El Hombre Sin Vida
El dúo siguió un camino al bajar de la montaña, ambos seguían motivados de llegar a la ciudad amurallada, pero un quejido se hizo presente, ambos se miraron atónitos, sus estómagos rugían de hambre.
—Caramba, me siento agotado—declaro Dhaerios con una mano en la panza.
—Aun falta mucho para llegar—dijo su compañero mirando el horizonte, pero logro ver humo cerca de ellos — Ven creo que alguien vive cerca.
Siguieron hacia aquella señal de vida, pero al llegar se encontraron con una gran sorpresa, habían llegado a una pequeña aldea, todos sus habitantes vestían ropas largas blancas, sus casas estaban cubiertas de tela, parecían estar vestidas, por sobre las casas se podía ver una bandera, tenía un ojo dorado.
—Bienvenidos les esperamos con ansias— hablo un anciano calvo, sus ropas eran de un azul cielo, detrás de él un hombre alrededor de veintisiete años, de cabello negro largo pero amarrado en una cola, miraba con desagradó a los recién llegados, su vestimenta era amarilla — Mi nombre es Miller y la comida está lista.
—¡Gracias! — decía con animo el Espíritu del bosque, hasta que se percato de lo extraño del asunto— ¡Espere! ¡¿Como es posible que supieran de nosotros?!
—Je, Verán nosotros somos los Herederos de "Destiny" —contaba el hombre mayor, parecía que llevaba tiempo sin hablar con alguien de fuera — A nuestros ancestros les fue entregada la "Vista".
— ¿Vista? — preguntaba el hombre alado intrigado.
— Si, podemos ver el futuro —dijo molesto el joven detrás del hombre mayor, sus ojos negros mostraban frialdad y un muro que pretendía alejar a todos.
— Perdonen a mi nieto Seth, el es muy imprudente — se disculpaba por la brusquedad de su intromisión.
— Sólo lo dices porque me entrometo en tu visión del ahora... — le interrumpió de mala gana, la mirada de Seth se mostraba cansada y llena de hartazgo.
— Hablaremos de esto mas tarde... — declaro Miller dándole la espalda, sin mas Seth se retiro insatisfecho — Perdonen los jóvenes de hoy. Se que un día alcanzará la grandeza, solo es cuestión de tiempo.
Tras una comida placentera Dhaerios y el Espíritu del bosque miraban como los habitantes de aquel pequeño pueblo vivían, unos cuantos hombres entrenaban con la espada, otros con lanzas y pocos con arcos, las mujeres se ponían enfrente de otras, cerraban los ojos e imitaban lo que la otra hacia al mismo tiempo, los niños eran puestos frente a diversas armas.
— ¿Pueden verlo? — preguntaba Seth a los recién llegados, disgustado de lo que siempre tenía que lidiar.
— ¿De que hablas? — pregunto Dhaerios intentando notarlo, sin ver nada peculiar.
— Los niños están viendo con que arma tienen futuro — les revelaba Seth con tristeza — Las mujeres aprenden de las experiencias de las mayores y los hombres explotan sus capacidades con su premonición adquiriendo su "máxima" capacidad.
— Creo que te entiendo — decía pensativo el joven antiguo — viven sus vidas sin vivirlas, sin decisión propia, sin la emoción propia, como si estuvieras en una jaula invisible — sus palabras hacían notar que entendía perfectamente su situación.
— Lo que dice mi abuelo que nos dieron, no es un regalo — aclaraba Seth frustrado — Sino una maldición...
— ¿Maldición? — esto le hizo pensar a Dhaerios en su predicamento y una posible respuesta de su estado.
— Una vida sin sorpresas... una vida que parece que el día a día se repite... es una jaula dónde solo se es consumido — contaba el dolido Seth.
Las palabras del joven resonaban en la cabeza del hombre alado, la mirada de Seth se mostró melancólica y cansada.
— Si así te sientes, entonces ven con nosotros — le ofreció Dhaerios — nosotros nos encontramos en un viaje con el que intentamos traer lo que nos falta.
— Lo viste venir ¿cierto? — pregunto el Espíritu del bosque conociendo la respuesta — ¿Puedes ver lo que sigue? — Seth oprime sus manos con fuerza.
—No y es grandioso — respondió con un nuevo aire.
— ¿Quieres contra decir tu destino? — interrumpía Miller, el cual había llegado, pero parecía saber lo que pasaba — Tus dotes de premonición son privilegiados, deberías reconsiderar tu camino ya marcado.
— ¡No! ¡No hay nada que pensar!— declaraba un decidido Seth — ¡Prefiero dejar de ver a seguir en esta perpetua agonía!
— Si es así, toma mi advertencia, Destiny no gusta de los desleales — con un tono severo remarcó el líder Miller.
— No me importa encarar al mismísimo Destiny si con ello puedo librarme de esta maldición — retaba Seth la fe de su abuelo, este se vio molesto.
— Ya sabes mi respuesta — se retiraba el hombre mayor — pero te deseo el mejor de los viajes, pese lo duro que será.
— Lo haré, me enfrentare al dios de los Herederos — declaro Seth, tras esto miro al Espíritu del Bosque y a Dhaerios — Tal vez ustedes no quieran...
— Tu buscas libertad — le detuvo el Espíritu del Bosque con una voz comprensiva — Tienes mi apoyo, Soy el Espíritu del Bosque.
— Nuestro apoyo, soy Dhaerios — dejaba en claro que su ayuda estaría a su lado — Pero creo que tu habilidad nos seria de ayuda para guiarnos.
— Usaré esta maldición a mi favor, hasta el día en que pueda librarme de ella — decía mirando el sol, ya que un nuevo mañana se vislumbraba en el horizonte.
Sin mas los tres se retiraron del extraño pueblo, Seth llevaba colgando en su espalda una espada de mango dorado, Miller miraba como su nieto partía, pero en su rostro no tenia una cara triste sino una contenta.
— ¡Llego el día! Hoy comienza su travesía, a un destino que nos liga a todos — su voz demostraba su gran regocijo — Conocerás tu verdadero yo Seth... ¡Tu destino se cumplirá!
— ¿Crees que el sujeto "Destiny" sepa sobre un castillo? —preguntaba Dhaerios al hombre de la premonición.
— ¿Castillos? Existen muchos — respondía Seth al haber oído de varios de parte de su abuelo — ¿Algún detalle?
— Que tal uno que flota — esto hizo que Seth parara, al notar lo que era obvio.
— ¿Pasa algo? — pregunto el Espíritu del Bosque, al notar la intranquilidad del nuevo integrante.
— No quería pensarlo, pero es imposible ahora que lo has dicho... — decía dolido el joven, desenfundo su espada y la apunto al hombre de alas.
— ¡¿Pero que haces?! — El Espíritu del Bosque no podía creer lo que veía.
— ¡¿Acaso no sabes quién es él?! ¿O lo que es? — no bajaba su arma, solo le miraba atento a cualquier movimiento extraño — ¡El es uno de los que provoco la guerra de mil años! ¡Los de su clase..! ¡Ellos desataron el infierno contra nuestro reino! ¡Llegaron en el castillo flotante!
Dhaerios quedo sin habla, al igual que el Espíritu del Bosque.
—Puede ser que sus antepasados hicieran estragos. ¡Pero el no hizo nada! — defendió firme poniéndose frente la espada de Seth — Dime que es lo que vez ahora.
— Yo veo... veo...
— Jóven del Bosque, Seth... yo lo siento — interrumpió Dhaerios extendiendo sus alas para alcanzar las alturas.
— ¡No! ¡Por favor no! — suplicaba el Espíritu del Bosque mientras veían como se alejaba a lo lejos.
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