WANDA
Cuando abrí los ojos sentí como el aire bruscamente entraba por mis fosas nasales, era frío y desagradable.

Mis oídos iban a estallar, todas las voces se escuchaban en mi cabeza, hasta los sonidos más leves se escuchaban.

Cuando moví mis manos, pude sentir como la piel estaba agrietada.

Estaba como en un trance, solo veía y escuchaba.

Estaba en una sala verde oscura, solo estaba yo en una camilla, no había nada ni nadie más.

Me fijé en mi vestimenta y no era nada normal, era un mono azul que cubría todo mi cuerpo, al rededor tenía cables que emitían luces rojas parpadeantes.

Cuando me levanté de la camilla puede fijarme mucho mejor en el lugar, ya sabía dónde me encontraba, estaba en la sala dónde me tenían encerrada todos los días, dónde el soldado me entrenaba.

STEVE
En este momento no sé si me sentía orgulloso o traicionado. ¿Que debo hacer?, busco a Bucky y me arriesgo o busco a Nat y hago como si nada. ¿Porqué esto tiene que ser tan complicado?

Decidí buscar a Bucky, primero fui a nuestra habitación, pero ni rastro de él. Después miré en cada una de las salas vacías, tampoco estaba allí. Iba a dar la búsqueda por perdida cuando me acordé de dónde el se refugiaba cuando le hicieron esto la primera vez.

Fui hasta uno de los últimos pasillos de la base. En el final había una enorme pared oscura y a los lados dos puertas, la de la derecha era la de Bucky.

Llevé mi mano hacia el pomo y lo giré para abrir la puerta, por suerte estaba abierta.

Al entrar las luces estaban apagadas, las encendí. No había nadie, ni rastro de Bucky hasta que alguien saltó de el techo al suelo, cayendo sigilosamente detrás de mi.

Me giré y le miré a los ojos, estos no me mostraban nada.
-Bucky- dije.
-¿Quién es Bucky?- dijo él algo confundido.
-Tú, tú eres Bucky.
-Yo no soy nada, lárgate.
-¡Bucky vuelve!- grité, se que esto hizo que se enfureciera.
-¡Lárgate!- me soltó un puñetazo en la herida reciente.
-Debes despertar como lo hiciste aquella vez- le dije ignorando el puñetazo.

En cero coma él había sacado la navaja que llevaba en el bolsillo apuntándome con ella.
-Me voy a ir, pero quiero que recuerdes una cosa- cojo aire, -no te dejes manipular por nadie, estoy contigo hasta el final.

Le miré y él me miró a mi, cabizbajo salí de la habitación.

Todo el trayecto tuve la mente en blanco, tanto que no sabía dónde me encontraba, hasta que alguien de voz conocida me llamó.
-Steve, te estaba buscando- se acercó a mí, y sus ojos se abrieron como platos al ver mi rostro, seguramente por las heridas que este llevaba, -pero... ¿que te ha ocurrido?
-Nada grave, ¿vamos a entrenar?
-Ni de coña, tú te vas a venir conmigo y vamos a curarte esas heridas.
-Pero luego entrenaremos.
-Ya veremos.

NARRADOR UNIVERSAL
Un dolorido Rumlow se dirigía a la
sala dónde se encontraba la castaña ahora llamada arma AB.

Iba acompañada pero prefirió dejar a sus acompañantes en el pasillo y entrar él solo.

Cuando entró la castaña le miró con una cara dolorosa y llena de odio.
-No me mires así.
-¿Y cómo demonios debería mirarte?- su voz era rota, apenas podía pronunciar una palabra.
-No te esfuerces demasiado que esto solo acaba de empezar.
-¿Que demonios quieren de mí?- preguntó ella.
-Pues es sencillo, tus habilidades.
-Yo no sé controlar esto- ella miró sus manos blancas agrietadas.
-Ya aprenderás.

Fue un poco flojillo pero como hacía ya unos días que no actualizaba pues me sentía mal y aunque no sea gran cosa aquí tenéis.

Gracias por leer :)