Mariam se encontró parada frente a la puerta de su vecino al día siguiente. Considerando si regresar o no a su apartamento. Tocó a su puerta por segunda vez esa semana.

Había sonidos adentro, pisadas y la puerta se abrió. Su vecino la miró con la mirada en blanco, sin camisa otra vez. Ella trató de no observar.

"Yo - uh, ¡gracias por esto!" Mariam le tendió la sudadera impecablemente doblada.

"Mi estúpida chaqueta de hombre," dijo y la cogió. Ella se sonrojó sin intenciones y él observó a la muchacha ponerse nerviosa. "¿Algo más?"

Sus labios se partieron levemente, luego los presionó juntos. Mariam no es sociable. Es una inepta en tanto a situaciones que involucran a otras personas, incompetente en conversaciones sociables. "Yo uh... Yo no sé tú nombre. Quiero decir tú nunca-"

"Luke," él interrumpió.

"Oh," Mariam respiró. Sonrió vergonzosamente y descansó una mano sobre su pecho. "Yo soy Mariam."

Él gruñó y agarró la perilla. "¿Es eso todo?"

Sus ojos se agrandaron un poco antes de asentar. "Sí-" y su conversación fue acortada por Luke cerrando la puerta abruptamente. Mariam suspiró, sintiéndose abatida.

Caminó de vuelta a su hogar con azorada inervación. Él era bastante pasivo y agresivo, su vecino. Su tonto intento de un cordial intercambio entre ellos fue un fracaso. Sin embargo, ella sí consiguió su nombre.

"Luke," susurró sintiéndose tan sólo un poco victoriosa.