Té.
-Tsunade-sama. -sé presentó y saludó el anbu con su voz serena mientras hacía una leve reverencia. -¿me mandó a llamar?
-Neji. -saludó la hokage de vuelta al castaño de tan largo cabello. -Te tengo una misión. -juntó sus manos cómo siempre hacía y tomaba una pequeña pausa, su entrecejo fruncido dejaba ver qué aquella misión la tenía algo inquieta.
el Hyūga observaba con calma y atentamente a la Hokage, dándole su tiempo.
-Necesito qué rastrees la guarida en la que Akatsuki sé encuentra. Lastiomasamente, no quedan refuerzos, si la misión sé torna peligrosa, quiero qué la abandones sin dudarlo. Sé qué eres el indicado para esto, Hyūga Neji. -la hokage hablaba con seriedad, con firmeza y segura de sus palabras, el castaño sólo sé limitó ha asentir, sé despidió cordialmente y desapareció en una bola de humo.
Tsunade sé quedó viendo el ventanal detrás de ella pensativa, Akatasuki estaba más activo qué nunca. La aldea, sus habitantes y aquél rubio corrían peligro, tenía qué ser precavida. Eran días oscuros para Konoha.
(...)
Estabas alejada de la guarida para poder descansar, acababas de llegar de una misión qué no tenía demasiada importancia junto ha Hidan y Kakuzu. En aquella travesía no hacías nada más qué discutir con el Jashinista y ahora también.
Molestar y discutir con el de cabello peliplata era cómo tu pasatiempo más activo actualmente, el otro era relajarte y servirte un rico té sin pensar en nada más qué en ti misma.
Sé solían sumar de vez en cuándo Tobi y Deidara. El infantil pelinegro lo hacía más qué nada para poder molestar y hostigar al rubio. Tú sólo reías cada vez qué Deidara lo mandaba a volar con sus explosiones.
Y el de ojos azules sé sumaba porque de alguna forma sé llevaban bien, ya qué eran casi de la misma edad. Él te mostraba su arte y tú demostrabas tu entusiasmo escuchándolo siempre atentamente mientras bebían té amistosamente.
Pero Deidara ya no sé encontraba en la organización, fue efímero al igual qué su arte, e indirectamente eso te alegraba. Le encontrabas razón, tanto el arte cómo las personas eran efímeras y mucho más en el mundo ninja.
Sorbiste el té tranquilamente y sentías cómo esa presencia estaba cada vez más cerca de ti, agradecías no haber estado con la capa de Akatsuki, así no tenías qué darte la paja de pelear.
-Oye, ¿no quieres un té? -le preguntaste a la nada, esperando con calma alguna respuesta, sin duda extrañabas socializar con alguien que no fuese de esa asquerosa organización.
Mientras tanto el castaño al escucharte sé sorprendió por tu nivel de chakra y por la facilidad qué tuviste al detectarlo.
Sé limitó a salir de su escondite y acercarse a ti con su máscara de anbu puesta.
Sonreíste algo juguetona y alzaste una ceja mientras lo observabas detenidamente.
-Con qué Anbu de Konohagakure, ¿eh?, por cierto, qué gran sorpresa. -dejaste tu té ha un lado de ti con cuidado, sacaste de la cesta qué llevabas; otra taza y le empezaste a servir té sin esperar un "sí" o un "no" de su parte.
-Muchas gracias, pero... -no le dejaste terminar.
-Nada de peros, ven, siéntate. ¿Estás de misión?, a veces un té en medio de ésta no hace mal -levantaste la mirada y le ofreciste el té amablemente, mostrando tú más radiante sonrisa.
Sin más demoras el anbu de aquella aldea sé sentó junto a ti recibiendo el té qué le estabas dando, corrió su máscara dejando a la vista sus finos labios para beber de la bebida caliente. Musitó con firmeza un "gracias".
Para ti, su voz era la más varonil qué habías escuchado, aparte de la de Itachi, claro.
-Por cierto, soy ___. -te presentaste de la nada, ¿por qué no lo habías hecho antes?, ni tú lo sabías. Quizás para romper la tensión.
-Un gusto, (t/n)-san. -habló educadamente el de cabello castaño, era de pocas palabras y eso te gustaba, te parecía lindo qué fuese así.
-El gusto es mío. -asentiste con una sonrisa, no la podías evitar. -Espero qué tu misión no sea tan peligrosa y qué puedas cumplirla.
-Sí, gracias por los ánimos, (t/n)-san.
Te preguntabas sí aquél anbu te hubiese aceptado el té si hubieses estado con la capa y sí es qué te trataría de "___-san" cómo ahora lo está haciendo.
Definitivamente no.
El Anbu sé terminó su té y tú también.
-Nuevamente, muchas gracias por el té. -habló el de cabello largo dejando con cuidado la taza frente a él. -Tengo qué continuar.
-No es nada, tu compañía fue agradable aunque durara sólo unos minutos. -agradeciste también serenamente. -Si te interesa, mayormente siempre estoy aquí y si necesitas ayuda, no dudes en pedírmela.
-Lo tendré en cuenta, pero no me gustaría involucrarla en una misión como ésta. -hizo una pequeña reverencia en forma de despedida, imitaste su acción y él sé fue saltando por los árboles.
¿De que trataría su misión?, ¿qué tan peligrosa podía ser?, esas preguntas rondaban en tu cabeza mientras veías a aquél tipo alejarse por los árboles.
Empezaste a guardar las cosas restantes en la cesta y volviste a la guarida en la qué te albergabas. Esperabas qué aquél enigmático hombre de verdad tomase en cuenta tus palabras.
(...)
Cada día, cada tarde o noche, el anbu sé aparecía en el mismo lugar dónde sé vieron por primera vez y su compañía cada vez era mucho más agradable. Hablabas mucho, eras preguntona y a veces aunque no le pudieses ver su rostro, sentías qué sonreía.
Después de tomar té, ambos sé relajaron acostándose en el césped uno al lado del otro, (más que nada porque tú sé lo pediste) y observaban en silencio el oscuro cielo estrellado. De vez en cuándo, aquél anbu de cabello castaño apuntaba al cielo queriendo hacerte ver las constelaciones, sonreías cómo una niña pequeña cada vez qué lo hacía, antes ni siquiera sabías qué esas figuras del estrellado cielo sé llamaban de esa forma.
Nunca es tarde para aprender algo nuevo.
Te sentaste y con cautela observabas con fascinación al hombre qué sé encontraba acostado en el césped, su pecho subía y bajaba tranquilamente. Lo único que podías oír en ése momento era su respiración tan calmada qué de alguna forma te entregaba paz.
Y cómo no, la curiosidad te atacó. ¿Cómo sería su rostro por completo?, ¿su nariz?, ¿sus cejas?, ¿tendría alguna cicatriz?, ¿tendría los dos ojos?, ¿de qué color serían?, no lo sabías y querías averiguarlo ahora ya.
Con cuidado acercaste tus manos a la máscara del anbu tratando de no hacer ningún movimiento brusco, la tomaste con cuidado y sin esperar más la alzaste.
Podías ver su rostro tan calmado, era bastante atractivo, más de lo qué habías imaginado.
Observaste su rostro con cautela, querías ver hasta el más mínimo detalle. Pasaste las yemas de tus dedos por la cara del anbu sin darte cuenta, fue un impulso qué no pudiste evitar, su piel era tan suave cómo la porcelana y no había rastro de cicatrices.
-(t/n)-san, ¿qué haces? -susurró el anbu llamando tu atención, sacándote de la nube en la qué estabas y bobamente sacudiste tu cabeza mirándole directamente a los ojos.
Repentinamente, tu corazón sé aceleró y caíste en cuenta de lo qué hacías, más bien, de lo qué estuviste haciendo y qué te había pillado con las manos en la masa. Sus ojos por unos segundos te dejaron en las nubes nuevamente, dejándote sentir sentimientos qué de alguna forma no lograbas comprender, hasta qué te alejaste torpemente de él, al darte cuenta qué no podías parar de observarlo y qué él Hyūga simplemente esperaba una respuesta qué no sabías cómo responder.
Balbuceaste por unos segundos, ¿por qué estabas tan nerviosa?, no entendías, pero sentías qué te veías patética, mientras qué el castaño simplemente podía pensar qué tus reacciones eran adorables e incomprensibles.
-Simplemente tenía curiosidad de saber cómo era tu rostro. -el Hyūga sé incorporó y se acercó repentinamente más ha ti y desviaste la mirada algo avergonzada. -Espero qué no te moleste qué lo haya hecho, pero me gustaría recordarte por tu rostro y no por una tonta máscara. -sentías su mirada en ti, primera vez qué te sentías tan pequeña junto ha alguien, ni siquiera Pain te podía hacer sentir así, pero, ¿por qué él sí?
-¿Entonces por qué no me miras, (t/n)-san? -susurró el Hyuga cerca de tu rostro y su mano subió hasta tu mentón agarrándolo con suavidad y obligándote ha observarle.
Sentías tus mejillas acaloradas por aquella cercanía y mientras le observabas minuciosamente él hacía lo mismo contigo, respirabas algo agitada por la situación en la que se encontraban, sentías sensaciones que te hacían sentir extraña, sentías bichos caminando por todo tu estómago y solo querías salir corriendo... Y quizás, hasta besarle, pero no te atrevías y no entendías por qué tus ganas de besarle, ¿esas ganas eran solo por qué era bonito?
El de pelo castaño no tenía ninguna expresión, pero sin darse cuenta y sin poder evitarlo, te miraba con adoración.
-Sé qué puede ser imprudente, pero, ¿cómo te llamas?-preguntaste de repente cortando aquella cercanía que te ponía los pelos de punta, sin embargo, te atreviste a darle pequeñas caricias en su mejilla.
-Hyūga Neji. -pronunció con una leve sonrisa en su rostro después de pensárselo por algunos milisegundos.
-Neji, eh. -dijiste en un susurro y asentiste con mucho gusto. -¿Y te han dicho lo lindo qué eres, Neji?-hablaste sin pensar, juraste qué lo habías dicho para ti misma y en tu mente. Pero no.
-Gracias, (t/n)-san. Me lo han dicho, pero es primera vez qué me hacen sentir especial al decírmelo.
Al escucharle decir eso, también te hizo sentir especial y qué tu corazón sé agitase nuevamente sin control alguno.
-¿E-en serio?-balbuceaste un poco y le miraste cómo si fuese muy inaudito lo qué estuviese diciendo.
-Sí, (t/n)-san. -asintió mientras ponía un mechón tuyo detrás de tu oreja tiernamente, no pudiste evitar no sonrojarte y qué él no lo notara.
Cuándo te vio así, simplemente negó divertido.
(...)
Habías llegado de una misión junto a Tobi, estabas cansada, harta, sucia y herida. Tobi simplemente te conversaba cosas sin importancia mientras Kakuzu te limpiaba tus heridas, tratando Kakuzu también de convencerte de cerrarte la herida de tu pierna con hilo y aguja.
-¡¿Estás loco?!, ¡me va ha doler!-ya de por sí te quejabas por el alcohol en tus heridas, eras una cobarde, más si de agujas sé trataba.
-Si quieres morir desangrada o por una infección ha ya tú, no me interesa. No entiendo cómo Tobi está intacto y tú hecha un asco. -decía con desagrado mirándote y rodando los ojos por las cosas innecesarias qué Tobi decía. -Me iré, deberías de... Ahm, descansar. Me debes mil yenes en cifras muy grandes.
No alcanzaste siquiera a quejarte de ése precio exageradamente elevado, cuando Kakuzu ya había abandonado la habitación pegando un portazo qué sacudió toda la guarida.
Suspiraste y te levantaste, ni loca te quedarías con Tobi, te tenía la cabeza hecha polvo, nunca sé callaba, ¿acaso no se le cansaba la lengua de decir tantas estupideces?, además, estabas resentida porque ni siquiera te ayudó en la misión, simplemente desapareció, ¿cómo?, no tenías ni la más mínima idea.
Ahora entendías a Deidara y sus quejas cada vez que volvía de misiones con el pelinegro, ya no pensabas que era un exagerado, realmente el niñato cansaba.
Saliste de la guarida tratando torpemente de caminar cómo si nada te hubiera pasado, ya lejos de la guarida te apoyaste en un árbol, el clima anunciaba qué pronto llovería.
Cerraste los ojos tratando de ignorar el frío y el agudo dolor qué aún tenías en la pierna, en realidad, en todo el cuerpo y hundiste tu cabeza en la capa de Akatsuki. Pensabas que lo único genial de esa capa es qué te podía mantener caliente en días así.
Te mantenías tranquila, nadie podía aparecerse, lo más probable es que aquél Hyūga ya terminó su misión o murió como todos los anbus. Ese pensamiento te hizo sentir desespero y tristeza, querías verle siempre. Pero por obvias razones, no sería así
-¿(t/n)-san?
ésa voz.
Abriste los ojos rápidamente y observaste en la dirección de dónde provino esa inolvidable voz. Hiciste una mueca de tristeza y ahí estaba él sin máscara, te miraba con confusión, ¿desilusión?, ¿enojo?, tal vez, ¿tristeza?
¿Qué pensaba ahora Neji de ti?
Tomaste una bocanada de aire para calmar el nudo en tu garganta.
-N-Neji-san... Tengo una explicación para esto. -le dijiste con una sonrisa amarga en tu rostro, te despegaste del árbol intentando caminar hacia él inútilmente.
¿Qué explicación o excusa le podías dar?, realmente pertenecías a esa organización y no tenías ninguna explicación, ninguna excusa, es más, ¿serviría eso de algo?
¿Le explicarías que eras responsable de varias muertes, qué te arrepentías y que eras buena persona?
-(t/n)-san, ¿tú...?-el castaño no pudo terminar la frase por el molesto dolor qué sentía en su pecho, sin embargo, mantenía su expresión seria y alejándose de ti.
¿Cómo te explicaba él que le encantabas, pero que su misión era matarte a ti y a tus compañeros?
-Por favor, no te alejes... -susurraste algo angustiada mientras te detenías, ya no podías andar muy bien, dolía cada paso y sentías tu pierna sangrar nuevamente.
Él Hyūga desvió su mirada de ti y sacó su espada empuñándola con dificultad e inseguridad al verte así, activó su Byakugan y volvió a mirarte.
Te sorprendiste y caíste en cuenta de que era real, ahora eran enemigos.
-Dime dónde sé encuentra la guarida de Akatsuki. -habló amenazante y autoritario, sus palabras eran frías y tajantes. -O te sacaré esa información a la fuerza.
Sonreíste con tristeza.
-Así qué esa era tu misión, Neji-san... -te mordiste con nerviosismo el labio y suspiraste. Realmente querías qué él cumpliese su misión y prometiste ayudarle la primera vez que sé vieron. Avanzaste hacia él nuevamente. -No es necesario usar la fuerza, prometí ayudarte y...
-Habla rápido. -exclamó tajante.
Al Hyūga no le gustaba tratarte así, tú le hacías sentir bien y le hacías no olvidar aquellos sentimientos de amor qué hace mucho no sentía, quería protegerte, pero, ¿cómo te podía proteger de él mismo y de las órdenes de Lady Tsunade?
-Está llegando al País de los Ríos... En una caverna. Con tu Dojutsu será fácil.
Tus piernas tambalearon, estabas débil debido a la herida en tu pierna y te abofeteaste mentalmente por no dejar a Kakuzu coser esa herida, no aguantaste y cuándo ibas cayendo oíste la espada caer de Neji, quién te agarró antes de tocar el piso.
Te sorprendiste y sonreíste levemente, te atreviste a mirarle a los ojos, ya no tenía el Byakugan activado y su mirada era de angustia, no entendías por qué.
Sin embargo, decidiste explicarle.
-Hoy... Hoy volví de una misión, sé complicó, mi compañero es un retrasado y desapareció dejándome todo el trabajo a mí y... -buscaste su mano y al encontrarla la apretaste levemente mientras la acariciabas, él te observaba atento. -Kakuzu insistió en coser mi herida, pero...-reíste algo avergonzada. -Me dan miedo las agujas y ni siquiera podía tolerar el algodón con alcohol. Me dijo qué descansara, pero realmente quería verte y ahora estoy conforme.
Te picaba la nariz, querías llorar por todo lo que estaba pasando, no por el hecho de qué sí o sí morirías, sino qué arruinaste el único lazo qué sentiste real después de mucho tiempo.
Ahora entendías esos bichos extraños en tu estomágo, era amor y nunca lo conociste del todo, ¿era posible sentir amor en tan poco tiempo?
-(t/n)-san... Realmente me encariñé de usted y mi paladar de su té. -empezó hablando Neji mientras sé sentaba apoyado en un árbol, te acurrucaba en sus brazos mientras tenía su rostro muy cerca del tuyo. Esas sensaciones aparecieron nuevamente en ti como la primera vez qué estuvieron así de cerca.
-Maldición, (t/n)-san. Me hiciste sentir tan bien en tan poco tiempo -susurró cerca de ti mientras te acariciaba una de tus mejillas, podías sentir su aliento cerca de tus labios. -Quería quererla más, más qué ahora y... -sé detuvo, sabías qué él no era bueno con las palabras y sin más, te besó.
Era un beso suave, le correspondiste con las últimas fuerzas qué tenías, cerraste los ojos lentamente y disfrutaste lo qué pudiste, el beso sé fue apagando poco a poco hasta qué moriste desangrada en los brazos del Hyūga.
Él sé separó lentamente apreciando tu cara, había una leve sonrisa en tu rostro.
Neji sonrió con amargura y te apretó contra su pecho mientras lloraba en un silencio angustiante qué aquél bosque le entregaba.
No podía creer qué este había sido el fin, su fin. La vida nunca fue suave con él y apenas iba en la mitad.
El tiempo no regresaría y él al tenerte entre sus brazos pedía volver a ése día en el cuál estaban recostados en el césped después de haber bebido té, y tener la oportunidad de enseñarte nuevamente las constelaciones.
Fin.
~~~•~~~
tengo alto problema con esto de hacer capítulos tristes wn JAJAJAJA
Capítulo dedicado a; Maiden_Of_Darkness-
Chales bebé, espero qué te guste a pesar de estar tristón, ailoviu ): 💕
[Dejen sus ideas aquí de qué
quieren que sea el próximo capítulo]
bai mis niggas♡
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