Parte IX: No quiero olvidar ninguno de tus besos
Llegamos al centro comercial que está repleto de personas. Hace mucho tiempo que no salía; mi madre nunca me llevó a un centro comercial, yo venía sola algunas veces. Comenzamos a caminar viendo todas las tiendas, toda la ropa es increíble. De pronto Adam toma mi mano, lo miro y me suelto.
-¿No te gusta? -me pregunta.
-No, tú y yo no somos nada-respondo molesta.
-Vamos Grace, aquí no está James, no ocultes que también te gusto.
-No es eso, Adam.
-Entonces, dame tu mano.
-No quiero -volteo hacia una tienda-. Mira, ven, entremos ahí.
Adam pone los ojos en blanco, pero me sigue. Entramos a la tienda y me acerco a ver los jeans, tomo uno y lo desdoblo para verlo completamente, es muy lindo.
-Ese te quedará perfecto-dice Adam.
-Cállate-digo.
-Solo doy mi opinión.
-No quiero que lo hagas.
-Creo que sé lo que quieres.
-¿Ah, sí? ¿Y qué es?
-Quieres que te bese.
-No, no quiero.
Vuelvo a doblar el pantalón y lo dejo en su lugar, sigo caminado y viendo la ropa. De pronto escucho que Adam me llama, me acerco a él y lo veo, tiene un vestido rojo en su mano.
-¿Qué te parece este? -pregunta- A mí me gusta, te hará lucir perfecta.
Me acerco a él y le quito el vestido, me mira y arquea una ceja. Observo el vestido detenidamente, es lindo y me encanta el color. Veo a Adam y le dedico una sonrisa.
-No tienes tan mal gusto -digo riendo-. Me gusta, creo que lo compraré.
-Perfecto.
-Ven, vamos a ver más ropa.
-Esto es aburrido.
-Lo siento, tú fuiste el de la idea, ¿no?
-Sí, lamentablemente.
-Bueno, no te quejes, ven.
Después de un rato de aburrir a Adam viendo toda la ropa de la tienda, me acerco a la cajera para pagar. Es una chica alta, rubia con un buen cuerpo, y no para de ver a Adam. Él la mira un momento, pero parece que no le llama la atención. De todas formas me molesta cómo lo mira. Cuando termina de cobrarme todo, le pago. Luego volteo a ver a Adam, le dedico una sonrisa y lo beso enfrente de la chica. Lo hago casi inconscientemente, bueno...en realidad no tanto, odio cómo lo mira. Sus manos bajan inmediatamente hasta mi cintura, es increíble poder saborear de nuevo sus deliciosos labios. Me alejo de él y le sonrío.
-Gracias, mi amor -le digo a Adam y él sólo arquea una ceja. Luego miro a la cajera- Gracias, señorita.
-De...nada-dice ella.
Tomo mis bolsas y salimos de la tienda. Me siento incómoda. ¿Por qué hice eso? Creo que fue una completa estupidez, ¿acaso sentí celos? Sí, creo que fue eso. Adam me detiene y me mira.
-¿Qué fue eso? -me pregunta.
-Querías besarme, ¿no es así?
-Claro que sí, pero dijiste 'mi amor'.
-Sólo olvídalo, ¿quieres?
-No quiero olvidar ninguno de tus besos -sonríe-. Ni que me dijiste 'mi amor'.
-Adam...Por favor, no empieces.
Él se acerca más a mí, me toma de la cintura y vuelve a besarme. No me importa las personas que pasar a nuestro lado, en realidad es como si no existieran, como si solo estuviéramos Adam y yo y nadie más a nuestro alrededor. Se aleja lentamente de mí y me sonríe.
-No me vas a decir que no te encanta que te bese.
-Cierra la boca -río-. No vuelvas a hacerlo, ni siquiera lo vi venir.
-Bueno, estamos a mano, ¿no? Yo no vi venir el beso allá adentro.
-De acuerdo, estamos a mano -reímos.
De pronto el celular de Adam suena, lo saca rápidamente de su pantalón y contesta. Me hace una seña para que lo espere aquí y se aleja. Noto en su rostro un poco de preocupación, me pregunto si es algo grave. Después de un buen rato por fin se acerca a mí.
-Grace-me dice-, tengo que ir a un lugar, acompáñame.
-¿A dónde?
-Está por aquí, no tardaremos mucho.
-De acuerdo.
Adam y yo salimos del centro comercial y entramos al auto. Son pocos los minutos que tardamos en llegar al lugar que tanto necesita ir Adam. Me bajo del auto y él hace lo mismo. Parece un tipo de restaurante, pero no lo es, más bien como un bar. ¿Qué quiere hacer Adam aquí?
Entramos y el comienza a mirar por todas partes.
-Escucha, quiero que me esperes aquí, ¿de acuerdo? -Dice Adam-. No tardaré demasiado, solo...No te muevas.
-Pero ¿a dónde irás?
-Tengo que entregarle un paquete a alguien, espérame aquí.
-Pero...
-No tardaré -me interrumpe-, te lo prometo.
Adam se aleja lentamente, hasta que lo pierdo de vista por tantas personas que hay aquí dentro. Me siento en una mesa para esperarlo. Pasan varios minutos, me prometió que no tardaría, pero estoy empezando a aburrirme. También me empieza a dar sed, pero no creo que aquí vendan agua ni nada de eso, sería estúpido si pregunto. Llamo a un mesero para que me traiga alguna bebida. Se acerca rápidamente y me sonríe.
-Quisiera algo de beber, no muy fuerte, por favor-le digo al hombre.
-De acuerdo, enseguida le traigo-sonríe.
-Gracias.
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