Capítulo 14 *Scars*
Capítulo 14 *Scars*
- Buenas noches Zack – le di un beso en la frente a mi pequeño
- Buenas noches Christa – repetí la acción y me dispuse a salir del cuarto de mis hijos
- ¿el tío Claude va a volver? – asentí ante la pregunta de Christa
- ¿y Sebastian? – me tensé, era la primera vez que escuchaba a Zack llamar a su padre por su nombre
- Es tu padre Zack, quieras o no – me senté en el borde de la cama y acaricié su cabello negro- quizás volvió para pasar tiempo con ustedes y ser más unidos a sus hijos – Zack se sentó en la cama y me miró con cierto gesto de incredulidad
- No quiero que el te vuelva a hacer daño mamá – Zack tenía su mirada gacha. Por más que traté de ocultar mi dolor por la separación de Sebastian y mía, Zack se daba cuenta, de todas formas el es un niño muy inteligente.
- Yo no quiero que mami llore- dijo Christa abrazando su peluche y mirándome con sus ojos rojos.
- Mamá no volverá a llorar por nadie, a menos que sea por sus hijos – mis pequeños me abrazaron – traten de llevarse bien con su padre, el a pesar de todo, sé que los ama.- Zack frunció el ceño.
- ¿Cómo me va a poder amar si ni siquiera estuvo allí? – dijo Christa. Ella era muy consciente de muchas cosas y una de ellas es cuando nació. Sebastian no estuvo allí y es algo de lo que ella es muy consciente – mi único padre es Claude – Christa se veía enojada.
- Estoy de acuerdo con mi hermanita- Zack se tapó con la colcha y se acostó- Buenas noches mami
- Buenas noches mi cielo – dejé un beso en su cabeza y fui hasta la cama de Christa – buenas noches mi amor – dejé un beso en su cabello negro y la cubrí con su colcha.
Finalmente salí de la habitación de mis niños y subí a la mía.
- Guillermo, ¿podrías por favor prepararme algo de té rojo?- dije por el megáfono
- Claro que sí, mi señora – respondió Guillermo.
Me metí en la ducha y tomé un baño rápido, para luego hacer mis necesidades, lavarme los dientes y dirigirme hacia mi habitación.
Agarré un camisón y unos shorts. Mi mirada bajó hasta la cicatriz de la cesárea de Christa. La acaricié y sonreí. No importa cuántas veces marquen mi piel, esto es un pequeño recuerdo de cuando mi pequeña estuvo en mi vientre...
- ¿Esa cicatriz? – me volví y vi a Sebastian parado y apoyado en la pared
- ¿se puede saber que haces aquí? – estaba enojada. Me acerqué a él y lo enfrenté – estoy cansada de que desaparezcas de mi vida y cuando ya estoy a punto de olvidarte, te dignas a aparecer para hacerme perder toda noción, todo lo que he logrado – mi respiración estaba agitada.
- Eso no responde mi pregunta,______ - gruñí y rodé los ojos
- Cicatriz de la cesárea de mi hija – me mordí mi labio inferior - ¿feliz?- el negó, su rostro se veía demacrado, pero aún así, Sebastian seguía siendo perfecto.
- ¿por qué no me dijiste que estabas embarazada? – el enojo me llenó por completo
- Estaba a punto de decirte el mismo día en que nosotros nos fuimos a la mierda, pero te largaste – calma ______, calma. – y tampoco te dije nada después porque te veías jodidamente feliz con Abigail - Sebastian esbozó una sonrisa en sus labios - ¿de qué te ríes, idiota? – me crucé de brazos y Sebastian se acercó hasta dejar unos cuantos milímetros de separación entre nuestros rostros.
- Tienes algo de celos en toda la cara – solté una carcajada sarcástica
- Y tú, dejaste tu dignidad como hombre en algún desagüe, querido – Sebastian se alejó – ya te puedes ir, tengo muchas cosas por hacer y... - sus ojos penetraron los míos, era evidente que tenía muchas preguntas.
- ¿Cuándo conociste a Claude? – me tensé
- No tengo por qué responderte a todas tus preguntas – agarré mi cepillo e intenté, lo juro, intenté peinarme.- a la mierda – murmuré tirando el cepillo en algún rincón.
- Tengo el derecho a saber dos cosas de suma importancia – dijo Sebastian sentándose en mi cama- la primera: como conociste al hombre que se ganó a MIS hijos, y segundo: como conociste al hombre que ahora es solo un obstáculo para mí – rodé los ojos
- Si te refieres a tus hijos, si quieres podemos ir a un juzgado para arreglar los días en que puedes venir a visitarlos y... - Sebastian se acercó por mi espalda y pegó mi cuerpo al de el
- No me refería a eso – sus dedos recorrieron mi cintura- el es un obstáculo tanto para recuperar a mi familia, como a ti- hizo que me volteara y quedase frente a el – como mi esposa – mi respiración era entrecortada
- No digas algo que no sientes Sebastian – puse mi mano en medio de su pecho para alejarlo – estoy cansada- alcé mi mirada y su gesto duro aún prevalecía- quiero comenzar mi vida de nuevo y ...
- Dime que no me amas y me iré de tu vida – tragué saliva – dilo - dijo y con cada silaba se acercaba más a mi rostro – dime que me odias con toda tu alma – tan cerca – dime que no me extrañase ni una sola vez – más y más cerca – dime que no me pensaste ni un solo segundo – demasiado cerca- dime que mee odias y que dejaste de amarme desde que crucé esa puerta – las lágrimas rodaron por mis mejillas –perdóname, por ser un imbécil – y juntó nuestros labios.
Era cierto, nunca lo dejé de amar a pesar de todo, lo extrañaba como una maldita loca, siempre pensaba en él, y nunca fui capaz de odiarlo, ni en un solo momento, ese sentimiento s eme pasó por la cabeza.
Sus manos acunaban mi rostro y nuestros labios se buscaban con desespero. Sus manos, dejaron mi rostro para pasar hasta mi cintura y pegarme más a el.
Sentí como su mano repasaba la cicatriz del disparo, para luego pasar a la cicatriz de la cesárea. Me tensé. ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estamos a punto de hacer? Por más que quisiera alejarme, mi corazón y mi mente me decían que debía seguir.
- S-Sebastian, ahora no – dije alejándome de Sebastian – aún sigo lastimada y no quiero herir a Claude. Necesito tiempo – Sebastian sonrió.
- Esperaré lo que sea necesario – acarició mi mejilla – no quiero volver a cometer el mismo error otra vez- sus ojos se fijaron en los míos – déjame dormir contigo esta noche
Esa noche, nuestras almas, mentes y corazones estuvieron juntos.
Al día siguiente, traté de moverme, pero Sebastian estaba apretándome por la cintura.
- S-Sebastian, por favor. Ya es de día, debes irte – escuché como murmuraba algo inentendible y los pasos de mis hijos se hicieron presentes en el pasillo. -¡Joder escóndete! – tiré a Sebastian para el suelo y se escondió debajo de la cama.
- ¡mami!- gritaron mis pequeños y saltaron a mi cama
- ¿Cómo amanecieron mis amores? – Zack sonrió
- Bien mami, ¿sabes qué día es hoy? – sonreí
- Claro, ¿cómo iba a olvidar el día de comer helado hasta congelarnos el cerebro? - mis hijos gritaron emocionados
- Quiero helado de menta, mucho helado de menta – dijo Christa
- Así va a ser mi pequeña – abracé a mis niños – vayan a arreglarse mientras mamá se arregla igual – mis hijos asintieron y fueron a arreglarse.
- ¿día de comer helado?- dijo Sebastian levantándose del suelo
- Si- me agarré el cabello en una dona – es una clase de premio por esforzarse en la semana.
- Quiero ir – Sebastian se acostó en la cama
- Puedes hacer lo que quieras Sebastian – una sonrisa insinuante se dibujó en sus labios –n-no me refería a eso.
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