Obteniéndote

Mientras me movía primero hacia abajo y luego hacia arriba, fui escuchando sonidos de su boca que jamás me imaginé poder provocarle, sus manos se congelaron antes de tocarme, se estaba haciendo peligroso que se contuviera así.

-Ghhh...

Sus manos no soportaron más el contacto y el verme haciéndole eso, él me arrojó fuertemente en la cama y me besó de pies a cabeza tanto como pudo, haciéndome pequeñas marcas con las que soltaba gemidos de dolor y excitación.

Sus besos silenciaron más de mis expresiones mientras invadía lentamente mi entrada con sus dedos y acariciaba con la punta de la lengua mis pezones, dejándome completamente indefenso y recostado en la cama pidiendo más de él.

Lo necesitaba, lo deseaba, estaba completamente extasiado por todo lo que provocaba en mi alma, las huellas de sus dedos me dejaron profundos sentimientos en la piel y en el corazón, no me estaba entregando en cuerpo, ni la materia que no se crea ni se destruye, la que se transforma, ¡No! íbamos más allá de eso, estaba regalándole mi espíritu.

Era completamente feliz con sus caricias, con sus besos, con su rostro mirándome lleno de gotas perladas y un leve sonrojo, una mano en mi cabello acariciándome suavemente para que no me sintiera incomodo, en todo momento me miró, en todo instante se preocupó porque el abdomen no me doliera.

Lo amo ¿En qué momento? No lo sé, ¿Por qué? No lo sé, sólo sé que su forma de ser, de hablar, de mirarme, todo lo que es o representa, todo eso me enloquece, me gusta tanto que siento que mi corazón se consumé en sus besos demandantes.

Últimamente no había sido feliz y hoy, en el momento en el que me jaló con premura y me llevó lejos de Mei, me sentí como un tonto enamorado, porque fue cuando me dijo que yo podía amarlo y me sentí feliz.

-Quiero tocarte.

-Hazlo...

-Necesito más de ti.

-Aquí estaré siempre para ti. Me gustas.

-Me enloqueces.

-Abrázame.

-Lo haré aun sin que lo pidas.

-Ahhh... gahhh...

-¿Se siente bien?

-Me encanta...

El sentir su piel en mi cuerpo me llevaba a volverme loco de amor, de placer, de gusto, de felicidad, entre más lo sentía dentro de mí, más deseaba permanecer un poco más así.

-Yo... ghhh.

-Hazlo dentro de mí.

-Uhhhh.

Todo ese líquido contenido en su cuerpo salió, entró en mí y llenó el vacío de mi corazón, para después sentir como salía lentamente de la entrada en mi cuerpo.

Después de terminar, me abrazó con dulzura, me arropó con sus brazos y me recargó en su pecho justo cuando estaba quedándome dormido, porque ese calor me consolaba, entonces se me acercó al oído.

-Tenía miedo.

-¿Eh?

-Tenía miedo de que me abandonaras, de tu rechazo.

Volteé a verlo, no entendía.

-Entré en pánico cuando me enamoré de ti, me atrajiste desde el primer momento, cuando vi tu sonrisa me quedé pasmado. Como regresaste continuamente, pensé que debía poner una barrera entre los dos, me estaba volviendo loco al tenerte tan cerca y no poder decirte nada.

-Pero...

Sus dedos silenciaron mi boca, recorriéndola delicadamente.

-Cuando llovió aquel día me sentí completamente desquiciado, estabas cerca, podías ser mío, pero temía fallar y que dejaras de verme. Cuando llevaste a Miyuki, encontré en él una forma de evadirte, pero... me di cuenta de que dejaste de ir. Kazuya me dijo muchas cosas sobre aquel tipo, empecé a desesperarme porque ya no ibas a buscarme, temblé cuando me enteré de que habías conseguido los libros en otra parte y cuando me dijo que admitiera lo que sentía, yo me... sufrí.

-Yo...

-Déjame terminar Eijun. Me enfurecí cuando fuiste con ese tipo y dejaste que te besara y manoseara enfrente de mí, no porque fuera algo del todo malo, lo que me molestó es que fueras tú, si hubiese sido otra persona no habría perdido el control, pero la persona a la que deseaba, esa persona estaba con otro, remarcándome que se había olvidado de mí.

Suspirando me volvió a mirar y me dio un dulce beso apenas rozándome la piel.

-No quiero perderte, no quiero que nadie te aleje de mí, no soportaría... perderte.

-¿Por qué? ¿Por qué siempre que te miro me enamoro más de ti?

Sus ojos se abrieron más mientras me acariciaba y me abrazaba lo suficiente como para besarme apasionadamente, era curioso, nos habíamos estado haciendo sufrir mutuamente, aunque nuestro amor era correspondido.

El timbre del celular nos despejó y me levanté para contestarlo, Kuramochi no quería que contestara, porque no quería que Mei me hablara, pero le insistí diciéndole:

-No tengas miedo, pero quiero hablar con él.

Abrí el teléfono y me lo llevé al oído.

-¿Eijun?... ¿Dónde estás?

-Mei... ¿Podemos vernos mañana?

-¿Estás con él?

-Nada de eso ¿Podemos vernos mañana?

-Ya sé lo que me vas a decir... no te preocupes porque lo entiendo, lo supe desde que te conocí, sabía que amabas a alguien más.

-Yo... necesito verte, quiero hablar contigo.

-Ei... Sawamura, perdóname por haberte acosado por tanto tiempo, quiero que seas feliz, prométemelo.

-Si... lo seré.

-Entonces... adiós.

La llamada se terminó y los ojos del leopardo que me miraba me consolaron cuando me acerqué, me dolía haberlo lastimado, pero a quién yo amaba había ido por mí, me había buscado y finalmente entregué mi corazón por amor.


Yo bajaba de un taxi cuando vi a alguien retrancado en el barandal del puente, ese alguien estaba llorando, su corazón estaba destrozado, esa impresión me dio y ahora me sentía culpable, porque por más que intentara decirle que todo estaba bien, nunca habíamos hablado y yo había sido quién había animado a Kuramochi a decirle lo que sentía a Sawamura, sobre todo, fui yo quién los unió y le dio la dirección de uno al otro.

-La estas pasando mal...

-¿Por qué tuvo que conocerlo antes que a mí?

-Tal vez aunque lo conocieras antes, no eras para él.

-Lo amaba más que a nada, adoré todo de él desde que lo vi por primera vez.

-¿Quieres tomarte una copa conmigo? Para que hables y te desahogues.

-Creo que aceptaré.

Después de algunas copas y de haberlo escuchado llorar, nos quedamos dormidos, no hicimos nada, pero... quizá el amor aparece de la forma mas inesperada.

-De verdad te amo Kuramochi-san.

-No uses mi apellido, porque para ti, para él amor de mi vida, yo soy simplemente Youichi.

-Te amo con todo mí ser Youichi.

-Y yo a ti Eijun. Que tonto fui al negármelo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top