B: 03

La casa del doctor no parecía ser muy ostentosa pese a lo que se creía, pero cada objeto de la habitación parecía pulcro y valioso por algún motivo. Shownu no quiso especular nada acerca del hombre que lo había ayudado porque definitivamente no se parecía en nada a la gente rica del lugar que había conocido, así que no sería justo meterlo dentro de la misma categoría.

Mientras comía sentado en el sofá de la sala de estar, el doctor se mantuvo en silencio leyendo a la luz de una lámpara el mismo libro que había estado leyendo en el restaurante, y no lo molestó en absoluto. Shownu luchó por mantenerse callado y comer despacio pese al hambre inmensa que sentía con tal de no hacer algo que molestara al lector.

Después de un rato, levantó su vista y notó que Shownu ya había acabado la comida y esperaba pacientemente y en silencio, como un animal recién comprado, así que preparó un poco de agua caliente y lo invitó a tomar un baño.

Shownu estaba sorprendido de tal amabilidad. Para una persona como él, bañarse con agua tibia era algo increíble en medio de aquel invierno, sin embargo esa persona no sólo le preparó un acogedor baño caliente, sino que incluso lo dejó elegir ropa y abrigo entre la mucha ropa que tenía en ese lugar.

Según sus propias palabras había aceptado recibir donaciones con la condición de que no fueran destinadas hacia él, sino para que otras personas pudieran beneficiarse, y así es como tenía tanta ropa de invierno, de todos tamaños y estilos.

Cuando por fin estuvo listo, Shownu salió del baño con una sensación indescriptible en el pecho.

¿Quién era esa persona?

¿Acaso era así de amable con todo el mundo o acaso...? No. Era tonto de su parte pensar en un trato especial.

Se rió por lo bajo mientras pensaba: «¿Acaso estoy tan sediento de amor que me emociono ante la mínima muestra de amabilidad y empatía?»

—Ven. —le llamó el doctor al verlo salir totalmente vestido. —Sígueme.

Después de decir dos simples palabras caminó hacia una habitación que aunque era parte de su casa, parecía que no tenía nada que ver con el resto. Quizá era su consultorio.

Shownu lo siguió tratando de llevar el mismo ritmo de sus pasos, pero como sea siempre sería un poco más lento por su pierna dañada. Kihyun lo esperó con paciencia, y cuando lo tuvo delante le hizo una señal para que se recostara en la camilla.

El mayor obedeció como un perrito y se subió a la camilla sin rechistar, pero justo cuando estaba acomodándose, sintió una ráfaga de viento fresco en la zona inferior de su cuerpo y se sobresaltó.

—¡Ah! —gritó tratando de subirse los cálidos pantalones de nuevo.

El doctor miró su reacción y suspiró un poco impaciente.

—¿Cómo se supone que vea la herida en tu pierna sin quitar el pantalón? —cuestionó con una mirada dura. —Soy un doctor con ética, no te preocupes. No tengo el pasatiempo de abusar de mis pacientes o algo así.

Shownu quiso decir algo ante eso porque no creía que Kihyun fuera una persona de esas, el problema se trataba de su propia vergüenza y lo inusual que era esa clase de acciones para él siendo humano, sin embargo no pudo decir nada porque el médico prosiguió con la examinación, y él sintió que perdió la oportunidad de decir lo que quería.

—Esto... —susurró viendo las cicatrices esparcidas por la parte trasera de su pierna. —¿Cómo te heriste?

El avergonzado oso que estaba puesto boca abajo en la camilla se sentía expuesto en todos los sentidos, así que no podía hacer más que titubear al tratar de esconder su secreto.

—M-me caí en un lugar rocoso, es todo. —mintió.

Kihyun volvió a suspirar impaciente y dejó de ver su pierna para mirar su rostro, aunque Shownu no lo estuviera viendo.

—Soy doctor, no intentes mentirme. —le regañó. —¿Eres algún maleante que huye de su propia muerte?

El oso se alarmó por lo increíblemente rápido que el médico podía malinterpretarlo en todos los sentidos.

¡Casi parecía un don!

—Yo, no soy... —intentó explicar pero fue interrumpido por una mano que se puso delante de su rostro exigiendo algo.

—¿Tu identificación? —pidió con un rostro para nada amable.

Shownu estaba entrando en pánico.

—No tengo. —se sinceró.

El médico alzó una ceja con incredulidad.

—Entonces tu nombre. —exigió.

—Shownu. —susurró el chico sobre la camilla que ni podía dejar de ver el rostro poco amable del médico.

Una vez más fue atacado con otra pregunta.

—¿De dónde eres? —preguntó frunciendo el ceño. —He vivido un tiempo en este lugar y es la primera vez que te veo.

—Ah... Bueno, yo... —su mente estaba en blanco.

¿Cómo podría explicarle su vida sin contarle su secreto?

Afortunadamente para él, el interrogatorio terminó de forma temporal y Kihyun volvió a dirigir su atención a la pierna que había sido herida de gravedad cuando él intentaba escapar.

—¿Hace cuanto pasó esto? —preguntó Kihyun con un poco de dolor en el corazón al ver lo joven que era Shownu y el daño irreparable que le habían causado.

La herida hecha desde atrás le hacía saber que Shownu trató de huir de la muerte, y se preguntó qué habría hecho ese indigente para causar tal odio en una persona que podía permitirse tener un arma de caza.

—Un par de meses. —respondió sin ánimos al recordar aquel duro momento.

Kihyun notó por el tono de su voz que incluso los recuerdos le hacían daño emocional, pero como médico necesitaba conocer el trasfondo de esa terrible herida.

—¿Por qué no recurriste a un médico en ese momento? —dijo palpando la herida que hace tiempo había cicatrizado. —¿No tenías dinero?

Shownu ignoró casi todo lo que dijo el médico.

—No pude. —respondió sin más.

Sin apartar la mirada del área, el médico se sintió un poco impotente, ya que esa sería una de las pocas veces en las que su trabajo y conocimiento no servirían de ayuda para alguien.

—Las heridas por arma de fuego pueden causar lesiones graves como el daño a los tejidos y fracturas en los huesos... —explicó en voz baja. —Hay fragmentos de bala que permanecen en tu cuerpo y si te soy sincero, no se pueden extraer sin causar más daño. —soltó con pesar. —El tejido cicatricial se formó alrededor de estos fragmentos restantes, lo que seguramente te causa dolor constante u otra molestia... Y cojear puede ser el daño colateral de un hueso lastimado que sanó sin el apropiado cuidado.

No le gustaba dar noticias de esa categoría. No porque fuera algp grave, sino porque estaba declarando en voz alta que no podía ayudar, y si había algo que lo hiciera sentir mal era no ayudar a quien lo necesitaba.

—No es que esperaba volver a ser el de antes. —dijo Shownu incorporándose en la camilla para devolver los pantalones a su lugar. —De igual manera le agradezco por su tiempo.

El doctor se quedó viendo al chico por un largo rato y no sabía que decir. Sentía un peso en el pecho pero ni una sola palabra salía de su boca.

—¿Dónde estuvo tu familia cuando algo como eso te pasó? —preguntó con tristeza. —Seguramente dolió mucho, ¿no es así? —cuestionó acercándose dos pasos hacia él. —No sólo la herida, sino también aquí... —dijo tocándole el pecho por el area del corazón. —¿Verdad?

Los ojos de Shownu siguieron la pequeña mano que le tocaba el pecho y sentía sus latidos, y casi inmediatamente sus ojos se irritaron y se humedecieron. Y después de mucho tiempo, aquel oso increíblemente fuerte se derrumbó en lágrimas frente a un desconocido.

¿Familia? ¿Cuál familia le quedaba?

Ni siquiera buscó la ayuda de ese médico, tampoco creía que pudiera volver a ser el de antes, es más, mientras degustaba el plato de comida minutos atrás pensaba en que esa probablemente podría ser la última comida deliciosa de su vida.

—Lo siento, no debí preguntar eso. —susurró con pesar de ver al hombre llorando. —Fue muy tonto suponer que todos tienen una familia a quien acudir cuando soy un tipo que tampoco tiene a nadie... —su mano acarició el hombro de Shownu varias veces. —Perdóname.

El llanto no cesó tan fácilmente, pero de alguna manera fue el detonante para que el oso sintiera finalmente una paz real en la cual descansae tranquilamente, y después de algún tiempo de llanto cayó en un sueño profundo.

El doctor lo vio dormir pacíficamente y sonrió con tristeza imaginando cuando había sido la última vez que ese hombre habría dormido en un lugar suave, cálido y cómodo de esa manera.

—Descansa. —dijo en un susurro.

Susurro que no se llevó el viento.

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