Parte LXXVII: Viviendo a lo grande
Oh, vaya, chico. Había olvidado a este Adam. Me siento una completa estúpida. Lo soy.
Bajo la mirada un momento y contengo mis ganas de llorar. Inhalo aire fresco y lo saco por la boca. Cuando siento que estoy mejor vuelvo a mirarlos. La cara de Adam todavía no cambia. ¿Está impresionado?
-Adam -dice la rubia- No sabía que tendrías visitas –me mira y me dedica una sonrisa hipócrita- Hola, linda. Me llamo Marie.
Así que la ramera se llama Marie. Ni siquiera se ha preocupado por abrochar los botones de su blusa. Es una de esas chicas con grandes pechos, ahora sé porque Adam la eligió. Intento esbozar una sonrisa, y extrañamente lo logro. Oculto mi enfado y dolor.
-Soy Grace. Estoy segura que Adam tampoco sabía que las tendría –me encojo de hombros y frunzo los labios.
-¡Qué lindo nombre! –Exclama, emotiva- Yo ya estaba por irme. –Baja su mirada y ve los comienza a abrochar sus botones- Lo siento.
-Descuida.
Miro al piso y comienzo a frotar mi brazo con la mano. Puedo sentir la mirada de Adam. Me pregunto qué es lo que está pensando. No ha dicho una sola palabra.
-Hasta pronto –dice Marie.
La miro y veo que besa a Adam en la esquina de sus labios. Él no se opone, pero no le toma atención. Esto es demasiado para mí.
Se despide de mí con una sonrisa y pasa a mi lado.
Ahora estamos solos.
Sigo afuera, esperando a que él diga alguna palabra, pero sigue mirándome, aunque ahora con el ceño fruncido. Muerdo mi labio inferior y lo libero rápidamente.
-Creo que no debí...-comienzo.
-¿Qué estás haciendo aquí? –ataca inmediatamente.
Pongo un mechón de pelo detrás de mi oreja.
-Supongo que deberías ponerte una camisa y deberías evitar que tus... tus novias abran la puerta de tu casa y tengan sus pechos casi mostrándose.
-Ella no es mi novia –gruñe.
Trago. Decir todo esto me resulta demasiado complicado. La boca se me seca, ya ni siquiera tengo saliva.
-¿Me invitarás a pasar?
Asiente y se hace a un lado. Entro a su departamento, que más bien parece una suite de lujo. Es grandísimo y hermoso. Observo una enorme ventana sin cortinas, se puede ver grandes edificios, casi todo Massachusetts.
Cuando vuelvo a mirar a Adam ya se ha puesto una camisa. Guau, es rápido. Quisiera poder abrazarlo. Alejo ese pensamiento rápidamente y me concentro.
-Grace... siento lo de Marie, ella y yo sólo...
-Adam –espeto- eso no me incumbe. Tú puedes hacer lo que desees y no tienes que darme explicación alguna.
-Pero tú y yo...
-Basta. Eso jamás existió. Además... no he venido a hablar de nada de eso.
Él camina hasta un mueble en forma de L y lo señala.
-¿No quieres sentarte?
Asiento y me dirijo al mueble. Doy una última mirada a todo el interior de su departamento.
-Lindo hogar –comento.
-Lindo cabello.
Me ruborizo y echo mi cabello hacia atrás.
-Lo cortaste, ¿no? me gustaba más largo... aunque luces her...
-Adam, necesito que me expliques algunas cosas –lo interrumpo fríamente. No permitiré que me siga diciendo tantos piropos.
-¿Cuáles?
Me pongo seria al darme cuenta que tengo que tocar el tema de James.
-Mi... mi padre. James. Me dejó una carta. Él me escribió algo que tu le habías dicho, algo sobre Harrison. Sólo quería saber qué era.
Adam apoya su barbilla en los nudillos, creo que está pensando. Cruzo una pierna e intento hace que mi boca se humedezca un poco.
-Uhmm... lo único que le conté fue por qué tuve que hacer todo lo que hice. Sobre entrar de infiltrado y ese rollo. ¿Quieres saberlo?
Asiento y me acomodo para escuchar. Me detengo un momento para examinar su rostro. Es tan hermoso. Suspiro tristemente al recordar que él jamás volverá a ser mío.
-Recuerdo... -una sonrisa se dibuja en su rostro- recuerdo cuando me disparaste –ríe. ¿Qué tiene que ver con todo esto?- Me curaste y estuviste conmigo todo el resto del día. Esa fue la primera vez que dormí contigo... Cuando despertamos tú viste una foto que tenía en mi buró. Me preguntaste si ellos eran mis padres. Te conté que ellos habían muerto en un accidente de carro, ¿lo recuerdas?
-Sí.
-Te mentí. La verdad es que Harrison los mató. También te conté que mi hermano Oscar se había alejado de mí, me enteré que mi hermano estaba metido en negocios de Harrison y por eso él se encargó de acabar con nuestra familia. A él también lo mató. Lo único que quería era vengarme de él. Yo estaba en un campamento en Florida cuando todo ocurrió. Tenía sólo 17. ¿Ahora entiendes todo, Grace? Lo único que quería era justicia... sólo un poco de justicia, maldita sea. –Aprieta sus puños- Jamás quise lastimar a James, ni a ti. Estar con James era la única forma con la que podría acercarme a ese maldito.
Me quedo helada al escuchar todo su relato. No parece estar mintiendo. Oh, pobre Adam. Sí que sufrió bastante. Quisiera abrazarlo para consolarlo, pero simplemente no es lo correcto.
-Adam... lo siento. Ya lo entiendo.
-Bien –se levanta- eso fue todo lo que le conté a James. Creo que eso es lo que querías escuchar, ¿no?
Me levanto de igual forma y lo miro a los ojos. Ya ni siquiera recordaba lo hermosos que eran.
-Sí. Está bien. Gracias.
Suspiro y frunzo los labios.
-De acuerdo, ¿quieres saber algo más?
-No.
Me encojo de hombros.
-Creo que es hora de irme. Espero que sigas... viviendo a lo grande como lo haces, Adam. Adiós.
Doy media vuelta, pero antes de seguir avanzando, él me detiene y toma mi brazo. Lo miro de arriba abajo. ¿Qué quiere ahora?
-Necesito que me digas cómo has estado todos estos días sin mí. Porque para mí ha sido lo peor.
Para mí también Adam. Ha sido un increíble sufrimiento.
-La he pasado... bien. Estoy estudiando.
-¿Estudiando?
-Ajá.
Obligo a Adam que me suelte. No quiero que me toque ahora. No debo dejar que lo haga.
-Adam, me tengo que ir.
-¿Qué está pasando, Grace? ¿Acaso fue por lo que viste? ¿Lo de Marie?
Frunzo el ceño.
-No me interesa en absoluto –Miento- Tengo que irme.
Toma mis manos con mucha fuerza y me atrae a su cuerpo. Oh, es tan cálido, huele tan bien. Huele a Adam. Pone sus manos en mis mejillas y me mira fijamente. ¿Cuándo fue la última vez que estuvimos de esta forma?
-Grace -susurra- Nena... he hecho todo por olvidarte. Jamás sales de mi cabeza. Te necesito.
Se acerca a mis labios lentamente. Quiere besarme. Ay.
-Déjame hacerlo –ruega- Hace tanto que te besé por última vez...
-No –jadeo- No lo hagas.
Pongo mis manos en su pecho y lo empujo.
-¿Tú lograste olvidarme?
Tomo aire.
-No he venido aquí para que me seduzcas de nuevo. No entiendo cómo puedes ser tan cínico. Además... estoy saliendo con alguien.
¡Soy una completa mentirosa!
Adam se tensa y su cara cambia. Suspira y se aleja de mi.
-Lo entiendo...
-Parece ser que tú también, ¿no? Cuando llegué acababas de echarte un polvo con la rubia. Está bien, Adam, tú puedes hacer lo que desees, pero entiende que yo ya no soy parte de ti. Nicholas es ahora mi presente.
Pero que estupidez más grande he dicho.
-Nicholas... Bien, lo lamento.
Agito la cabeza despejando mis pensamientos. ¿En que metí a Nicholas ahora? Sólo para evitar a Adam
-Me alegra que entiendas. Adiós, Adam.
Esta vez doy media vuelta y no me detiene. Ni siquiera se molesta en abrir la puerta. Qué bueno, de lo contrario sería más difícil. Antes de cerrar la puerta le doy una última mirada; está serio.
-Adiós –Es lo último que alcanzo escuchar salir de su boca. Después, cierro la puerta.
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