Capítulo 16 *Jamás*
Capítulo 16
Bajé de la azotea, no estaba de humor para toparme con nadie más, estoy segura que si se me atraviesa alguien más de la mafia de Marian, lo mataré, no me importa si hay personas a mí alrededor.
Mi teléfono vibraba en mi bolsillo, no tenía energías suficientes para hablar por teléfono, pero aún así contesté.
- Graham - escuché una pequeña risa
- Pensé que me tenías grabado en tu teléfono, ________- Sonreí
- Hola, Claude – me apresuré a irme del centro comercial
- Michaelis me llamó - Mierda – me dijo que estaba con tus hijos en la casa siendo un padre responsable – solté un suspiro lleno de frustración
- Lo llamé para que cuidara de los niños mientras yo... solucionaba algo – Claude quedó en silencio
- ¿Estás envuelta en algún lio? – Claude no era ningún imbécil, el ya sabía todo
- ¿Yo? ¿_______ Graham? No Claude, la que se metió en un lio grande fue ella al pretender matar a mis hijos, me gustaría llamarlo más como una declaración de guerra- el soltó un suspiro
- ¿Necesitas más armas?- sonreí, aunque sabía que no me podía ver – No sonrías de esa manera, solo haces más difícil que te saque de mi mente en situaciones serias – alcé la vista y allí estaba Claude con el teléfono en la oreja.
- Antes que armas, necesito una explicación – Claude colgó y se encogió de hombros.
Subimos a su auto en silencio.
- Así que... todo este tiempo eras parte de la mafia de Marian, Claude – el sonrió y continuó conduciendo
- Creí que la droga ya había hecho efecto en ti, ________. Pero te responderé – giró a la derecha – sí, todo este tiempo estuve trabajando para Marian. Aunque he de admitir que me he sentido atraído hacia ti de forma romántica... Debo terminar mi trabajo. – giró a la izquierda, estaba empezando a sentirme mareada y algo perdida – Ashley no fue capaz con dos simples mocosos, y, me da algo de vergüenza admitirlo, yo tampoco fui capaz de hacerles daño. – giró a la izquierda, mi vista se volvía borrosa.
- Gracias- por lo menos no le había hecho daño a mis hijos, y con eso me bastaba
- No agradezcas a tu secuestrador por fallar en una misión- su rostro usualmente amable había desaparecido, ya no quedaba nada del Claude que había conocido. ¿cuál parte de mi vida fue realmente real? – seré breve, ya la droga debe estar haciendo efecto en tu organismo. Te llevaré a la sede de la mafia de tu madre, y allí recibirás tu merecido, _______ Meyer.
Narrador Omnisciente
Eran las ocho de la noche, los niños y Sebastian no tenían noticia de _________. Estaban comenzando a preocuparse, sobretodos los dos menores.
- ¿Mamá estará bien?- preguntó Christa a Zack
- Mamá es mucho más fuerte que esa perra de quinta Christa, ella seguramente la hizo trizas- Zack se tapó la boca – esa palabra no la puedes decir, Christa. AL menos hasta que tengas siete años – dijo Zack colocando sus manos en sus caderas
- ¿A qué te refieres, Zack?- Sebastian parecía realmente preocupado por ________, a pesar de todo
- Pues claramente era la mujer con la cual nos reemplazaste, Sebastian – Zack miraba con todo el odio que podía sentir un niño por su padre – y pensar que alguna vez te quise – rodó los ojos y tomó un maletín
- ¿A dónde vas? – alzó una ceja con desdén mientras que miraba a su padre
- A entrenar, Sebastian – dijo Zack
- Espérame, Hermanito. ¡esta vez voy a romper mi record! - Su hermana menor lo persiguió, pero Zack sonrió amablemente y se puso a la altura de Christa.
- Esta vez no vamos a poder entrenar juntos, Christa. Voy a entrenar solo. ¿Qué tal si le pides a Guillermo que nos prepare galletas? – Christa asintió
- Mamá va a estar bien, ¿cierto? – Zack trató de reprimir las lágrimas, extrañaba a su madre y no soportaba el hecho de quedarse con Sebastian en su casa un solo segundo más
- Claro que si, y si se demora demasiado en llegar... iremos a rescatarla, Christa – su hermana asintió y posó su mirada en su padre, el cual miraba la escena – espero que también estés dispuesto a rescatar a mamá, y no la abandones como siempre, Sebastian – y desapareció.
Christa no despejó la vista de su hermano hasta que desapareció por una puerta.
- Va a volver a entrenar con ese hombre de nuevo – soltó un suspiro y tomó un peluche de la mesa de noche, del cual sacó un arma de fuego- sé que quiere volverse fuerte para protegernos a mamá y a mí, pero yo soy lo suficientemente fuerte para protegernos a los tres – limpió su arma con la blusa que traía puesta, y la alzó para revisar si había quedado algo de mugre en ella – yo solo quiero que seamos los tres una familia feliz de nuevo – Christa colocó el arma encima de una mesita - ¿sabes? No estuviste en los momentos más importantes de nuestras vidas – la pequeña a pesar de tener cuatro años, tenía un léxico bastante amplio, su madre se había encargado de ello – pero no te odio... pero tampoco quiero que te acerques a mi mami y le vuelvas a hacer trizas- tomó un teléfono y llamó al mayordomo – Guillermo, ¿podrías traerme todas las armas del cuarto de mamá, por favor?.... gracias – no quiero que mi madre sufra- dijo después de colgar- no sé mucho acerca de la relación que ustedes tuvieron, pero... sé que no fue muy buena- en cuestión de segundos Guillermo trajo las armas y se las entregó a Christa. – iré a limpiar las armas, hasta luego – se despidió la menor de su padre y desapareció al igual que su hermano, dejando a Sebastian solo en la sala de estar.
El pelinegro miraba frecuentemente su celular, a la espera de que _______ lo llamase. Pero esperó en vano. Se sentó en el sillón y recibió una llamada. Se escuchaba ruido, mucho ruido. como si estuvieran en el centro de la ciudad.
- Escúchame muy bien Sebastian- la voz de _______ resonó en los oídos de Sebastian
- ¿_-______? ¿Dónde estás? – no respondió -respóndeme – nada
- Cuida de nuestros hijos, Michaelis... como si los amaras- y la llamada se cortó. Esa simple llamada, y el tono pastoso y desesperado con el cual _______ había hablado encendió las alarmas en Sebastian.
Corrió por toda la casa buscando a sus hijos para decirles que su madre estaba en peligro.
Se encaminó hacia el lugar por donde había desaparecido Zack, para luego verlo meditando junto a un hombre de edad avanzada.
- Cuando alguien medita, está prohibido interrumpir – dijo el hombre mayor con tono sabio- supongo que eso lo sabes, por ende... algo de suma importancia te trae aquí, Sebastian – el padre de _______ se quitó la capucha y miró al hombre que tanto daño le hizo a su hija con compasión.
- ________, está en problemas, señor Meyer – sus ojos se abrieron como platos y Zack salió de su estado de meditación
- ¿c-cómo lo sabes? – dijo con voz quebrada
- Recibí una llamada de un número desconocido, era tu madre, Zack. Ella está en muchos problemas.- el señor Meyer se puso de pie
- Haré unas llamadas... rescataremos a mi pequeña – Zack y Sebastian se miraron, para luego ir por Christa.
Mientras tanto, con ________
- Has sido una muy mala hija- dijo con esfuerzo Miriam, pero ______ no pudo responderle como se merecía, estaba demasiado drogada como para hacerlo – puedes pertenecer a una de las mejores mafias de todo el mundo, pero eso no te exime del pecado que cometiste al no hacerle caso a tu madre- _______ sonrió débilmente
- Cuando salga de este estado de mierda, me las pagará Miriam- su madre sonrió con cinismo
- Si es que me encuentras- alzó la vista- llévensela a Debra, tengo el trabajo perfecto para una pequeña zorra como tu, hijita.
Pasaron dos años infernales. Dos años en donde tenían la mínima pista de ________ y desaparecía de nuevo, sus pequeños ya tenían 9 y 6 años, Sebastian nunca se apartó del lado de sus hijos, no iba a cometer el mismo error, no ahora que estaba perdiendo a su familia.
La mafia Meyer se dividió en dos grupos, uno de búsqueda y rescate, y otro para finalizar los negocios y al mismo tiempo encontrar pista de la próxima heredera. Su padre en múltiples ocasiones intentó localizar a su ex esposa sin mucho éxito.
Estaban perdiendo las esperanzas de poder encontrar a __________... sin embargo...
Una de las mafias aliadas a la mafia Meyer les dio noticias devastadoras pero a pesar de eso eran buenas noticias.
___________ estaba trabajando en un burdel en el centro, la habían estado drogando y abusando sexualmente de ella. Al enterarse de que ella estaba desaparecida, se la llevaron al hospital, formando mucho revuelo en la zona.
Sebastian, sus hijos y el señor Meyer, inmediatamente acudieron a la clínica.
Al llegar al hospital universitario, los llevaron a la unidad de cuidados intensivos.
- Es un milagro que ella esté con vida – dijo el médico especialista en traumatología y toxicología – su área pélvica está destrozada, al igual que su recto, desde hace dos días que está sufriendo de una sobredosis de metanfetaminas y barbitúricos. Tiene una pequeña hemorragia cerebral, la indujimos al estado de coma porque podría morir con todo el daño que sufrió.- tragó saliva – eso no es lo preocupante. Es posible que tenga una enfermedad de transmisión sexual, no quiero sonar pesimista pero es posible que el resultado lance lo peor, quizás VIH- el mundo de la pequeña familia se vino abajo. Zack y Christa lloraban descontroladamente al ver a su madre en semejante estado, el señor Meyer estaba en estado de shock, y Sebastian no se quedaba atrás. De un momento a otro, el señor Meyer sufrió un ataque cardiaco y colapsó. Afortunadamente, lo pudieron atender de inmediato y salvarle la vida, pero el dolor de ver a su hija en ese estado, lo destrozaba.
______POV
Mis hijos, los estaba viendo llorar a través de un vidrio. Sentía mi cuerpo entumido, me ardía la garganta. Mi cuerpo no respondía a los estímulos que mi cerebro les mandaba. Me sentía sucia, impura, me siento asqueada de mi misma.
- Pobre mujer, no me puedo imaginar los horrores que debió sufrir para quedar así – escuché decir a alguien – drenaremos la sangre, por suerte no es demasiado fuerte el golpe. – sentía cada incisión en mi cabeza
- Los pequeños que estaban llorando en la sala, me rompieron el corazón. – ahora era la voz de una mujer – deben ser sus hijos, y el hombre que estaba junto a ellos debía ser el padre de los niños, eran muy parecidos.
- Si, pero el hombre mayor, por Dios. Es entendible que haya sufrido un infarto cardiovascular. Ver a su hija en semejante estado, debe ser traumático – mi padre. Quería moverme, quería ir a abrazar a mis pequeños, quería ir a ver a mi padre y pedirle perdón por fallarle, quería ver a Sebastian y que me abrazase. Soy tan débil – por suerte, no padece de ninguna enfermedad de transmisión sexual - ¿qué? – solo una infección vaginal, nada que un buen antibiótico y tratamientos no arreglen - ¿Qué fue lo que me sucedió?
Dejé de escuchar las voces, y solo escuchaba un molesto pitido.
Todo estaba en silencio, intente abrir los ojos pero me dolían. La puerta se abrió.
- Hemos reconstruido su zona pélvica y anal, por suerte no tiene ninguna enfermedad de transmisión sexual, solo una infección. Hemos hecho todos los exámenes, y se va a recuperar. Los médicos están positivos ante su pronostico
- Muchas gracias – escuché la voz de Sebastian. Intenté moverme
- Parece que ha despertado, llamaré al médico – logré abrir los ojos con mucho esfuerzo y vi a Sebastian. Intenté hablar, pero tenía un respirador en mi boca.
- No hables – se veía agotado – descansa, has estado dormida durante dos semanas- asentí e hice una señal para que me pasara algo para escribir. Le pregunté por mis hijos – están dormidos en el sofá- señaló el sillón y estaban ambos acurrucados en el- unas lágrimas se resbalaron por mis mejillas. Pregunté por mi padre- está mejor, ya no está en la unidad de cuidados intensivos, ya está en una habitación – solté un suspiro y miré a Sebastian. Le agradecí en el papel –es lo mínimo que puedo hacer por mi familia, _______.
El médico llegó y retiró el tubo, tosí durante un minuto y medio.
- V-v-voy a m-m-matarlos – dije sin pensar, sin percatarme de que el médico aún estaba aquí, pero poco me importó
- Es necesario que le diga a la policía que fue lo que le sucedió – lo miré
- N-n-no puedo... y-yo me encargaré - dije mientras miraba hacia mis pequeños.
- ¿Mamá? – dijo Christa, estaba grandísima y hermosa – Z-Z-Zack, m-m-mamá despertó – mi hijo pegó un brinco y corrió junto a Christa a abrazarme
- Mami, mami, mami, mami – sollozó en mi cuello – te amo mami, te amo – repetía una y otra y otra vez
- Y-y-yo a ustedes – dije con lagrimas rodando por mi rostro y empapándolo.
- No nos vuelvas a dejar mami, por favor – dijo Christa abrazándome fuertemente
- Jamás – era tiempo de mi venganza
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