Cinco


San.

Se ve divina, esa manera en que cae el vestido hasta sus pies, como se le aprieta en el culo, por todo lo divino si yo tengo que lidiar el caminar con el miembro duro, ella tendrá que pagar las consecuencias de andar sin ropa interior.

Que mencionara que conoce personas que pueden darnos una buena atención en algún restaurante, solo me hizo pensar que la verían vestida de esta forma, notarán lo hermosa que está y no le quitaran la vista de encima, ella es mía.

Salimos del ascensor y ella se quedó de pie sin moverse mucho.

—¿San? —sus mejillas eran de un rosado precioso —en verdad no puedo salir así, cocinare para ti, haré lo que sea pero por favor.

—¿Por qué? —ladee la cabeza y la observé  evitaba mi mirada —Dime una buena razón para quedarnos.

—Yo… —frota los muslos —tengo las piernas mojadas.

Autocontrol.

Autocontrol.

Es lo último que tengo en este momento.

Me di la media vuelta, para volver a pulsar el botón del ascensor.

—¿San? ¿A dónde vamos?

—De regreso a mi departamento, pediremos comida a domicilio, pero antes —se abrió la puerta del ascensor y la alce para que se enganchara en mis piernas — comere el postre primero.

Magulle sus labios tanto que juro por todo lo bueno que casi los hago sangrar, se movia contra mi cadera ansiando mas contacto, mis pantalones quedarían hechos un desastre pero pensarlo me ponía aun mas.

—Las llaves del departamento están en mi bolsillo.

La baje de mi cintura para tomar su mano y meterla en mis pantalones, su respiración ya era demasiado agitada, su mano sintió la longitud en mis pantalones, solo me miro a los ojos antes de tocarla mas.

Cuando salimos de nuevo del ascensor prácticamente corrimos hasta la puerta de mi departamento, me paso las llaves y en la desesperación no encontraba la adecuada hasta que por fin pude abrir la puta puerta.

—¿Usas algun tipo de anticonceptivo? —asintió sin dejar de caminar hacia atrás sin dejar de mirar como me quitaba la ropa —muy bien, porque no planeaba usar condon, no contigo, tu cereza es mía así que adornaras mi miembro con tu dulce sangre.

—Estoy algo nerviosa.

—¿Quieres detenerte?

Se mordió el labio y negó con  la cabeza, la tome de la mano y la lleve a la sala, tendríamos suficiente espacio y había lucho más luz que en mi habitación, quería verla completa y desnuda para poder apreciarla de la manera en que se merece.

—Haremos algo, primero usaras esa boquita tuya para calmarme un poco y poder jodidamente ir más despacio cuando me entierre en ti, podría ser un animal y no queremos eso aun.

Se arrodillo sin que dijera nada, saco mi miembro para lamerlo desde la base hasta la punta de una manera lenta sin dejar de mirarme.

—El pensar que puedes ser una bestia es lo que me tiene así de mojada.

Maldita sea esta niña.

Tome un puñado de esos suaves rizos y metí de golpe mi polla hasta su garganta sus dientes rozaron con mi longitud haciendo la mamada algo dolorosa, pero deliciosa a la vez.

Comenzó a ahogarse con mi erección, pero no hizo nada por separarse vi como sus fosas nasales se enganchaban, tratando de tomar todo el aire posible mientras el sonido de arcadas era algo morboso de escuchar.

—Grace —Jale su cabello para sacar mi polla de su boca dejando un rastro de saliva que cayó por mi alfombra, sus labios hinchados el lagrimeo de sus preciosos ojos —se acabó el tiempo.

Mire hacia abajo y una de sus manos estaba metida en la falda de su vestido, la alce por el brazo y note que sus dedos estaban brillosos.

—Que niña tan traviesa —lami y chupe sus dedos —estas muy ansiosa pequeña.

Jale si vestido para sacarlo por encima haciendo que sus grandes tetas hicieran un rebote exquisito. Su sostén se fue a la mierda de manera inmediata, por lo que por fin estaba totalmente desnuda para mi.

Me quite la ropa y me senté en el sofá con las piernas abiertas masturbandome mientras la veía.

—Ven aquí.

Se acerco de manera lenta y subió sus piernas, la tome de la cintura con una mano y ella puso su mano en mi pecho.

—¿Suave o rudo?

Se alineó mi polla a su entrada, la paso por sus labios húmedos y bajo de golpe hasta la mitad, el estiramiento de su piel fue el paraíso pero a pesar de su humedad y lo bien que resbaló al principio se quedó a la mitad.

—Rudo entonces.

La terminé de bajar rompiendo la tensión de su piel, un grito ahogado salio de su garganta  pero sus pezones duros como rocas me decían que el dolor era lo de menos. Aproveche y metí uno a mi boca.

Deje que su cuerpo dejara de temblar mientras atendía sus pechos, ella sola empezó a moverse sacando un grave gruñido de mi pecho.

—Eso es corderito, ábrete más para mi.

Grace.

Es grande.

Muy grande.

Los movimientos de mi cuerpo eran torpes, podía sentir la capa de sudor formándose en mi espalda, cada estocada ardía y al mismo tiempo enviaba oleadas de placer a mi sistema, sus manos me guiaban a moverme, y los sonidos de satisfacción que su garganta hacia me mojaban cada vez más, estaba sensible y era cuestión de nada el llegar a mi orgasmo.

—San.

—No, aun no corderito.

Me quito de encima suyo y me acostó en el sofá alzando mi pierna. Se mordió el labio al tomar su enorme erección y masturbo de nuevo esparciendo unos pequeños hilos de sangre por toda su longitud.

—Quiero correrte tan adentro de ti que no alcances a derramar ni una gota.

Volvió a meterse y esta vez sentí sus testículo chocar contra mi culo, me aferre a sus brazos encajando sus uñas, en esta posición se sentía más profundo.

—Concéntrate en mi corderito.

Lamio una lágrima que no había notado que salía de manera lenta, mi centro latía alrededor de su longitud. Volvió a moverse y está vez atrapó mi gemido con un beso lleno de lujuria, volví a gemir esta vez más tenue, escuchando como su cadera chocaba contra la mía.

Metió su mano entre los dos y en una última embestida pellizco mi clítoris haciendo que mi orgasmo me golpeara hasta la nuca, sentí lo caliente de su semen llenarme y después me desmaye.

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