22. Niñeros en Acción

—Bueno, creo que podremos hacer esto ¿Listo?

Luke observó al pequeño Gun justo frente a él, sosteniendo a uno de los bebés, mientras el otro se encontraba apoyado en su pierna. Los bebés aún gimoteaban, pero milagrosamente ahora estaban calmados, mucho más en comparación con los gritos de antes, y aunque Luke había mencionado el dejarlos así hasta que llegaran Joss u Off, cuando le explicó a Gun que los pequeños se habían hecho popó en su pañal y eso les molestaba, tuvo que aguantar unos minutos de quejas del minino, diciéndole que si fuera al revés, a ellos no les gustaría tener popó molestándoles el trasero.

Así que al final colmó la paciencia de Luke y los cambiarían.

Después de ser convencido, Luke dijo que no tocaría mierda de bebé, sí, esa fueron sus palabras, así que junto a Gun caminaron hasta la cocina para buscar cosas que les sirvieran y de algún modo evitaran que se ensuciaran. Luke encontró en uno de los cajones unos guantes de látex nuevos, y le ordenó a Gun que usara los que ya estaban utilizados y secos al lado del fregadero; también Luke, en su intento por calmar la peste que sabía saldría apenas abrieran esos pañales, caminó fuera de la casa y tomó un par de ganchos pequeños para colgar ropa, entregándole uno al minino de rizos y ordenándole que se lo pusiera en la nariz. Después de eso y que Luke se colocara el delantal de cocina de la madre de Off, ellos ya estaban listos o eso decía el rubio.

Subieron a la habitación de los pequeños y dejaron a Sam en su cuna, mientras tomaron a Pam, y ya que no encontraron una superficie sólida, Luke abrió una de las puertas y de esta cayó la base recta para planchar la ropa. Perfecto, pensó él, colocando a la pequeña bebé encima, mientras ella se chupaba el puño y los observaba, con sus ojitos llenos de lágrimas secas y su naricita con mocos caídos.

—Bueno, Gun, esto es simple, le sacamos esto. —Señaló el pañal una vez le alzaron el pequeño vestido rosa con flores de colores—. Y tenemos que limpiarle el trasero, sino ensuciará el nuevo pañal ¿Entiendes? —El otro minino asintió, pasando su mano por su nariz por milésima vez, el gancho le fastidiaba mucho, además de hacerlo respirar dramáticamente por la boca, pero si Luke lo decía, él lo haría, al final Off había dejado al rubio a cargo, y Luke le caía bien.

Una vez sacaron el pañal, la bebé movió sus pequeños pies, en lo que Luke le entregaba el pañal sucio a Gun, diciéndole que lo botara en algún tacho de por ahí, y que le alcanzara el papel higiénico gigante que había visto en la cocina, Gun le preguntó por qué no el del baño, si ese era más suave, pero Luke solo contestó que, como era más pequeño, tenía miedo de mancharse con la mierda de la bebé, así que mejor prevenir que lamentar.

Durante el proceso de limpiar a la niña, Luke estuvo obligando a Gun a ir y venir cada que tiraba el papel sucio, ya que a ninguno se le había ocurrido la idea de una bolsa, hasta que al final le dijo a Gun que llevara el tacho de basura entero, aunque luego lo hizo devolverlo porque traía el olor de la popó de la bebé, y no es que fuera muy fuerte, pero sus narices estaban más desarrolladas de lo normal, así que para ambos era insoportable, aún con los ganchos tapando sus fosas nasales.

Gun le hablaba a la pequeña mientras Luke terminaba de ponerle el pañal, y aunque nunca supo si estaba al revés o no, el rubio se sintió orgulloso cuando ya tenía a la pequeña como nueva, con esta estirando su manito, queriendo tocar las rubias orejas en la cabeza del ojiazul.

Luke por un momento iba a acceder, pero bastó que Gun le dijera un comentario lleno de ternura para que casi tire a la bebé al suelo, entregándosela a él y ordenándole que se la llevara porque esa cosa servía únicamente para llorar, comer, dormir y hacer mierdas.

El procedimiento se repitió con el otro bebé, y de algún modo ambos mininos sobrevivieron al mayor caos de todos los que enfrentaban los padres primerizos: Cambiar el pañal.

Después de la pequeña aventura, Luke encontró en la televisión una de las películas que a Joss le gustaban y le ordenó a Gun que la viera con él, pero antes de que esta terminara, otra vez se escucharon los llantos de los dos bebés acostados en la alfombra del suelo, porque sí, decidieron dejarlos en el suelo así los vigilaban, y el piso era cómodo, Gun muchas veces quiso acostarse sobre esa cálida alfombra de color vino.

—¿¡Ahora que mierda quieren!? —El casi chillido del rubio se escuchó tan fuerte, que ambos bebés terminaron gritando más entre sus llantos, al parecer a todo lo que daba su voz. Gun miró con reproche a Luke, pero luego solo gateó hasta quedar junto a los bebés, preguntándoles entre maullidos qué deseaban, aunque para Luke no fue difícil adivinarlo, los pequeños se comían sus manitos entre babeos con sus pocos dientes como si pudieran arrancarlas de sus brazos, así que estaba claro que tenían hambre; ahora la pregunta era si indicarle a Gun que fueran a buscarles algo de comer o fingir no saber hasta que las neuronas del otro pequeño gatito captaran lo que era obvio.

—Ven, Gun. —Luke se levantó, suspirando cuando Hulk agarró a Loki y lo estampó contra el suelo como un juguete, esa era su parte favorita, la pelea del final, pero se la estaba perdiendo por un par de mocosos que no sabían ni caminar solos.

Una vez Gun lo siguió, llegaron hasta la cocina y Luke buscó algo para los bebés, según sabía ellos tomaban solo leche, él prefería mil veces una CocaCola, pero le pareció gracioso como, apenas sacó la leche, las orejas de Gun se menearon e incluso pudo ver sus ojitos brillar ante la caja.

—¿Te gusta? —Movió la caja hacía un lado y la cabeza de Gun la siguió, al igual que la mirada, hizo lo mismo hacía otro lado y Gun continuó, así que, riendo ante su inocencia, Luke se alejó poco a poco, hasta estar cerca de la puerta de entrada a la cocina.

Gun maulló, anticipándose y preguntándole a dónde iba, pero antes de que pudiera dar un paso más, Luke ya estaba corriendo hacía la sala.

—¡Meow!

—¡Si me atrapas te sirvo un poco! —Rió el rubio entre gritos, siendo perseguido por el otro minino, jugando y riéndose de la mirada preocupada de Gun, además de sus maullidos advirtiéndole que no corriera, que podía tirar la leche.

Alrededor de las cinco de la tarde y después de haberse correteado como si su vida dependiera de eso, Luke jugaba con Gun mientras este intentaba quitarle la leche, hasta que en su milésima vuelta alrededor de la mesa principal del comedor, Luke se tropezó con una de las patas de la silla de un extremo y cayó al suelo, tirando la leche a un lado, derramándola casi en su totalidad, pero lo peor no fue eso, sino que Gun iba con tanta velocidad detrás de él que al final cayó sobre el rubio, arrastrándolo lo suficiente en el suelo para que el rostro de Luke se manchar con la leche mientras su nariz se golpeaba contra el piso, debido al peso de Gun sobre su cuerpo.

—¿Meow? —Gun le preguntó si estaba bien, quitándose de encima del rubio y arrodillándose en el suelo.

—Mierda, mi nariz. —Luke se levantó lentamente, llevando al instante su mano hacía la parte herida, dejando que su rostro hiciera una mueca por el dolor—. ¡Puta madre! Gun, tenías que tener cuidado. —Gruñó, cerrando sus ojos cuando las lágrimas amenazaron con escapar de sus ojos, deseando correr y huir, él no quería llorar, él lloraba solo cuando Joss le decía cosas bonitas, o de placer también, pero no por el dolor. No le dolía, nunca le dolía nada, sin embargo no podía evitar que sus ojos fueran enrojeciéndose hasta que una lágrima resbaló por su mejilla—. Aghhh, quiero a Joss. —dijo, como niño pequeño.

Gun no sabía qué hacer para calmar a su nuevo amigo, así que cuando observó unas gotitas de leche resbalando por la barbilla del rubio, se acercó y pasó la lengua por esa zona, consiguiendo recibir un manotazo de Luke, quien lo empujó para que se alejara—. Puaj, Gun ¡No hagas eso! —Gruñó, pasando su ante brazo por su barbilla, girándose para ver al otro minino, regalándole una calmada sonrisa, tratando de tranquilizarlo—. Estoy bien, solo que cuando te golpean aquí. —Le señaló la nariz a Gun, quien ya tenía los ojos llorosos, temiendo haber hecho algo mal—. Pues las lágrimas salen porque quieren, aunque tú no lo quieras. El cuerpo es raro, no es mi culpa. —Luke continuó con su sonrisa despreocupada, pero la borró cuando observó que las pequeñas lágrimas de Gun se escapaban por sus mejillas, cayendo sobre sus rodillas apoyadas en el suelo. El rubio centró su mirada en el lugar hacía donde Gun miraba y se encontró con la mayor parte de la leche derramada en el suelo y el minino ya comenzando a hipar debido al llanto, llevando sus manos hasta sus ojos, inclinando sus orejitas a los lados—. ¿Es por la leche? —Gun asintió, todavía llorando, sentándose al fin sobre sus glúteos para alzar sus piernas y apoyar su frente en sus rodillas, abrazándose a sí mismo. Luke frunció el ceño, no le gustaba ver a Gun así— ¿Te van a gritar?

—Meooow... ¡Meow!

Gun tenía miedo, por suerte al fin existía una persona que lo comprendía, así que entre gritos y llanto, le contó a Luke que no quería que Off ya no lo amara por botar la leche. Él decía que le causaba muchos problemas a Off, y que prefería que lo golpee antes de ya no amarlo. "Gun te amo Off", "Off no te amo Gun", eran, entre esas y sus "defectos físicos", las cosas que Luke escuchaba gritar al minino, aún encogido en una bolita, sintiéndose tan malcriado, incluso su cola la había enrollado y la mantenía sujeta entre sus manitos, escondidas detrás de sus piernas.

—¿Off te ha golpeado antes? —Luke se acercó hasta sentarse al lado del pequeño minino, abrazándolo por sobre los hombros, dejando que Gun apoye su cabeza en su pecho y continuara llorando cerca del minino rubio. Incluso Luke intentó con su cola darle ánimos, así que la acercó para que Gun pudiera presionarla también, tal y como estaba haciendo con su propia esponjosa cola marrón oscuro.

Una vez Gun negó con la cabeza ante la pregunta de Luke, el rubio comprendió que, quizás y solo quizás, los nuevos prototipos no la pasaban tan bien como él creía y se sintió mal por haber juzgado a Gun simplemente por ser diferente a él.

El pequeño rubio se mantuvo junto al minino, acariciándole los rizos hasta que el llanto cesó, al menos lo suficiente para que la voz de Luke se escuchara con claridad por sobre los sollozos.

—Gun, no fue tu culpa, yo te estaba molestando con la leche, y si Off pregunta le diré eso. —Gun alzó la mirada, observando atentamente los ojos azules del rubio, recordándole esos ojos azules que amaba con todo su corazón—. Y otra cosa, no seas menso, Off no te va a dejar de amar nunca, ni siquiera creo que quiera no amarte, yo pienso que te ama mucho, así como tú a él o yo a Joss.

—¿Meow?

—En serio, ahora deja de llorar ¿Quieres? Tengo que lavarme y estoy aquí viéndote tirar moco. Te digo que eres como un bebé.

»Después de que el mal momento pasó, Luke llevó a Gun a que cuidara a los bebés mientras terminaba de relajarse, claramente ninguno limpió la leche derramada, pero Luke usó su remera para colocarla sobre la mancha, él podía haber usado algo de la ropa tendida afuera, solo que ya no quería causar más problemas; quizás el haber hecho mierda los guantes, gastado todo el papel higiénico y derramado leche era más que suficiente para que Joss lo regañara, y por Gun se calmaría un poco.

Sirvió lo que quedó de leche en tres biberones, claramente Luke no sabía que la leche debía regularse con agua, así que solo lo dividió lo más preciso que pudo y llevó los biberones a los bebés en el suelo, alimentándolos a ambos a la vez, usando sus dos manos. Gun le decía que no fuera muy rápido, pero él solo quería que Pam y Sam se durmieran, así que no se detuvo hasta que los bebés se terminaron la última gota de sus biberones, cayendo dormidos poco tiempo después.

Gun al final se tumbó en medio de ambos bebés, con sus pies apoyados en el sofá personal. Le gustaba estar en la alfombra ya que era cómoda, por lo tanto, mientras los pequeños dormían, él tomaba su leche tranquilamente, jugando con el chupón del biberón, mordiéndolo, observando el techo y de vez en cuando alzando la mirada hasta poder divisar a Luke sentado en el sofá opuesto hacía donde él estaba mirando; así que tenía que hacer esfuerzos para observar al rubio, pero a Gun no parecía molestarle.

—Gun, tengo una pregunta.

Cuando de nuevo inclinó su cabeza hacía atrás, lo suficiente para aplastar sus pequeñas orejitas pero también para ver al rubio, Gun esperó pacientemente la pregunta, meneando su cola de lado a lado, tomando otro poco más de su leche en el biberón.

—¿Meow?

—¿Cómo era ahí? —Después de verlo menear la cabeza, Luke rodó los ojos, resignado, pensando una mejor forma de ser específico—. Antes de Off, ese lugar donde estabas ¿Cómo era? ¿Qué te hacían?

—Meoow. —Gun encogió sus piernas por un momento, antes de relajarse de nuevo y alejar el chupón del biberón de su boca, para responderle—. Meooow, meow, ñaw.

Él empezó a describir una escena para Luke, le contó que antes estaba en una jaula negra, y con otros como él, pero no dejaban que nadie se acerque a él y a otros cinco que estaban dentro de su jaula. Luke pensó que esos cinco y Gun debían ser los prototipos mejorados, pero no dijo nada, solo lo escuchó atentamente.

El minino castaño le contó también que a veces se llevaban a algunos a una habitación blanca, pero que ninguno volvía a la jaula después de eso, y él fue el último que quedó. Cuando lo llevaron a la habitación, el cuarto era tan blanco por dentro como por fuera, ahí le amarraron las manos y los pies, colocándole una gran luz que apuntaba hacía su cuerpo. Él no comprendía qué pasaba, solo sabía que pasó mucho tiempo ahí, hasta que un día uno de los señores vestidos de blanco le acarició las orejas. Fue la primera caricia que recibía en mucho tiempo, antes de eso todo era inyecciones en su pancita, —Gun señaló para que Luke comprendiera mejor—. Y después, él fue el único que volvió a la jaula.

Luke iba a preguntar, pero primero Gun terminó su historia, contándole al final que un día, cuando todos dormían, logró escaparse gracias a que su reja de seguridad no estaba bien cerrada. Huyó, corrió y tocó puerta por puerta, hasta que vio por primera vez a Off, y él lo dejó entrar a su casa, incluso le dio leche.

Off siempre fue bueno con él.

—Es genial, Gun. —Luke se acomodó mejor en el sofá, soltando un largo suspiro mientras Gun volvía a llevarse el chupón del biberón a la boca, observando sus pies moverse de lado a lado.

Luke pensó que quizás Gun tenía razón, y no solo Off, sino que Joss también era como un ángel.

Los habían salvado.

Una vez en casa, Off casi corrió fuera del auto para llegar a la puerta y tocar la madera con desesperación. Eran las siete y media de la noche y esperaba sí o sí haber llegado incluso antes que su madre, sino tendría problemas, pero más allá de eso, estaba tan ansioso que su cuerpo quemaba, sus manos sudaban y no dejaba de pasárselas por su cabello como un reflejo desesperado.

Quería ver a su pequeño, quería asegurarse de que todo estaba bien, contarle a Gun que la casa había quedado perfecta y besarlo, mimarlo, cargarlo, dormir con él, necesitaba a Gun incluso más de lo que era racionalmente posible.

Luke abrió la puerta a la tercera tocada de Off y este entró como alma que lleva el diablo, buscando con la mirada a Gun, sin siquiera saludar al minino, ignorando por completo el detalle de la desnudez superior del felino rubio.

—Luke ¿Y Gun? —Casi gruñó cuando no lo vio salir a saludarlo, temiendo que hubiera pasado lo mismo que aquella vez con Tay.

—Tranquilo, idiota. Está dormido en la sala. —Luke suspiró con una pequeña sonrisa cuando Off caminó a paso rápido a la sala y vio claramente la tensión disminuir de los hombros del mayor al ver a su minino durmiendo en el suelo, abrazando a uno de los bebés, mientras el otro se acurrucaba en la espalda de Gun y su cola caía sobre la pequeña Pam, usándola como una manta bastante diminuta. Off sonrió, enternecido ante la escena, prestándole, al fin, atención al rubio—. ¿Y tu camiseta?

—Derramé leche en el comedor, no sabía con qué limpiar así que solo la puse ahí. Antes de que digas algo, Gun no tiene nada que ver, fue mi culpa.

—Oh, vamos, está bien. —Off se encogió de hombros—. ¿No tienes frío? Puedes subir a mi habitación y tomar algo, Joss me dijo que llega en diez o veinte minutos, dice que te extraña mucho.

—No lo dudo, no puede vivir sin mí. Qué vergüenza.

Off rió, acercándose al cuerpo dormido de su bebé junto a los dos pequeños, admirando con detalle todo el cuerpo de Gun, asegurándose de que no tuviera absolutamente nada malo, sonriendo cuando vio el biberón a un lado de su minino.

—Oh, antes de que se me olvide. —Luke estaba a punto de subir las escaleras, pero se detuvo antes de impulsarse para el primer escalón—. Creo que Gun está enfermo, no se ha quejado, pero en la tarde le dieron ganas de vomitar, fíjate lo que le das de comer.

—¿De acuerdo? —Off cuestionó, recordando si ellos comieron en algún momento algo en mal estado— ¿Crees que este enfermo?

—Quizás debas llevarlo al médico.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ 

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