Evitando verte

Como siempre, solía salir tarde de la escuela, estaba perdido entre mis pensamientos por encontrar ese libro que ese mapache ya me había indicado que buscara, cuando finalmente entré a una librería donde estaba el dichoso libro.

-Buenas tardes ¿Buscas algún libro en especial?

-Sí, quiero "Bodas de sangre" de Federico García Lorca.

Aquel hombre vestía un traje negro, camisa blanca desabotonada en el primer y el último botón, mientras se daba vuelta y buscaba en la computadora, me di el lujo de ver el lugar, era hermoso, realmente grande y bien decorado, limpio, aunque solo, porque no había nadie más en aquella librería.

Caminamos por unos pasillos y se subió a una escalera, entonces me estiró el libro que tanto buscaba, mis ojos se iluminaron mientras él dejó salir una vez más su ronca voz.

-Es un libro caro ¿Seguro que vas a comprarlo?

-Sí.

Le estiré el dinero para pagarle y esperé mientras estaba ocupado realizando la factura.

-Si las letras o algo no está bien, vienes y te lo cambio.

-Sí, gracias.

Algo en su mirada me dijo que se sentía solitario porque no tenía ningún acompañante, aunque su tienda era enorme y llena de libros muy bonitos, parece que tuvo mucho dinero para invertirlo en esos libros.

A la semana siguiente el profesor me pidió otro libro, esta vez uno más complicado, supongo que no lo tendrán tan fácilmente, vagué por todas partes y nada, el dichoso libro no aparecía, entonces recordé aquel lugar donde conseguí el anterior.

-Buenas tardes ¿Qué libro buscaba?

-Eh... esta vez necesito "Poemas del Alma" de Elena Garra.

El hombre que atendía abrió un poco la boca, como en sorpresa.

-¿No lo tiene? Si es así, no importa, iré a buscarlo en otra parte.

-No... si lo tengo.

Caminó hasta el fondo de los pasillos y llegamos a un librero que decía "Textos especiales".

-¿Especiales?

-Lo es, porque el original no es japonés, más aún porque la autora es mexicana, que pasen un libro en español a japonés es poco común.

Mis profesores de verdad pedían cosas complicadas de encontrar, pero importaba poco ya que pronto sería un profesor de literatura o podría ser un bibliotecario como ese hombre que tenía unos ojos intimidantes.

-Supongo que es más caro que el anterior.

-Sí, lo es...

Pagué por el libro y salí a la calle para empezar a leerlo, me llamaba la atención esa librería, sobre todo porque nunca me fallaba.

Durante semanas me siguieron pidiendo libros que curiosamente dejé de buscar en otros lugares y fui directamente con el hombre, siempre se sorprendía hasta que dejó de verme tan rudamente, sus lentes ya no me impidieron ver lo alegre que parecía cuando entraba por la puerta.

-¿Qué libro será hoy?

-Eh... hoy tengo ganas de leer un libro que contenga la "Oda sobre una urna griega" de John Keats.

-Ese libro no es para la escuela.

-No, es uno para mi gusto ¿Cómo lo supo?

-Siempre vienes y me pides libros complicados, pero de todos, ese es único, diferente a los demás en todos los aspectos, que sea un libro en inglés y no en japonés es raro en ti ¿Sabes leer inglés?

-Un poco, realmente me esfuerzo por entenderlo.

-¿Qué estudias?

-Literatura.

-Ya... ¿Algún otro libro?

-No, por ahora sólo ese.

-Bien, toma... la semana que viene no estaré, por eso si necesitas otro libro, ven antes.

-¿Se irá de viaje?

-Sí, iré a comprar más libros.

-De ser así, vendré con la lista el sábado.

-Oye... ¿Cuál es tu nombre?

-¿Eh? Mi nombre es Sawamura Eijun.

Justo en ese momento, me dio curiosidad saber su nombre, pero me daba pena preguntar, así que haciendo uso de mi buena vista, me fijé lo más disimuladamente posible de su nombre en su bata.

Para mi decepción solo vi una letra bordada en la tela

-Kuramochi Youichi.

Parece que después de todo si lo notó ¡Qué vergüenza!

-Sawamura... ven después, podemos hablar de los libros que has leído.

-¿Ya los leíste?

-Si no fuera así, no los habría comprado.

Su mirada me gustaba, siempre parecía un leopardo, agresivo y a punto de cazar a su presa, supongo que por eso no va mucha gente, ocasionalmente he visto 2 o 3 personas en mis compras, llevo más de 3 meses comprándole y siempre que regreso me indica en silencio que le siga.


-¿Sólo estos?

-Si... Eijun... tú siempre consigues los libros con facilidad ¿Puedes llevarme a donde los compras? Me faltan algunos para mi colección y quiero ver si los tiene.

-Miyuki-sensei no le diré donde es mi lugar de compras.

-No seas cruel, te he dado mi lista de libros más importantes y por eso los has leído.

"Odio que me diga eso, porque no puedo ser egoísta con quien no lo ha sido conmigo" –Esta bien, te llevo dentro de 1 semana.

-¿Eh? ¡No puedo esperar a tenerlos!

-Ese lugar estará cerrado en la semana por diferentes situaciones.

-Ya veo... entonces esperaré a conocer ese maravilloso lugar.

Mi profesor de literatura era un exagerado cuando se trataba de convencerme, lo peor es que siempre lo conseguía y empezaba a molestarme el no poder decirle que no a algo.

Esa tarde me dirigí a la librería donde estaba aquel hombre, era sábado, tal como habíamos quedado, pero... el día era nublado y habían anunciado que llovería, en cuanto entré a la librería la tormenta se vino.

-Parece que está lloviendo fuerte afuera.

-Acaba de empezar.

-Como siempre estoy aquí, no me doy cuenta de lo que pasa afuera.

-Espero que se baje un poco, no quiero que los libros se mojen.

-¿Libros? ¿Son muchos?

-Sí, mi profesor me encargó unos cuantos para leer en lo que regresas, la próxima semana lo traeré.

-¿Eh? Me haces promoción.

"La verdad no quiero traerlo" –supongo que no te molesta.

-No, al contrario, gracias... Déjame ver la lista.

-"Las tribulaciones del amor" y el "Prisionero" de Miguel Brasco, "El crimen casi perfecto" y "Los lanzallamas" de Roberto Arlt y por ultimo "El ladrón de ataúdes" por Julio Torri (recopilación de Serge I.), vaya... estos libros son buenos Y poco comunes, tienen un gusto completo.

-Quiero dos de cada uno, a mi igual me llamaron la atención y mi profesor tampoco los tiene, se guía con las reseñas.

-Bueno... hay uno del que sólo me queda una copia, pero lo traeré cuando regrese.

"Excusa perfecta para verte cuando regreses" –Entonces no te preocupes, yo me esperaré hasta que regreses, se lo daré a mi profesor.

-Gracias por ello, no me hace bien que el cliente no encuentre lo que quiere.

-Kuramochi-san... siempre tienes todo lo que busco.

-Sawamura dime una cosa ¿En verdad necesitas venir cada semana? No me molesta pero... ¿no es mejor que hagas las compras una vez al mes?

-Es que vengo conforme los piden.

-Ya... es lógico.

Después de que me entregara los libros y me los pusiera en estuches plásticos para que no se mojaran me preparé para irme, pero el cielo se venía abajo y no quería salir con el clima así afuera.

-Parece que no se va a detener aun, está lloviendo más fuerte.

-Si...

Estaba desanimado porque me había dicho que viniera a hacer las compras una sola vez al mes, aunque no me era posible si me dolía que tocara el tema, quería verlo al menos una vez a la semana, si preguntan ¿Por qué? Pues... porque sus ojos me llaman la atención, me atraen, siempre es tan correcto y adoro cuando se quita esos lentes después de terminar de buscar algo, o como camina por los pasillos, me gusta como agarra los libros y aprendí a tomarlos viéndolo, creo que le admiro.

-Pásate, no tiene caso que te quedes en la puerta.

Al principio era demasiado frio, conforme regresé, él fue cambiando su actitud conmigo, hasta que finalmente llegó a ser amable y me demostró su confianza.

-¿De qué hablamos?

-Sawamura, ¿Quién es tu maestro?

-Eh... se llama Miyuki Kazuya.

-¡¿En serio es él?!

-Sí.

-Hyahahahaha ya espero poder verlo, hace mucho que no hablamos.

-¿Lo conoces?

-Claro que lo conozco, fuimos... compañeros en la universidad.

-¿Cuántos años tienes Kuramochi-san?

-Apenas tengo 27 años.

-Ya veo...

-¿Y tú Sawamura?

-Yo tengo 21

-¿Cómo es que sigues estudiando?

-Apenas voy a terminar en unos cuantos meses.

-Eso quiere decir que dejaré de tener a un latoso como tu aquí.

-¡Que malo eres!

Nos reíamos tanto que el tiempo se nos fue deprisa, cuando llegó el momento de irme no quería despedirme, pero la lluvia se estaba deteniendo y debía dejarlo o sospecharía de mis sentimientos de admiración por él.

-Me parece que ya tengo que irme.

-Ya es tarde, espero que no esté tan oscuro para ti.

-No, veo bien. Nos vemos la semana que viene.

-No olvides traer a Kazuya.

"¿Kazuya? ¿Qué tan cercanos son?" –Si... no lo olvidaré.

-Ven el domingo a las 3 de la tarde, a esa hora cierro el negocio y tendremos tiempo para hablar.


Toda la semana me estuve acordando de él, quería verlo, quería escuchar su voz, aunque no lo notaba y fue hasta que leí un verso "Si te veo en mis ojos es porque te llevo en mi piel" de R. C. que me dio a entender que estaba enamorado, al principio me lo negué y no quise verlo, hasta que después de soñarlo y soñar su espalda, terminé aceptándolo.

-¿En dónde nos vemos el domingo? Vendré a las 2:30.

-¿El domingo?

-¿Qué no querías saber dónde estaba la librería?

Sus ojos me dedicaron su atención completamente y giró su silla para decirme:

-Aquí te veo, llevaré una larga lista.

-Espero que los tenga todos, no le gusta quedar mal con los clientes.

-Bueno, esperemos que los tenga o me decepcionará.

-No lo creo... por cierto, arréglese bien sensei, porque le gusta la gente presentable.

En realidad se lo dije para mantener en secreto que ya lo conocía, los reencuentros con los amigos deben ser lo mejor posible, que nunca te vea en fachas.


El tan esperado domingo llegó y apenas dio la hora los dos salieron rumbo a la librería, donde al entrar Miyuki no visualizó a nadie.

Eijun iba vestido con unos jeans y zapatos negros de vestir, una camisa blanca y un suéter en color azul marino, mientras que Miyuki iba de traje negro con una gabardina en color camel.

-¿No dijiste que aquí estaría?

-Pasa, él dijo que estaría y yo le creo.

-Le tienes mucha confianza.

-Seguro que esta atrás acomodando los nuevos libros.

-Iré a ver algunos.

-No, espera.

-¿Por qué?

-No le gusta que maltraten los libros, se enojará si los abres mal o si los tocas con las manos sucias.

-Eso me recuerda a un amigo.

-¿En serio? -"Cuando lo vea se va a sorprender".

Entonces escuchamos un ruido proveniente del final de los pasillos.

-¡Kuramochi-san!

Miyuki me miró cuando corrí a ayudarlo, fue entonces cuando lo vimos, la escalera estaba mal puesta y él se había caído de sentón.

-¡Ya llegaron! Debieron decirme.

-Tocamos para entrar, pero no nos respondiste.

Ya habiendo visto a Kuramochi y tras dejarlo cerrar el negocio, los tres nos sentamos a platicar y hablamos a gusto, ellos estaban emocionados de verse después de mucho tiempo, estaba completamente a gusto con ellos, aunque casi no me dejaban hablar, al menos escucharlos era interesante.

-Sawamura, ya son las 10 y deberías ir a tu casa.

-Miyuki-sensei ¿Usted no se va?

-Pero ¿Qué dices? Este tipo y yo no nos hemos visto en años, Sawamura debes irte a casa, que yo me quedo con él a platicar.

-Kuramochi-san... ¿No le molesta que el vago de mi maestro se quede aquí?

-No, para nada, podemos estar las horas platicando.

-No olvide apartar mis libros... entonces me voy.

Me fui a casa y esperé despierto hasta que me pude calmar, verlo después de tantos días me hacía muy feliz.

Sin embargo, no me duró mucho la felicidad, porque cuando entraba a la librería siempre estaba ocupado platicando con mi profesor, me sentía un poco raro con ello, "celos" creo que finalmente me invadieron, los sentí muy clavados en mi pecho después de un mes viéndolos juntos, incluso me atendía rápido y se despedía de mi como diciéndome que me fuera porque quería estar con su amigo.

No importaba el día o la hora, siempre que llegaba estaban juntos, eso me dolió mucho y empezó a causarme tristeza.


-Kuramochi ¿Qué opinas de mi estudiante?

-Es un poco escandaloso al hablar, siempre lee cosas buenas y compra mucho.

-No tonto, de eso no, quiero que me digas tu opinión de él como hombre.

El aroma a café invadía la librería por completo.

-¿Para qué quieres saber eso?

-Tú sólo contéstame.

-Creo que es un niño, es muy infantil en ocasiones.

Alcancé a escuchar esas palabras cuando entré a la librería, me dolía, pero no quería que él me viera así, por lo que salí sin decirle nada, necesitaba calmarme.


-Este es el libro para la siguiente semana.

Miyuki-sensei volvió a pedir otro libro, esperé a que todos se fueran y me acerqué a decirle:

-Sensei... ¿Puede comprar los libros en mi lugar?

-¿Eh? La semana pasada no fuiste y no trajiste los libros y ahora quieres que yo los compre.

-De todas formas, usted siempre va, así que espero que no le cueste traer los libros, por favor.


Cuando caminaba por la calle me tropecé con un rubio de hermosos ojos azules, él me pareció una pantera y desde un principio me llamó la atención.

Una vez que me ayudó a levantarme del suelo, me di cuenta de que era amable y enérgico, me agradó por alguna razón.

-Oye ¿Cuál es tu nombre? Gatito.

-¿Gatito? ¿A quién le dices gatito?

-Ya dímelo, no te enojes gatito.

-Mi nombre es Sawamura Eijun ¡Y no soy un gatito!

-Gusto en conocerte, yo soy Narumiya Mei.

Curiosamente me acarició la mejilla y besó una de mis manos, todos aquellos que nos veían se sonreían, éramos la vergüenza en la calle. Incluso tomó mi teléfono sin permiso de la bolsa de mi pantalón e intercambió los números.

No sé cómo se enteró de mi escuela y fue a dar lata todos los días a la hora de la salida, hasta cierto punto parecía un acosador detrás de mí.

-¡Eijun!... ¡Tengamos una cita!

-No quiero.

-Anda, aunque nada más vayamos al cine.

Si alguien insiste tanto lo normal es darle una oportunidad, para mi sorpresa era bastante agradable aunque fuese tan vanidoso y orgulloso, un poco bromista, pero él me agradaba mucho.

-Youichi me preguntó por ti el otro día.

-No he tenido tiempo de ir.

-Eijun... ve a verlo, seguro que le dará gusto.

-No puedo, tengo alguien a quien ya le prometí pasar la tarde con él.

-Yo no puedo ir hoy.

-Ya quedé con mi amigo que...

-¡Eijun! ¡Mi amor! ¡Ya vámonos!

-¿Mi amor?

-Este loco, voy a matarlo ¡Somos amigos nada más!

Miyuki-sensei se me quedó mirando mientras me retiraba y agachaba la cabeza para despedirme.


-¿No vino contigo? Pensé que vendría si se lo decías.

-Parece que tiene alguien con quien salir.

La tasa que tenía en la mano se resbaló y una punzada llegó a su corazón, estaba molesto por alguna razón, Kazuya se le quedó mirando mientras ayudaba a que recogieran los cachos de vidrio rotos.

-¿Pasa algo?

-Hyahahaha ¿Qué va a pasar?

-No... nada.

Ya habían pasado unas 3 semanas en las que no había ido a verlo y las mismas que llevaba de conocer a Mei, no me creía lo suficientemente fuerte como para ir a verlo, así que cuando el profesor anunció que debíamos comprar otros libros, volví a esperarme a que todos los demás se fueran.

-Miyuki-sensei ¿Me puede comprar los libros? Por favor.

-Sawamura deberías ir, quizá a Kuramochi le gustaría verte, hace mucho tiempo que no vas.

-Lo siento, es que no puedo ir...

-Lamento decírtelo pero no puedo comprarlos por ti, esta semana tengo mucho trabajo con las evaluaciones y no me da tiempo de traerte los libros.

-Ya... entonces veré que hago con ellos.

-No dejes de traerlos, los vas a ocupar.

-Sí, no olvidaré traerlos.

Fue entonces que me sentí realmente presionado, tendría que verlo porque estaba seguro de que no los tendrían en cualquier librería, así que me iba preparando mentalmente.


-Mei, necesito unos libros ¿Me acompañas a una librería?

-Si a cambio me dejas robarte un beso.

-Ya estás de nuevo con eso.

-Eijun no bromeo, me gustas mucho.

-Bueno, te lo daré.

Le mostré la lista porque me insistió en saber el título de los libros y me sorprendí cuando me dijo:

-Yo tengo estos libros, si quieres te los regalo.

-Pero... ¿Y tú?

-Tengo dos ejemplares de cada uno.

-Entonces mejor te los compro.

-No quiero dinero.

-¿Qué quieres?

-Quiero que salgas conmigo, que digas que eres mi novio.

-Vas muy deprisa, han pasado sólo 2 meses desde que nos conocimos.

-Estoy seguro de que eres perfecto para mí.

En realidad se la pasó tratando de convencerme todo el camino, como yo no accedía, íbamos a la librería y estando a unas cuantas calles, me convenció.

Lo seguí a su casa, Mei era un poco mayor que yo, tenía la misma edad que Miyuki-sensei y Kuramochi-san, así que siempre me insistía en que me fuera a vivir con él. Apenas llegamos me dio los libros e intenté salirme de su casa lo antes posible, fue entonces cuando por primera vez me besó, por cierto que no lo hizo nada mal.


A la siguiente semana, entré a clases como si nada, la verdad estaba muy contento de saber que había alguien que me amaba, así que mi sonrisa me delató.

-Veo que trajiste los libros ¿Cómo esta Youichi?

-Eh... bien.

No me atrevía a decirle que estaba evitando verlo, no podía mencionar que estaba triste de saber que para él, yo no era importante.


-Hola Youichi ¿Cómo estás?

-Bien...

-¿Qué pasa?

-Nada, me sentía un poco solo.

-¿Tú? ¿Solo?

-No te burles.

-Pues no creo, porque seguro que te divertiste mucho hablando con Eijun la semana pasada.

-¿Qué cosa dices?

-¿Qué no vino a comprar los libros que tenía que llevar?

-No ha venido desde hace casi 3 meses.

-Pero... los llevó.

Las manos de Youichi temblaron al escuchar aquella frase, quizá nunca volvería a ver al menor, tardó mucho en darse cuenta de lo que su corazón le pedía.

Le había visto muy seguido, me sentía atraído a su forma alegre de ser, su sonrisa me gustaba y por eso mismo decidí mantenerlo alejado de mí, pensaba que era muy pequeño, me sentía muy enojado con mi corazón por haberme enamorado de él.

Cuando me reencontré con Miyuki, pensé que él podría mantener una raya conmigo viendo que nos parecíamos demasiado, incluyendo nuestras edades, pero... jamás me pasó por la cabeza, que él iba a dejarme, que podría irse o que... podría salir... con otro.

-¿You-kun?

-No es nada, estaba pensando en tonterías.

-Dilo de una buena vez ¿Te enamoraste de Sawamura?

-¿Qué estás diciendo? Claro que no hyahahaha.

-Mírate, no pareces el mismo, desde que él no ha venido has cambiado mucho, ahora incluso pareces más solitario.

-Te digo que no Kazuya, estoy bien y no saques conclusiones tan extrañas como esa.


Nuevamente en clases me dejó otro libro, ahora uno demasiado complicado de conseguir, Mei me había dado casi todos los libros que necesitaba y aunque se negaba a recibirme el pago por ellos, siempre terminaba pagándolos completamente, no quería aprovecharme de él.

Sin embargo, ese libro no lo tenía y ya lo había buscado por muchos días, así que me armé de valor para pedirle que me acompañara a ese lugar al que no deseaba ir, porque en el fondo me seguía doliendo aquella actitud que había tenido conmigo.

-Buenas... tardes...

-Hola...

-¿Qué libro desea?

-Necesito el quinto de esta lista.

-En seguida lo busco.

La puerta se abrió y Mei entró con una enorme sonrisa pero manteniendo el silencio que veía en la librería.

-Este lugar tiene muchos libros.

-Sí, muchos de los más difíciles de encontrar los he podido comprar aquí.

-Ya veo...

El rubio colocó su mano en la cintura de Eijun mientras nadie los veía y le plantó un beso, estaba más atrevido que de costumbre y era más demandante.

-Yo tengo deseos de hacerte algunas cosas cuando salgamos de aquí.

Mordió mi oreja y solté un gemido, inevitablemente me estaba excitando, era dulce conmigo y empezaba a robarme el corazón con sus travesuras. Estábamos en nuestro mundo y no me di cuenta que él nos estaba viendo, azotó los libros en el mostrador, me pareció extraño que lo hiciera.

-¿Kuramochi-san?

-Esta es tu nota.

-Gracias...

-Yo lo pago, deja que yo lo haga gatito.

-Mei, no me digas gatito en frente de otras personas, además yo puedo pagarlo.

-Nada, yo lo hago.

Me robó un beso frente a Kuramochi y entonces le vi enojado, sus ojos me comían, estaba seguro de ello.

-Tome Kuramochi-san, me voy.


Miyuki-sensei estaba furioso en clases, parecía que había tenido un mal día porque no paraba de gritarnos y cuando se terminó, me pidió que me quedara.

-Sawamura, quiero hablar contigo, quédate unos minutos.

-Tengo una cita... sensei.

-Pues vele diciendo que no podrás verle hoy porque tenemos que ir a una parte.

Su voz y su rostro no me dejaron en paz, estaba nervioso y seguro de que no había forma de escapar.


-Hola Kuramochi.

-¿Tú le pediste ese libro tan complicado a propósito?

-Es el que marca el plan de estudios.

-No te creo.

-¿Qué te pasa? Creí que estarías contento al verlo.

-Pues no estoy contento.

-¿Por qué? ¿Qué fue lo que te hizo?

-Trajo a ese maldito rubio que no paraba de meterle la mano por debajo de los pantalones, no quiero que venga un estudiante que no sabe comportarse en un negocio con respeto y tú tienes la culpa de que haya venido, hazme el favor de no permitirle que vuelva a venir a mi local hasta que no arregle eso.

-¡Yo no tengo la culpa de que tenga novio!

-¡Pero lo obligaste a venir!

-¡¿Por qué te molestas tanto?!

-¡Porque estoy celoso! ¡¿Qué más quieres que te diga?! ¡¿Qué me duele verlo con otro?! ¡Déjame solo!

Nos separamos y entonces me salí de la librería echando rayos por los ojos, no era culpable, pero... si le quería, debió decírselo desde un principio y no ignorarlo como cuando nos volvimos a ver.

-Entra de una buena vez.

-Pero... es que no voy a comprar libros ¿Para que entro?

-Entra y habla con él, no salgas hasta que entiendas que está molesto contigo y le hagas comprender que lo que tú hagas no es cosa mía.


Abrí la puerta y no estaba en el mostrador, entonces me acerqué lentamente caminando por los pasillos sin hacer ruidos, acababa de terminar de bajar las cortinas para cerrar el negocio, tenía los guantes puestos porque estaba agarrando unos libros y acomodándolos.

-Hola...

-Disculpe... no lo...

-Kuramochi-san...

Se levantó de inmediato y se dio la vuelta para ir al mostrador, ni siquiera me miró con una sonrisa.

-¿Qué libro vas a necesitar?

-Ninguno... no vine por eso.

-¿Eh? Tengo mucho trabajo, si no has venido por eso dejémoslo para después.

-¿Por qué discutieron Miyuki-sensei y tú?

-No es nada que te importe.

"Me duele, no me trates así" No volteo a mirarme, me daba la espalda cuando me contestó.

-Ya... él dijo que era culpa mía, así que pensé que debía hablar con usted, me siento más tranquilo de saber que no hice nada malo.

-Nos vemos.

-Sí, me voy, tengo prisa, mi novio me está esperando.

"¿Novio?"

Los libros fueron azotados en el suelo con fuerza.

-¡¿Qué haces?! Son tus preciados libros.

Iba a acercarme a ayudarle, jamás me esperé que sus manos temblaran de esa manera y mucho menos que se me acercara sin mirar mi rostro hasta tenerme tan pegado a su cuerpo.

-¿Kuramochi-san...?


El mayor colocó las manos en la nuca del menor y le pegó a sus labios, ese contacto que el mayor tanto estaba deseando, ese sentimiento que le estaba molestando en su pecho, dejó de ocultarse y salió a la vista de Eijun.


Apenas me soltó, no pude mirarlo como se debía porque me encontraba en shock.

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