Capítulo XII
STEVE
La alarma de todos los días comenzó a sonar dando aviso de que tenia que levantarme, en mi caso debería avisarme para ir a dormir, ya que tengo un sueño enorme, me he tirado toda la noche vigilando a Bucky por si necesitaba algo, lo bueno es que ha dormido toda la noche y la calentura le ha bajado, ahora solo tenía que esperar a que despertara para preguntarle que le ocurrió para encontrarse así.
Viendo que él no se despertaba, me puse mi traje rápidamente y salí dirección a la oficina, hoy no iba a desayunar ya que ayer no trabajé en todo el día y tenia que adelantar faena.
Cuando llegué a la oficina me sorprendí al ver a Natasha sentada en el escritorio escribiendo lo que parecía ser un carta.
-Buenos días- dije antes de entrar a la sala.
-Pasa Steve- me dijo ella, su rostro estaba apagado.
-¿No vas a desayunar?
-Cogí una manzana antes de venir aquí- levantó la manzana, -¿cómo está tu amigo?
-Ha pasado la noche bastante bien y la calentura le ha bajado- le expliqué, -¿que haces?- cambié de tema.
-Estoy escribiéndole una carta a la familia de Wanda, voy a intentar que Rumlow me deje enviarla- su voz sonaba triste.
-¿Y la tuya?
-No creo que haga falta- ella bajó su mirada y comenzó a escribir otra vez.
No quise meterme en los asuntos que no me llamaban, dejé pasar la conversación y cambié de tema en cero coma.
-Bueno... me voy a poner a adelantar trabajo que se me acumula- me dirigí hacia la gran mesa llena de papeles.
-Perdón que pregunte, pero... ¿tu compañero que trabajo tiene en la base?
-No me gusta mucho hablar de el tema, pero Bucky tiene un currículum muy oscuro en esta base- solo con decir eso y pensar en eso, todas las imágenes de Bucky gritando por el dolor que le causaba la máquina borra memoria venían a mi mente como si solo hace dos minutos hubiera pasado.
-Mejor me callo y sigo con la carta.
-No pasa nada- abrí el ordenador y no pude evitar levantarme, -tenemos serios problemas hay que avisar al capitán- dije muy alarmado y con el computador en mano salí corriendo de la sala.
BUCKY
Abrí los ojos muy lentamente, seguía aún tapado con las toallas. Me levanté y recogí las cosas que habían en el suelo para tirarlas a la basura. Me puse algo de ropa limpia y recogí mi pelo en una pequeña coleta algo desecha.
Ya en el pasillo tiré las cosas a la basura y me adentré a la sala de medicina, se me hará fácil conseguir algo porque dentro hay una chica y seguramente sea como todas, un guiño, coqueteo y me dará lo que le pida.
-Hola- saludé antes de entrar, ella se dio la vuelta y la pude ver mejor era rubia, delgada, unos bonitos ojos pero para nada de mi estilo.
-Solo pueden entrar cargos superiores- me dijo ella con valentía.
-Jo, yo que venia con la intención de que una bella chica como tú me ayudase- le guiñe el ojo.
-Rápido, ¿qué necesitas?- sonreí aliviado, ya había conseguido lo que quería.
-Pues tengo un compañero que se ha quedado todo un día y noche sentado en el suelo sin moverse y pues le ha salido moretones y dolores en toda la columna vertebral, ¿qué me recomiendas?
-Tengo una crema para los moretones y una pastilla para el dolor- las dos cosas las elevó en alto, yo rápidamente me acerqué y se las quité.
-Gracias bonita- salí corriendo de allí.
Llegué lo más rápido posible a la sala, allí me esperaba Rumlow.
-Llegas tarde soldado- me regañó.
-Me dormí- me excusé.
-Tengo prisa, entra ya- abrió la puerta y me empujó hacia dentro, las luces se encendieron y Rumlow cerró la puerta en mi cara.
-Joder- dije frustrado.
-Mi principe azul- escuché a la castaña, su voz tenía una pizca de ironía pero mucha más de dolor.
-Mi princesa- dije yo irónicamente mientras me acercaba a ella con pasos firmes.
-¿Has traído algo?- su voz temblaba.
-Sí, una crema- me la saqué de el bolsillo y se la enseñé.
-Esto es un poco raro pero... ¿me la puedes poner?- abrí los ojos como platos.
-Vale, pero advertida estás, yo no soy médico ni mucho menos masajista- le apunté con el dedo insecure.
-Anda compórtate cómo un principe y por favor ten cuidado- no sé cómo estoy consiguiendo comportarme así con ella.
Ella se tumbó en el suelo boca abajo dejando su espalda preparada para que yo le pusiese la crema, lo único que faltaba es que se quitara la camiseta.
-Quítate la camiseta- le ordené.
-Me duele mucho como para hacer movimientos con los brazos.
-Que quejica- acerqué mis manos temblorosas, la última vez que tuve que hacer esto me pasó lo mismo, me olvido de todo y empiezo a temblar. Subí la camiseta lentamente hasta llegar a su cabeza, ahí con su ayuda se la quité, dejando una espalda llena de moretones lilas y grises, aún me seguía estorbando algo.
-El sujetador- dije casi tosiendo.
-Te he dicho que no me puedo mover- eso para mí fue un "quítalo", tembloroso me acerqué al cierre y lo desabroché, dejando caer las tiras a los lados de su espalda.
Tragué en seco y me dispuse a poner crema en mis dedos, suavemente los iba pasando por los moretones, ella había veces que se quejaba.
-¿Cuanto tiempo falta para que termine la semana?- ella rompió el silencio.
-Tres días, el domingo tendrás que disparar delante de Rumlow- le respondí.
-Hoy esto se me ira curando para el sábado ya me podrás enseñar lo básico y ya el domingo el cara a cara con Rumlow- sonaba fácil pero sabía que no iba a ser así.
-Bueno ya esta- me aparté de ella.
-Ahora ponme todo lo que me has quitado.
-Vale- lo más rápido posible le abroché el sujetador y le puse la camiseta, también la ayudé a levantarse.
-Tienes buenas manos- me dijo ella.
-Te recuerdo que no estoy aquí para empezar una amistad.
-Que te den- dijo ella.
-Me voy, mañana comenzamos- me dirigí a la puerta y salí de la sala, por fin en el pasillo pude respirar a gusto, estar hay dentro me había hecho acelerar todos mis sentidos.
NATASHA
"Tenemos serios problemas, hay que avisar al capitán"
Esas fueron las últimas palabras que dijo Steve antes de marcharse corriendo con su computadora, yo preocupada salí corriendo lo más rápido que pude, pero ya lo había perdido de vista, por suerte venían mis compañeros por el otro lado de el pasillo.
-¡Chicos!- me acerqué a ellos.
-¿Que ocurre Natasha?- me preguntó Dum Dum.
-Steve salió corriendo diciendo que teníamos graves problemas y que iba a avisar a el capitán- expliqué.
-Hay que ir al despacho de el capitán, vamos- esto lo dijo Gabe ya casi corriendo. Al ver a mis compañeros alarmarse y salir corriendo me preocupé, ¿que coño está pasando?
Continuará...
Creo que a partir de aquí las cosas se van a poner muy duras, lo que se avecina no es para nada bueno.
Gracias por leer :)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top