09

Cuando Mariam recuperó la  conciencia, Luke estaba sentado en contra de la pared al otro lado de donde ella se encontraba desplomada contra la puerta de su apartamento. Él la observó con una ceja levantada y las mejillas de ella se empolvaron rosadas debido a la recolección de lo que había ocurrido entre ellos.

Ella intentó buscar palabras en excusa para defender su reacción. Sin embargo, a pesar de cualquier cosa que intentara decir, Luke solamente la consideraría una inepta perdedora. El pensamiento hizo que sus cejas se unieran. No podía reprimir la sensación de nerviosismo que la poseía cuando él estaba cerca. No eran ni siquiera amigos y aún así Mariam reconocía que el intermitente golpe en su pecho era distinta a la sensación que sentía en la compañía de otros.

Los ojos de él examinaban descuidadamente su expresión al torcerse jocosa a una de confusión.

"Me desmayé," Mariam respiró.

"Deberías chequearte," Luke sugirió mientras se enderezaba a sí mismo en una apropiada posición sentada.

Sus mejillas se hincharon inmaduramente hacia su evidente insulto y él rodó sus ojos en su dirección. Sus labios se partieron mientras que evocaba palabras de defensa pero Luke de repente se puso de pie y acortó el espacio entre ellos, sentándose al lado suyo. Él extendió su brazo y señaló el comienzo de su muñeca. "¿Liz?" Ella leyó el negruzco escrito cursivo.

"Mi mamá," explicó.

"¿Fue ése el primero?" inquirió, genuinamente interesada. Meditó acerca de la idea de que la mayoría de chicos llevan corazones grandes con MAMÁ tatuados en el centro.

"No." Él se giró ligeramente para mostrarle la marca de cinco cuentas en su otra muñeca. La tinta estaba un tanto borrosa y parecía poco profesional comparada con los otros en su cuerpo.

"¿Qué significa esto?" Ella preguntó curiosamente.

"Una banda," dijo abstraídamente.

"¿Tu banda favorita?"

Él estaba callado por un momento y Mariam le echó un vistazo a su rostro, una pequeña sonrisa adornaba sus labios. "En realidad, apestan."

Mariam parpadeó. Era la primera vez que vio a Luke sonreír sinceramente. "O-oh."

"Los detesto demasiado." Luke negó con la cabeza como si recordara algo, la sonrisa ampliándose en sus labios mientras que suprimía una carcajada. Ella no pudo evitar sonreír para sí misma.

"¿Entonces por qué te hiciste el tatuaje?"

Luke se encogió de hombros y se impulsó del suelo. "Eso es todo por hoy, perdedora."

Mariam le siguió los pasos, su sonrisa tornándose en una mueca. "No soy una perdedora."

Él le lanzó una sonrisa y punzó su frente con un dedo. "Está bien, tonta." Y luego se adentró a su apartamento.

Mariam pellizcó sus cálidas mejillas y suspiró. "Tampoco soy una tonta," murmuró hacia sí misma. Recogiendo su esparcido correo del suelo abrió su puerta y entró dentro de su propio hogar.

Desplomándose en el mueble, Mariam no pudo evitar preguntarse qué habría sucedido si no se hubiese desmayado. Sus ojos se agrandaron y sacudió esos traviesos pensamientos. "¿Por h-hoy?"

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