Cerca de ti

Nota: La melodía del video es "Love of my life", en piano, que Milo toca repetidas veces a lo largo de este capítulo, por si tienen oportunidad de escucharla sería genial, ¡disfruten!


Algunas veces pasa que pensamos tanto en alguien, que lo sentimos cerca en todo momento, en nuestros recuerdos, en nuestros pensamientos vespertinos, aquellos que nos asaltan cuando caminamos por una solitaria acera, mientras recibimos involuntarios toques de las hojas que ya marchitas, se separan del árbol para ser libres. Y tanto Milo como Aioria podían percibir muy cerca de ellos a ciertos vecinos suyos en su tranquilo caminar por Central Park, hacia la cafetería donde se encontrarían con Aioros, charlaban de muchas cosas, de la Universidad, sus clases, compañeros que detestaban, las chicas que se morían por cruzar palabra con ellos, sus típicas bromas e insultos propios de su convivencia de mejores amigos, hasta que el ambiente de confianza entre ellos les hizo querer sincerarse un poco más, y la verdad es que esa tarde esperaban encontrar en el hermano mayor del castaño una especie de guía, acerca de sentimientos que no se atrevían a confesar abiertamente, pero que los estaban atormentando más de la cuenta, desde aquella noche en la que ninguno durmió en su departamento.

Para Milo, ver a Camus en la Orquesta era toda una tortura para su joven corazón deseoso de cariño, se perdía en la visión de sus delicadas manos haciendo magia con el fino instrumento de cuerdas, sus labios temblaban de deseo cada vez que lo observaba sentarse con gracia a estudiar sus partituras, con la mirada fija en el papel, aparentando que no advertía su presencia, con el semblante serio, falto de sonrisas que no le regalaba a nadie, salvo a él, que viéndose acorralado por su acoso apasionado, sonreía sutilmente al momento que le desviaba la mirada, y sin que lo supiera, todo el tiempo le dedicaba una melodía en su piano, evocando con tristeza que lo lastimaba indirectamente, al no ser el dueño de sus besos, quizá las notas musicales de Freddie Mercury servirían más que todo lo que él pudiera decir; Además estaba el hecho de que en tres ocasiones olvidó por completo su raciocinio y al despedirse de los ensayos, tomó con fuerza a Camus en un abrazo profundo, sincero, hundiendo su rostro en su cuello, aspirando su aroma, para soltarlo dolorosamente después.

Y para Aioria, encontrarse a Shaka en los pasillos de la facultad de Arquitectura, le suponía un seguro ataque de nerviosismo, su educado saludo con un movimiento de cabeza le trastornaba tanto o más de lo que se esperaba, tanto que en alguna ocasión una de sus compañeras de clase le dijo abiertamente que quién era la persona afortunada que lo hacía suspirar de esa manera, para que se perdiera viendo con esa nostalgia por la ventana del aula, alegando después que no sabía para qué preguntaba, si todos ya sabían de su romance con Yuzuriha Khan, ese era el otro asunto que ya quería dar por terminado, porque el colmo era ver a Shaka por los pasillos de su edificio, con sus ojos azules profundos y misteriosos, cuando ella estaba colgada de su brazo empeñada en acompañarlo a todos lados.

Los dos chicos comenzaron a andar de manera más lenta, el peliazul mirando al cielo con sus dedos entrelazados detrás de su cabeza, y el castaño con las manos en los bolsillos de su chamarra de mezclilla azul, dirigiendo su atención a las diminutas hojas de pasto que amortiguaban sus pasos, dudando, fue el primero que tuvo el coraje de comenzar con el confesionario de ese sábado, soltó sin más que ya no deseaba continuar su vida como hasta ahora.

-Bicho... estoy algo fuera de forma, ¿cómo dejas a una novia sin lastimarla?, y por cierto, tu psicóloga... ¿atiende también a estudiantes que no sean extranjeros?

La voz de Aioria frenó las piernas de Milo en el acto, que frunciendo un poco sus cejas le dirigió una expresión de confusión total, bajó sus manos de la cabeza, y dramáticamente se las puso a cada lado del rostro, estaba más que listo para sacar uno de sus más ingeniosos comentarios sarcásticos, pero se arrepintió al notar que su amigo no estaba bromeando.

-Gato, te iba a decir que la señorita Kido es muy difícil de conquistar, y que ni siquiera había sucumbido a uno sólo de mis coqueteos, pero... ¿no la quieres ver porque te guste verdad?

-¡Claro que no imbécil!

-¿No vas a dejar a Yuzuriha por ella?

-¡Ya te dije que no!

-Bien hecho, si no se mueve ni un ápice con un hombre tan atractivo como yo, mucho menos tendrías oportunidad tú...

-¡Ya deja de decir tonterías escorpión tonto!

-¡Ya!, deja me seco las lágrimas de la risa, y me pondré serio, está bien, con respecto a tu primera pregunta, no sé cómo cortar lazos sin dolor, la verdad... aunque yo he tratado de dejar a mis ex novias con buenos términos, siempre acaban por llorar y querer arrojarme cada cosa punzocortante que encuentren en el lugar, y de lo otro... si, Saori atiende a quien se lo solicita, sólo que a mi me obligan a ir.

-Porque tú eres un idiota, seguro que has tenido más sexo que un sultán en un harem.

-¿Y de qué me sirve?, si todos tenemos un imposible con alguien...

-¿El vecino?

-¿Cómo... lo sabes?

Aioria se rió como hasta hace unos momentos lo estaba haciendo Milo, hasta que los empujones entre ambos, se convirtieron en golpes fueron separados bruscamente por Aioros, que los jalaba de una de sus orejas para hacerlos entrar en la elegante cafetería, tan entrados estaban en su inusual plática que no se percataron ni de su presencia, ni de que ya estaban en el establecimiento que por fuera brillaba por las baldosas negras con candelabros de color dorado, y por dentro la atmósfera elegante y ejecutiva con grandes vitrales les dio la bienvenida, el  mayor de ellos seleccionó una mesa que estaba en una esquina del lugar, con una maravillosa vista de la zona verde de Nueva York, mientras escuchaban éxitos de la banda Queen, con los oídos rojos por la agresión, los compañeros de departamento se masajeaban la zona afectada, con claras intenciones de reclamar, pero Aioros habló antes, con la actitud de un padre.

-Ni se atrevan, estaban dando un espectáculo digno de un circo, ya son estudiantes de nivel superior, ¡por Athena!

-¡Hermano!, toda la culpa la tiene Milo que no para de burlarse de mi.

-¡No Aioros!, tu hermanito no sabe como lidiar con alguien tan genial como yo, que sólo trato de darle los mejores consejos.

Para cualquiera que no los conociera, podrían jurar que esa escena era real, sin embargo, ellos que ya se conocían muy bien, no pudieron hacer más que reír más que nunca, y se dieron cuenta que de verdad necesitaban ese momento para desestresar sus almas confundidas por el amor, entonces los menores se fijaron en Aioros que ya los miraba tranquilo, esperando por alguna explicación para citarlo en un sábado, por lo que el griego no quiso esperar más para exponer su caso.

-Aioros, no soy de estar pidiendo ayuda, pero... quisiera un consejo.

-Dime Milo.

-Bueno... resulta que quiero a alguien, y ese alguien tiene pareja...

-Es mala idea.

La voz segura de Aioros desencajó a Milo, ni siquiera lo dejó terminar de exponer su caso, interesado, recargó sus brazos cruzados en la mesa, esperando una explicación por el hombre de 27 años, de alguna forma tenía que entender más con esos 10 años extras de experiencia.

-No me malentiendas Milo, no quiero decir que te rindas, solamente que no debes interferir en una relación, trata de acercarte, pero sin causar problemas, demuestra que eres el mejor candidato, y si pierdes, aguanta.

-Eso ya lo había pensado, aunque me es difícil, pienso mucho en él.

-Si hermano, si lo vieras, cada vez que el vecino sale de su departamento, el bicho abusa sexualmente de él con el pensamiento.

La intervención de Aioria provocó en Milo ese ser travieso y malvado que vivía en su interior, así que no vio problema alguno en desenmascarar a su compañero de piso, con el mayor disfrute que eso suponía, encarnó una sonrisa sarcástica, y con un tono de compasión fingida, delató al castaño.

-Eso no es nada, comparado con lo que Aioria hizo, nada más y nada menos que enredarse con dos miembros de una sola familia...

-¡Milo eres un chismoso!

-Hermano..., ¿Yuzuriha y otra chica?

Aioria se quedó a medias para explicarse, ya que una mesera se acercó a la mesa a tomar el pedido, sonrojada y mirando embelesada a cada uno de sus clientes, que le pidieron tres cafés expresso con un toque de canela, además de algunas galletas de mantequilla,  que partió a la cocina encantada con la caballerosidad con la que Aioros le dijo "por favor", para completar la orden.

-¿Saga no se muere de celos con esas meseras?

-No lo sé Milo, igual con él pasa lo mismo, pero regresemos contigo Aioria, sobre qué querías hablarme.

-En realidad es con los dos..., saben que yo sólo he tenido relaciones con mujeres, y ustedes sin problema han estado con los dos géneros, el caso es... hermano, creo que ya no sólo me gustan las mujeres, estoy muy confundido...

La mirada de Aioros pasó de amabilidad a sorpresa, desde que se acordaba su pequeño león estuvo vuelto loco sólo por niñas, y ahora resultaba que no, sin embargo se contentó en pensar que su hermano lo único que estaba haciendo era descubrir el mundo, explorando como todo ser humano libre y sano tiene que hacer, así que recordando los mejores consejos de sus fallecidos padres, Sasha y Sísifo, buscó las palabras adecuadas para dirigirse a Aioria.

-Escucha hermano, no importa si la persona que te interesa es hombre o mujer, lo que debe ser imprescindible para ti es lo que te hace sentir, y lo mucho que se pueden aportar mutuamente, en mi caso, no estoy con Saga porque sea hombre y ya, es más que eso, me inspira su fortaleza, su valentía, su inteligencia, son cualidades que admiraría en cualquiera, y que en él me hacen amarlo..., ¿entiendes?

-Creo que si...

-Y no está nada perdido, se fijó en el primo de la novia, son básicamente iguales en apariencia, Saori le va a cuestionar eso, no que uno sea hombre y otro mujer.

-¡Ah! Milo, ¡eres un bicho rastrero de coladera!

Aioros miró resignado al lado de la mesa donde esos dos volvieron a pelear, sonriendo nerviosamente, incluso con algo de vergüenza, su hermano y su mejor amigo tenían la mejor relación de amistad, combinada con un deseo incontrolable de molestarse a cada segundo, definitivamente habían elegido bien en hablar con él, y no solamente entre ellos, disfrutó del primer sorbo de su café, agradeciendo otra vez a esa mesera que lo miraba soñadora, pensó en que lo único que les faltaba era atreverse a afrontar sus propios temores, para que tuvieran cerca de ellos a las personas que deseaban amar, y sonrió en dirección al ventanal, rememorando su mañana en privado con Saga.

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El fin de semana, mas otros días pasaron demasiado rápido, sin incidentes, más que unos saludos tímidos, pero cargados de mensajes ocultos por parte de Aioria y Shaka en el corredor, y en un frío movimiento de mano de Milo para Camus cuando se cruzaron el el lobby del edificio, dejando al segundo dudando, hasta hace unos días, los dos protagonizaron una ardiente y entregada escena en su alcoba, y ahora, ¿no le dirigía ni siquiera la palabra?

Se le estrujaban las entrañas cuando notaba su mirada insistente en esos ensayos en el teatro de la Universidad, sobre todo cuando escuchaba la práctica de Milo en el piano, su manera de hacer un hermoso cover de la canción "Love of my life" de Queen, cuando creía que nadie lo veía, lo espiaba detrás de una cortina roja, escuchando su arte una y otra vez, lo veía tan entregado a las teclas blancas y negras, que lo hacía sentirse en el cielo, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho.

Aunque por otro lado, estaba Surt, que lo procuraba más que nunca, siendo amable, atento, respetuoso, simplemente no podía reclamarle nada, además de las miradas asesinas en duelo que se lanzaban el peliazul y el pelirrojo, cuando de casualidad se encontraban en las puertas de sus hogares, ¿pero y él?, ¿estaría con alguien sólo porque lo trataba bien?, ¿y sus emociones?, estaba seguro de que el amor era más que cordialidad, ya que había visto en sus padres, el cómo la falta de frenesí termina por matar las relaciones, lo recordaba perfectamente, su padre frío con Natassia, su madre llorando por no tener el amor de Dégel, no... eso no lo quería en su vida, solamente que él era muy inexperto para manejar esa situación.

Ese jueves de regreso a su hogar, pensó en las sesiones extras con Saori, ella con su voz angelical y su lindísimo rostro, le recordó al cariño de su mamá, que le aconsejaba más que cualquier otra cosa, ser fiel a sus sentimientos, y en la soledad del elevador, se dio cuenta de lo que de verdad quería, y eso era vivir, ¡vivir maldita sea!, volver a experimentar esa ardiente explosión de emociones en su pecho al estar cerca de Milo, sin embargo, su incapacidad social lo limitaba, no sabía cómo plantearlo, y la indiferencia de su vecino lo tenía dudando, ¿y si ya no sentía lo mismo?

Caminó con su porte impecable hasta su departamento, pero con la mirada gacha, repasando una y otra vez su dilema, y aceptó que aunque Milo ya no lo quisiera, él si tendría que terminar con Surt, ya no podía seguirse engañando de esa manera, estaba por abrir su puerta, cuando de nueva cuenta, las preciosas notas de un piano, le acariciaron los oídos, debía ser su hermoso griego, que practicaba del otro lado de la pared, la música estaba llena de cariño, dolor y nostalgia, que no fue capaz de entrar de inmediato, al contrario de eso, cruzó el pasillo para escuchar mejor, hasta que el sonido del teclado se detuvo, y derrotado, pensó que era el momento, esa misma noche arreglaría la situación con Surt, sin esperar que con eso Milo lo quisiera, pero por algo debía empezar.

Estaba a punto de irse, cuando con temor, descubrió que la puerta del apartamento 8-A se abría súbitamente, y para su buena o mala fortuna, el que abrió era el dueño de sus más grandes dudas, Milo lo miró intensamente, esperando porque alguno de los dos dijera algo, lo cual no sucedió, sólo se acercaron un poco, y otro tanto más hasta poder observar la clara turbación en el otro, sus ojos no podían mentir, y en esta ocasión, quien cedió a sus deseos fue Camus, que rompió la distancia, abrazando a Milo por el cuello, el peliazul con la mirada perpleja, correspondió inmediatamente después de cerrar sus párpados para sentir mejor el cálido contacto, sus manos viajaron suaves hasta la cintura del aquamarina, buscando una explicación, hablaron sin separarse.

-¿Camus?, ¿qué haces?

-Tu melodía es hermosa...

-¿Me has escuchado?

-Cada día...

-Es para ti..., la verdad es que... no pretendo causarte problemas, sólo entiéndeme, no quiero dejar de sentir lo que siento, y saber que no eres mío... bueno, me aniquila...

-Milo... yo tampoco sé a lo que me enfrento...

-No le tengo miedo al rechazo, o a sufrir, lo prefiero, a no verte nunca, a no tocarte, viviré así... nunca me conformaré con sólo ser tu amigo, pero si no hay otra manera para estar cerca de ti... lo quiero mil veces a no tenerte en lo absoluto.

-Milo, Milo....

-No digas nada más...

-Si lo haré, por favor, espera a mañana.

-¿Mañana?

-¿Regresamos juntos después del ensayo?

-Sabes que si...

La expresión de alegría por parte de Milo era genuina, y por primera vez en mucho tiempo, su sonrisa no era coqueta ni altanera, sólo era tierna sin ningún tinte más, entre la calidez y las voces en un tono bajo se separaron, Camus se giró para entrar a su departamento, pero antes de que eso ocurriera, el griego lo tomó de la muñeca y lo jaló hacia su torso otra vez, para tomarlo de las mejillas y darle un pequeño beso en los labios, el francés, lo miró con los ojos muy abiertos, para después tocarse en el espacio donde antes había estado Milo, y con la sangre agolpada en todo su rostro, le dijo:

-Si vuelves a robarme otro beso, tendré que golpearte.

El peliazul tragó un poco de saliva que le supo a arena, sabía que Camus no mentía, con un poco de temor se armó de su faceta de casanova experto, sólo para seguir poniendo a su galo con los nervios de punta.

-Me puedes mandar al hospital si quieres, al final, tú me vas a implorar porque te bese una y otra vez.

-¿Siquiera puedes esperar a mañana?, no seas tan impaciente.

-Sólo quiero estar cerca de ti precioso cubito de hielo..., aunque por ahora, ya casi es hora de mi estúpida terapia, la señorita Saori será la afortunada, por cierto no te preocupes, la noche que dormimos juntos, a la que fui a ver fue a ella, no tuve una cita.

Camus creyó que Milo nunca dejaba de sorprenderlo, y sobre todo gozaba con desestabilizar su maltrecho estado mental, pero captó perfectamente dos cosas, que su vecino ya era mucho más que eso, y que le recordó en un tono muy sugerente eso de "la noche que dormimos juntos", si alguien ajeno escuchara eso pensaría de inmediato que tuvieron relaciones o algo, ese chico lo iba a matar de un infarno en un día no muy lejano, y por otro lado, se sintió extrañamente aliviado al saber que las citas de su coincidencia más bonita no eran más que con la Psicóloga, vio a ese hermoso y sexy ejemplar de hombre alejarse corriendo mientras su cabello se movía rebelde con el movimiento, y se determinó a terminar con Surt de una vez por todas, tomó tu celular, y le hizo una llamada, tenía que ser valiente, cuando el pelirrojo le atendió.

-"¿Camm?, ¿pasa algo?"

-"Si... ¿puedo pasar a tu trabajo?"

-"Claro, sabes que siempre estoy para ti..."

-"Voy en 20 minutos."

Y sin más cortó la comunicación, aunque no pudo evitar sentir culpabilidad por el tono preocupado de Surt, creyó que estaba haciendo lo correcto, porque tener a su lado a una persona sin ofrecerle lo mejor de él, era una ofensa en todos los aspectos por los que se le mirara, y se quejó consigo mismo, al aceptar que nunca debió entrar en una relación por mero compromiso, tuvo que recargarse en el muro más cercano, porque se estaba mareando por tantas emociones juntas.

-No estamos obligados a ceder sólo porque alguien nos quiere, papá... con eso le hubieras ahorrado tanto sufrimiento a mamá...

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Aioria revisaba una y otra vez el plano que tenía al frente, pero más que lo intentaba, no conseguía concentrarse en la arquitectura, su habitación en tonos cálidos sólo lo invitaba a dormirse, cansado encendió un momento la televisión sin ver nada en realidad, se dio un golpe en la frente con frustración, ni siquiera estaba el idiota de Milo para tomar alguna cerveza juntos.

Se recostó un momento en su cama, hundiéndose en la colcha de color verde botella, recordando las palabras de Saori: "el amor es libertad, sé sincero con lo que sientes, y déjate llevar un poco", sabía perfectamente que ella tenía razón, sin embargo cada vez que intentaba hablar con Yuzuriha algo se atravesaba y para el colmo en ese momento estaba tan ahogado en tareas escolares, que no tenía tiempo para nada más, y el problema no era eso, él era brillante en lo que hacía, el conflicto fue el proyecto de la constructora para la cual era aprendiz y tenía como tutor a un estudiante de tercer año, esa persona no era otro que Shaka.

Y de ahí la razón de su intensa turbación, un día antes se presentó con la mejor de las actitudes en uno de los edificios más modernos de Manhattan, la cual se desvaneció hasta el subsuelo cuando estuvo cerca del adonis que era su vecino, Shaka lo recibió igual de sorprendido, aunque imponente en detrás de ese escritorio, su aura desprendía como siempre, un aire de divinidad y perfección.

El rubio de hermosas facciones, le explicó con calma y educación el trabajo que haría para la empresa, y el proyecto que serviría para los dos como la calificación más importante del semestre, lo escuchaba, de verdad que lo intentaba, pero terminó perdiéndose en sus pupilas del color del cielo, la oficina olía completamente a él, en una exquisita combinación con el incienso de lavanda, y cuando Shaka con voz firme le solicitó que tuviera el plano para dentro de un mes, lo único que pudo hacer fue torpemente decir que si, y ahora tenía esa carga en los hombros, cuando lo que realmente quería era volver a tenerlo cerca, como la noche que pasaron uno al lado del otro frente a la chimenea.

Esa posición de autoridad lo alejaba todavía más, miró el reloj, ya casi anochecía, por lo que creyó que una ducha caliente lo relajaría, tomó sus cosas, y se dirigió al cuarto de baño, puso música de Black Sabbath a alto volumen, y dejó que el agua se llevara por un momento sus problemas, debido al ruido, no escuchó que la puerta de su departamento se abría.

Yuzuriha tenía la llave, se sentía sumamente orgullosa de conseguir lo que se proponía, y era feliz de haber conseguido ese pequeño objeto plateado, después de tanto insistir al que debería seguir siendo su novio como fuera, decidida a no dejarse vencer, estaba completamente segura que Aioria estaba comenzando a ver a alguien más, miró a su alrededor, esperando encontrarse con Milo, y al comprobar que no estaba, se encerró en el cuarto del castaño, para  seguir el consejo de Afrodita de enfundarse en un hermoso conjunto de lencería de color rojo, que la hacía verse como uno de los ángeles de Victoria's Secret, aferrada al último recurso que le quedaba, porque a pesar de no haber gozado de tan buena comunicación, ella y Aioria tenían una intensa química sexual, que había terminado en muchas ocasiones en escandalosos gemidos por parte de ambos. Mientras tanto, el ojiverde, estando en la regadera, comenzó a notar por fin que no estaba solo en el departamento.

-¿Milo?, ¿ya regresaste idiota?, ¡compra la cena!, ¡no hay nada!

Pero no obtuvo la respuesta que buscaba, vio que la habitación de Milo seguía cerrada, entonces escuchó cosas en la suya, como si alguien estuviera caminando con zapatillas, y ese sonido lo conocía perfectamente, todas las noches con Marín le dieron un oído experto para saber cuando una mujer taconeaba peligrosamente en el piso, seductora y letal...

Se apresuró hasta su espacio, y se quedó de piedra al ver a Yuzuriha ahí, su imagen era digna de despertar el deseo más bajo y apasionado de cualquier hombre, sus perfectos senos estaban ceñidos en ese brassier de encaje, a modo de una ofrenda preciosa, y aunque sus sentimientos ya estaban muy lejos desde hace tiempo, su instinto masculino despertó, y no pudo evitar caer en esa tentación del pecado capital de la lujuria.

La situación avanzó a tal grado de ya estar los dos desnudos en la cama, entregados en una cadencia perlada de sudor, pero cuando ella dejó de arañarle la espalda para besarlo profundamente, el sabor no fue ni de cerca al tierno roce que tuvo con Shaka mientras dormía, era... vacío, sin magia..., incluso, antes, cuando estaba muy enamorado de Marín, las cosas eran distintas, había amor, y en este asunto... eso no existía.

El recuerdo de Shaka no salía, sus labios, su voz, el calor de su piel, la paz que sentía cuando estaba con él y de repente, ya no quiso continuar más, salió repentinamente del interior de Yuzuriha, desviando su rostro, se sentó con pesadez, y recargó su rostro entre las palmas de sus manos, la media luz de la lámpara de noche, antes romántica ahora daba una luz triste.

La linda mujer, empezó a sentir que las lágrimas se agolpaban en sus párpados, amenazando con salir en un descontrolado llanto, lo sabía, Aioria estaba enamorado de otra persona, con las mejillas húmedas por el llanto, y la voz quebrada por la tristeza, tapó su desnudez con la sábana, supo que ya no podía eludir más la realidad.

-Aioria... ¿ya no hay posibilidad?

-Lo siento Yuzu...

-¡No!, ¡no me llames Yuzu!, dime..., dime ¿qué hice mal?, ¿por qué no me quieres como yo lo hago?, ¿quién me robó al hombre que para mi era perfecto...?

-No puedo decírtelo.

-Eso quiere decir que si quieres a otra persona.

-Así es, y la verdad no sé si me corresponde, pero entiende, no puedo seguir con esto, sólo te voy a lastimar más, no quiero que te ilusiones con algo que no te daré.

-No puedes lastimarme más Aioria, yo sólo quería estar cerca de ti.

Yuzuriha se cambió lo más rápido que pudo, con su dignidad pisoteada ignoró al hombre que la intentaba detener para por lo menos llevarla a su casa, sin embargo todo fue inútil, decepcionada, azotó la puerta y ahí se fijó que el chico no corrió tras ella como en las películas, era verdad que no la quería, así que miró con esperanza al departamento del frente, Shaka... su primo además de Afrodita y Mu, era su tabla y fuente de salvación, tocó el timbre con esperanza de encontrarlo, y al ver su familiar rostro abrirle la puerta, se tiró en sus brazos para llorar amargamente.

-Shaka... Aioria, él, ya no quiere nada conmigo...

El rubio sostuvo a su prima entre sus brazos, impotente por verla sufrir de esa manera, pero también... las palabras de ella hicieron una huella en él, Aioria... él ya era libre.







Continuará...





Comentarios: Bonita noche para todos y para todas, hermosos lectores, este capítulo fue de transición para lo que viene, un adelantito del siguiente capítulo es la plática entre Camus y Surt, además de revelar detalles sobre la misteriosa relación entre Kardia y Dégel, y no crean que me he olvidado del amor platónico de Afrodita jeje también quiero darle su momento, a parte, ya se acerca el primer lemon de la historia, ¿ustedes quién creen que caiga primero en la tentación? jaja cuéntenme sus opiniones, y si me dejan algún voto o comentario los voy a amar más.


Nos leemos pronto, Yare.







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