El Nigromante
El espíritu del bosque empuja a todos los guardias con sus lianas para abrirse camino a la salida, el sabe que el tiempo es valioso, por cada minuto cinco hombres más aparecían para hacerle frente.
—¡Atrapenlo! ¡Rescata al prisionero! — escuchaba el elfo al doblar por una esquina.
Apenas giro choca contra alguien, al dar al suelo pudo verlo bien, era un hombre fornido, en ambos brazos portaba un hacha con la que pretendía atacarlo, al darse cuenta evito su encuentro esquivandolo.
—¡Ten cuidado con esas cosas! — le regañaba, pero noto una sombra detrás suyo, giro para verlo, apenas consiguiendo evitar la lanza, está logra rasguñar la mejilla del espíritu del bosque.
—¡No lo hagas más difícil! — le advertía el guardia.
El sonido del hacha cortando el aire alarmó al ente del bosque, quien se vio en la necesidad de pasar a la ofensiva, notando que no le sería posible escapar sin poner en mayor riesgo a su amigo; Las lianas salieron de sus brazaletes, una sujeto el mango de las hachas, parandolas en seco, la otra detuvo la lanza y el elfo aprovecho para golpear al guardia mientras estaba desprevenido y la liana lo dejo inconsciente al azotar su cabeza contra el piso, inesperadamente el elfo fue retenido por los imponentes brazos del hombre fuerte, el sujeto solo dejo sus armas y aprovecho la poca atención que tenía sobre él.
—Realmente eres molesto — replico irritado por la necedad del hombre.
—No deberías interferir con este encarcelamiento, este es el resultado de sus acciones y parece bastante calmado, como si estuviera de acuerdo con la decisión — esto no tranquilizó al elfo, todo lo contrario, sus lianas se desplegaron, estás golpearon con la fuerza de un látigo.
—¡Suéltame! ¡No tengo el tiempo para perder contigo! — exclamó al oír los pasos de sus compañeros, en su desesperación utilizo su dote de control de la vitalidad, cargando al hombre con ella.
El tipo se doblegaba, incluso hasta grito, sin saber el por qué de ello el espíritu del bosque el peso que tenía que ver con el extraño suceso, el hombre le soltó para luego tirarse en el suelo tras el castigo inflingido, le había sobre cargado su sentido del tacto y el dolor, llevándolo a un umbral nunca antes visto. El ente del bosque rompió una ventana y huyó lo antes posible, dejando atrás a sus perseguidores.
—¡Demonios! ¡Pensaba que sería algo simple, con solo palabras resolvería esto...! — el joven antiguo pronto vio a Rasmus, el cual volvía a subir a su carruaje.
Sin más se mete por la parte de atrás junto al cautivo, pero esta vez Rasmus nota el abordaje, tomando su ballesta para la peor situación.
— ¡Sal de allí! ¡No me gustan los ladrones! — apuntaba al interior.
— Calma Rasmus soy yo — se asomó el elfo y el mercader bajo su arma soltando un suspiro.
— Esto debe dejar de ser un hábito — dejaba en claro Rasmus, sin decir más avanzó el carruaje.
— Gracias por ayudarme — decia con calma al ver que pasaron las puertas de la ciudad amurallada.
— Ni lo menciones, yo había terminado mi trató allí, así que el destino nos volvió a unir — miro atentó el interior de su carruaje— ¿Y quién es el?
— Es mi compañero, Dhaerios —procedio a retirarle la tela, mostrando a un hombre en sus treinta de piel morena— ¡¿Pero quién eres?! ¡Tu no eres Dhaerios!
— Lo mismo quisiera saber —miraba muy serio al elfo — yo me había entregado y de pronto tu me sacaste.
— Perdóname yo creí que eras otra persona — respondio apenado el espíritu del bosque — y yo que me metí en líos por sacarte de allí.
— ¿Dices que te entregaste? ¿Eres un criminal? — pregunto Rasmus quien volvió a sujetar su arma.
— Verás yo ayudé a unos tipos hace unos años atrás a tomar la ciudad amurallada, usaron a un amigo mío para convencerme, les hice armamento... Si no fuera por unos magos de la Orden el lugar sería manejado por ellos —conto sin orgullo su pasado.
— ¿Crees que con tu muerte arreglarás lo sucedido? — pregunto el elfo con seriedad — ¡Puedes ofrecer algo mejor en vida! ¡¿Porque prefieres rendirte?! ¡Bien te equivocaste pero enmienda tus errores nadie vive sin cometer alguno! — ante tales palabras el extraño se sorprendió y el espíritu del bosque recordó un terrible error suyo, se trataba de un hombre pálido y ojos verdes, el también podía manejar la naturaleza.
— ¿Y que es eso que podría hacer para componer mis fallos?
— No tengo la respuesta, pero me gustaría que me acompañarás, verás extravié a mis compañeros y...
— Eso suena como a estafa —interrumpio Rasmus quien no le parecía bien lo que hacia.
— Si tú pudieras indicarme cómo son yo podría encontrarlos — reveló el hombre quien fue rescatado, sus noticia los sorprendieron.
— Claro, pero dime ¿cuál es tu nombre? — le detuvo intentando saber más del hombre.
— Soy Magno, dominó la manipulación de la tierra, así puedo detectar a las personas solo que necesitaré una descripción detallada — contó el hombre moreno — y ¿ustedes quienes son?
— Soy Rasmus, un comerciante errante — dió a conocer el conductor de dos caballos marrones, pero sin intentar profundizar debido a el pasado de Magno.
— Yo no sé mi nombre, me embarque en esta travesía para saber más de mi — contó omitiendo toda la verdad, al no querer aquejarlo con sus problemas — viajo con un hombre alado llamado Dhaerios y con Seth un clarividente.
Rasmus paró el carruaje, Magno salió para tocar el suelo, este pareció que le sujeto los brazos aceptando su interacción, sus ojos se volvieron pálidos y en corto tiempo indico el lugar donde habrían que llegar.
Poco antes Seth llegaba a un claro, donde Dhaerios se encontraba sentado, pensando que hacer, contaba con opciones muy limitadas, incluso debido a lo ahora conocido sabía que le sería más improbable llegar a dicho castillo flotante.
— Al fin te encontré — Dhaerio se sorprendió al ver a Seth.
— ¿Tu que haces aquí? — se puso en guardia esperando una agresión del hombre.
— !No! Espera vine a disculparme... Tu no sabes nada del mundo y creo que debo contarte antes de algún imprevisto — contó Seth con seriedad.
Una risa interrumpió la conversación, ambos miraban de donde venía la peculiar carcajada, sin aviso las sombras se reunieron, dando forma a un hombre calvo, únicamente vestido con una capa, se podría apreciar en su cuerpo varios grabados mágicos, ambos quedaron horrorizados al ver que la cabeza del extrañó tenía tres rostros, uno a cada lado, estos parecían petrificados, el extraño parecía un muerto, su tono morado, su aspecto demacrado apoyaban esa idea, Dhaerios y Seth sentían una gran presión, incluso algo en su interior les imploraba por irse.
— ¡¿Que... Que demonios eres?! — Seth sentía pavor del extrañó, pero se armó de valor para mantenerse frente a el extraño.
— Soy el nigromante Thors... Y vengo por el... — este necesitar tomar aire con bastante regularidad, Dhaerio sintió un escalofrío recorrer su espalda al ser apuntado por el extraño— dámelo y vivirás...
Seth quedó pálido, pues acababa de haber visto la premonición de su muerte. La mano morada del sujeto levantando su cuerpo decrépito, no podía entenderlo con racionalidad, pero era seguro está verdad si lo enfrentaba.
— No... No puede ser... — se decía incrédulo abrazándose a si mismo — yo... ¿Muero?
— ¿No lo harás?... Qué pena... — extendió su mano hacia el par, al no ver una respuesta positiva a su pedido.
Dhaerios miro a Seth, noto su nula resistencia, empujándolo fuera de la ruta de la funesta fuerza, figuras espectrales salieron de las manos de Thors, las alas de Dhaerio le cubrieron y repelieron a las almas torturadas, proyectando un brillo dorado.
— Si... Opone resistencia... — decía con gusto sabiendo que después de todo el ganaría — hace años que no me enfrento.... A un vivo....
—¿Será definitiva mi premonición? — pensaba Seth tirado en el suelo, sin pensar en lo que ocurría a su alrededor— ¿O deberé huir?
Los espectros se iban sobre Dhaerios, el solo bloqueaba los mortíferos ataques de el nigromante, el hombre alado alcanzó los cielos para mantener la distancia, dejando a Seth para salvarlo y tener la atención del enemigo en si mismo.
— No puedo solo bloquear para siempre, necesito un arma... — pensaba eludiendo los ataques, sus alas llamaron su atención.
— Serás derrotado... — se consideraba victorioso.
Dhaerios se lanzó desde las alturas contra el nigromante, el no pudo reaccionar ante la sorpresa, un ala impacto de lleno sobre el nigromante, descargando la fuerza mágica de ellas sobre el perverso portador de magia muerta, Thors yacía en el suelo, al notar la falta de resistencia Dhaerios bajo del cielo, pero para sorpresa de todos se incorporó de forma sobre humana, sus pies volvieron a sostenerlo, pero su torso colgando, todo indicaba que su columna vertebral se había roto, maniatado las manos pone en su lugar la parte superior de su ser.
— ¡Es tan antinatural...! — el miedo de Seth no era para nada infundado.
El nigromante levanta sus manos, a la par dos esqueléticas manos agarran las piernas de Dhaerios, este mira preocupado a Thors, el cual tenía un brillo de malicia, Seth aparece cortando de un tajo el cuello del nigromante, el cuerpo decapitado de Thors cae al suelo nuevamente, el corazón del visionario late como nunca, Dhaerios es liberado de los restos de los muertos y el cuerpo del nigromante libera sangre en dirección a su cabeza.
— ¿Realmente lo maté? — Seth se cuestionaba, miraba la hoja de su espada como si dudara de lo ocurrido — ¿Puedo vencer al destino...?
Una carruaje suena, para pronto aparecer de entre los árboles, Rasmus, el espíritu del bosque y Magno, los cuales notaron el cuerpo decapitado de inmediato.
— ¿Que es esto? — el elfo, miro la cabeza sintiendo un escalofrío.
— Que fascinantes brazaletes... — hablo la cabeza decapitada, quien no quitaba la vista del joven antiguo — ¡Los deseo...!
Todos los presentes retrocedieron, la sangre que había derramado unió a las partes separadas, todos vieron como en la calva del desnudo surgía otro rostro.
— ¡Dame tus...! ¡Brazaletes elfo...! — pedia el nigromante con una retorcida mueca — ¿Talvez deba... Llevarte conmigo...?
El espíritu del bosque entendió la peligrosa situación, las lianas tomaron a Thors, pero apenas le sujetaron se secaron como si pudiera drenar la energía vital.
— ¡Sin dudas... tú eres lo que... me falta para... perfeccionar mi magia...! —el rostro del mago negro parecía volverse más grotesca mientras corría por el elfo.
— ¡No puedo tocarle! ¿Cómo puedo vencer? — la imagen de Ailberth vino a él, su maestro parecía no abandonarle — ¿Debo usar el eco natural?
La mano sarnosa de Thors estaba por tomar al elfo, pero un muro de piedra sólida se alzó entre estos dos, gracias a Magno, otra embestida de la fuerza mágica de Dhaerios azotó al nigromante, llevándolo contra la pared, Seth con su espada atacó, pero Thors ya lo esperaba, tomando la estocada con su mano, ambos quedaron cara a cara.
— Tienes un hermoso... brillo en tus ojos... ¡LO QUIERO! — la voz del hombre morado nunca antes había sonado tan perversa de inmediato posó su mano sobre el rostro de Seth y un brillo violeta dejo atónito al guerrero.
Rasmus observaba atentó la batalla sin intención de unirse, Seth cayó al suelo y el nigromante se retiró en la sombra del muro, desapareciendo del encuentro, todos corrieron con Seth, el elfo quedó atrás, siendo tomado por la mano del nigromante.
— ¡Una trampa! — se percató el espíritu del bosque, sin poder oponer resistencia es jalado hacia la oscuridad.
— ¡No! — grito Magno al ver como el elfo fue tomado por el perverso mago.
— ¿Se lo llevo? — Dhaerios no pudo ver cómo fue que se lo llevó consiguió.
— Si hombre pájaro, ese tipo desnudo se llevó al elfo... — Magno se acercó donde fue arrastrado el espíritu.
— ¡Debemos buscarlo! ¡No podemos dejarlo atrás! — recalcó Dhaerios, sonando lleno de convicción.
—Si, quien sabe que le estará haciendo si lo dejamos por mucho tiempo — hablaba Magno preocupado por lo que le podría pasar.
— ¿Tú quién eres? Y ¿Porque te importa? — le cuestionó Dhaerios quien se dió cuenta de este y Rasmus.
— Soy Magno y el creyó en mí, además si yo le ayudo... Talvez así pueda empezar a enmendar mis errores —concluia el hombre, quien se mostraba sincero.
— Disculpa Magno... Solo que... Han pasado ya tantas cosas... — se lamentaba mirando donde debería estar su amigo.
— Tienes razón Dhaerios... — dijo Seth incorporándose, abrió sus ojos pero estos eran pálidos ahora, había quedado ciego — pero debemos ayudar a nuestro compañero y el tiempo no es un aliado.
— ¿Sabes dónde está? — pregunto Magno quien no pudo calcular bien el peso y la altura del elfo.
— Si, ahora sin mi vista debo depender de mis visiones — se mostraba seguro al caminar, como si aún pudiese ver — solo necesitamos un transporte.
— Están de suerte soy Rasmus y estoy dispuesto ayudarles si pagán el precio — dejo en claro sin descaro.
— Lo estamos — respondió por todos Dhaerios exponiendo sus alas recordando cómo el joven antiguo le parecían hermosas.
— Solo espero lograr mantener las visiones... Mi abuelo me contó que solo pocos podían mantener en constante uso nuestro don... — se decía a sus adentros Seth, lleno de preocupación.
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