CAPÍTULO 1 "El trato"

NECESIDADES


Capítulo 1


12/Agosto/2018


LOS PERSONAJES DE INUYASHA NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE RUMIKO TAKAHASHI CREADORA DE LA SERIE INUYASHA. YO SOLO LOS TOMO PRESTADOS SIN NINGÚN FIN DE LUCRO MÁS QUE PARA DAR VIDA A MI PEQUEÑA HISTORIA, QUE POR EL CONTRARIO SI ES TOTALMENTE DE MI PROPIEDAD.
SI DESEAS QUE SEA PUBLICADA EN OTRA PARTE, OBTÉN MI AUTORIZACIÓN PRIMERO O BIEN YO TE LO PUEDO PUBLICAR. NO ACEPTO PLAGIO NI ADAPTACIONES DE HACER CASO OMISO ATENERSE A LAS CONSECUENCIAS.

-Karla Yumaika Rios Pérez.
-Salazar Rios.
-Yumaika Higurashi.




Sabía que no valía madre, nunca en su vida le paso por la cabeza ser capaz de cometer tal pendejada, era una gran estúpida.
Era consciente que lo de ellos era un trato, un mero amor por compromiso, compromiso que a ambos les convenía, pero a pesar de ser un trato, tenían condiciones, reglas, y la lealtad y fidelidad era una de ellas.

Pero que se puede hacer cuando las necesidades de tu cuerpo se hacen presentes con quien tu menos debes.
Ese deseo que te quema las entrañas y te hace sentir que eres un volcán en erupción. Poder controlarlo era su habilidad, hasta que él, ese gran imbécil reto su fuerza de voluntad, hasta que ese sexy imbécil la reto.

Inuyasha, necesitamos divorciarnos.

Le dijo Kagome a su apuesto marido, él la vio directo a los ojos, sin ninguna pizca de amor latente a su alrededor y sonrió.

—Vaya... ¿Y puedo saber los o él motivo? —le alegó.

Así sin más y absolutamente ninguna duda ella no demoro en darle esa respuesta —Estoy esperando un hijo...

Flashback

Maldita fiesta de aniversario, una mera celebración para mantener ante la sociedad la pantalla de un estupendo y estable matrimonio, ninguno de los dos lo había pedido, ellos nunca lo desearon, pero tenían que cumplir con los estándares que su maldita sociedad esperaba.

Esa noche cometería su error.

.................

Él un hijo de casa, un heredero en ascenso tras la muerte de su padre, recibir una inigualable fortuna era lo que le esperaba, contraer nupcias su única condición, esto claro si no quería que su maldito medio hermano mayor se quedará con todo al hacerlo primero. Tenía que conseguirse una mujer y lo debía hacer ya. Kikyo pasaría a un segundo plano por el momento.

Ella, una joven estudiante de primer grado de Universidad, bonita y exquisita, su única meta salir adelante y tirar al viento las normas de su familia, casarse con quien sabe quién para conservarles dentro del rango de familia de abolengo, tras una gran estafa de la que fue víctima su abuelo, la empresa estaba al borde de la quiebra y todos ellos de la ruina, ofrecerle a un postor rico la única alternativa, ella no quería, deseaba ser libre y formarse su propia vida, pero sabía muy bien que era incapaz, su familia era parte de ella, y verlos en la desgracia era algo para lo que no tendría valor, a falta de su padre, su abuelo era lo único que su madre y pequeño hermano tanto como ella, tenían. Lo tendría que hacer, aunque su integridad como mujer se fuera al demonio.

Una plática entre un joven Taisho y su abuelo definiría el rumbo de su futuro.

Kagome, el trato esta hecho, serás la esposa del hijo más joven de los Taisho, por favor hija, espero y te esfuerces, sabes que eres nuestra única salvación.

Esas serían las palabras de sentencia por parte de su abuelo, el trato estaba y solo le resto asentir en modo de aceptación. Con el corazón apachurrado solo escucho instrucciones; mañana por la noche una limusina vendrá por ti, viste elegante, el joven Taisho aceptó cumplir con requisitos que impongas tanto como tú deberás cumplir los de él.

Al menos eso le arranco un suspiro de alivio a su cuerpo, un postor que, aunque la había adquirido aceptaba tener accesibilidad, no podría ser tan malo, cruzo por su mente, o al menos eso esperaba.

Vestirse bonita y subir a esa lujosa limusina, fue fácil, ver las luces de la calle por esos obscuros vidrios polarizados era su distracción, se sintió detener y se vio fuera de unos de los restaurantes más costosos de todo Tokio, bajo sin reparo de ella y fue guiada al lugar, entrar y percatarse de que el lugar estaba casi vació siendo la excepción el personal la dejo muda, ¿acaso había sido cerrado solo para ella? Por un momentito sintió un cosquilleo y se sintió importante.

En medio del elegante lugar estaba una mesa redonda, para dos personas, de inmediato se percató de que un lugar ya estaba ocupado, ¿era él?
Continúo su paso y vio al desconocido tomar pie, era guapo lo noto de inmediato.

La vio caminar en su dirección, portaba un vestido corto en un tono verde esmeralda, caía poco después de su cintura en forma circular, esto ayudaba a resaltar sus perfectos y bien proporcionados senos, era una mujer muy hermosa, portando unos zapatos de punta que resonaban en el pulido mosaico con cada paso que daba, de frente y segura haciéndolo ignorante del sexy escote que tenía ese bonito vestido en la parte trasera llego a esta él, se levantó de su silla y como todo un caballero rodeo la mesa, se plantó a su costado e inclinándose despego la silla restante para que ella tomará lugar, le ofreció una de sus manos y ella la tomo, se sentó en la silla y él volvió a tomar su lugar, hablo.

—Debes de ser Kagome...

—Y usted Inuyasha Taisho ¿Cierto? — él asintió con una media sonrisa.

—Él mismo. — hizo una seña con su mano a un mesero que se encontraba cerca y este se acercó con una botella de un buen vino — Quiero suponer que se te ha dado por enterada de nuestro compromiso y por qué estas ahora aquí.

—Claro, vengo a establecer las condiciones de nuestro trato, como tanto a oír las suyas — paso uno de sus ondulados mechones azabaches por detrás de su oreja — así que, adelante comience usted.

—Mph... Chica directa, me gusta tu actitud — un leve sonrojo apareció en las mejillas de ella por lo mencionado.

Lo vio justo a sus ojos y se hipnotizo, eran unos orbes únicos, tan doradas como un sol, simplemente ese chico era hermoso.

—Vamos a cenar primero y posterior vamos a charlar — bien, un tanto mandón, acepto.

La cena transcurrió tranquila, un par de copas de vino por ambas partes, miradas penetrantes, claras muestras de atención, analizar el porte y actitud y darse cuenta cada uno por su lado del atractivo del contrario, estuvieron listos para pactar su trato.

—Primero que nada, nos casaremos en quince días, será una ceremonia muy íntima, mi familia y la tuya, firmaras un contrato de discreción, no podrás revelar nunca el motivó de nuestra unión y deberás... — fue interrumpido.

—Espera, espera... ¿Hay que casarnos, tan pronto? — el asintió — ¿Por qué?

—Tanto tú como yo, nos estamos beneficiando con este acuerdo, tu familia está en la ruina lo que menos tiene es tiempo, yo los salvare, pero para hacerlo debo de recibir la herencia de mi difunto padre, quién estipulo que para ello debo de encontrarme unido en matrimonio, ¿lo entiendes ahora?

Inclinó y levanto su cabeza en señal de acierto — Lo entiendo.

—¿Tienes alguna condición Kagome? — ser llamada por su nombre de esa fluida forma la ponía nerviosa.

—Si... yo solo deseo que se me permita continuar con mis estudios y dormir en un cuarto separado.

—Te lo concederé, pero... —Directo contacto visual...

—¿Pero qué?

—Una de las cosas con las que deberás cumplir es con satisfacer mis necesidades.

Su sangre se heló y la sintió correr como atole por sus venas, sentía como poco a poco se hiperventilaba, no, seguro no entendí bien, era lo que por su mente pasaba — ¿Necesidades? ¿Qué tipo de necesidades específicamente? —preguntó para liberar su duda.

Sonrió de lado —Verás, una más de nuestras cláusulas en esto será la fidelidad y lealtad Mutua, enfatizó. — Cruzo sus palmas por sobre la mesa, entrelazando sus dedos mientras la observaba a sus orbes chocolates —por ende, deberás cumplir con tus deberes maritales, si deseas obtener mi abstinencia fuera de casa y evitar que el nombre de tu familia este en boca de nuestra sociedad.
Ella estaba en demasía pálida —yo dejaré a la mujer con la que estaba saliendo, te seré fiel, pero habrá días es los que obviamente necesitaré de tu compañía, para mitigar la ausencia de esa mujer. —Era un maldito lo sabía, pero esa chiquilla de verdad lo había encandilado y se le antojaba demasiado.

—Yo... yo no puedo, yo aún soy... — detuvo su hablar — ¿Qué pasa si me niego?

—Eres virgen, lo sé. — La azabache lo vio abriendo los ojos enormemente —podría reconocer una virgen con solo verla — la vio hacer un mohín con sus labios — pero la verdad es que tu abuelo me dio palabra de tu pureza...
-Si tú te niegas, anulare el convenio y cancelare el matrimonio, tu familia irá a la ruina y tu abuelo posiblemente a la cárcel por no tener la solvencia para pagar las deudas que adquirió — sus ojos se cristalizaron —además... — obtuvo su atención —sí aceptas, prometo darte tu libertad en cuatro años, con una buena suma de dinero para que te vayas a donde quieras — él levanto una ceja en espera de respuesta.

—Yo... yo creo que no tengo alternativa... —la vio agachar la cabeza.

—Hay una condición más — tuvo su atención —no te embaraces, no me gustan los niños. Pero si cometes ese error, te quitaré a la criatura y la daré en adopción.

Por Dios, nada de esto paso antes por su cabeza, como es que termino teniendo una plática así, tan estúpidamente denigrante para ella. Si no fuera por su familia, si no fuera por ellos nunca en el lapsus de su existencia se casaría con un macho como el que tenía frente, ese costoso traje que portaba solo enfrascaba a un ser poco prudente y ansioso de cumplir con sus propias expectativas.
Le pedía que se metiera en su cama, pero le prohibía concebir, claro que ella tampoco quería, pero al tener sexo es un riesgo latente que se corre, él acaso era un idiota insensato.

—¿Y bien? — estaba en espera de su respuesta.

Cuidaría bien de su cuerpo, si se protegía no tendría por qué pasar ¿cierto? Sí, se protegería muy bien y todo estaría bien, después del tiempo acordado, sería libre. Solo cuatro años...

—Acepto.

Él levanto su mano con una sonrisa en sus delgados labios y trono sus dedos, un hombre se acercó y puso frente a él una pequeña caja negra, él la tomo la abrió y la dejo en la mesa, frente a sus ojos, tuvo un perfecto anillo de compromiso en oro blanco con un hermoso y gigante diamante en medio y un millón de circonitas al rededor, muy ostentoso para su gusto, pero hermoso al fin.

—Es tuyo — señalo él con sus ojos —ponlo en tu dedo. Mis organizadores prepararan la ceremonia, en trece días te espero en la mansión junto a tu familia, ese día firmaremos el contrato y un par después nos casaremos — él se puso de pie —ahora me marcho, un gusto hacer negocios señorita Higurashi — dio una reverencia y se marchó, sin oportunidad de ella decir algo, solo lo vio marcharse.

Se sintió miserable, dolida y usada, una lagrima recorrió su pómulo y fue la única señal de dolor palpable que reflejo, un camino que ella no eligió por el bien estar de su familia.

Se puso de pie y solicito retirarse, tomo ese anillo y lo deslizó por su dedo —Mph, justo de mi número, el abuelo lo hizo bien. — Una triste sonrisa.

Se marchó, viviría sus últimos días siendo solo Kagome.

Continuará. 

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