Parte C: Hermanito

Me he quedado sin una sola gota de fuerzas. No puedo ni siquiera ayudar a quienes me necesitan en este momento. No logro concentrarme, mi boca sigue abierta y mi mirada fija en él. Mi hermano: Oscar. ¿Es que acaso esto es un sueño? ¿Cómo es posible que esté con vida parado frente a mí apuntándole a mi chica?

Escucho unos pasos venir del piso de arriba. Muevo la cabeza levemente para mirar a la persona que baja. Un chico que ya había visto antes: ese idiota de Nicholas... ¡Nicholas! ¿Qué demonios está haciendo él aquí? Ojala pudiera reunir todas las ideas, pero estoy completamente en blanco.

-¡Mi querido amigo, Nicholas! –exclama mi hermano.

Nicholas tiene el rostro rojo de cólera. Se acerca a Grace y la toma de los brazos. Por el rostro de ella sé que le está haciendo daño. Quisiera poder moverme y apartar sus asquerosas manos de ella, pero mis piernas ni siquiera me responden.

-Grace -logro murmurar sólo para mí.

Oscar comienza a reír y baja el arma.

-Perfecto, Nicholas. Toma a esa chica un segundo. Mi hermano todavía no puede cerrar su boca. –Da la vuelta y me mira; una sonrisa de burla se dibuja en su rostro- ¿Qué ocurre, Adam?

Cierro mi boca y un segundo después la abro para intentar decir algo, pero nada sale de ella. Tengo tantas preguntas que hacer que ni siquiera logro acomodar mis pensamientos.

-¿Estás... impresionado, hermanito? –Me pregunta, mientras juega con el arma que tiene en sus manos- ¡Di algo, ahora!

Trago saliva e intento hacer que las palabras salgan.

-Os-Oscar.

Él pone los ojos en blanco y comienza a reír.

-Ay, hermanito, hermanito –suspira.

Baja el arma y me dedica una mirada profunda. Sobre su hombro veo a Grace, sigue asustada, sus ojos están llenos de lágrimas.

Miro a mi lado para ver cómo se encuentra John, pero mis ojos se abren de par en par al darme cuenta que no está. ¿Qué carajo...?

-Supongo que quieres escuchar toda la historia, ¿no es así?

No digo nada, pero es evidente que quiero. Grace da un gemido y hace que mi corazón se acelere. Me siento completamente impotente al no poder ayudarla. Ni siquiera puedo luchar conmigo mismo.

-Harrison me dijo que cuando lo tuviste preso, que por cierto, fueron unos días, hermanito, qué patético, te contó que yo estuve involucrado con él y bla, bla, bla. ¡Sí, es cierto! Supongo que sabes perfectamente por qué.

Agito la cabeza negativamente. Nicholas sostiene a Grace con fuerzas y me da una fría sonrisa.

-¿Eres idiota, acaso? –Explota Oscar- ¿Sabes cuánto odié que papá te diera todos los derechos de su puesto? ¡No es sólo eso! Él siempre te ponía más atención a ti. Mamá igual. Se supone que los padres aman más a los hermanos menores, pero este no fue mi caso.

-Oscar... -logro decir- No debes... No debes hacer todo esto. Somos... hermanos.

-¡Hermanos! –Exclama- Oh... sí... somos hermanos, por supuesto. Fue bastante divertido fingir mi muerte estos 6 años. ¿Sabes? Tengo más fortuna acumulada de lo que mi padre te dejó.

Todo es tan confuso aún. Jamás pensé que Oscar me tuviera... celos.

Me doy cuenta que Nicholas ha puesto su mano en la boca de Grace. Reacciono inmediatamente.

-Oscar –digo- deja a Grace. Ella no tiene nada que ver en esto. Suéltala.

Él ríe y agita la cabeza. Se acerca lentamente a mí y me mira de arriba abajo. Chasquea la lengua.

-Me parece que no he terminado de contarte todo, Adam. Y no, no la dejaré.

Grace fija sus ojos en los míos. Agito la cabeza lentamente para señalarle que no debe preocuparse, aunque realmente estoy mintiendo.

-Bien –continúa Oscar- ¿En dónde me quedé? ¡Oh, sí! Lo único que me arrepiento de todo esto es haber dejado que papá y mamá murieran. Pensé que Harrison sólo me quería asustar. Al final de todo fue él quien me obligó a fingir que también había muerto.

Moose, que había estado callado todo este tiempo, comienza a ladrarle a Oscar.

-¡Cierra el hocico, perro estúpido! –le grita Oscar y le da una patada. Moose se aleja corriendo a quién sabe dónde.

-Msh... -Grace intenta hablar, pero no puedo entender lo que dice.

-¡Tú también cierra la boca! –le dice Oscar a ella.

Vuelve a levantar la pistola y le apunta. Grace abre los ojos de par en par.

-¡No! –Exclamo- ¡No la lastimes, Oscar!

Él deja de apuntarle para dirigir su mirada a mí nuevamente. Entrecierra los ojos y comienza a reír. Me pregunto qué le parece tan gracioso.

-¡Quién lo diría, hermanito! Estás loco por una chica. Enamorado, ¿no? Créeme que te he observado mucho estos últimos años. Parece que ser un infiltrado te ha traído cosas buenas... y muy –mira a Grace y se lame los labios –buenas...

Hago una mueca de asco.

-¿En qué te convertiste, Oscar?

Suelta una carcajada que me estremece.

-Sigo siendo yo, hermanito. Siempre he sido yo. Tú eres quien cambió. Me sigo preguntado cómo pudiste ser tan imbécil como para dejar el puesto de papá y convertirte en un estúpido policía. ¡Repugnante!

Quisiera poder idear un plan perfecto para sacar a Grace de aquí, pero ahora, en un momento importante, mi cabeza no da para más.

Oscar sigue apuntándome. Me alegra haberme puesto el chaleco antibalas. Entonces John también.... ¡Claro!

-Sólo te pido que la dejes a ella, Oscar.

-Oh, no. Tenía que pagarle a Nicholas de alguna forma. Sé que él la quiere, ¿no es así, Nicholas?

Asiente con una maléfica sonrisa.

-Oscar... -comienzo a decir- Recuerdo perfectamente los tiempos en los que no tenías ningún rencor contra mí. Recuerdo como nos divertíamos jugando baseball, todos esas cosas que hacíamos –doy una leve risita, ya que me alegra recordar buenos momentos-. Pero, ¿cambiaste todo eso por ambición? ¡Por tu culpa ahora no tenemos padres! ¡Y por tu culpa tú y yo ya ni siquiera somos una familia! No puedo creer que hayas hecho todo esto. Papá y mamá, donde quiera que estén, están decepcionados de ti. Estoy seguro.

Parece reflexionar las palabras que le digo. La sonrisa que tenía dibujada se borra inmediatamente y lentamente va bajando el arma.

-Yo...-balbucea- Creí que yo... Él me lo dijo... Dijo que tendría riquezas... Adam, él...

Me acerco lentamente para quitarle el arma de las manos. Pareciera que alguien hubiera oprimido un botón dentro de él para cambiar del Oscar malo, al bueno.

Con titubeos logro quitarle el arma.

-Oscar, escucha... puedes enderezar tu camino. Tan sólo... tienes que alejarte de todo y...

-No –espeta- No tiene caso. Ya estoy hecho mierda por dentro. Maté a papá y mamá...

Le quito las balas a la pistola y la arrojo al suelo. Oscar está quieto, pareciera una estatua.

-No lo hiciste... querías salir de eso. No fue tu culpa, Oscar.

Comienza a temblar. ¿Qué le está pasando? ¿Acaso ahora teme de mí?

Una voz gruesa nos sobresalta a ambos.

-¿Qué? –Dice Nicholas- ¿Eso es todo? ¿Dejarás que te controle, Oscar?

Oscar lo mira y le hace una seña para que se calle, pero no lo hace. Grace mira hacia todas partes asustada. La mano de Nicholas sigue contra la boca de ella.

-¡Eres tan débil! –Exclama Nicholas- ¡No entiendo cómo Harrison te dejó su puesto!

Suelta a Grace de un empujón. Ella cae al suelo jadeando. Intento ayudarla, pero inmediatamente Nicholas me detiene apuntándome con su arma.

-Ah-ah. A ninguna parte, oficial. Ella puede levantarse sola.

Ahora Nicholas nos apunta a Oscar y a mí, aunque Oscar ni siquiera parece notarlo. Está inmerso en sus pensamientos. ¿Qué le está ocurriendo? ¿Por qué actúa tan extraño?

-¡Driver idiotas! Ése estúpido –apunta a Oscar-, está en uno de sus estúpidos trastornos. Ni siquiera se ha dado cuenta de lo que está pasando.

Oscar mira hacia la nada y balbucea cosas que no logro comprender.

-Esto es todo. –dice Nicholas.

Alza más la pistola y cuando está a punto de disparar, Grace sube a su espalda y rasguña su rostro. Sin embargo, Nicholas alcanza a disparar, pero no a mí... sino a mi hermano.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top