26.- Nate River

__________________________________

Titulo: No es sexo, es amor...
Advertencia: Smut corto
Dedicado: tephi2005
__________________________________

Suspiros y susurros se escuchaban en la habitación de Misaki. Promesas de amor eterno y quejidos de dolor combinados con el placer.

Ellos no lo consideraban sexo.

Para ellos ésto era importante pues los dos se fundían en uno solo, entregaban sus cuerpos y sus almas, entregaban sus sentimientos para que el otro los cuidara mientras se prometían en silencio que jamas se separarían el del otro, que serian felices a pesar de las futuras peleas que vendían y los desacuerdos que tendrían.

Ninguna pareja es perfecta y nunca lo sera, pues aquella pareja que es perfecta en todo momento no conoce con profundidad al otro. Nunca sabría sus miedos, sus disgustos, sus errores, sus problemas. 

—N-near... —Soltó un gemido de placer, al saber que el miembro de la persona que amaba en estos momentos entraba en ella, quitandole su tan preciada virginidad.

—M-misa-ki... —Poco a poco el miembro del mayor fue entrando lentamente, asegurándose de que la mujer que estaba debajo de él no se lastimara.

La nombrada dejo que unas cuantas gotas de aquel liquido salado recorriera sus regordetas mejillas.

El sudor y el calor invadían sus cuerpos, pero eso no impedía que pararan.

—Ah~... —Soltaba leves gemidos de dolor la menor. Era una sensación nueva, algo que realmente no se podía experimentar en la vida común; su cuerpo le dolía pero su cuerpo se estremecía y pedía el poder experimentar mucho más aquella calidez que se juntaba en su parte baja.

El mayor se quedo quieto unos momentos, sintiendo como las piernas de la muchacha se enredaban en su cintura, estremeciendo a ambos y ocasionando que sus ojos se cerrasen debido a la rápida sensación que les estremeció sus estómagos, dejando que los bellos de la piel se pusieran de gallina.

Les gustaba, les estaba gustando la oleada de nuevas sensaciones recorrer sus cuerpos.

Leves estocadas se hicieron presentes.

Primero fueron suaves pues no podían aguantar aquella sensación tan placentera y excitante. 

Sus inexpertos cuerpos no podían manejar tal cantidad de sensaciones.



¡Cochinas hijas del-!

De veras que no se porque hago esto, me dio pena, vergüenza, nervios.

Solo espero que dios me perdone por haber leído este tipo de cosas y que mi santa mamasita no se entere de esto.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top