3. ¿Cómo había terminado así?

Bueno, si se dedicaba a recapitular cada momento de su vida, desde la llegada del pequeño minino, todo habría sido muy fácil de explicar, claro, si estás metido en una película de ciencia ficción en donde es posible que los cerdos vuelen y que las jirafas conduzcan autos, aún en el año 2025, este tipo de cosas continuaban considerándose irreales.

Realmente le parecía fascinante como podía decir que sentía una especie de adoración por aquel gato, sí, porque le era imposible tomar a Gun como una persona normal, sobre todo cuando en ese preciso momento, lo tenía durmiendo sobre él, hecho un ovillo, con su larga y peluda cola enredada en la parte superior de su pierna. El minino respiraba lenta y profundamente, clara señal de la gran confianza depositada en Off, a pesar de haber estado ahí menos de dos días.

¿No se supone que los fieles, eran los perros? ¿Por qué Gun no se iba después de haber arrasado casi con toda la leche de la casa de Off? El mayor había intentado hacer dormir al pequeño gatito en su cama, mientras él dormía en el sofá, al menos durante esa primera noche, pero después de más o menos media hora, sintió a Gun caminar a paso suave y sigiloso, asegurándose de que Off estuviera dormido, y acostarse en su pecho. El castaño tuvo que levantarse y decir "Ven, vamos a la cama" porque era ilógico dormir ambos en ese estrecho sofá.

Y fue así como Off Jumpol, empezó a sentir cosas raras por el gatito Gun, cosas que nunca había sentido, cosas que estaban apoderándose de su razón, en un cortísimo tiempo.

Y pasó su primera noche con el pequeño híbrido, sintiéndose sumamente feliz.

Al despertar, la situación mejoró aún más.

La noche anterior, se había quedado dormido más que nada por el cansancio, pero temiendo que la frase "los gatos solo nos usan y luego se van" se pudiera aplicar a Gun, pero no, el niño-gato aún dormía sobre su cuerpo cuando amaneció.

Una sonrisa llena de calidez se hizo notar en su rostro y dejó que su brazo se posara sobre los esponjosos rizos del más pequeño, empezando a acariciarlos, admirando lo bien que se veía desde ese ángulo. Gun al instante comenzó a ronronear, clara señal de que estaba despertando. Abrió sus hermosos ojos color esmeralda y subió la mirada, encontrándose con esos mares perfectos, los ojos de la persona que más quería, en ese momento, de su salvador, de aquel por quién su corazón latía con tanta felicidad.

—Off. —Saludó el pequeño felino, sacudiendo sus orejas, para desperezarse.

Actos tan simples e inofensivos como ese, hacían sorprender al mayor por su gran capacidad de no lanzarlo contra la cama y comérselo a besos, literalmente.

—Buenos días, pequeño. —Off continuó acariciando sus rizos un poco más, mientras Gun estiraba su cabeza para hundir más la suave y pequeña mano de su salvador entre su gran cantidad de cabello.

Luego de eso, no pasó nada que no hubiera ocurrido la noche anterior, Gun acercó más su rostro y ¿A quién mierda le importa el aliento mañanero? Fundió sus labios con los del mayor, siendo correspondido al instante.

La noche pasada, después del profundo beso, se podía decir que el cerebro de esponja del minino había aprendido otras formas de besar que dar simples piquitos en los labios. Ahora le era más fácil abrir apenas un poco la boca para darle paso a la lengua traviesa de Off, y aunque al comienzo se sentía desfallecer, poco después ya le correspondía y permitía que sus lenguas jugaran de ese modo, causándole esa conocida sensación de mariposas en el estómago, aunque según Gun, era hambre.

Sí, él tenía hambre siempre que Off y él se besaban.

Soltó un pequeño quejido cuando sus labios se separaron, aunque no duró mucho porque otro largo y profundo beso se inició. Off no comprendía cómo, pero ya había volteado las cosas, teniendo el cuerpo de Gun tumbado en la cama con él casi sobre este, acariciando su cuello, sintiendo sus rizos en el dorso de su mano y las pequeñas manos del niño aferrándose a su espalda, acariciándola, creando esos deliciosos espasmos en su cuerpo.

Gun no sabía qué era excitarse, de hecho, él seguía creyendo que era hambre, pero cuando su cuerpo se sintió caliente y su pequeño miembro empezó a ponerse duro, notó que algo no marchaba tan normal, jamás se había puesto así por el hambre, era algo que solo le causaba Off.

—Ahh. —Un pequeño gemido salió de su boca cuando sin desearlo, su entrepierna rozó una de las piernas de Off, mientras terminaban de acomodarse en esa nueva posición. Se separó de los labios del mayor y un diminuto puchero apareció en sus ahora enrojecidos labios—. Off —Murmuró en un quejido suplicante.

Sí, ni el mejor premio del mundo podía ganarle a aquella imagen, Off siempre terminaría fuera de sí, y también eso era algo que solo causaba Gun.

—Tranquilo, bebé. —Susurró sobre sus labios, dejando que una de sus manos pasara por el desnudo pecho de Gun, estaba tan agradecido de haberle quitado la playera durante la noche cuando el minino tuvo calor— ¿Qué tienes?

Gun mordió su labio con impotencia, no solo no sabía cómo explicar lo que tenía, sino que tampoco podía hacerlo, él no sabía hablar ¿Cómo decirle a Off que le estaba empezando a molestar su entrepierna?

Entonces, en su inocente mente, se le ocurrió algo: El pequeño minino sonrió decidido cuando tomó la mano de Off que estaba sobre su pecho y la guió a su miembro, aún sobre la ropa interior y el pantalón que traía. Fue entonces cuando el ojiazul comprendió.

El pequeño miembro del más bajito, despierto, estirado y duro, listo para ser atendido por él. Off sintió como la saliva pasaba por su garganta, al tragar profundo, impresionado porque no esperaba que el cuerpo de Gun reaccionara del mismo modo que el suyo.

—Off. —Gun insistió, queriendo volver a sentir esa corriente de placer que experimentó cuando colocó la mano del castaño en su miembro.

Off entonces, perdido en el morbo de la situación, volvió a cazar los labios de su felino, con hambre, ansias y deseo, distrayendo la atención de la mente del pequeño, quien ahora se dedicaba a corresponder lo mejor posible. Gun sentía que esta vez las cosas iban diferentes, el beso no era dado con delicadeza, Off mordía sus labios, acariciaba su lengua y exploraba cada espacio de su boca con insistencia, de modo demandante y controlador, pero Gun no tenía ningún problema con eso.

La mano del mayor empezó entonces a delinear el delgado cuerpo de Gun, su pecho, tan suave, una piel tan delicada y tan tierna, que deseaba marcar. Quería llenarlo de sus mordidas, de sus moretones, dejar en claro que le pertenecía, que lo ansiaba más que a cualquier otra cosa. Off puso la yema de sus dedos en el pantalón que usaba Gun, y cuando su mano se empezaba a colar dentro, escuchó el molesto sonido del timbre resonando por toda la casa.

—Mierda.

Después de tranquilizarse un poco, se alejó de Gun de manera sutil, no quería que pensara que lo que estaban haciendo estaba mal, aunque lo estuviera. Acostó su delicado cuerpo en la cama y llenó de pequeños besos todo el rostro del minino, dejando un último pequeño pico en sus labios y susurrándole con voz cálida:

—Ponte la playera y me sigues ¿Si, amor?

Bajó con pereza las escaleras, intentando arreglar el desastre que seguro tenía en su cabello, y de hecho cuando se observó en el espejo de la pared, sí que parecía un erizo.

Abrió la puerta después y gruñó una maldición

¿En serio? ¿Justo ahora? ¿Después de haber deseado que se apareciera, durante tanto tiempo, él tenía que llegar y perturbar su momento con Gun, justo en ese maldito instante?

—Oh, a mí también me da gusto verte, Wonka. 

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ 

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