21
Lavi ya dijo todo lo que quería decir, aunque cuando trata de marcharse los trabajadores del león más fuerte lo detiene. Nadie le dio permiso para irse, por lo que golpean su estómago para inmovilizarlo.
^|Oww... La parejita tuvo una discusión|^ dice cuando gira hacia el león más joven ^|Esto no es lo que quería, la última vez me diste un león bastante fuerte, pero comida al fin. ¡Esta plaga es un insulto!|^
Él suelta una patada, golpeando la cabeza y arrojándolo a unos metros del grupo. Ríe mientras lo ve retorcerse entonces le ordena a sus seguidores que hagan lo que quieran con ella mientras él castigará como se debe al joven león insolente.
Lavi se arrastra para escapar, siente un insoportable dolor en sus entrañas y penas se mantiene consciente. Una sensación de dejavú hace que se detenga por un momento, es el mismo miedo de aquel entonces incluso cree sentir el lodo bajo él, mezclado con la sangre de sus padres.
^|Buen intento, pero esta vez no te salvas|^ Pisa la cola del menor con fuerza, haciendo que gruña debido al dolor ^|Ahora duerme para siempre, Lavi|^
^|¡Ah!|^ escucha el grito de uno de los suyos, por lo que aleja sus garras del cuello del otro felino para voltear.
^|¿Qué p-pasó?|^ se pregunta al verlos tendidos en el suelo. Seis de sus mejores leones sobre una manta de los restos de sus melenas ^|¿Tú?|^
Ve a la simio sobre uno de los leones, cortando rápidamente su melena con un pequeño cuchillo. Entonces voltea su mirada hacia él y da unos pasos para acercarse. Incluso tiene la osadía de levantar el cuchillo para amenazarlo. El gran león suelta un rugido fuerte para asustarla, sin embargo desaparece de su vista un momento después.
—Justo aquí —se dice al colocarse detrás de él—. ¡Es su punto ciego! —De una patada en la espalda lanza al depredador contra el mural, debido al impacto apenas se incorpora pero un puño rompe su mandíbula. No le permite recuperarse y corta parte de su cola, también apuñala sus piernas un par de veces y luego pasa a los brazos. Las heridas no son graves pero su cuerpo no responde, no puede levantarse y siente el peso de ésta sobre su espalda.
Ella se asegura de cortar muy bien su melena, quitando accidentalmente parte de la piel aunque no le importa. Sus manos quedan manchadas de rojo, entonces se levanta para caminar hacia el león que todavía se mueve.
—¿Qué p-pasó? —pregunta Lavi mientras un reguero de sangre mancha su pelaje—. Tú...
—Vamos Mirrey —comenta cuando lo ayuda a pararse. Lo lleva a un auto y busca las llaves para encenderlo.
—¿S-Sabes conducir?
—Vi a alguien más hacerlo antes. —Sólo hay silencio de camino al hotel, debido a que entraron al estacionamiento del edificio suben al ascensor para ir directo a la habitación. Nadie los ve porque son altas horas de la noche y así es mejor para evitarse muchos problemas.
Él comienza a ver borroso, las figuras a su alrededor están difusas y cierra los ojos por un momento. Cuando siente algo cálido a su alrededor, da un pequeño salto del susto y nota que está dentro de la bañera, rodeado por agua tibia. La sangre mancha el color transparente del agua, entonces nota unos jalones en su ropa mientras Ella trata de quitársela.
—Déjame.
—Apenas puedes moverte, debo limpiar tus heridas —insiste y termina rompiendo todas las telas ya que no quería cooperar. Él baja la mirada luego de esto y deja que limpie toda la sangre, los golpes se volvieron morados, haciéndose notables entre su pelaje.
—¿Por qué haces esto? Lo de ser mi ama era una farsa, lo sabías —cuestiona al encontrarse recostado por el borde de la bañera.
—La historia de tus cicatrices es real —responde para luego arrojar gran cantidad de alcohol sobre sus heridas abiertas—. Eso es por entregarme a esos leones, algo salió mal, ¿verdad?
No responde al estar distraído por el ardor y rasga el azulejo produciendo un irritante sonido. Esto consigue calmarlo un poco y la mira con el ceño fruncido.
—Si, la última vez había entregado a un amigo. Me conoció cuando estaba en otra ciudad y el muy inútil creía que éramos iguales —le explica dándole una sonrisa de lado—. ¿Todavía me quieres luego de saber eso?
—Si, porque no soy como tú. —Ella lo toma de una oreja para hacer que la mira a los ojos—. Te enseñaré a ser amable, a la fuerza si es necesario.
—No lo entiendo.
—Bien... lo traduciré a tu lenguaje, acabé con tu jefe león. Yo mando ahora.
—Eso creo. ¿Cómo lo hiciste? Eran demasiados —pregunta al mirarla—. No tienes el cuerpo para pelear, ni colmillos ni garras —dice al tomarla de la mano. A pesar de ser mucho más pequeña que su pata está manchada de sangre.
—De ser normal ya estaría muerta. ¿Quieres saber mi secreto? —Él asiente ya que en realidad desde un principio estuvo interesado en ello aunque no lo quiera aceptar—. Si te lo dijera tendría que matarte.
—No bromees. Esos ojos no son los de una asesina, no acabaste conmigo y seguro que tampoco lo hiciste con los otros leones. —Él toca su cabeza al sentir un fuerte dolor repentino, tal vez por los golpes que recibió.
—Medicinas —indica al pasarle las pastillas. El felino las recibe y tomas unas cuantas para deshacerse del dolor de una vez por todas.
—Gracias Ama... Ah.
Se interrumpe así mismo para luego mirar a un lado. Se maldice una y otra vez entonces la ve salir del baño, ya más tranquilo termina de limpiar su cuerpo mientras piensa en lo cerca que estuvo en conseguir una respuesta.
Por su parte Ella piensa en qué hacer con el león de ahora en adelante, necesitan su dinero y si se lo roban tal vez dejen atrás mucho ya que puede tener más guardado en algún banco. Demás notó que a los demás animales desprecian a los domésticos y mucho más a los simios por razones que aún le cuesta entender. Tener a un león en el grupo tiene sus ventajas debido a la posición que ocupa en la jerarquía de la sociedad.
—Está decidido.
En eso ve salir al gran felino del baño, completamente seco y en busca de unos pantalones. Cuando encuentra su ropa y se viste, ambos cruzan miradas en silencio. Ella ya está sentada en la cama, lista para acostarse.
—Buenas noches Mirrey —le dice cuando se cubre con las mantas. Cierra los ojos por un momento mientras asiente como el colchón se hunde bajo el peso.
—Buenas noches —responde cuando se acomoda a su lado. Él extiende su brazo para colocarlo sobre ella, la sostiene como un peluche mientras cierra los ojos. El calor de su pequeño cuerpo le es muy agradable.
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