"¿Qué?" Luke se dirigió a ella con desagrado, sus cejas unidas en un semblante ceñudo.

Mariam trató de no encontrarse con sus penetrantes ojos. Aclaró su garganta y extendió una bolsa de pasteles. Mariam tenía un trabajo de medio tiempo en una pequeña panadería cerca de la universidad. No paga demasiado, pero se las arregla para ingeniárselas cómodamente. Por el otro lado, ella siempre es lo suficientemente afortunada para traer a casa algunos dulces luego de sus horas de trabajo.

"Yo... Yo no sabía cuáles te gustaban así que te traje alguno de estos," ella arrastró sus palabras sintiéndose nerviosa. Cuando él silenciosamente la observó, ella indagó dentro de la bolsa en modo de distracción. "Hay un cupcake de chocolate, brownies, galletas de azúcar, rollos de canela, un muffin de arándanos..."

Las cejas de Luke se zambulleron en frustración mientras ella continuaba. "Amo el cheesecake así que te conseguí uno también..."

Sus mejillas y nariz estaban de un matiz rosa que puede o no haya sido por la dispensa del frío clima de afuera. Ella había caminado hasta su casa ese día ya que perdió el autobús.

"No me gustan los dulces," Luke finalmente habló.

Su agarre en el pomo de la puerta se apretó mientras los ojos de ella se agrandaron en sorpresa. Él se preguntó brevemente cuántos años tenía su vecina.

Sus labios se partieron. "¿A ti... A ti no te gustan los dulces?" Su voz titubeó, sintiéndose tonta.

"No."

Ella abrazó la bolsa apretándola contra su pecho, esquivando su mirada. "Yo sólo asumí... Ya que eres bueno y-"

"¿Bueno?" Luke interrumpió, encorvando una ceja perforada. Él la complacía. "¿Tú crees que yo soy bueno?"

"Bueno sí..." Mariam murmuró. Tomando una profunda respiración, se enderezó y se armo de valor para mirar a Luke. "Sí, así lo pensé."

Su corazón comenzó a palpitar mientras él se inclinaba hacia adelante, sutilmente curioseando la bolsa en sus brazos y cogiendo un muffin de arándanos. "No soy bueno, perdedora." Y como de costumbre, cerró la puerta.

Mariam no podía estar más avergonzada.

Cuando regresó a su propio apartamento, Mariam se recostó contra la puerta. Llevó una mano hacia su cálida mejilla, una peculiar palpitación en su pecho. Presionó juntos sus labios para evitar sonreír como una idiota. "Estúpido," ella dijo suavemente.

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Luke maldito desconsiderado

Si estás leyendo esto y te gusta Neighbors pues te recomiendo que pases a leer fifteen<3 es una historia muy conmovedora y sé que te encantará