13.1
Unas semanas después del incidente comienza el periodo de entrevistas para los padres que quieren adoptar, estos son seleccionados de acuerdo a sus ingresos con el fin de que puedan darle todos lo que el cachorro necesite. También se aseguran de que los futuros padres no tengan antecedentes para asegurar el bienestar de los cachorros, sin embargo en ocasiones hay animales que insisten como ahora.
—Bueno... señores Salva —El gran lagarto relee sus expediente para luego mirar a la felina—. Usted no tiene antecedentes de ningún tipo y cumple con los requisitos pero el problema es su esposo.
—¿Yo? —responde éste al cruzarse de brazos.
—Tienes varios antecedentes con la policía y-
—Si me investigaron deben saber que no he hecho nada malo, fui una víctima en uno de esos casos —lo interrumpe y amenaza con llamar a su abogada si no los dejan entrevistarse con los cachorros, él hace esto debido al fuerte deseo de su esposa de tener una familia.
Debido a la gravedad de la situación que pasó Nenú volvió a estar apartado de los demás cachorros, Lhoset recibió una amonestación debido a su descuido y lo castigaron también con una reducción de su sueldo. Al menos todavía es el cuidador del joven ciervo.
—Debo cambiar los vendajes —murmura mientras entra a la habitación, para su sorpresa encuentra a Ele también allí. Éste trata de esconderse pero ya es demasiado tarde—. ¿Cómo llegaste aquí?
—Q-Quería saber si Nenú estaba bien —responde mientras se desliza sobre la cama pasa enrollarse a un lado del ciervo.
—Bien, curaré a ambos —habla al acercarse, al quitar las vendas de Nenú ve que ha sanado muy bien. Así que sólo lo limpia la sangre seca. Lo mismo hace con Ele, quien queda maravillado por las marcas de su cuerpo.
—Yo también tengo cicatrices ahora —le dice a su amigo al señalarse.
—Escuchen, mis superiores siguen preocupados por lo que Nenú hizo —empieza Lhoset mientras baja la mirada—. No podemos transferirlo a un orfanato de herbívoros.
—Eso es bueno, ¿no? —supone la serpiente. Pero Lhoset niega, diciéndole que debido a eso no podrá ser adoptado—. Vamos a tener una familia, Nenú es una serpiente más.
—No Ele, él tiene razón —le dice el ciervo—. Pero no importa que pase, vamos a estar juntos, ¿si?
—Si, como hermanos de cicatrices.
El gran ave los escuchan hablar, disfrutando del momento e incluso nota como las astas del cervatillo comenzaron a creer. Él comenta esto, haciendo que Ele suba hacia la cabeza de Nenú.
—Es cierto, se sienten dos bultos —habla al tocar la cabeza con su cola.
—Ya no eres un cachorro. —Lhoset toca su cabeza y de paso lo acaricia—. Seguirán creciendo durante toda tu adolescencia hasta que seas un adulto y se caigan.
—Estás mintiendo —protesta mientras Ele suelta una carcajada.
—Tranquilo, volverán a crecer cada año.
—Lhoset, tenemos que hablar. —Uno de sus compañeros abre la puerta, entonces lo pide salir un momento. Él le comenta de que unos padres ya han visto a casi todos los cachorros pero no se deciden—. ¿Quieren que conozcan a Nenú? Él no dejará a Ele.
—Que se entrevisten con ambos, así me desharé de la serpiente. Además la pareja es un poco excéntrica.
—¿A qué te refieres? —pregunta el ave confundido.
—Ya verás.
Cuando los cachorros van a ser entrevistados deben verse presentables y usar el uniforme del lugar, por ello Lhoset les entrega sus ropas. Aunque Ele tiene muchos problemas. Como serpiente debe levantarse, soportando la parte superior de su cuerpo donde iría la ropa.
—Es muy difícil —se queja y vuelve a estar al ras del suelo—. ¿Tengo que usar ropa? —pregunta ya que está acostumbrado a andar sin nada, no lo necesita realmente al estar cubierto de escamas.
—Si, vamos. Trata de levantarte. —El buitre lo ayuda, aunque al soltarlo Ele vuelve a estar boca abajo.
—Supongo que es como caminar en dos patas —murmura Nenú, entonces lo levanta para dejarlo sobre sus hombros—. Yo te llevaré.
—Gracias.
—Suerte, lo que más quiero es que consigan una familia que los quiera —comenta Lhoset al abrazarlos.
Luego de separarse los guía hacia la sala de entrevistas, allí conocerá a los padres interesados en adoptar. El gran buitre es el primero en entrar y queda sorprendido al ver a la pareja de felinos.
—Buenos días, soy el cuidador de Nenú y Ele. Ambos son cachorros muy especiales —dice en un tono amable, pero en el interior se niega a que esa pareja los adoptes, ambos son grandes felinos, tampoco son normales, ahora entendía las palabras de su compañero.
—¿Especiales? ¿En qué sentido? —pregunta ella.
—Son adolescentes, tal vez ustedes quieran-
—Ya hablamos con su jefe. Somos viejos y no estamos para soportar a bebés llorones —lo interrumpe el macho, el cual tiene una corta melena.
—Sucede que mi esposo está buscando una especie de conexión especial, ¿entiende? —le explica la tigresa de rayas difusas—. Yo a veces tampoco lo entiendo muy bien, es escritor.
Lhoset sólo asiente y hace entrar a los cachorros, a los que sienta frente a la pareja. Todo parece estar en calma, pero nota a Nenú muy tenso y no deja de mirar al gran felino de corta melena.
—Oh, es un herbívoro —suelta ella curiosa—. Hola, yo me llamo Fon —saluda mientras sonríe. Entonces suelta un pequeño gritito del susto cuando ve a Ele alrededor del cuello del ciervo.
—No te comerás a Nenú —le advierte. Entonces es regañado por Lhoset.
—¿Comer? Son tan adorables.
—¿Tengo algo en la cara o qué? —dice su esposo mientras se inclina hacia el ciervo.
—Odio las manchas, jaguar —murmura en respuesta, mientras mantiene su mirada fija en sus ojos. Cualquier otro herbívoro ya estaría temblando en presencia de semejantes carnívoros.
—¿Jaguar? No soy eso —comenta al mismo tiempo que peina su melena—. ¿Qué les pasó aquí? —señala sus cicatrices, acercando mucho su pata a Nenú. Debido a esto Ele salta al brazo del felino para envolverlo y hacer presión.
—¡Huye Nenú! ¡Yo los distraigo!
Lhoset cubre su rostro con su ala, avergonzado por la escena que están montando. Está seguro que no los querrán adoptar luego de insultarlos de esa manera, sin embargo el señor Salva suelta una risa mientras sostiene a la pequeña serpiente.
—Muy valiente —habla en un tono calmado, haciendo que el ambiente pesado poco a poco desaparezca.
—Tal vez tuvieron una mala experiencia con otros felinos, ¿verdad? —supone ella, reconociendo que esas marcas son de garras.
—Si, tuvieron problemas con un cachorro de jaguar hace un tiempo —explica el buitre.
—Ya veo —murmura para luego tomar a Ele en sus patas.
—Somos hermanos de cicatrices —dice éste seguro y luego se avergüenza un poco cuando ella comenta que sus escamas son muy suaves.
—Nos los llevamos, ¿cuánto cuestan?
—¡Amor! No son cosas —lo regaña mientras jala de su oreja con fuerza.
—¿Quieren adoptarnos? —pregunta Nenú, ladeando un poco la cabeza—. ¡¿A ambos?!
—Si —asiente él mirando hacia Lhoset—, era lo que buscaba. ¿Ustedes quieren ser parte de nuestra familia?
Ele y Nenú se miran entre sí, bastantes confundidos. El buitre les pregunta a la pareja si están seguros de su decisión argumentando que el ciervo es un herbívoro y tal vez ellos no sean adecuados para su cuidado. Pero entonces el señor Salva le entrega sus expedientes médicos.
—¿Qué es esto?
—Ambos somos alérgicos a la carne de ciervo, si la consumimos... morimos —le explica—. Aunque si fuera diferente no le haríamos daño.
—Supongo que está bien —susurra mientras lee los papeles.
Luego de la entrevista Lhoset despidió a la pareja y dejó a Nenú y Ele en la habitación que ambos comparten ahora. Se encargó también de hablar con su supervisor y el director del lugar, los Salva realmente están interesados en la adopción de esos dos cachorros sin importar que sean de especies diferentes. Así que ellos deben permitir que las entrevistan continúen para que el vínculo y la confianza se refuercen.
Con el transcurso de los días estas entrevistas fueron sucediendo, a pesar que la pareja de felinos es muy amable con los cachorros, sobre todo con el ciervo, los demás cuidadores todavía se sienten nerviosos.
Finalmente el día esperado llega y ambos van a la casa de los felinos, el señor Salva le enseña la habitación de ambos. Viendo a Nenú y a Ele tan emocionados, no puede evitar sonreír, sin embargo Ele comienza a sisear y bufar al ver que hay un pequeño estanque bajo su habitación del árbol. La parte inferior le pertenece a Nenú mientras que él tiene la parte superior.
—¿Cuál es el problema? —le pregunta al acercarse a él.
—Las serpientes no nadamos —responde al voltear la cabeza. Nenú se ríe luego a escuchar esto, pero no interviene en la conversación.
—¿Estás seguro? —El mayor lo toma del suelo para luego arrojarlo dentro del estanque. Ele se asusta aunque sus instintos lo ayudan a nadar, sorprendiendo bastante al propio Ele.
—¡Estoy nadando! —exclama mientras va de un lado al otro.
—Lo sé, lo sé. —Nenú ve como el señor Salva se sienta junto al estanque y comienza a escribir, su curiosidad lo lleva a mirar la pantalla, sin embargo el mayor lo atrapa en ese momento.
—¿Qué escribes?
—No sé, dime qué escribir.
—¿Cómo?
—Ya había visto esos ojos antes —comenta al darle unos golpecitos en su frente—. Eres un sobreviviente y el origen de esas marcas me interesan mucho.
—¿Quieres... escribir mi historia? —susurra al arquear una ceja.
—Es el antecedente familiar de hecho, Lhoset y yo queremos tener registro de todo, haré lo mismo con Ele después. ¿Quieres comenzar por el principio?
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