Parte 4: Contacto
Al día siguiente, mientras Farid caminaba silencioso por el sendero rumbo a la preparatoria, reflexionaba sobre el conflicto que había iniciado con su hermana. Durante toda la noche, el arrepentimiento por las palabras que le había lanzado lo embargó sin permitirle dormir, de forma que había preparado una buena forma de disculparse. Sin embargo, no logró hacerlo, debido a que Alexia ya se había ido en el momento en el que él recién bajaba a desayunar, aunque aún era muy temprano. Farid supuso que, desde ese punto, su hermana empezaría a evitarlo, lo cual dificultaría su idea de pedirle perdón. No quería quedarse sin hacer nada ya que, aunque Alexia fuese vil y manipuladora, lo cierto es que él la quería mucho, y no soportaba estar peleado con ella.
Tras una larga caminata, Farid arribó a la entrada de la preparatoria. Normalmente, encontraba gran cantidad de personas de su edad charlando en aquel lugar o caminando por los pasillos del edificio, pero en aquel momento no vio más que a uno o dos madrugadores que se dirigían somnolientos a sus respectivas aulas. Farid nunca había arribado a tan temprana hora antes, así que supuso que lo lógico era ir también a su salón hasta que las clases comenzaran.
Llegó a su salón y, tal como lo esperaba, se encontraba completamente vacío. Se dirigió a su sitio y, al sentarse, sintió que el sueño lo vencía. Cuando estaba a punto de dormirse, un ligero toque en su espalda lo hizo sobresaltar. Volteó para observar al causante y se quedó sin habla al percatarse de que tenía ante sí a la chica de cabello plateado. Farid se levantó muy lentamente, temiendo que, en cualquier instante, aquella misteriosa chica huyera como las dos veces anteriores. Esta vez, sin embargo, ella se mantuvo en el mismo lugar, observándolo durante unos segundos hasta que se decidió a hablar.
—¿Conoces algún lugar en donde podamos charlar en privado?
Farid asintió en silencio, aún demasiado sorprendido como para formular palabra. Se levantó de su asiento y le indicó que lo siguiera. Ella obedeció y, luego de un corto camino, llegaron a la azotea.
A diferencia el día anterior, parecía que aquella mañana iba a ser soleada y cálida, ya que unos débiles rayos solares se asomaban por entre las nubes y empezaban a bañar los edificios grises de la ciudad. Farid, ya recompuesto de la sorpresa, estaba decidido a encontrar la forma de que aquella enigmática chica le explicara todo lo que había sucedido.
—Para dejar las cosas en claro, te pediría que, por favor, no busques que te brinde algún tipo de explicación —aseveró ella antes de que Farid pudiera siquiera pensar en lo que iba a decir.
La sorpresa inicial del chico fue disminuyendo, mientras que el enojo se apoderaba de su ser.
—¿Qué no busque explicaciones? ¿Cómo crees no voy a buscarlas?
—Solo te pido que, de ser posible, ignores lo que creas que hayas visto o vivido. Será más fácil para ti ¿verdad?
—¡Por supuesto que no! —estalló Farid—. Aquella noche sucedió algo demasiado extraño como para poder olvidarlo.
Ella agitó la cabeza en señal de desaprobación. No parecía dispuesta a decir una palabra más.
—Al menos explícame qué era aquel lugar —rogó Farid, acercándose—. ¡Ese parque o plaza, o lo que fuere que sea se veía demasiado fantasioso como para pertenecer a este mundo!
—Eso se debe a que no pertenece a este mundo... —susurró la chica de manera casi inaudible.
—¿Qué? ¿Cómo es que llegué a ese lugar?
Ella mantenía un gesto dubitativo plasmado en su rostro, mientras jugaba nerviosamente con su cabello plateado. No estaba segura hasta qué punto era factible revelar su secreto. No obstante, también era cierto que él tenía derecho a saber lo que había sucedido.
—Aquella vez lograste ingresar a Noche Eterna.
—¿Noche Eterna?
—Se podría decir que, desde la perspectiva de los seres humanos, es una especie de mundo paralelo interdimensional.
Farid ya había supuesto que lo sucedido no podía ser catalogado como algo común y corriente, pero la información que aquella chica le brindaba resultaba demasiado increíble como para ser cierta.
—El problema aquí es que casi ningún ser humano tiene la capacidad de ingresar a Noche Eterna —continuó ella caminando en círculos—. Todo se hace aún más extraño si consideramos que no utilizaste ningún medio artificial para entrar.
—¿Casi ningún ser humano? ¿Eso quiere decir que sí existen otras personas que han visitado ese mundo?
La chica lanzó un largo suspiro.
—No sé si sea seguro contarte esto. Sin embargo, ya que estamos, lo mejor será continuar.
»La gente que me envió, desde hace un par de meses, había escuchado rumores de que había seres humanos que estaban infiltrándose a Noche Eterna. Al investigar más, descubrimos que una organización denominada Ethereal Corp había desarrollado una tecnología capaz de abrir brechas dimensionales en puntos determinados, lo que les permitía ingresar a Noche Eterna durante cortos periodos de tiempo. Esto no hubiese representado ningún inconveniente si los seres humanos que ingresaran tan solo se dedicaran a observar sin causar problemas. Lamentablemente, dicha organización tiene como único propósito el estudiar las formas de vida de Noche Eterna, por lo que han estado secuestrando a los habitantes del lugar para llevarlos a sus instalaciones.
Farid había escuchado en silencio la explicación que ella le brindaba. Ahora estaba aún más confundido que antes. Todo eso le parecía una narración inverosímil, que no guardaba la más mínima relación con la realidad. Aun así, una pequeña parte de su ser se emocionaba al percatarse de que, al fin, su aburrida vida había dado un giro de ciento ochenta grados al toparse con una situación de tal envergadura.
—Sé que resulta difícil de creer —finalizó la chica, juntado las manos a la altura del pecho—. Pero es la verdad.
—Sí que es difícil de creer... A todo esto, considerando que sabes todo eso y, además, te refieres a los seres humanos como entes ajenos, entonces tú...
—Yo provengo Noche Eterna. Nosotros acostumbramos llamar "Noet" a nuestro mundo.
—Eso explica muchas cosas —Farid no sabía muy bien que decir o hacer ahora que conocía aquella increíble situación—. Por cierto ¿qué es lo que te trajo a este mundo?
La mirada de la chica se ensombreció.
—A diferencia de ustedes, los habitantes de Noet podemos saltar entre mundos utilizando nuestras capacidades naturales. Mi misión aquí es conseguir toda la información posible sobre Ethereal Corp y sus planes, con la finalidad de evitar que esa organización siga perjudicando a mis congéneres.
Farid se mantuvo silencioso, intentando procesar toda la información. La chica lo observaba fijamente, analizando su reacción.
—Finalmente, quiero disculparme —dijo ella bajando la mirada.
—¿Disculparte? ¿Por qué?
—Es que... —lanzó un largo suspiro, y dirigió sus bellos ojos celestes a Farid—. La primera vez que te vi, en la Plaza dela Fuente, creí que eras alguien enviado por Ethereal Corp, y mi reacción automática fue escapar lo más rápidamente de allí.
—No... no hay problema —contestó Farid, turbado por la mirada arrepentida de la chica— Según lo que me has contado, es lógico pensar que cualquier humano que ingrese a Noet sea alguien relacionado a esa organización maligna... Huir fue algo natural, que cualquiera hubiese hecho en tu lugar.
—Aun así, también hui la segunda vez que nos vimos, ayer en la tarde; lo mejor hubiese sido hablar directamente contigo para explicarte todas estas cosas.
—No te preocupes, puedo comprender que temas ser descubierta por Ethereal Corp, así que es lógico que no bajes la guardia e intentes mantener tu secreto a salvo.
Ella sonrió ante la comprensión que Farid le denotaba.
—Por cierto, creo que aún no nos hemos presentado formalmente —expresó la chica haciendo una leve reverencia—. Mi nombre es Eriziel, pero preferiría que me llamaras Eri.
—¡Mucho gusto! —respondió él, imitándola—. Yo soy Farid.
En ese instante, ambos escucharon como un fuerte timbre indicaba el inicio de las clases.
—¡Será mejor apresurarnos! —Indicó Farid, tomando la mano de Eri, mientras se ponían en marcha al aula—. El profesor del curso que toca ahora es muy estricto y no nos perdonará llegar tarde a su clase.
Ella se dejó llevar, sonriendo con tranquilidad.
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