Capítulo uno.

La primera vez que Chloé confesó sus sentimientos por Ladybug, ambas jóvenes tenían apenas 16 años, desde entonces, la historia de las enamoradas favoritas de París continuó mejorando con el tiempo. Ahora, habían cumplido 19 y 18 respectivamente, les esperaba una nueva experiencia a ambas; la universidad.
Si bien, la universidad se encontraba en París, las dos habían decidido quedarse en una habitación del campus, se les hacía una idea de lo más genial el compartirla, después de todo, solo serían ellas dos.

— Marinut, ¿ya trajiste todas tus cosas?

Preguntó Chloé a su novia, llamándola por ese apodo que la molestaba y a ella le causaba mucha gracia porque podía ver el rostro molesto de la de cabello azul y a la rubia le encantaba ver esa expresión. Volteó con su pareja tan solo para encontrarse con esa cara y obviamente, obtuvo lo que quería.

— Ya te dije que no es gracioso, T E Ñ I D A.

Respondió Marinette, la relación entre las dos era muy buena, parte de ella eran todas las bromas e “insultos” que se hacían entre juegos, porque no podían perder su estilo después de todo. Vivían amándose odiandose.

— Sigue diciéndome teñida — respondió la contraria, fingiendo no haberse ofendido por aquél falso comentario. — Ahora que vivirás conmigo, vas a ver que este perfecto rubio es totalmente natural.

Como era de esperarse, la carrera que Marinette había elegido era Diseño de Modas, realmente no tuvo dificultad alguna para poder ingresar, ya que fue por su propio talento que fue reconocida en París como una gran modista en ascenso, igualmente, Gabriel Agreste dio su recomendación.
Por otro lado, Chloé había preferido la Economía, si seguía los pasos de su padre, en algún momento podría serle de mucha ayuda, ambas estaban muy conformes con sus decisiones.
— Vaya, es verdad. Viviremos juntas, apenas he caído en cuenta. Y ni siquiera tuviste que rogarme para que aceptara.

Expresó Marinette entre risas.

— ¡Hasta aquí llegaste!

Amenazó Chloé, lanzándose contra ella y tirándola a una de las dos camas que había en esa habitación, provocando que la caja que su pareja llevaba en manos, se cayera y las cosas terminarán por el suelo.

— Espera un momento aquí, preciosa.

Pidió Chloé, dejando a Marinette aún sobre la cómoda. Con rapidez, la rubia se encargó de recoger todo para poder volver a lo suyo.

— Sabes, Marinette. Tenemos este pequeño cuarto solo para nosotras dos, al menos por ahora no debemos preocuparnos por clases...

Chloé se colocó encima de su chica, tomando las muñecas de su novia con sus manos, presionandolas contra la cama para que no tuviera oportunidad de oponer resistencia.

— Estás comenzando algo y espero que lo termines.

Pidió Marinette, usando un tono de voz totalmente desconocido para cualquiera que la conociera. Una Marinette que solo su amada Bourgeois conocía.

— Eso ni siquiera necesitas pedirlo, mi amor.

Habló tan cerca de sus labios, lo hacía con toda la intención porque sabía que su novia no se resistía a eso, y como esperaba, la peli azul besó intensamente a la rubia, su lengua no se esperó para abrirse pasó entre la boca de la contraria.

Chloé soltó las muñecas de Marinette, solo para poder recorrer con sus manos desde el abdomen, pasando por la cintura, y terminando con las manos entre los pechos de su novia, aún con la ropa puesta. Mientras tanto, aún estando arriba de ella, usó su rodilla para poder abrir un poco más sus piernas.

— ¿Quién tiene el control?

Preguntó provocativamente la mayor, aunque fuera solo por meses. Marinette disfrutaba de las caricias, Chloé podía notarlo por los suspiros que desprendía, que aunque aún eran suaves, eran totalmente perceptibles para ella. Su sonido favorito.

— Tú, pero no por mucho tiempo.

Aseguró la franco china con una sonrisa en su rostro, antes de ser ahora ella quién se posicionará encima de la francesa.

— No dejas de sorprenderme, Buggie.

— Aún puedo hacerlo más.

Sin más espera, Marinette se deshizo de su blusa ante los ojos de su amante, la contraria no podía estar más que complacida. Ahorrándose las palabras, prefirieron que sus manos hablarán. La rubia se incorporó, para quedar sentada y tener a Marinette sentada sobre su regazo. Un nuevo beso interrumpió por segunda vez, mientras profundizaban cada vez más en este, Chloé sin apartarse de sus labios, desabrochó el sostén de la chica, aún sin quitarlo por completo, se separó de su rostro para depositar besos entre su cuello e ir bajando, al tiempo que bajaba los tirantes, ansiosa por ver por completo su piel desnuda.

— No es la primera ni la última vez que te veré así, pero siempre me pones tanto como si de la primera vez se tratara.

Dijo Chloé trás retirar por completo aquella prenda que cubría la parte superior de su novia.

— Mi cuerpo siempre estará disponible para ti.

Sin más preámbulo, las manos de la rubia se pasearon nuevamente por el cuerpo de Marinette, con lentitud, hasta llegar finalmente a sus pechos, los cuales tocó con completa suavidad, acariciando especialmente los rosados pezones que los adornaban.

La peli azul soltó un jadeo más fuerte.

— Me gusta eso.

Sin decir más, Chloé continuó haciendo lo que tanto le gustaba a la chica, sumergiendose de nueva cuenta en un beso sin dejar de juguetear con sus manos entre sus senos. Luego de unos momentos, una de sus manos bajaron hasta su entrepierna, tocando ligeramente sobre su falda.

— Hmm, no lo sé, ¿acaso esto podría estar bien?

Bromeó Chloé, sin retirar su mano, por el contrario, comenzaba a hace más notorias sus caricias en esa zona.

— Por favor, no me hagas pedirlo de nuevo.

— Sabes que me encanta escucharte pedirme que te haga sentir bien.

— Eres insoportable, Bourgeois. Pero por favor, quiero que me toques.

— Creo que no me queda más opción.

Se encogió de hombros, antes de comenzar a complacer a su novia. Esta vez metiendo su mano debajo de la falda, comenzó a tocar suavemente su intimidad aún sobre la ropa interior, para después, apartarla para poder sentir directamente su humedad, sentía como casi podía escurrir entre sus dedos.

— Creo que estamos estrenando muy bien esta habitación.

Comentó entre risas la rubia, uniéndose en un suave beso, sin despegar sus labios, comenzó a introducir dos dedos en el interior de la peli azul, pudo observar su rostro y sonidos de satisfacción, y con eso ella tenía más que suficiente, pero la acción apenas comenzaba.

Comenzó a embestirla con su par de dedos dentro, con la mano disponible, se dispuso a retomar las caricias sobre sus pechos, sin apartarse del profundo beso. Cuando más inmersas estaban en el acto, alguien tocó a la puerta.

— ¿Qué? Pensé que nadie los interrumpiría.

Sorprendida, Chloé se levantó rápidamente.

— Esto continuará después, Marinut — guiñó un ojo, llevándose hasta su boca ambos dedos que había usado con ella, para poder probar el sabor de su intimidad. — ¡En seguida abro!

Gritó hacia quien estuviera detrás de la puerta. Marinette corrió al baño para poder acomodarse la ropa y peinarse. Mientras la rubia abría la puerta para recibir a quien fuera.

— Una disculpa, estaba un poco ocupada.

— Lo creo, con ese peinado parece que dormiste toda la tarde.

Dijo la castaña chica que se encontraba fuera, parecía una broma, pero al parecer lo dijo con completa seriedad. Chloé se dio cuenta de su cabello y trató de acomodarselo como pudo con sus manos.

— Un placer conocerte, eres Chloé Bourgeois, ¿no es así? y tú compañera debe ser Marinette Dupain Cheng.

— Así es. ¿Y tú eres?

— Soy Lila Rossi, me dejaron a cargo de mostrarles todo el campus.

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