Capítulo 8 *sorpresa*


Capítulo 8 *Sorpresa*

Nos despidieron, se veía venir. Michaelis y yo discutíamos por cada cosa en que había en el guión.

Fue dos días después de que hiciéramos las paces en el carro para ser exactos.

- Ya llegaron las facturas Sebastian – dije mientras tomaba un poco de té y le entregaba los papeles

- Le diré a Mark que las pague – dijo un Sebastian somnoliento, despeinado, sin camisa y con solo un pantalón – sé que te encanta – dijo recostándose en la pared.

- Cállate y paga tus facturas – dije tratando de no abalanzarme a él... otra vez. – ya pagué las mías, soy un ejemplo a seguir

- Completamente de acuerdo – dijo mientras caminaba hacía mi. Sentí sus manos cálidas posarse en mis caderas y como pegaba su entrepierna a mi trasero – estar con solo una camisa y tu ropa interior en mi casa debería ser un crimen... no tengo problemas en castigarte por ello...- maldita sea, con este hombre mis ovarios no tienen descanso.

De un momento a otro se escuchó como si alguien estuviera abriendo la puerta.

Miré a Sebastian, el cual estaba claramente confundido.

- Hace tiempo que no venía a este apartamento... ¡oh por Dios! – dijo una mujer mientras le tapaba los ojos a un niño. – Hola Sebastian... n-no esperaba verte en este estado – sentí como Sebastian se tensaba, me volví hacía Sebastian y él me sonrió.

- Y yo no esperaba verte – dijo mirando a la mujer de cabello rojizo – ahora ¿cómo debo llamarte?

- Debra –dijo sonriendo - ¿podrían ir a vestirse? Tengo algo serio que contarte Sebastian- maldije por lo bajo y solté un suspiro.

- Me dañaron mi merienda – le dije a Sebastian, el cual me agarró por los hombros y me dio un beso en la frente

- No te preocupes, te compensaré – mordí mi labio inferior y Sebastian azotó mi trasero.

Nos vestimos y Sebastian se sentó en el sofá y yo fui hacia la puerta.

- ¿a dónde crees que vas? – dijo mientras me escudriñaba con la mirada.

- A mi apartamento – dije con cierto tono de obviedad

- Como mi esposa debes estar aquí presente – dijo con cierto autoritarismo. Cuando la tipa esta se vaya me va a escuchar.

- Espera un momento – dijo Debra mientras abría sus ojos y se acercaba a mi. Esta mujer da miedo. – ¡Eres la escritora _________ Graham! Sabía que te había visto en alguna parte. ¿me darías tu autógrafo? – asentí algo aturdida. Ella sacó de su bolso uno de mis libros y un lapicero

- ¿a quién va la dedicatoria? – pregunté

- Debra Johnson – ella sonrió de oreja a oreja

- Con cariño... _____ Graham – sonreí y le entregué el lapicero y el libro

- ¡tomémonos una foto! – maldita sea y justo ahora que estoy hecha un desastre

- Quizás más tarde, debo ir a terminar el siguiente capítulo de...

- ¡a la luz de la luna! Lo sé, he leído cada capítulo – se veía sinceramente emocionada. Le di una última sonrisa

- ¿a qué venías a hablar Debra? – dijo Sebastian claramente molesto

- El es Zack, es tu hijo – dijo de forma despreocupada – tiene dos años y medio. Es casi un genio – todo mi mundo se vino abajo. Sebastian miró al niño y luego me miró a mi – ya le hice las pruebas de ADN correspondientes más de tres veces y todo indica que es tu hijo. Si no me crees, aquí – dijo sacando de su bolso un sobre de manila – están los resultados y la patria potestad te queda a ti. No puedo mantener a ese mocoso. Lo vendré a visitar cuando pueda. - ¿cómo una madre puede desprenderse de su hijo de esa forma? – me debo ir.

Debra salió del apartamento y dejó a Zack en el sofá. Me volví hacia Sebastian, el cual miraba al pequeño fijamente.

- Todo está autenticado ______ - dijo Sebastian tirando los papeles en la mesa

- ¿y mami? – me enternecí y caminé hacia el pequeño.

- Ella no va a volver Zack. Ahora te quedarás con papá – el niño comenzó a llorar. Genial, mis dotes maternas son un fiasco. – no llores Zack – el niño se abalanzó y me abrazó. Lo arrullé y en segundos el niño se durmió.

Lo acosté en la cama de Sebastian y nos sentamos en el sofá.

- Lo lamento tanto – negué.

- No tienes porqué lamentarte Sebastian. No lo sabías, ahora es cuando tu hijo más te necesita.

- Tú eres la única con la cual quiero formar una familia y – lo abracé.

- Zack tiene marcas de maltrato... Sebastian tu hijo te necesita ahora.

- ¿me ayudarás? – asentí. Así es el amor... jodidamente incondicional.

Sebastian agarraba mi mano, mientras que yo con la otra cargaba a Zack.

Sebastian traía puesto un jean oscuro, junto a una camisa negra y unos lentes de sol. El clima de hoy estaba bastante soleado. Yo traía unos jeans oscuros rotos y una blusa que dejaba al descubierto medio hombro. Y Zack traía lo mismo de esta mañana.

Entramos a una tienda de ropa para niños. Sebastian apretó mi mano y Zack sonrio.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top