban. Sí, sacó los ojos de él y según su madre le había dicho, pronto también tendría los rizos de Gun en esa cabellera rubia.

¿Por qué rubio? Bueno, no entendía, pero al investigar un poco, descubrió que la mayoría de bebés nacientes de castaños, pasaban sus primeros días siendo rubios, eso hasta cierta edad que el cabello conseguía tener el tono de alguno de sus dos progenitores. En fin, su pequeño hijo era el niño más hermoso existente. Gun y él no podían estar más orgullosos.

—Off. —Gun le sonrió y estiró sus manitos hacía él cuando lo vio por fin en la habitación. Ellos se habían vuelto mucho más unidos en ese tiempo, mejor aun considerando que la mayor parte del día ninguno salía de la habitación porque no deseaban dejar al pequeño Chimon solo.

Off le mostró una amorosa sonrisa a su minino antes de acercarse y besarle el rostro. Escuchándolo ronronear, atrapó sus labios en un tierno besito, tumbando por completo el delicado cuerpo de su bebé, colocándose sobre él.

Según tenía entendido, el tiempo normal para que el cuerpo, después de una cesárea, estuviera completamente recuperado, eran cuarenta días, pero al tratarse de Gun, ni Any ni nadie sabía a ciencia cierta cuál era la velocidad con la que las células de Gun se regeneraban, así que le dijeron a Off que apenas su pequeño se sintiera bien, que iniciara con sus actividades normales, aunque definitivamente deberían de estar al menos por dos semanas sin sexo.

Eso según lo que Dara le obligó a Any a decirle, porque para ella no era un secreto la muy viva vida sexual que tenía su hijo con Gun.

Suspiró cuando sus labios se separaron de los del minino, en un húmedo sonido que los hizo reír a ambos. Off observó los hermosos ojos de Gun, pensando que cada que esos preciosos esmeralda lo observaban, él terminaba mucho más enamorado. Si es que era posible no haber llegado al tope desde su primer beso.

—Estuve hablando con mi padre ¿Sabes? —Gun meneó sus orejitas, escuchando atentamente—. Sí, al final sí está vivo. —Bromeo—. Él sabe más de procesos legales y esas cosas, supongo. Creo que si todo sale bien, o como él me ha dicho, puedo iniciar con los trámites para ponerte un apellido ¿Qué opinas?

El pequeño minino no entendía mucho de lo que Off decía, sin embargo estiró una de sus manos y acarició la mejilla de Off, acunándola, dejando que el mayor acercara más su rostro al dulce tacto. Gun podía sentir a Off feliz por eso del apellido, así que si le hacía feliz a Off, él también estaba feliz. Esa era su psicología y le había funcionado muy bien hasta el momento—. Una vez tengas apellido, puedo sacarte tus papeles y si existe la suficiente discreción posible, saldremos del país, Gun. —Dejó un suave beso en la punta de la nariz del pequeño—. Sé que no entiendes mucho esto, pero al salir, seremos libres, quizás no completamente, pero mucho más libres que aquí. Tú, Chimon y yo, nos iremos al otro lado del mundo con tal de que dejen de molestar y me casaré contigo ahí, supongo que se puede hacer eso ¿No?

Off sabía que estaba fantaseando mucho, sabía que soñar no costaba nada pero las cosas legalmente no eran tan simples como un mágico sueño, además del hecho de que, con solo una persona avisando de Gun intentando hacer trámites para ser una persona con documentos, solo un codicioso que deseara la fortuna que ofrecía Pak, ellos estarían acabados. Así que todo era extremadamente complicado.

—Meoow.

—¿Quieres casarte conmigo, mi pequeño amor?

Gun separó los labios para responder cuando escucharon unos suaves golpes en la puerta. Off se giró, sentándose al lado de Gun, observando que su pequeño Chimon no se hubiese levantado y murmuró un "Adelante", sin sorprenderse al ver a la pequeña Hayley asomando su cabeza y con mucho cuidado entrando a la habitación. La niña ya estando acostumbrada, puso su dedito sobre sus labios, en señal de silencio y caminó en una exagerada forma sigilosa, de puntitas.

Llegó hasta la cuna de Chimon y lo observó, soltando un "Oww" cuando el pequeñito se removió en su lugar, pero sin despertarse.

—Quiero darle su leche. —Dijo infantil la pequeña.

—Tomó hace menos de una hora, no podemos llenarlo de leche. —Ella asintió, comprendiendo lo que su hermano decía, regalándole una sonrisa a Gun después de eso.

—¿Y Gun ya puede jugar con nosotras como antes? Le compramos nueva ropa a Ken y aunque mamá lo intentó, nadie lleva tan bien a Ken como Gun.

Off se preguntó mentalmente cómo es que Gun interpretaba a un muñeco cuando su niño no llegaba a decir ni veinte palabras, sin embargo, él dejó eso al criterio de sus pequeñas hermanas. Observó al pequeñito acostado mientras este hizo un puchero y Off lo comprendió a la perfección.

—Quizás mañana ¿Si? Gun se muere por jugar con ustedes, preciosa, pero aún no se siente del todo bien. —Ella asintió, algo triste, dispuesta a irse cuando, por la cabeza de Off, pasó una curiosa idea. Tomó la mano de su hermanita, deteniendo su andar—. Nena ¿Por qué no nos haces un favor que hará que Gun se sienta mucho mejor?

Hayley asintió emocionada, lista para la misión que le encomendaría su hermano. Después de las palabras de Off, ella corrió hacía fuera de la habitación, casi golpeándose con el mango de la puerta, pero tras hacer unos hábiles movimientos, logró salir y ambos chicos sonrieron cuando escucharon el golpe de las rodillas de la niña, seguro cayendo al suelo por correr a velocidad sobe la alfombra.

Ella entró al cuarto que compartía con su otra hermana, mientras Hannah la observó alarmada y vio a Hayley volcar su baúl de juguetes.

—¡Le diré a mamá que tú desordenaste todo! Sino luego me hace limpiar a mí también. —Hannah le sacó la lengua, continuando peinando la cabeza de su muñequita, ya que deseaba ponerle una gorrita de lana que le había hecho su mamá en su tiempo libre.

—Es para una misión ultra secreta que me dejó Off, tonta. —Dijo la otra pequeña, arrodillándose y buscando como loca entre sus juguetes.

—¿Misión? —Hannah dejó de hacer lo que hacía, acercándose a su otra hermana. La pequeña se arrodilló a su lado y observó todo, ella no sabía lo que su Hayley buscaba, pero siempre que jugaban con Off, él hacía que todo fuera extremadamente divertido—. ¿Qué misión? ¿Puedo buscar también?

—Síp. Ayúdame y le digo a Off que nos despeine a las dos. —Las pequeñas sonrieron con complicidad, siguiendo con su búsqueda.

Después de unos largos minutos, Off y Gun escucharon pasitos correr hacía su habitación y la puerta abriéndose sin avisar. Esta vez Off no tuvo reparo en decirles a sus hermanas que recuerden sus modales, él solo se enterneció por como las pequeñas llegaron con todos sus largos cabellos desordenados y no quería ni imaginarse como había quedado su habitación.

—Off, le traje esto a Chimon. —Dijo Hannah, entregándole a Off el gorrito de lana que le pertenecía a su muñeca, un gorrito de un suave color lila. Off cálculo, observando la cabecita descubierta de su pequeño hijo, y, tras meditarlo un poco, se levantó, tomando la manito de Hannah para que rodearan la cuna.

—¿Le gusta?

—Claro que le gusta, bebé. Mira.

Con sumo cuidado, Off levantó la cabecita de su hijo dormido, colocándole la gorrita de lana, asegurándose que no le diera mucho calor, por suerte esa no era una lana demasiado gruesa. Hannah chilló de felicidad e intentó aplaudir cuando se auto recordó a ella misma no hacer ruido, llevando su dedito a su boca, tal cual Hayley minutos antes.

—Off. —Interrumpió la otra hermana.

—Oh, claro. —Off despeinó cariñosamente a Hannah antes de volver a sentarse al lado de Gun, tomando la mano de su niño, amaba esa mirada curiosa del pequeño de rizos ante cada uno de los movimientos de las hermanitas de Off e incluso del Off mismo. El castaño no se contuvo, dejó un beso en la punta de la nariz de Gun y luego centró toda su atención en la pequeña Hayley, quien tenía sus dos manitos cerradas, hasta que las estiró hacía su hermano, mostrándole los dos anillos de color dorado con brillantina, el material de los anillos era claramente de plástico. Ella le sonrió a Off, entregándoselos. El castaño no se contuvo y la atrajo a sus brazos, presionando el delicado cuerpo de su hermanita, dejándole un beso en su cuello que la hizo reír—. Gracias, Hay.

Tomó los anillos, ahora mirando a su pequeño minino acostado en la cama. Cogió la mano derecha de este y dejó un dulce beso en sus nudillos, mirándolo a los ojos y escuchando un maullido por parte del felino.

Gun se mantenía contemplándolo, sin saber exactamente lo que estaba sucediendo.

—Sé que nos casaremos de verdad algún día. —Empezó Off, aclarando su garganta para continuar hablando—. Ya que no pienso separarme de tu lado nunca, pero hoy mismo, aquí, frente a dos de mis princesas, quiero pedirte a ti, Gun, que seas mi esposo y solamente mío, porque prometo amarte por el resto de mis días, e incluso después de mi muerte.

Gun escuchó las traviesas risitas de las pequeñas mientras él solo se centraba en entender las palabras y en los ojos de Off mirándolo. El pequeño sintió su corazón tan acelerado, Off le estaba diciendo algo importante que quizás él no podía comprender con totalidad o desconocía muchos significados, sin embargo, él sabía que Off le estaba abriendo su corazón ¿Cómo lo sabía? Solo con mirar el destello encantador en esos ojos color mar.

Gun estaba feliz de ser el elegido por Off, no había palabras para describir lo emocionado que se sentía.

—Meow. —Le pidió a Off que siguiera, él sabía que Off aún no había terminado por la manera nerviosa como separaba y juntaba sus labios de nuevo— ¿Off?

—Lo siento, nene, es que no recuerdo como son las palabras de los matrimonios, eso pasa cuando durante toda tu vida piensas que son una tontería, hasta que llega alguien a cambiar tu mundo, poniéndolo de cabeza. —Gun sonrió, eso sí lo entendía, a él le había pasado exactamente eso cuando conoció a Off, literalmente, Off le salvó la vida y le entregó la única y principal razón para sonreír—. Era algo, no sé... En fin, Gun, yo, Off Jumpol, te tomo como esposo. Prometo amarte, respetarte y cuidarte, en la salud y en la enfermedad, en la tristeza y en la pobreza, y cada uno de los días de mi vida, sin que la muerte pueda separarnos.

Mientras hablaba, Off le colocó con mucho cuidado el anillo de plástico a su pequeño, intentando eliminar ese lado llorón de su cabeza, o que por lo menos su corazón dejara de latir como un loco cuando no estaban haciendo nada legal. Y sin embargo, lo que él sentía era lo más real que le había tocado vivir.

Gun observó su dedo decorado con ese anillo lleno de brillitos, mientras su mirada viajó a las pequeñas que no dejaban de saltar, totalmente emocionadas, para luego dirigirse directo al amor de su vida. Entendiendo lo suficiente tomó el otro anillo y al ver que no calzaba en el dedo gordito de Off, lo probó en cada uno, hasta que justo en el más pequeño entró. Emocionándose, Gun intentando sentarse, abrazando a Off mientras llenaba su rostro de pequeños y dulces besos, moviendo su cola frenéticamente, sintiendo encantado como los brazos del castaño rodeaban su cuerpo, fascinado con tanta seguridad que este acto le otorgaba.

Gun ahora estaba casado, aunque mucho no entendía, él deseaba estar eternamente con Off porque lo amaba, lo amaba incluso más que a su vida misma.

¿Esa es?

Pak observaba, desde su auto escondido entre los arbustos, la enorme casa perteneciente a la madre de Off. Él encendió su cigarro, aunque al instante, su compañero, Kaprao, le quitó el cigarrillo, apagándolo para lanzarlo al suelo del auto, maldiciendo.

—No puedes fumar en un auto, idiota, se supone que no tenemos que estar aquí. —Se quejó el otro hombre, aunque nunca había sido el que daba las órdenes. Él y Pak se conocían desde más tiempo del que podían recordar, así que se tenían una plena confianza a pesar de todo. Pak lo ignoró, sacando de su bolsillo una cajetilla de cigarros, llevándose otro a la boca y encendiéndolo, ante la furiosa mirada de Gun.

—Te pregunté si esa es.

—Lo es. —Suspiró Kaprao lleno de frustración. — Los muchachos han estado observándola desde hace tres días—. Señaló a los dos hombres grandes y musculosos sentados en el asiento del piloto y del copiloto del auto. — Una mujer, cuatro niñas de diferentes edades, hasta dos bebés y claro, el chico y el prototipo que no han salido de la casa durante todo este tiempo. Ahora no hay nadie, solo las dos pequeñas que se las acaba de llevar su niñera y los dos bebés. Siempre se mantienen en casa, ya sabes, aparte del objetivo y el muchacho del que nos hablaron.

—De acuerdo. —Pak apagó el cigarro, acomodándose mejor en el asiento del auto, suspirando como si tuviera toda la pesadez del mundo—. Les doy quince minutos, chicos, luego entraré yo.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ 

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