Capítulo 7 *somos culpables*
Capítulo 6
- ¡corten!- el director se levantó claramente molesto- ¡tiene más química mis dos nalgas! ¡______, la pasión que mostraste antes en las oficinas ¿dónde coño está?!
- Te lo he dicho, lo mío es la escritura, no interpretar a un personaje, y menos a alguien tan sensible. – dije orgullosa y cruzándome de brazos.
- No sé como eres capaz de escribir novelas románticas y tener éxito – dijo el director
- Es una habilidad innata querido – dije con una sonrisa irónica y sarcástica
- ¡_________! - escuché gritar a Sebastian, lo vi entrar junto a los dos guarda espaldas agarrados de las piernas.
- Señor Michaelis por favor vuelva a la empresa – dijo uno de ellos
- Debe firmar unos documentos – dijo el de cabello rubio
- No voy a firmar nada hasta que MI esposa esté a mi lado – el ambiente se tensó, todo mi cuerpo se tensó ¡incluso hasta el mundo dejó de girar! - _______, más te vale que tú trasero y tu vengan hacía acá. Ahora mismo.
- Lo siento mucho Michaelis, pero, primero: no soy tu jodida esposa. Segundo: ¡¿Quién coño te crees para venir a hablarme asi en mi maldito trabajo?!
- ¡soy tu esposo! – dijo mientras ambos nos acercábamos cada vez más.
- ¡deja de comportarte como un niño! - señalé su pecho - ¡lo "nuestro" se acabó Finito, nunca existió tal cosa!
- ¡claro que existe y hay un documento que lo respalda! – rodé los ojos. – nos vamos ahora
- No – entrecerró sus ojos ligeramente, frunció el ceño y su mandíbula se tensó.
- ¡ Me encanta! – ambos cortamos nuestro contacto visual y miramos al director. – ustedes dos son los mejores, quizás si invertimos los papeles, ¡podría funcionar! Los espero mañana en la mañana, ¡esto será un éxito! – Sebastian se veía realmente sorprendido.
- Ahora, vamos a estar juntos quieras o no – gruñí y Sebastian como respuesta simplemente sonrió.
Después de tratar de razonar con el jefe de la producción, lo cual fue en vano, me fui a casa (con Sebastian) ya que estábamos firmando unos papeles para la película.
- No sabes cuanto te detesto Michaelis – dije cerrando los ojos.
- Lo sé, y duele- abrí mis ojos y vi como la sinceridad se desbordaba por los poros de mi vecino – tienes razones para hacerlo, te mentí, te lastimé, y peor aún arruiné una relación que pudo llegar a ser perfecta. Pero entiéndeme que también sufro las consecuencias de mis malas decisiones. No debí dejarte, no debí mentirte. Quizás no debí enamorarme, pero esa ha sido la única buena decisión que he tomado en toda mi vida. Con respecto a mi vida personal claro está – dijo Sebastian con su mirada pérdida. Era innegable la sinceridad con la cual sus palabras eran expresadas, y lo que generaban en mi.
- Ambos fuimos culpables de esto – me sorprendí y no fui la única – si... no... hubiese ocurrido lo que tuvimos hace dos años entre nosotros, quizás estaríamos con otras personas diferentes, quizás no estaríamos tan heridos – bajé mi mirada, ¿Qué estoy diciendo?
- No digas cosas que realmente no sientes ______ - dijo Sebastian, esta vez con sus ojos fijos en los míos - somos culpables de habernos amado tan apasionadamente, con tanto fervor que duele, de eso somos culpables. Y no te negaré la idea de que estaríamos con otras personas, pero tengo el argumento suficiente para refutarlo.
- ¿cuál? – dije, el calor se hacía presente en mis mejillas, mis ojos se cristalizaban ligeramente y mis ganas de tenerlo solo para mi... aumentaban
- Estaríamos incompletos ______- sus manos se posaron en mis mejillas y las mías en las de él. – nacimos para estar juntos – sus labios se posaron en los míos levemente. A la mierda toda racionalidad, cordura y dignidad que me quedaba. Lo amo, es lo evidente y lo innegable de mis sentimientos hacía Michaelis, lo amo, como nunca podré amar a alguien.
Éste beso no iba a terminar en algo inocente, ambos lo sabíamos. Por suerte, nadie podía ver lo que haríamos a continuación, el cristal polarizado nos daba esa privacidad y nos regalaba la sensación de adrenalina que nos encantaba a ambos.
Sus manos rápidamente llevaron mi falda tubo hasta más arriba de mi cadera, mientras que yo desabotonaba el maldito pantalón y bajaba el zipper con cuidado.
Fue solo cuestión de segundos cuando me penetró fuertemente. Hizo callar mis gemidos con sus labios.
- Solo yo, puedo tener el placer de escucharlos – dijo sobre mis labios mientras entraba y salía suave y tortuosamente. Sus manos se metieron debajo de la tela de mi blusa y luego debajo de mi sostén, y comenzó a acariciar suavemente mi pecho izquierdo. Traté de controlar los gemidos pero era algo casi imposible.
- M-Más – dije entre gemidos. A lo cual Sebastian respondió con una embestida fuerte, seguida de otra y otra. Mi clímax se acercaba, y de un momento a otro el auto frenó, creímos por un momento que era un semáforo... pero el conductor abrió la puerta, yo llegué a mi clímax y Sebastian simplemente dio una embestida más y ambos sonreímos al conductor inocentemente.
Dejaré esto por aquí... lo siento por demorarme...
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