Extra 8: Tierra

Desperté de la hibernación... Mi cuerpo se recuperará en minutos pero nada funciona. El transbordador dejó de funcionar, tal vez debido al impacto aunque la atmósfera de la luna no era tan-

^/¡Maldita roca!/^ escuché un grito eufórico desde fuera, entonces se escuchan unos golpes. Uno, dos, tres. Definitivamente no estoy en la luna a la que debía ir. Cuatro, cinco golpes que sacuden todo a mi alrededor. Esa forma de vida es muy fuerte, espero que no sea peligrosa.

Cuando la cápsula se abre siento que el exterior es más cálido, la atmósfera me permite respirar. Al analizar mi cuerpo veo que mi cabello ha crecido mucho, ¿cuánto tiempo estuve dormida? ¿Dónde estoy?

Un ser vivo llama mi atención, me supera en tamaño y está cubierto de pelo. Parece ser civilizada porque usa vestimenta, además tiene su propio lenguaje, aunque sea muy diferente algunas palabras son derivadas de mi idioma. Interesante...

^/Genial, estos simios locos y sus viajes al espacio/^ Mientras más lo escucho, creo que podría...

^/¡Hey, alguien debe pagar por mi cabaña! /^ Creo entender, está molesto por algo. ¿Querrá hacerme daño con esa... herramienta? Sólo hay una manera de averiguarlo, por ello me acerco con cautela. Estoy maravillada por su constitución, es una forma de vida bastante compleja, desde los pies hasta la cabeza. Quiere comunicarse conmigo, así que haré un esfuerzo.

—Escucha, no debe ser tu culpa sino de los idiotas que te pusieron en ese cohete. Necesito hablar con ellos para llegar a una solución a este problema.

Entiendo, el lenguaje es más simple de lo que creía. Realmente no piensa atacarme de algún modo a pesar de tener grandes garras.

—¿Qué problema? —pregunto, esperando que mi pronunciación sea la correcta.

—¡Mira mi casa, ya no está! —exclama al señalar las ruinas—. Ustedes se creen los dueños del mundo pero nosotros también vivimos en él.

No sé de quienes habla, debió confundirme con otra criatura o tal vez ya hayan más humanos aquí. Es improbable pero no imposible.

—Te ayudaré a reparar tu hogar. —Es lo menos que puedo hacer, por eso tomé unas tablas para caminar hacia el cráter, hice una destrucción importante.

—¿Qué? Mejor llama a tus superiores y que ellos lo arreglen.

—Estoy demasiado lejos para llamarlos, es imposible.

Mis hermanos están muy ocupados en sus propias misiones, estoy sola en este planeta desconocido.

—Deja eso, lo haremos mañana cuando sea de día —me dice la criatura al momento de detenerme—. Más te vale despertar cuando el sol salga —murmura para luego caminar hacia un extraño vehículo. Al menos eso creo que es. Lo veo entrar y se ubica sobre unos asientos.

—Sube, puedes quedarte en el asiento del copiloto —ordena al señalar dicho lugar. No entiendo porqué es tan amable conmigo si destruí su hogar, tal vez entiende que no fue mi intención—. No trates de huir, conozco este bosque como la palma de mi pata. Te rastrearé hasta encontrarte.

Simplemente asiento, luego de asegurarme que esté profundamente dormido, salgo del transporte. El impacto parece no haber llamado la atención de nadie, es una buena noticia porque quiero evitarme muchos problemas. Al dar una mirada a mi alrededor encuentro una gran hacha a metros del cráter y restos quemados.

No creo que esa sea una estrella, más bien parece ser una luna. Si es así, en esta parte del planeta debe ser de noche.

—Eso explica también el sueño de la criatura y lo que habló con respecto al día —me digo mientras trenzo mi cabello para que no me estorbe al momento de trabajar. El hogar estaba hecho con estos... Realmente desconozco qué son, aunque los necesito.

Cuando doy el primer golpe con la herramienta afilada, la gran estructura se sacude y colapsa inmediatamente. Al ver el líquido de la corteza reconozco que es una planta, es muy diferente a las que nos da oxígeno pero deben ser las que mantienen la atmósfera de este planeta en condiciones.

—El tronco es muy resistente, ya veo por qué construyen sus casas con ellos. Necesitaré cortar muchos más.

Estaba tan absorbida en mi tarea que el amanecer me tomó por sorpresa. Allí está, una estrella a la distancia perfecta para brindar luz y calor al planeta. Pero no puedo distraerme, debo cortar más. Me acerco a otra planta para comenzar a cortarla, su ronco es mucho más grueso, por lo que un solo golpe no bastará.

—¿Cómo hiciste eso? —escucho luego de derribar la planta.

—Modificaciones, más resistente, más veloz, más fuerte. —Estoy por continuar pero me detiene con un grito.

—¡Espera! ¿Estuviste toda la noche haciendo esto?

—Debo ayudarte con tu hogar, ya dormí demasiado —contestó, de hecho he despejado una gran parte del bosque y también me tomé la libertad de quitar las ramas mientras dormía.

—Estás loca —él niega con la cabeza para luego sonreír, ¿por qué duda de mi cordura?—. Con estos troncos será suficiente, cuando acabemos regresaremos a plantar.

—¿Por qué?

—Debemos reponer los árboles que ocupamos, así lo hacemos los osos.

—Es como terraformar —murmuré pensativa—. En este caso repone los recursos que ocupó.

—¿Cómo te llamas? Mi nombre es Teodoro River.

—F2741 —contesté inmediatamente, pero hace una mueca. Creí que nos estamos identificando.

—Eso no es un nombre —niega al momento de levantar dos troncos sobre sus hombros. Yo tomo sólo uno para luego seguirlo.

—Así me identifico, no soy de este planeta.

—Ah ja, jaja. Debiste golpearte la cabeza cuando aterrizaste.

—Es la verdad. —Estamos llegando al lugar del impacto, por lo que señalo mi transbordador, o lo que queda de él—. Cuando todo el sistema deja de funcionar la nave se biodegrada para no dañar el medio ambiente en dónde se encuentra —le explico al mismo tiempo que esto sucede. Gracias a esto el cráter desaparece.

—Es increíble la tecnología que tienen en la ciudad —comenta. Pero esa no es la respuesta que esperaba.

—¿Qué forma de vida eres? ¿Hay más en este planeta?

—S-Soy un oso pardo y si, hay muchas especies diferentes.

—¿Hay más humanos? —mi pregunta deja a Teodoro descolocado, su expresión cambió.

—No, no los hay. Eran una especie destructiva, extinguieron a muchos animales y luego desaparecieron —dice en un tono bajo.

—Yo soy humana. Este debe ser el planeta natal de mis antepasados. —No encuentro explicación de cómo llegué aquí.

—No... no. Debe ser una broma, te ves como un simio.

—Es porque lo soy.

—Es imposible que seas humana, n-no... —quedó sin palabras, debe estar analizando las pruebas, de hecho es muy obvio que no pertenezco aquí—. Hey, si eso es verdad, y no estoy diciendo que lo sea, no puedes ir por ahí diciendo que eres humana. Los animales los odian a pesar de que se hayan extinguido hace millones de años.

—Entiendo Teodoro, fui descuidada.

—Llámame Teo, es más sencillo —sonríe para luego rascar su cabeza—. F2741 es muy difícil. ¿Efer está bien? Es bonito y fácil de recordar... También era el nombre que mis padres querían ponerle a su hija si hubieran tenido una. Pero nací yo.

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