NÚMERO DOS


   Esta es la última semana que me mantendre' encerrado en esta prisión de repetición sin fin. Tengo todos mis asuntos en orden. Le he escrito una nota a mi familia y le he proveído para todo y para todos.

En caso de que me ponga senil, te escribire' una típica mañana de mi vida en un día normal.

Me despierto a las 5:30 en punto, porque mis huesos tienen despertadores internos, y mi cadera empieza a arder en llamas a las 5:34. Tomo un trago de enjuague bucal mientras camino hacia el inodoro para ahorrar tiempo, y me paso 3 minutos enjuagando la boca con listerin mientras saco inconsistentes flujos de orina.

Mi tercera esposa Margerie solo puede hacer huevos decentes, y que ella haga huevos estrellados esta fuera de lugar, amenos que salgamos. Calienta el tocino en el horno del microondas por 2 minutos 30 segundos porque aunque sus senos son perfectos, no podría cocinar ni para salvar su vida.

Se pasa cada sesión de desayuno por la mañana explicándome de lo malagradecidos que son mis hijos de mis matrimonios pasados y de como deberían de ser excluidos de mi testamento y ultima voluntad. Todo esto mientras mastico tocino esponjoso y revocado que sabe a aceite de motor.

A las 7:30 despue's de que me bañe y me rasure, estoy en mi aburrido automóvil. Tarde 20 minutos para llegar al trabajo. Estos 20 minutos son lo mejor de mi vida. No hay trafico, el show matutino que escucho aveces es gracioso y tomo mi primer valium tan pronto como llego a la calle Nutwood Street.

Por cierto, mi vida solía tener muchas imperfecciones, pero tambie'n era glamorosa de un modo poe'tico. Extraño ser pobre, vivir al día, sin saber lo que me esperaría el día siguiente. Extraño a mi primer matrimonio, cuando todo era nuevo, incluyendo algunas posiciones que ya no puedo hacer porque mi cadera falsa me crucificaría de dolor si lo intentara.

Extraño mi auto Oldsmobile 442 de 1970 que podía correr seis millas por galón. Sentías que morirías si perdías tan solo un poco el control del auto en la autopista.

Era joven en ese entonces. Todo tiene que ver con la edad.

Toda la gente vieja se muere igual. Infarto, derrame cerebral, cáncer.

Quiero ser diferente.

Aun esta allí sobre mi chimenea, pero ya no tiene que rogar.

Pronto me decidire' a tomarla y a usarla a mi voluntad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top