Epílogo

No fue necesario consultar una prueba. Yo misma logré sentirlo. En este momento consigo hacerlo.

Se supone que debería embargarme un sentimiento de felicidad, pero lo único de lo que estoy llena es de pavor. No quiero ni pensar en su reacción.

Dejo de observar por el balcón cuando escucho a Adam entrar a la habitación. Una de las tantas que tiene nuestra gran casa.


Me mira con una ceja arqueada y puedo leer en sus ojos la pregunta.


-¿Todo bien? -Me pregunta.

Muerdo mi labio y miro de reojo a mi reflejo. No puedo decirlo, no puedo hacerlo. Tengo tanto miedo.

-Eh, nena, ¿qué ocurre? Sabes que puede decirme lo que quieras.

-Esto...

Vuelvo a morder mi labio con más fuerzas hasta que siento que me estoy haciendo daño.

Entonces no lo soporto más y corro a sus brazos lloriqueando como una niña pequeña.

-¡Por Dios, Grace! -Exclama- ¿Qué demonios te sucede? ¿Por qué lloras? ¡Jesús, no hagas que me preocupe más!

Absorbo por la nariz y me alejo unos centímetros de él para mirarlo con ojos llorosos.

Debo decirlo... Ahora o nunca.

Abro la boca y tomo la fuerza necesaria.

-Adam...Cielos, lo siento... Estoy...estoy embarazada.

Adopta una cara seria. Es exactamente lo que temía. ¡Está enfadado conmigo! ¿Sería capaz de abandonarme ahora que estamos casados? Estoy segurísima que él ni siquiera quería tener hijos.

Ahora es Adam quien muerde su labio.

-Nos...nos cuidamos casi siempre.

Recuerdo a la perfección ese día, en nuestra luna de miel, que olvidé tomar la píldora. Creí que conseguiría pasar de largo.

-Adam, lo lamento... No sé qué hacer...Yo...

Antes de que pueda seguir con mis disculpas, Adam pone un dedo sobre mis labios para silenciarme y luego toma mi mano derecha.

Observa el anillo de matrimonio que hay en mi dedo anular y luego pone los ojos en el suyo.

-¿Ves esto? -señala su anillo. Asiento con la cabeza-. ¿Sabes por qué quise casarme contigo? Porque te amo, y quería que fueras mía para siempre y eso significa que formaríamos una familia. ¿Y sabes algo? Ahora me siento completamente preparado para ser padre.

Me quedo asombrada por sus palabras. Intento no reflejarlo demasiado.

Adam limpia mis lágrimas y se inclina para besar mis labios.

-Ansío tanto por tener a nuestro bebé en mis brazos -susurra-. Me has alegrado el día. Siempre lo haces.

Y ahora puedo sentir lo que, creo yo, una mujer siente cuando está embarazada.

Felicidad, nada más que eso. Seré madre.

***

Adam no ha parado de observarme todo el rato que lleva sentado en ese sofá, me pregunto sino se cansa.

Apago la televisión y arqueo una ceja.

-¿No estás cansado? -le pregunto.

Adam niega con la cabeza.

-Me refiero a mirarme -le aclaro.

Vuelve a negar.

Se levanta y se sienta a mi lado rodeándome los hombros con su brazo. Pongo mi mano sobre mi enorme barriga y él la pone sobre mí.

-Te miro porque no tienes ni idea de lo hermosa que luces embarazada.

Me río y lo miro a los ojos. Comienza a acomodar unos mechones de pelo que se han salido de mi coleta.

-¿Crees que luzco hermosa de esta forma?

-Luces sexy.

-¿Sexy?

-Y excitante.

-¡Adam!

Lanza una carcajada.

-Oh, vamos -dice-. Estoy tan emocionado. Seré padre, Dios mío.

Ahora soy yo quién ríe. Se inclina y besa mi barriga, para luego subir y besarme los labios. Le devuelvo el beso con mi corazón latiendo fuertemente.

***

-¡Adam! -Grito-. ¡Dios, no puedo más!

Mi vista se ha vuelto un tanto borrosa. Sólo puedo ver manchas y luces blancas. El olor a hospital me inunda la nariz.

La mano de Adam está entrelazada con la mía. El dolor que siento ahora es insoportable. Me han inyectado algo y ha dolido una barbaridad.

Ahora estoy inundada de pánico.

-Tranquila, preciosa -me dice-, estoy aquí.

Mis ojos dan vueltas y sigo son poder recuperar mi visión normal. Siento unos cosquilleos en mi vientre, aunque el dolor no se ha esfumado aún. Ni siquiera soy consiente de lo que me hacen.

-Aguanta un poco más, Grace. Vamos, eres fuerte.

Cuando logro ver un poco mejor, veo a Adam con un traje de cirujano lleno de sangre, un tapabocas y un gorro. Me impresiono un poco, pero mi visión se vuelve a ir. No me queda más remedio que cerrar los ojos y esperar a que el dolor fluya.

No soy consiente de cuánto tiempo mantuve los ojos cerrados, pero empiezo a escuchar murmullos.

-Oh, mi amor -dice Adam-. Aquí viene.

Y entonces escucho el llanto de un bebé. El dolor se ha evaporado de golpe y cuando vuelvo a abrir los ojos mi visión ha vuelto a la normalidad.

Puedo sentir mi cuerpo mojado de sudor. El cabello se me pega a la frente a causa de él y mis jadeos son rápidos y desesperados.

Una enfermera le entrega a Adam el pequeño bebé que no para de berrear envuelto en una sábana azul.

Adam lo observa unos minutos admirándolo y le sonríe con los ojos llenos de felicidad susurrando algo que no logro escuchar. Con cuidado lo pone en sus brazos y me mira.

-Nuestro pequeño.

Es un niño.

Le sonrío a Adam con debilidad. Él pone a mi bebé sobre mis brazos cuidadosamente. Lo observo, estudiando cada detalle de él. Sus pequeños ojos están cerrados y su pequeña boca está entreabierta. Es tan perfecto. Estiro mi mano y le hago una pequeña caricia en su diminuta mejilla.

-Mi pequeño James.

***

Amo ver a Adam sonreír de esta manera, siempre lo hace, pero ésta es muy diferente. Pareciera que se siente completo.

Jamás suelta James. Siempre quiere tenerlo en sus brazos y siempre es él quien quiere llevarlo a la cama hasta que se queda dormido.

Justo como ahora.

Es tan increíble cómo el tiempo pasa tan rápido. Pareciera que justo ayer conocí a Adam y me enamoré de él. Y ahora, estamos casados y con nuestro pequeño James.

Oh, James. Mi padre. Mi pregunto si él está orgulloso de mí o algo por el estilo. Cuánto habría dado por que él hubiera conocido a su nieto. No pude haber elegido un mejor nombre para mi pequeño.

-Se ha dormido -anuncia Adam.

Me alejo de mis recuerdos y miro a Adam con una sonrisa. James está en su cama con sus parpados cerrados y abrazando un peluche. Aún no habla, sólo balbucea cosas sin sentido, pero ha comenzado a caminar un poco. Falta poco tiempo para que cumpla un año.

No me preocupa que duerma él solo en la cama ya que tiene barandal para evitar que se caiga. Además, él prefiere dormir ahí que en su cuna.

Me acerco sin hacer ruido hasta James y deposito un beso sobre su frente.

-Buenas noches, mi amor -le susurro y él se mueve un poco.

Sonrío y observo a Adam. Prende una lámpara que está en una mesita de noche a lado de la cama de James y ésta se ilumina. Varios ositos que tiene dibujados comienzan a dar vueltas haciendo que la luz no sea tan intensa.

-Ma... -balbucea James-, mamá... pa...papá.

Adam y yo nos miramos boquiabiertos y luego miramos a James. Se suponía que él ya estaba dormido y... ¡Ha dicho mamá! ¡Me ha llamado mamá!

-Oh, James-susurro y pongo una mano sobre mi boca.

-Pequeño -dice Adam-, yo soy papá. Sí, James... soy papá -sonríe.

James tiene los ojos entrecerrados y bosteza.

Bajo un barandal y me siento a lado de James atrayéndolo a mis brazos. Beso su cabecita y acaricio su hermoso cabello que es igualito al de Adam.

Él también me abraza.

-Mamá -exclama.

Adam también acaricia su cabeza. James lo mira con unos intensos ojos azules. Sin duda vienen de parte de mi padre.

-Estoy tan...orgulloso de ti, campeón -le dice Adam.

Adam y yo nos miramos y asiento con la cabeza. No es necesario que lo diga, puedo leer sus ojos.

Me quito los zapatos y me subo a la cama para acostarme en la esquina de ésta. Adam hace lo mismo y se acuesta del otro lado. Mantenemos a James en medio de nosotros abrazándolo y a la vez juntando nuestras manos.

-Los amo -les susurro a ambos.

***

Siento sus caricias en mi mejilla y huelo su aliento a menta. Lentamente abro los ojos y lo veo a unos centímetros de mi rostro observando con una sonrisa en sus labios.

-¿Te había dicho que eres hermosa?

Sonrío y tomo su cuello para acercarlo a mí y besarlo.

-No intentes seguir con esto, nena. James ya debe de haber despertado y en pocas horas será la boda de John.

Había olvidado que ahora somos nosotros los que seremos padrinos de anillos. Creo que John se siente feliz con Melissa. Después de todo ha olvidado lo que pasó con Adam.

-Antes debo decirte algo, Adam.

-Dímelo.

Y cuando estoy a punto de abrir la boca, la puerta de la habitación se abre y James entra caminando con su peluche favorito en sus manos.

-¡Mamá, papá! -exclama y se sube torpemente a la cama con nosotros.

Sonrío y lo ayudo a subir por completo.

-¿Hoy es la boda de Josh? -pregunta.

Adam y yo reímos. Todavía no puede pronunciar su nombre.

-Sí, campeón -dice Adam-, hoy es la boda de John. Te verás muy guapo.

Observo a James y acaricio su cabello. Me mira con sus ojos azules brillando.

-Me alegra que estés aquí -digo-, quiero que sepas algo.

Adam enarca una ceja y James lo imita sin poder conseguirlo. Me río.

Primeramente fijo mi mirada en Adam.

-Ayer en la noche me di cuenta de algo... Estoy..., estoy embarazada.

Bajo mi mirada hacia James antes de ver la reacción de Adam.

-Tendrás un hermanito, James... O quizás una hermana.

-¡Oh, Dios santo, Grace! -exclama Adam.

Sonríe y me abraza depositando besos en mi mejilla. James también intenta abrazarme y envuelve sus bracitos en mi cintura.

-¿Sabes cuán feliz me haces? -dice Adam.

-Yo tamién etoy feliz, mami.

Sonrío y los miro a ambos.

-¿Les he dicho cuánto los amo? -bajo mi mirada y pongo mis manos en mi vientre-. Y a ti también.

***

Todo pasa tan rápido que me resulta sorprendente. Jamás pensé que viviría tan feliz en toda mi vida. Adam me ama y lo sigue haciendo todos los días. Yo lo amo y también lo haré todos los días de mi vida hasta que muera. Quizás aun después de que muera seguiré haciéndolo.

James y Ryan ayudan a Jenn a caminar. Ambos la aman.

Adam y yo pensamos que ya no volveríamos a tener más hijos, pero entonces llegó mi pequeña Jennifer. Ya era hora de una niña en la familia.

-Qué linda familia, hermano -comenta Oscar.

Todos miramos hacia el patio y vemos a los tres jugar.

-Gracias -dice Adam.

-Estoy tan feliz por ti, Grace -dice Cassie-. Y por ti, Adam, aunque todavía no me agradas del todo.

Todos reímos.

-Sigo intentándolo -dice él.

Melissa y John se miran unos momentos y juntan sus manos.

-Ahora nosotros tenemos que decirles algo -comenta ella.

Recargo mi mejilla en mis nudillos y los observo atentamente.

-¿De verdad? -Pregunta Adam-. ¿Qué es?

Melissa y John vuelven a mirarse. Él pone su mano sobre el vientre de Melissa y entonces sé lo que significa.

-Seremos padres -anuncia John.

Todos nos quedamos boquiabiertos y comenzamos a felicitarlos.

-Estoy muy feliz por ti, John -comenta Adam.

-¡Qué gran noticia! -Exclama Oscar-. Felicidades.

Eso es una excelente noticia, por supuesto. Supongo que ellos se sienten igual de felices como cuando Adam y yo supimos lo mismo acerca de nosotros.

-¡Mamá! -escucho gritar a James desde afuera.

Todos giramos nuestras cabezas hacia ellos y yo soy la primera en levantarme.

Abro la puerta de vidrio y voy corriendo hacia el patio.

-Mamá -dice James-, Ryan se cayó. Está allá -señala.

Lo observo tirado en el pasto y corro hasta él con el corazón latiéndome de angustia. Está en el suelo con sus ojos vidriosos y las mejillas húmedas. Tiene su rodilla derecha raspada y con sangre.

-Mamá -dice sollozando- me duele...

-Tranquilo, Ryan... Tranquilo, estoy aquí.

James se pone a mi lado y toma la mano de Jenn.

-James -le digo-, llévate a Jennifer adentro y dile a papá que traiga el botiquín.

Asiente y carga a Jenn. Lo veo entrar y hablar con Adam.

Vuelvo a mirar a Ryan y recargo su cabeza sobre mi pecho acariciando su cabello. Deposito un beso sobre su frente e intento calmarlo.

-Es sólo un raspón, pequeño. Tranquilízate. Tranquilo, tranquilo, mami está aquí.

Ryan rodea mi cuello con sus brazos.

-¿Mami?

Lo miro.

-¿Sí, mi amor?

-Te quiero mucho. Eres la mejor mami del mundo.

Mi corazón da un vuelco y lo miro con una gran sonrisa en mis labios.

-Oh, Ryan. Yo te quiero a ti, pequeño.

Vuelvo a darle un beso y rápidamente escucho a Adam acercarse a nosotros. Se pone de rodillas y abre el botiquín frente a mí. Tomo una gasa y le pongo un poco de agua oxigenada.

-Te dolerá un poco, Ryan.

-Tú eres valiente -dice Adam.

Ryan le sonríe. Pongo la gasa sobre su rodilla y lo veo haciendo muecas de dolor y mordiendo sus labios.

-¡Vamos, Ryan! A mí me pasó mucho -comenta Oscar-. Sé fuerte como tu tío -Ríe.

-No lloles, Ray-dice Jenn.

Cuando he terminado de limpiar su rodilla, Ryan se pone de pie todavía recargado en mí. Me doy cuenta que todos están afuera. Melissa sujeta del brazo de John y Cassandra tiene un brazo sobre los hombros de Oscar abrazándolo. Desde que se conocieron se han llevado increíble. Ahora Cassie es como una madre para él. Lo cuida tanto como me cuida a mí.

Rápidamente siento los brazos de Adam sobre mis hombros y me relajo.

-¿Estás mejor, cielo? -le pregunto a Ryan observándolo y él asiente-. Bien. Vamos adentro. John y Melissa tienen una buena noticia para ustedes.

***


Le doy un empujón a Adam haciendo que se tambalee un poco. Me había prometido que no iría a esa misión tan peligrosa, y lo hizo.

-¿Podrías calmarte, Grace? -Dice.- Los niños están en sus habitaciones. Vas a despertarlos.

-¡Eres un mentiroso, Adam Driver! -exclamo.

Adam suspira poniendo los ojos en blanco.

-Ése es mi trabajo, nena. Tenía que hacerlo.

Pongo mis manos en mi cabeza y dejo escapar unas lágrimas de frustración y angustia.

-¡Idiota! -Le grito-. ¡No tienes ni idea lo preocupada que estuve por ti!

Adam lleva su dedo índice a su boca.

-Chsst... Los pequeños duermen.

Yo también pongo mis ojos en blanco. Jamás podrá comprender el peso que sentía.

-Ellos también estaban preocupados, ¿sabes?

Se acerca a mí e intenta tomar mis manos, pero lo rechazo.

-¡Te odio!

Arquea una ceja mirándome atentamente.

-Jamás cambias -ríe.

-No tienes idea de lo enfadada que estoy... ¿Te imaginas si te hubiera perdido y...?

Cuando me distraigo por unos segundos, logra tomar mis manos y choca su boca con la mía. Ni siquiera lo rechazo y rodeo su cuello con mis brazos acercándolo más. Lo beso desesperadamente, como si él fuera oxigeno y lo necesitara más que nunca.

Adam mete sus manos dentro de mi blusa y acaricia mi piel desnuda llevando descargas eléctricas por todo mi cuerpo.

Rodeo su cintura con mis piernas y él sujeta mis muslos para evitar que caiga. Nos acercamos a nuestra habitación y con torpeza abre la puerta.

-Adam -jadeo.

-¿Sí? -me responde de la misma forma.

Le doy un beso rápido.

-Te amo.

-Lo sé.

Me deja sobre la cama y se pone sobre mí sin aplastarme para continuar besándome.

***

Ahora ellos son grandes. Se han casado y tienen hijos. No nos necesitan tanto como lo hacían hace unos cuantos años.

Ambos nos sentimos orgullosos del buen trabajo que hemos hecho con nuestros hijos.

Mi mirada sigue fija en el techo, sólo estoy esperando a que él llegue a la cama para que podamos dormir.

Lo escucho toser en el baño y luego la luz se apaga y sus pasos se acercan.

Se acuesta a mi lado y pongo mi mano en su mejilla acariciándola.

-Ahora soy viejo -dice-. Pero sigo sintiendo lo mismo por ti desde el día que conocí.

Tose un poco y lentamente me giro para mirarlo. Ahora su cabello es blanco, igual que el mío. Ambos tenemos que usar anteojos para poder ver mejor, aunque me resulta increíble que pueda verlo con claridad sin ellos y en la oscuridad.

-¿Te había dicho que eres hermosa?

Sonrío y recuerdo que me lo dice miles de veces al despertar o cuando estamos a punto de dormir.

-Sí. Ya lo habías hecho -digo.

-¿Y te había dicho que te amo?

-Eso también. Yo también te amo.

Aunque hayamos envejecido, su sonrisa sigue siendo la misma.

-Eres la mejor esposa del mundo -dice.

-Y tú el mejor esposo del mundo.

Recargo mi cabeza en su pecho sin lastimarlo, mientras él acaricia mi cabello. Recuerdo que cuando éramos más jóvenes adoptábamos la misma posición.

-Estoy tan cansado...-deja la frase en el aire.

-Tranquilo -acaricio su mano-. Yo estoy contigo.

Deposita un beso en mi cabeza y supongo que ha cerrado los ojos.

Me siento nerviosa sin saber por qué. Mientras mi corazón late fuertemente, el de Adam late cada vez más lento.

Puedo escucharlo a la perfección.

-Siempre seré tuyo, Grace. Bonne nuit, ma chérie.

Sonrío y el silencio vuelve a hacerse en la oscuridad de nuestra habitación.

Cierro los ojos, mientras sigo escuchando el lento latido del corazón de Adam.

Después de unos minutos, ya no escucho nada.

Sujeto su mano fuertemente y aprieto mis ojos dejando derramar unas cuantas lágrimas.

Me acurruco más a su lado, aunque ya no encuentro la calidez que siempre sentía. Ahora él está frío.

-Te amo, Adam -susurro a la nada.

Y es ahora mi corazón el que late con menos fuerza. Cierro mis ojos.

Me resulta más difícil respirar cada segundo que pasa.

Lo último que hago es besar la mejilla de Adam y luego vuelvo a mi lugar con las pocas fuerzas que me quedan.

Miles de imágenes de mi vida pasan por mi cabeza: Yo sentada en mi habitación cuando tenía 13 años. Creo que lloraba porque mi mamá me había dicho que saldría de estudiar.

Recuerdo este día, estaba acostada en mi cama triste porque no había nadie en mi cumpleaños número 16.

Y luego llega la imagen de la llegada de James. Sus ojos azules me miraban con interés mientras que yo sólo temía de él.

Adam ayudándome a encontrar mi habitación. Su mirada tan misteriosa. Nuestros besos. Nuestras peleas. La primera vez que me entregué a él.

Mis discusiones con James. Su muerte...

Todo se llena de buenos y malos recuerdos, pero en todos está Adam. Eso es lo único que deseé desde que lo conocí. Que siempre estuviera en mi mente, en cada recuerdo que tuviera, acompañándome.

Puedo ver una luz y al final de ella está él. Se ve joven, como cuando lo conocí y me doy cuenta que yo estoy de la misma forma.

Me sonríe y extiende su mano para que la tome. Camino hasta él y lo hago. Ambos brillamos y extrañamente vestimos de blanco.

Recuerdo que esto ya me había pasado una vez.

James también está ahí, esperándome con una sonrisa.

Ahora sé que todo fue sólo el principio. Ahora viene el comienzo de una eternidad junto a él y mi padre.

Ahora sólo espero a mis hijos.

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