1.

— ¡Porque te amo, Jessica! Te amo más que a nadie, y solo cuando me correspondas sabré lo que quiero —la besó en los labios con pasión—. ¿Me amas?

— Oh... sí, lo hago.

— ¡Corten!

El sonido de la claqueta tras ser golpeada hizo que todos en el set comenzaran a dispersarse abandonando sus puestos.

— Pueden retirarse, seguiremos mañana.

— Excelente escena —sonrió el rizado—. Te sale natural.

— Oh, gracias Brian —sonrió ella—. A ti también te sale natural.

— Gracias —respondió contento—. ¿Te veo mañana aquí otra vez?

— Claro, nos vemos —comenzó a irse.

— ¡Ah, Natalie!

Ella se dio vuelta.

— Mándale saludos a Jared de mi parte.

— Claro, lo haré —sonrió y se fue.

Brian comenzó a dirigirse al camerino para guardar sus cosas, cambió la vestimenta del filme por la suya y prosiguió a irse a su casa.

Sin embargo, antes el director lo detuvo.

— Brian —lo llamó, él se dio vuelta—. Quiero que conozcas al nuevo personal.

— ¿Hay nuevo personal? —preguntó.

— Sí, nuevas maquillistas, nuevos escenógrafos, nuevos editores y nuevos productores de sonido.

— Oh, claro ¿y Natalie? —preguntó en referencia a su coestrella.

— Debía irse temprano, le dije, pero... ya sabes cómo es ella —se encogió de hombros—. ¿Me sigues?

— Por supuesto.

Ambos se dirigieron a un salón con unas tantas personas. Brian consideraba un tanto innecesario el aumento de personal, pero no podía quejarse, a fin de cuentas era decisión del director.

Uno por uno fueron presentándose, muchos emocionándose por estar trabajando con él, logrando sacarle una sonrisa.

— Y... bueno, faltó alguien, atrasado —masculló—. Pero no importa, la conocerás luego.

— Estupendo —dijo Brian.

— Puedes irte si quie-

El director se vio interrumpido por el sonido de un trote seguido de un "¡espere!"

Se dieron vuelta a ver a la recién llegada, una rubia de estatura mediana y ojos azules. Llevaba el cabello suelto y largo, junto a una camiseta negra y unos pantalones jeans anchos cerca de los tobillos.

— Oh, hasta que llegaste —dijo el director con ironía. La rubia lo miró molesta—. Brian, ella es Rogerina, Rogerina, él es Brian.

— Un gusto, señor May —dijo ella algo nerviosa.

— El gusto es mío —se estrecharon las manos.

— Bueno, Rogerina es parte del equipo de producción de sonido —dijo.

— Debo componer algunas de las piezas de la película y ayudar con el resto del sonido —dijo.

— Así que, eso, para que se conozcan —se encogió de hombros.

— Suena muy bueno —dijo Brian—. ¿Has trabajado en algunas otras películas?

— En algunas... —admitió—. Y en series.

— Hizo el sonido y la música de "Caprichos de Sangre" —dijo el director—. ¿Qué te parece?

— ¡Vaya! ¿De verdad? —preguntó el rizado asombrado, ella asintió con una sonrisa tímida—. ¡Esa incluso ganó un Oscar! Felicitaciones.

— Muchas gracias, señor May —dijo en u tono bajo.

— Oh, llámame Brian —sonrió—. Pareces ser de mi edad.

— Yo diría que sí —rió un poco.

— Bueno, yo iré andando, mi esposa me pidió que llegara temprano para cuidar al bebé, nos vemos —dijo el director y tras despedirse se fue.

— Entonces... trabajaste en Caprichos de Sangre.

— Sí —sonrió—. Pero no lo hice sola, me ayudó uno de mis mejores amigos.

— Oh, ¿y quién es? —quiso saber.

— ¿Syd Barrett? No sé si habrás oído de él, compuso el tema de Emergency Call —respondió—. La serie esa de médicos...

— ¡Oh sí! Me gusta mucho esa introducción, es con un ritmo como de blues.

— Syd dice que mezcla el blues y el rock —sonrió—. Prefiero los temas más fuertes.

— Bueno, Caprichos de Sangre tiene un buen tema —dijo—. ¿En qué otras cosas has trabajado?

— Bueno... no tanto, hace poco terminé mi carrera así que... llevo solo un año trabajando, otras cosas las hice en práctica universitaria.

— De todas formas es bueno tener ideas recientes —dijo.

— ¿Cómo es actuar? —se atrevió a preguntar.

— Increíble —respondió—. Puedes ser alguien y ser tantos al mismo tiempo sin cambiar.

— Vaya...

— ¿Y componer? —sonrió—. Antes me gustaba inventar de eso, pero nunca seguí.

— Es lo mejor —respondió—. Puedo expresar muchas cosas con eso. Y hacer lo que me piden, claro.

— Suena fantástico —dijo.

Tras un silencio, Brian dijo.

— Bueno, Rogerina, fue un gusto conocerte.

— El gusto fue mío —dijo sonriente.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top