Anhelo

A veces, cuando menos se espera, la vida se va en un instante, y lo que se creía eterno, en realidad no lo es tanto, afortunadamente no sólo aplica en cuestiones de felicidad, pasa que lo malo tampoco es para siempre, y con el tiempo el dolor hace una tregua con la tranquilidad, y los días pasan sin que la tristeza te acabe y de la estocada final.

Cinco años, once meses, y cuatro días pasaron como unos simples tragos de agua, y en cuanto abrió los ojos esa mañana, despertó más que su cuerpo, una inseguridad se presentó en sus pensamientos, ¿sería capaz de enfrentar su temor al volver a mirar a su pasado?, Milo se revolvió en las cobijas, como si eso pudiera convertirse en un escudo protector de los sentimientos que estaban a punto de derramarse en cascada desde su corazón.

El calor de su cama no era suficiente para apaciguar el frío de su piel, pero era un consuelo para mantenerlo cuerdo, suspirando alzó el brazo para tomar la carpeta que tenía en su mesa de noche, su cabello le cayó por sobre los hombros al sentarse con los papeles en el regazo, sonrió un poco al leer el contenido de esos documentos, al menos sus padres estaban orgullosos de él, ya que hacía pocas semanas obtuvo su título como Ingeniero Mecánico, así le era más sencillo evitar a Kardia y sus constantes asedios de acercarlo a... bueno a ese hombre perfecto que todavía no conseguía sacar de su sangre, y es que aunque de una manera tenue, Camus seguía dándole pulsos de vida y muerte al mismo tiempo que respiraba.

En la soledad de su habitación, y con el amanecer entrando como un intruso por el cristal de su ventana, se levantó con la carpeta en las manos, observando atentamente otro trozo de papel: el boleto para viajar en dos días a Suiza, acarició las letras para intentar asimilar lo que estaba próximo a suceder, y recordó su plática con Aioria y Afrodita de dos noches atrás.


Flash Back


Milo paseaba de un lado a otro en el estudio de la casa de su madre, esperando por el tono que le daría la señal de que sus amigos estarían presentes en el otro lado de la pantalla de la computadora, y no es que deseara evitar una charla con ellos, pero es que cada que lo hacían salía a colación un tema que todavía tenía una herida muy abierta en él, nervioso tomó un trago de sake, con la esperanza de que el alcohol le diera un poco de valor para seguir evitando el tema que ya era el santo grial de su amistad: Camus; Por un lado estaban todos aquellos que lo quisieron convencer de que lucharan por estar juntos, y por el otro se encontraba sus ideas oscuras y pensamientos deprimentes al recordarse que su amado francés estaba casado.

Otro trago más le encendió la garganta en llamas, sensación equiparable a sus celos guardados por años, no quería regresar al lapso en el cual no podía parar de llorar, ¿tristeza?, ¿coraje?, en realidad no había diferencia, su fatalidad le alcanzaba más de un espacio de su inconciencia, por lo que de nuevo evitaría la bala, y la lanzaría muy lejos como si sacara una pelota de un estadio de beisbol.

-"¿Por qué Cam?, ¿Cómo pudiste elegir a alguien más?"

Esas dolorosas preguntas volaban a su alrededor a cada momento, que en ocasiones se hacían tan grandes, que temía desmayarse por el peso que significaban para él, una solitaria lágrima le rodó por la piel de su mejilla, que secó rápidamente con una manga de su camiseta negra, no... ya no más, al menos tenía que intentar ser feliz de nuevo, después de todo, ¿Qué importaba si lo hizo por amor o conveniencia?, su adorado galo aceptó legalmente amar y respetar a otro, sería muy patético de su parte si lo hubiera buscado.

Y gracias a Athena, las voces alegres de sus compañeros lo saludaron cuando la conexión a internet fue óptima para su videoconferencia, con la calidez de la embriaguez recorriéndole el rostro, se sentó frente a la cámara para repensar qué tipo de insultos se iba a ganar por negarse a comunicarse en los últimos dos años. La sonrisa triunfal de Aioria y la cara furiosa de Afrodita que estaba más indignado que una novia plantada en el altar le dieron la bienvenida.

-"Milo IDIOTA, ¿Qué tipo de amigo eres?. ¡canalla!, pensamos que algo te pudo pasar, y mírate, estás tan lozano y sexy como modelo de Gucci, y a ti ni te importa cómo estamos nosotros, ¿no piensas en mis pobres nervios?"- Afrodita agitaba una especie de bolsa por encima de su cabeza a cada reclamo que le propinaba a Milo, con un joven Leo aguantando la risa un poco más atrás.

-"Si no fue tanto tiempo Dita, nada más terminamos nuestras carreras y te casaste con tu español macho, ¿y ese espacio?, es nuevo, no lo conozco, ¿es tu nueva casa?"- Milo enfocó su atención en la decoración minimalista combinada con destellos dorados por cada metro cuadrado que alcanzaba a apreciarse en ese ¿departamento?

-"En realidad, es la casa de mis padres bicho, la remodelé cuando Aioros me la regaló para que yo... bueno...".- Aioria se sonrojó, Afrodita le puso una mano en el hombro y una risita de lado lo acompañó para revelar lo que su amigo castaño estaba escondiendo.

-"Lo que sucede Mili, es que nuestro querido gatito secuestró a una virgen de por vida."

Silencio total, Aioria miraba impactado al peliceleste por la forma en la que dijo las cosas, y a Milo le escurría una gota de sudor por su nuca, al puro estilo anime, mientras sujetaba sus audífonos de diadema con micrófono, tratando de escuchar correctamente, por lo que quiso corroborar la información.

-"¿Te casaste gato?"

-"¡No!, no es eso, sólo mmmmm... digamos que tengo un nuevo rommie, tenía que reemplazarte."

-"No es su rommie Mili, Shaka es su concubina y ahora viven juntos como toda una pareja feliz."

Las risas de Milo y Dita le dieron la vuelta al mundo, sin importar que la diferencia de horario entre Japón y Nueva York tuviera a unos en vigilia en plena madrugada, ya que era ahora o nunca el momento de poner en marcha un macabro plan, para dar rienda suelta a una última oportunidad, la voz segura de Aioria los trajo de vuelta a la primera intención de la información.

-"Si, si, sigan riéndose a mi costa, qué suerte tienen de que Shaka esté dormido y le haya puesto tapones para los oídos de esos que usan en la construcción, pero para lo que te llamamos Milo, es porque en unos días inauguraremos un hotel en Suiza, proyecto que es muy importante para la constructora de mi familia, tú a pesar de todo sigues siendo mi hermano, iremos todos, te quiero ahí, y no trates de escapar esta vez, Kardia ya nos dijo que no tienes ningún compromiso, después de casi cinco años, ¿no te parece que es tiempo de pasar un buen rato entre amigos?, serán cuatro noches y cinco días, vamos..."

Tras escuchar eso, su pecho se contrajo al instante, ¿a qué se refería con que iban a estar todos?, ¿Camus también?, hasta ese entonces había logrado salir adelante, "tener un par de citas", está bien, muchísimas citas y relaciones sin compromiso ni importancia, pero al menos se atrevió a probar otros labios, y compartir la cama con alguien diferente, como para que todo se le derrumbe ante la presencia intimidante y perfecta de un par de orbes amatistas.

-"¿Todos?"

-"Si... Aio, su hermanito mayor, los gemelos del demonio, Yuzu, mi Shura bebé, Shaki, y tú..."

Él no iría, no pudo evitar decepcionarse al mismo tiempo que se aliviaba, la respuesta apresurada de Dita le ayudó a tener latidos aceptables de nuevo, sin embargo... ¿Cómo estaría su Cam?, un libro que abarrotaba las librerías y sus récords de best seller  en todo el planeta le recordaba a su amor perdido, pero el autor... no sabía, podría tratarse de otra persona, y por lo mismo no se atrevía a comprarlo, ni a sacar los datos que tanto anhelaba de las personas que sabían podían concedérselos, estaba ahí, siendo miserable por su gusto, deseando con todas sus fuerzas dar un paso atrás, y de pronto aparecer en Manhattan, con 18 años, aspirando el delicado aroma de cierto cabello aquamarina.

-"Bien... iré, supongo que tendré que pedirle ayuda a mi papá para llegar a tiempo".


Fin de flash back


Anhelo..., ese deseo intenso por lo imposible, y es que a cualquier lado que el peliazul mirara, la respuesta era turbia, sin valor para olvidar, sin coraje para enfrentar, se pasó su mano por el cabello despeinándolo, por el momento no tenía más camino que hacer sus maletas, y prepararse y lo peor era que no sabía exactamente para qué.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

De: Julián Solo 7:20 pm

Para: Camus Boissieu

"Camus, desearme suerte funcionó, la amo, siempre lo hice, no tienes idea de lo feliz que soy al estar con Saori, debí decirte su nombre desde el primer momento, me hubiera ahorrado al detective privado de saber que era tu psicóloga, sólo me queda reírme de mi mismo, es el mes más feliz de mi vida, y todo gracias a ti, eres un gran amigo, el patito y tú siempre podrán contar conmigo, espero que Hyoga la pase bien en los siguientes días, cualquier cosa puedes llamarme, por cierto, mi señorita Kido te manda saludos, ella al igual que yo creemos que deberías buscarlo y..."

No terminó de leer el correo de Julián, el sonido seco y preciso de su computadora cerrándose bruscamente hizo que la taza de chocolate se tambaleara en su escritorio y derramara un poco del líquido dulce, frustrado decidió ir a la cocina por un una toalla para limpiar su desastre, pero se detuvo en el marco de la puerta de su biblioteca al toparse con una cabecita rubia que conocía muy bien, su pijama afelpada de patitos amarillos se veía increíblemente tierna junto al cisne de peluche que cargaba con uno de sus diminutos bracitos, sus ojos grandes y expectantes y la nariz rojiza le dieron señal de que su hermanito había estado llorando, olvidando el incidente con la laptop, se agachó a su altura, y el niño se abrazó a él recargando su cabeza en su hombro, con suavidad lo cargó para ir de regreso a su habitación, de pronto Hyoga se removió incómodo en sus brazos, lo que detuvo su marcha a media escalera.

-Camus... ¿estás enojado?, ¿por qué cerraste así tu computadora?

-No es nada pequeño cisne... cosas de adultos.

-Cosas de adultos... si claro, no me gusta verte así.

-¿Así como?

-Furioso como el monstruo que quiso acabar con los Avengers.

El francés rio con suavidad, le sorprendía la facilidad con la que el niño podía leer sus actitudes, mostrando una preocupación que no le correspondía por su edad, se le parecía bastante, así que optó por darle vuelta al tema, para evitar cosas que eran dolorosas para él, ya que la razón por la cual azotó la pantalla del pobre aparato era que no quería seguir leyendo, escuchando o tratando de entender el por qué su papá, Julián, Saori, o incluso sus amigos vía mensajes de texto, se empeñaban en recordarle a alguien que en casi cinco años no dio señales de existencia, Milo... anhelaba olvidarlo, arrancarlo de sus recuerdos...

-¿No crees que Thanos era alguien incomprendido? 

-¡No!, yo soy como el Capitán América y derrotaré a todo el mal de este mundo, atacaré a los criminales con mi escudo...

La voz infantil que llegaba a su cerebro por medio de su sistema auditivo le daba cierta tranquilidad, eso quería decir que el resfrío de Hyoga había cedido y que por fin podrían ir a cenar a un restaurante familiar que al rubio le encantaba, con calma llegaron hasta la habitación que tenía un enorme ventanal, paredes de color azul índigo, detalles blancos con plata, y la constelación del cisne pintada en el techo. Camus sentó al niño en su cama y con un gesto de su dedo índice le indicó los restos de lágrimas que aún se veían en su redonda carita.

-¿Tuviste un mal sueño?

-No...- La expresión de Hyoga decía todo lo contrario, sus labios se estrujaban intentando mantener la compostura, pero sus manitas hechas puño decían que estaba lejos de estar bien, con toda la paciencia del mundo, Camus le peinó su flequillo con sus dedos, y le sonrió mirándolo directamente.

-Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿algo te pasa en el jardín de niños?, ¿miraste a escondidas las películas de terror del tío Julián?, ¿tu abuelo Dégel o Krest te regañaron en las videollamadas?

-Camus... ¿por qué no tengo papá?

Eso no se lo esperaba, Camus parpadeó tratando de entender el tono de voz del niño, que más bien pareció un silbido de un pajarito herido, lo estrechó de nuevo en sus brazos, a veces olvidaba que en esa casa no era el único con problemas, y su hermano a tan corta edad ya contaba con los suyos, pero para eso estaba él, para protegerlo y acompañarlo siempre.

-¿Y yo qué soy?, ya te he dicho que soy tu papá.

-No es cierto... eres mi hermano, y aunque tenemos a mamá que nos ve desde el cielo... yo sé que el abuelo Dégel es tu papá, no el mío... yo quiero un papá, alguien que esté contigo y te haga feliz, que seamos tres y no dos.

-Hyoga... no todas las familias tienen que tener un papá.

-¡Pero yo quiero uno!, yo... sólo...

Unos sollozos acompañaron el sutil movimiento del móvil de aviones que colgaba junto a la cabecera de ébano, el peluche de cisne cayó hasta la alfombra, porque Hyoga estrujaba de nuevo el cuello de Camus, que amorosamente le acariciaba su espalda, Camus sintió pena por él, por los dos, porque era verdad que estaba cansado de dormir solo todas las noches, de no poder hacerle el amor, de odiar amarlo como lo hacía, así que para sacar a Milo de su mente, separó a su hermanito para decirle que por fin irían a cenar al lugar que le encantaba, la sonrisa triunfal del infante borró todo momento agrio, y sin más se levantó tropezando con sus juguetes, para ir a su enorme clóset a elegir prendas para cambiarse.

-Sólo recuerda que no puedes salir con tu disfraz del Capitán América, elige un abrigo, botas y boina por favor.

-¡Hermano!

No podía rendirse, no cuando tenía a alguien por quien ver, sin embargo no era fácil, sobre todo cuando tenía la visita de sus amigos al día siguiente, Shaka y Yuzuriha ya conocían a su hermanito, porque se empeñaron en encontrarlo un año atrás, sospechaba que Dégel y Kardia habían revelado su ubicación, aunque no se atrevió a preguntar si alguien más la conocía, daba igual si Milo ni siquiera quería saber de él... y esa era su disyuntiva, verlos a todos juntos, en la inauguración del hotel de la constructora de Aioria le traería recuerdos, dulces y dolorosos por igual, frente al espejo del tocador de Hyoga ajustó su corbata y su suéter negro de botones, tenía que ser valiente, y aguantar a toda costa lo que su corazón anhelaba.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Su residencia cambió de París, Francia, a Ginebra, Suiza desde que Hyoga cumplió seis meses. Esa noche pasaron al lado de la catedral de Saint Pierre, y a pesar de intentar poner atención a todo lo que su genial e inteligente hermano trataba de instruirle sobre su estilo arquitectónico que databa del sigo XII, la mente infantil de Hyoga no se concentraba, las hamburguesas con mucha catsup y una malteada de vainilla robaba su atención, ya quería llegar al restaurante para comer y comer hasta que su pancita quedara llena, ¡y ah no!, Camus adoraba darle clases incluso cuando no estaba en la escuela con la maestra Shoko.

Tomaba su mano, aunque no pudiera sentirla por causa de los guantes de ambos, y la balanceaba para divertirse aunque fuera un poquito, pasó el tiempo y ya estaban muy cerca, cruzando la Place du Bourg-de-four, cuando su hermano mayor se detuvo a darles indicaciones a unos sujetos que según entendió, eran sus editores de la nueva novela que estaba por escribir y se encontraron por casualidad.

Gracias a que Camus ya no lo estaba bombardeando con toda esa información aburrida, Hyoga dio un vistazo a toda la gente que caminaba por ese espacio en una noche despejada, hasta que sus ojos azules se centraron en un hombre que tomaba una bebida caliente mientras miraba a un punto indefinido en el espacio, lo recordaba vagamente, ¿Dónde lo había visto?, el cabello rebelde azulado, y sus rasgos masculinos se le figuraron a los de un papá, y de pronto, como una señal de iluminación, abrió su pequeña boca en una mueca de asombro, ese señor era igual a un muchacho que abrazaba a su hermano en una vieja fotografía que encontró sin querer en un libro que Camus tenía en su alcoba.

Su cuerpecito empezó a temblar de la emoción, porque inconscientemente, le puso su rostro al papá de sus sueños, a aquel que siempre quiso tener, su corazón latía fuerte dentro de su abrigo, y al notar que ese extraño se marchaba, el miedo le recorrió por todas sus venas, ¡no se podía ir!, así que hizo lo impensable, se soltó de la mano de Camus, que desesperado se fue tras él gritando su nombre, dejando a los caballeros de la editorial con las palabras a medio decir.

El mundo le pareció más grande que de costumbre, y sus pequeñas piernas no daban para más, sin embargo no iba a parar hasta ponerse al frente de ese señor y verlo fijamente, grabarse su rostro y comprobar si era el de la foto vieja de su hermano, casi logra su objetivo, hasta que una piedra olvidada en el suelo hizo que sus botitas se resbalaran, quedando a los pies del desconocido.

Milo que llegó una noche antes de lo previsto a Ginebra, reaccionó de inmediato, y socorrió al niño rubio que salió de la nada, levantándolo del piso sacudiendo sus ropas, y con una genuina preocupación por averiguar el paradero de sus padres, le limpió un poco de tierra de la mejilla, y entonces su respiración se detuvo, esos ojos... aunque de diferente color le eran muy conocidos, la forma de los labios, de la cara, la nariz respingada, el acento francés del niño diciendo que lo sentía... estaba delirando, temblando del pánico, de anhelo, de esperanza.

-Pequeño... ¿Dónde están tus padres?

-Mi mamá en el cielo, y mi papá bueno...

El menor no supo qué contestar, ¿Cómo le iba a decir a ese señor que no tenía papá?, ¿y que el que soñaba tenía la cara como él?, Milo por su lado intentaba mantener la calma sin mucho éxito, sonaba igual, claro de un modo aniñado, pero jamás confundiría esa forma característica de alargar las palabras, no cuando alguien le habló tantas veces de un modo tan apasionado que hacía que sintiera toda su piel cubierta del más atrayente e intenso de los fuegos.

-Su papá soy yo...

No podía ser... era imposible, le estaban jugando una broma pesada, o se encontraba dentro de un vórtice de esos que te anuncian que vas a dejar de existir, o peor aún que ya estás muerto, pero si eso era así, sus redes neuronales peleaban por decidir si iba directo al cielo o al infierno, porque con los párpados empañados, se atrevió a levantar su rostro, para descubrir al ser que más había querido en su vida, Camus estaba tan hermoso como lo recordaba, si no es que más, dado que sus facciones maduraron en las de un hombre bello, tan formal y elegante, su presencia le robó el aliento, y todo el amor junto con el dolor se reunieron en él de un modo impresionante, quería besarlo hasta desfallecer del placer, al igual que deseaba golpearlo y reclamarle entre lágrimas el haberse casado, y con respecto a eso..., el niño lo regresó a su estado de inútil reflexión, si Camus dijo que era su padre... eso explicaba su enorme parecido, y peor aún, un recordatorio de cuán lejos estaba de él, como siempre... salvo un pequeño y efímero momento, en el que tuvo la dicha de adorarlo con devoción.

-Camus...

-Gracias por ayudarlo, discúlpenos.

-¡Camus espera!, ¡no te vayas!

-¡Buenas noches monsieur!

-¡No...!

-¡Déjame ir!

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

El ruido de la regadera y el agua caliente resbalándose por su torso desnudo no lo ayudó a calmarse, las lágrimas se confundían con las gotas del líquido vital, aún no se explicaba el por qué huyó, si cuando lo vio lo que más quería era quedarse junto a él, restaurando el más bello amor de su existencia y decirle que a pesar de todo siempre esperó volver a estar a su lado, y con coraje atestó un puño contra los azulejos del baño, pero ni así desquitó la impotencia que no lo dejaba en paz, el cabello aquamarina le cubría parte de la cara, y el jabón ya tenía mucho tiempo de desaparecer de su piel.

De todos los lugares del mundo, de todos los continentes, de todas las naciones y de todas las personas... tuvo la coincidencia de encontrarse de nuevo con su más grande anhelo, se rió amargamente, la ironía y la casualidad se estaban transformando en destino, en respuesta odió a esa maldita broma filosófica del universo, se tragó inútilmente su propio dolor, un sollozo ahogado, y una toma desesperada de aire lo hicieron quebrarse, y por primera vez en mucho tiempo, decir en voz alta todo lo que quería.

-¿Por qué Milo?, ¿por qué no me creíste?, ¡¿por qué no confiaste en mi?!, ¡te odio!, ¿porque no puedo dejar de amarte...?

La pared fría contrastaba con la calidez de su costado, ya que se había resbalado para abrazar sus rodillas, no supo exactamente el tiempo que transcurrió en esa situación, y se dispuso a salir hasta que el agua se empezaba a tornar helada y los cristales corredizos que acotaban el espacio de la regadera se vieron tan empañados que ya era imposible vislumbrar cualquier otra cosa.

Ojalá la toalla blanca también le secara todo el llanto del alma, sin vestirse, y con ésta enredada en su cintura, lo primero que hizo al entrar a su cuarto fue tirarse en el colchón sin importarle que su cabello empapado mojara su edredón, la televisión que se quedó encendida en un canal de música que en ese instante transmitía un especial de rock en inglés, mostrando a Steven Tyler junto a Aerosmith tocando en vivo "I don't to want to miss a thing" , y esa fue otra dura prueba de que algo extraño lo conectaba a Milo, una y otra vez, como una dulce tortura con cadenas de recuerdos, de promesas... A cada estrofa y acorde de guitarra, su pecho se drenaba dejando escapar todo el dolor por extrañarlo tanto, y la noche de su primer beso le traspasó el alma, no podía ir a la inauguración del hotel que Shaka y Aioria construyeron, era indudable que se lo iba a encontrar...

Metido en su meditación forzada, le fue imposible notar los pasos de Hyoga que cariñosamente le abrazaba una pierna.

-Camus... no llores, si quieres te doy todos mis libros de colorear...

-No estoy llorando pequeño cisne...

-Me gustaría.

-¿Qué te gustaría?

-Que él fuera mi papá.

Camus que se había incorporado para acariciar la cabeza de su hermano, se sobresaltó por su insistencia a tener un padre, ¿a quién se refería?, estuvo a punto de preguntarle, pero unos insistentes golpes al portón de su casa, junto con el timbre que sonaba de manera infernal lo puso en un estado de alerta máxima, con rapidez puso al niño en su cama, se vistió con lo primero que encontró en su clóset, y le ordenó a su hermano que por nada del mundo saliera de ahí.

El ama de llaves sólo trabajaba por las mañanas, atendiendo a Hyoga mientras él trabajaba en la biblioteca escribiendo, Julián no estaba en el país, además tenía llaves, su papá estaba con Kardia en París, y la verdad no tenía amigos que lo fueran a visitar, podría tratarse de la vecina solterona que lo miraba con lujuria y lo chantajeaba para que la ayudara con su calentador, tocaba igual, pero ¿a esa hora?, eran las once, y esa anciana mantenía su vigilia máximo hasta las diez, ¿Shaka?, ¿Yuzuriha?, imposible... ellos llegaban hasta la mañana siguiente, asustado temió lo peor, cubriendo su cuerpo con sus brazos para apaciguar el frío, bajó las escaleras de madera hasta el recibidor, dispuesto a enfocar en su cámara de seguridad, quién era el que insistía tanto en entrar a su casa.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

-"¡Tiene un hijo!, ¿y nunca me lo dijiste?"

-"¡Cállate y déjame hablar Milo Scarlet!"

-"¡Debiste decirme papá!, ahora sé que mis negativas a que me incitaras a recuperar a Camus no estaban equivocadas!, ¿Qué demonios iba a volver?, ¡si es obvio que su matrimonio no fue tan falso ni forzado como intentaste hacerme creer!"

Kardia masajeaba su sien que no estaba pegada al celular, llevaba cerca de quince minutos intentando que Milo lo escuchara, y eso era imposible, después de todo tenían el mismo carácter, Dégel lo miraba con mucha atención y la angustia cubriendo su rostro que inútilmente trataba de disimular ajustándose sus lentes cada treinta segundos. El peliazul mayor, fastidiado, y con un enorme peso sobre sus hombros, apostó su última carta, con voz mortalmente seria, le dijo a su hijo que por única vez, luchara por lo que sentía de verdad, y no por lo que su visceral coraje le hacía pensar.

-"Escucha Milo, lo que sucede con Camus entorno a ese niño no me corresponde decírtelo, ni siquiera Dégel podría, pero si te advierto que estás siendo un imbécil, y tú tienes la culpa de sufrir, pensé en rendirme hace un año, cuando te negaste a toda posibilidad de arreglar las cosas con el que sé es tu verdadero amor, ya no eres un niño, y yo no podía obligarte a nada, nunca me cansaré de repetirte lo idiota que eres, sin embargo, quise hacer una última cosa por ti, así que con toda la intención mandé a tus amigos a construirme un hotel en Ginebra, y por supuesto que los vas a ver mañana, sé hombre y decide lo que vas a hacer esta noche, te voy a enviar la dirección de la casa de Camus, tu sabrás si te acobardas y te escondes en tu refugio de marica, yo no puedo solucionarte la vida, eso ya lo entendí, sólo espero que tomes el mejor camino, adiós bichito."

Kardia colgó su teléfono, sintiendo que Dégel lo rodeaba de la cintura y le depositaba un beso en su hombro, otro en su cuello, y un último en la mejilla,  se volteó para corresponderle, sin hablar más los dos supieron lo que el otro pensaba, y eso era un ferviente anhelo de que sus hijos pudieran ser felices.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Milo quiso lanzar su celular muy lejos, pero se contuvo porque todavía le quedaba algo de raciocinio en su maltrecha mente, ya eran pocas las personas en la calle, y él todavía no se atrevía a entrar a su hotel, la voz de su papá le retumbaba en su cabeza, al igual que la de Shaka, Aioria, Afrodita y Yuzuriha que no dudaron en todos esos años en decirle por lo menos una vez que se estaba equivocando, desesperado buscó en algún lado una señal para hacer lo correcto, y como si de un embrujo se tratara, se detuvo frente a una librería que cerraba tarde, el dependiente estaba guardando todos los estantes que tenía afuera y le ofreció ver su catálogo por si se decidía a comprar algo antes de que se fuera, su mirada viajó de un ejemplar a otro, y ahí, resaltando entre los demás, estaba uno con pastas gruesas, con una hermosa manzana roja en su portada, enlazada  con un hilo de un intenso carmesí, el título y el autor lo asustaron por mucho tiempo, pero esa noche ya no... "Hilo escarlata", por "C.B Aquarium".

Sin saber por qué lo compró, y se alejó con prisa sin esperar el cambio que el empleado le quería devolver, el dinero no importaba... no cuando tenía ese huracán de pasión recorriéndole por las venas, con las manos temblorosas, abrió su libro y la fotografía del autor casi hace que se desmaye, era Camus... tan bello, y la dedicatoria lo terminó por convencer de que efectivamente fue un estúpido todos esos años.


"Para ti, que sin importar el tiempo, todavía me hace soñar con volvernos a encontrar... te querré aunque no estemos juntos, porque cuando vea la luna sabré que por lo menos tuve la dicha de coincidir contigo en éste tiempo, y en éste lugar. Somos vecinos en el mundo."


Su hotel era lo último que quería pisar, se apresuró a tomar un taxi, y le extendió su teléfono al chófer para que lo llevara a la dirección que le mandó Kardia, su interior iba a estallar, y cada segundo en ese coche lo sintió como una eternidad, al llegar a la bonita casa de dos pisos con portón blanco y enredaderas verdes que salían de las paredes de piedra, su corazón elevó su ritmo hasta niveles peligrosos, golpeó y timbró hasta el cansancio, y cuando Camus abrió la puerta con la mirada atónita, Milo con las mejillas sonrojadas, y la respiración entrecortada, dejó de contener todo lo que sentía.

-Quise olvidarte, resignarme y borrar todo rastro de que aún existes en mi, pero ya no puedo soportarlo más.

Lo siguiente que Camus sintió fueron los labios del griego apresando los suyos, mientras sus fuertes brazos le impedían escapar, abrazando posesivamente su cintura...














Continuará...








Comentarios: (se asoma detrás de un sillón silenciosamente, con mucha pena), jajajaja hola señoritas, hermosos lectores, ¿tardé algo verdad?, bueno, según mi ritmo de publicación si, perdón en serio jajaja lo que sucede es que pasé por una situación familiar poquito complicada y a parte ayer fue mi cumple (uh! me autorregalé el momento de escribir jajaja), no he tenido mucho tiempo de nada, pero ya regresé, ya vamos para el final de la historia, sólo unos cuántos capítulos más, ¿qué les pareció?, Hyoga quiere que Milo sea su papá, ya se vio un poquito de por qué tardaron tanto tiempo en encontrarse, Aioria y Shaka ya viven juntos, Saori y Julián también avanzaron y en el próximo cap habrá la reconciliación melosa, dramática, llena de amor, pasión y lujuria de la OTP :3 si si si, como de que no, jajaja no se la pierdan, gracias a todos por leer, comentar y votar, un abrazo.

Nos leemos pronto, Yare.


PD. @SailorFighter, si leí tu fic, sólo no lo alcancé a comentar, es wow hermoso, el final ¿qué puedo decir?, tan romántico, me encantó. Felicidades :3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top