Sarah espera ansiosa la llegada de sus hijos año tras año, desilusionandose al no escuchar el timbre de su casa sonar,pues es su culpa después de todo, siendo ella quien les hizo alejarse de su hogar.

Sus hijos llevan sus vidas hechas,cada uno por separado sin verse por años,los problemas que les causó su madre fue la causa de su distanciamiento, creyendo nunca volver a lo que antes fue su hogar.

Desde esa cena familiar, el abuelo Alex acostumbra dar regalos cada navidad, viendo a los niños crecer,la nostalgia le pega fuerte cuando ve a las niñas convirtiendose en señoritas ¿Podrá seguir dando regalos, aún cuando la única niña que queda, está pronto a hacerse señorita?