10.1
Afortunadamente no adjudicaron el crimen a los dos grandes depredadores que hallaron a la víctima, gracias a las declaraciones de los animales de la cafetería y de un vídeo de las cámaras de seguridad, donde sólo se veía a una gran figura vestida de negro atacando. Debido a esto Teo acabó en la casa del gran felino, era eso o ir con los oficiales otra vez.
—Pobrecita —murmura mientras está sentado en el sillón de la sala—. Estaba... e-estaba-
—Debe ser la primera vez que vez algo así. Es normal aquí, últimamente han aparecido muchos casos, víctimas en los callejones con sus entrañas desde fuera. Una figura negra, esos cortes en el cuerpo... son muy familiares.
—Basta, por favor —le pide el joven cuando cubre sus orejas.
—Estoy divagando —murmura el felino mientras peina su melena. Raz deja un vaso de agua en la mesa frente a él para luego ir a su biblioteca. Allí tiene sus obras por orden alfabético. No se atreverían, piensa al tomar una de sus historias y hojear rápidamente.
Dicha historia trata de un misterio donde el personaje principal debe encontrar al asesino detrás de una serie de crímenes horribles. Es una obra el cual ha ganado mucho reconocimiento ya que las víctimas son carnívoros, al igual la hiena que encontraron en aquel callejón. Todo esto hace que Raz sienta un escalofrío que recorre su cuerpo, desde la cabeza hasta la punta de su cola. Tal vez ahora pueda darle esa emoción a su vida que tanto buscaba.
—Señor —lo llama Teo desde la sala.
—Dime Raz, ¿qué quieres? —responde cuando se acerca a él. Entonces señala la televisión, la cual está en el canal de las noticias. Como lo temía, las autoridades de seguridad le recomienda a la población que se mantenga a salvo y que tomen precauciones porque un asesino serial está suelto.
—Eso en lugar en ayudar hará que todos entren en pánico —comenta el joven oso.
—No en realidad —niega mientras ven los perfiles de las víctimas—. Los herbívoros lo verán como un héroe y los carnívoros grandes no lo tomarán en serio. ¿Ser cazados? Es ridículo, es lo que pensarán y luego morirán —comenta Raz para luego arrojarle su libro.
—¿Qué es esto? —pregunta al tener el libro en sus manos—. Depredación —lee en la portada.
—El asesino imita al antagonista de esa historia, se viste como él, ataca de la misma forma y sus víctimas son y serán carnívoros —le explica.
—Pero... —Teo hace una pausa para mirar la televisión, los perfiles son de dos hermanos caimanes, una leopardo, un cóndor y la joven hiena que encontraron—. Tiene sentido, debe hablar con la policía.
—No harán nada, como en la historia, a nadie le importa la muerte de un par de carnívoros.
—A usted si —señala Teo.
—Yo no diría eso pero lo detendré. Lo que sucede en mis historias no deberían hacerse en la realidad jamás.
Con ese objetivo en mente, Raz planea sus movimientos como el personaje principal lo hizo. Esa misma noche se viste con su ropa favorita, un conjunto cómodo de tono azul oscuro. Además para no dejar desamparado a Teo dejó que éste duerma en su casa y también escribió una nota para Maya, ordenándole que le enseñe el idioma para que pueda seguir con su búsqueda.
Cuando cree que ya todo está en orden, parte hacia los lugares que supone son el terreno de caza del asesino. Los callejones oscuros y fríos, bajo el manto de la noche.
—La noche, momento en donde los monstruos se mueven y se sienten seguros. Pero yo haré que sientan miedo por primera vez, la noche se volverá mi cómplice y testigo de sus muertes —murmura para sí mismo un párrafo de su historia, específicamente la nota que el asesino le deja al protagonista en el último crimen que comete—. Mierda, en cualquier momento puedo despertar de este sueño.
Las horas pasan mientras hace su recorrido, la ciudad es otra de noche ya que los animales nocturnos hacen su vida normal. La mayoría son carnívoros naturalmente, siendo él quien llama la atención por su gran tamaño, manchas y corta melena.
—¿Dónde estás? Dónde-
Un olor fuerte llama a su atención, el cual proviene desde el interior de una casa maltratada, probablemente abandonada. Usa carnada, ¿tan fiel será a mi obra?, piensa al ver una pieza de carne sobre un plato en el centro de la habitación.
Raz escucha la respiración agitada de alguien dentro y, debido a su visión nocturna, consigue ver a la figura negra al fondo. Aun así da unos pasos dentro siendo consciente de que es una trampa.
—Hmm, no esperaba cazar un leopón —comenta la figura cuando cierra la puerta detrás de Raz—. Dos en uno —agrega cuando se acerca a la poca luz del lugar.
—Un búfalo... Eso explica muchas cosas —responde el felino mientras rasca su oreja, porque el antagonista también pertenece a esa especie.
—La noche es el momento en donde ustedes, monstruos, se mueven y se sienten seguros. Pero yo haré que sientan miedo por primera vez, la noche se volverá mi cómplice y testigo-
—No copies mis diálogos —lo interrumpe al fruncir el ceño.
—¿Que?
—Yo escribí la historia que imitas —agrega mientras camina hacia el gran búfalo—. Hazlo, qué más prestigio que cazar un gran, peligroso y amenazante felino híbrido —al terminar Raz le da un zarpazo en el rostro, asegurándose que sus garras se manchen de sangre y tomen gran cantidad de carne en sus surcos.
El herbívoro en respuesta lo embiste con su cabeza, arrojándolo contra la pared más cercana. El impacto hace que Raz quede aturdido por un momento, se incorpora lentamente mientras siente los pesados pasos del búfalo acercarse.
—¿El gatito está asustado? Apenas estamos comenzando —le dice cuando lo toma con fuerza de su melena.
—No salgas del personaje, lo arruinas —responde para luego ser estampado contra la pared. En ese momento su hombro es atravesado por el cuerno del búfalo y es levantado unos centímetros del suelo. El dolor provoca que el latido de su corazón se acelera, la adrenalina recorre su cuerpo y la sensación es inexplicable para él.
Raz es sacudido de un lado al otro, el cuerno haciéndose paso más profundo en su carne. Él sabe que está jugando ya que pudo penetrar su pecho y acabar con su vida en un segundo, pero en su lugar prefiere golpearlo contra las paredes y el suelo.
—Ah, ja... jaja.
—¿De qué te ríes? Voy a matarte. —El búfalo pisa su estómago y retira sin ningún cuidado el cuerno, haciendo que suelte quejidos que no puede contener. La sangre caliente se desliza fuera de la herida y mancha su ropa rápidamente—. Ustedes no saben lo que sentimos los herbívoros. Desde niño temía ser devorado y sólo podría ser algo al respecto... Crecer lo más rápido que pueda.
—Tampoco m-me cuentes t-tu vida —contesta mientras siente el sabor de su propia sangre en su boca.
Antes de que el Raz reciba una mortal patada en la cabeza, el búfalo es derribado por alguien más, dándole un respiro al felino. Quien queda sorprendido al ver a Teo en ese lugar.
—¿Está bien señor? Hay m-mucha sangre.
—¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¡Largo! —exclama al levantarse mientras se sostiene por la pared más cercana.
—No podía dormir y tengo la mala costumbre de leer los finales de las historias —responde el pardo para luego detener las pezuñas del búfalo con sus garras. Raz queda sorprendido ante su fuerza, pero le ordena que se marche—. ¡No voy a dejar que se sacrifique!
—¿De dónde salió este maldito oso? —dice el herbívoro para luego dar un paso adelante, quiere aplastarlo pero sus fuerzas están igualadas. Poco a poco Teo comienza a ceder hasta que toda resistencia desaparece de repente, debido a esto el búfalo se precipita hacia adelante y es levantado por las patas traseras del grisly. Raz ve como lo lanza contra una pared, la cual, el cuerpo masivo de ese asesino, termina por romper.
—Salgamos rápido. —Teo toma el brazo de Raz para pasarlo sobre sus hombros y así poder levantarlo.
—Agh... ¿Cómo nos encontraste? —cuestiona mientras salen lentamente de esa casa abandonada.
—Mi nariz me guió.
—Gracias, pero puedes dejarme aquí. —Intenta apartarse pero el menor ya le dejó en claro que no lo abandonará—. No me importa lo que... pase conmigo. Iba a m-morir como el protagonista de... mi historia y l-lo arruinaste.
—¿Por qué quieres morir?
—¿Por qué debería seguir vivo? E-Esta noche fue la más emocionante que tuve desde mucho ti-tiempo... y fue así p-porque creí que moriría —él da una pausa para recuperar el aliento—. Deja que el búfalo acabe con lo que empezó.
—No.
—Seguro sabes lo que se siente... No tienes familia ni amigos, los demás te temen y te odian por lo que eres —comenta mientras llegan a una calle concurrida, los gritos no se hacen esperar.
—Cuando supuso que la hiena fue el primer cuerpo que vi, de hecho los primeros fueron mis padres —en ese momento Raz nota los ojos de Teo húmedos—. Yo era muy pequeño y me protegieron de un incendio. No me importa qué piensan los demás animales, viviré sus dos vida porque debo hacerlo.
—Lo entiendo —susurra para sí mismo mientras una sonrisa aparece en su rostro.
—¡Alto! —unos oficiales que estaban haciendo su recorrido de rutina se detiene ante ellos para rodearlos.
—¿Así tratan a las víctimas de un intento de asesinato? —les dice Raz con un tono de voz alto antes de quedar inconsciente debido a la pérdida de sangre.
Luego de eso Teo fue llevado a un hospital junto al felino, ya que los oficiales no podían ignorar las notables heridas que este último tenía en su cuerpo. El joven oso se mantuvo callado todo el tiempo junto Raz y los paramédicos estaban tan confundidos al igual que los policías.
En una hora Maya acudió al hospital luego de que encontraran su número entre las pertenencias del gran felino. Ella al llegar encuentra a su hermano en la camilla mientras el oso está medio dormido a su lado.
—¿Qué le pasó? —pregunta, un poco exaltada al ver el estado de Raz. Teo despierta y agacha las orejas al verla, entonces toma una libreta que los paramédicos le dieron y dibuja rápidamente lo que sucedió.
Maya hace una mueca al ver los garabatos, parecidos a los de un cachorro, pero entiende lo que el oso quiere decirle. Los dibujos son ellos, peleando contra un gran animal con cuernos y también le muestra que Raz fue herido por estos.
—Esto es grave, debe ser el mismo asesino del que hablan últimamente. Sólo ataca a carnívoros-
—Cállate, intento dormir —interrumpe Raz cuando abre los ojos.
—¡Idiota! ¿Qué quieres hacer? Ayer te encuentro en la cárcel y ahora medio muerto en un hospital.
—Shhh... Si, estamos en un hospital, compórtate —agrega en voz baja, extrañamente se siente muy cansado—. Estoy bien gracias a Teo.
El nombrado reconoce su propio nombre y lo mira curioso, entonces lo ve extender su pata hacia él.
>|Gracias por arruinar mi suicidio|<
>|¿De nada?|< contesta al estrechar sus patas.
—Ya vuelvo, por tu culpa tengo mucho papeleo que hacer —habla Maya mientras camina hacia la puerta—. Dijeron que no atraparon al responsable.
—No pedí tu ayuda —le recuerda él.
—Nadie me va a impedir ayudarte. —Ella cierra la puerta con fuerza, haciendo saltar a Teo de su asiento.
Raz se levanta de la cama para quedar sentado e inspecciona su cuerpo, la herida más importante que recibió fue la del cuerno y una que otra fractura por los golpes. El dolor y el cansancio le resultan molestos y al mismo tiempo reconfortantes.
—Vivir dos vidas es imposible —rompe el silencio que se formó en la habitación—. Si no te importa tomaré una, para alivianar tu carga.
—¿Qué quiere decir?
—Ya sé que debo hacer, atraparé al asesino y luego... viviré.
—Me parece bien —responde mientras sonríe.
—Entonces... Mírame, ¿ni en estando en este estado me dirás lo que buscas? —comenta, haciendo que Teo niegue con la cabeza.
—Bien, se trata de una amiga. Es muy especial para mí.
—¡¿Estás haciendo todo esto por una hembra?! —exclama indignado—. Había imaginado cientos de razones mucho mejores que esa.
—Se lo dije, ella es muy especial.
El fin de semana llega y a pesar de estar muy lastimado y tener que usar una silla de ruedas para moverse, Raz insiste en ir a su reunión de apoyo para híbridos. Maya lo dejó en la entrada del edificio y se marchó, diciéndole que volverá a buscarlo cuando la reunión acabe.
Cuando la misma empieza, obviamente él es el centro de atención. El tigre saluda a todos y pregunta si alguien quiere compartir algo, entonces las miradas caen en el leopón.
—Fui atacado por el cazador de carnívoros pero ya estoy bien —responde simplemente, dándole la palabra a sus compañeros para que continúen.
—Oh, ¿alguien más?
—Yo —Fon levanta su pata—. Finalmente decidí por uno de los machos que les comenté en la anterior reunión. Escogí al león pero él dijo que me aceptaría si me teñía el pelaje, dijo q-que... una leona no tiene rayas ni e-este color anaranjado —ella no puede continuar y cubre su rostro mientras suelta unos quejidos.
—Si de verdad le gustaras no te pediría cambiar —le dice su compañera mientras la consuela.
—Tu color me recuerda al atardecer y esas rayas difusas resaltan tu figura como tus ojos —comenta Raz mientras la observa—. ¿Quieres salir conmigo?
—¿Eh? —Él consiguió que la tristeza de Fon se desaparezca en minutos y ahora ella se encuentra muy sonrojada, como si fuera una adolescente de nuevo.
—Ambos somos híbridos, entiendo por lo que pasas y jamás te pediría cambiar.
—Supongamos que acepto, no podríamos tener una familia —cuestiona ella, haciendo bufar a Raz.
—Adoptamos.
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