Capítulo 5


Capítulo 5

Me encontraba estampada contra la pared. Judd me tomó por el cuello y apretó ligeramente, solté un gemido, él sabía que eso me volvía loca.

- Me vuelves malditamente loco – sonreí. Sentí como aflojaba ligeramente su mano de mi cuello, así que aproveché para tomar el control. Ahora el que estaba contra la pared era el, a mi puta merced.

Acaricié cada centímetro de piel de su cuello hasta su pecho, para luego comenzar un camino de saliva y mordidas, lo que recibí por respuesta fue un gruñido.

- ¿Qué haces? – lo miré directamente a los ojos y sonreí. Continué bajando hasta llegar a su pene, el cual ya estaba erecto. Lo tomé delicadamente con mi mano para luego escupirlo – O-oye – lo ignoré, pasé mi lengua por el glande, a lo que obtuve una respuesta inmediata. Seguido de esto, introduje lentamente su pene en mi boca, para luego comenzar a chuparlo lentamente, dejando fluir la saliva. Sentía como Judd se retorcía y trataba de controlarse. En eso agarré su pene con mis manos para irlo apretando lentamente. Judd se sobresaltó. - Si sigues así me voy a correr, estúpida – dijo mientras me miraba un muy sudoroso Judd. Me incorporé y lo miré directamente a los ojos

- Dame mi puto orgasmo, Birch – a lo que él sonrió sádicamente – teniendo en cuenta que soy yo la que te cedo el control

- Eso no es posible, perra – de un momento a otro me alzó e introdujo su pene de forma violenta

- Eres un jodido salvaje – dije ente gemidos – me encanta – él sonrió y lamió su labio superior. Sus embestidas eran fuerte, profundas y violentas. De un momento a otro me acostó en el suelo de la ducha, para ponerse entre mis piernas y penetrarme fuertemente. Debía ahogar los gemidos de alguna manera, enterraba mis uñas en su espalda, sabia lo mucho que le encantaba eso. Judd lamía y mordía la piel de mis pechos, mis pezones y mi cuello. De un momento a otro, alzó mi pierna para colocarla en su hombro y penetrarme aún más fuertemente, si eso fuera posible.

- Mierda Birch – gemí de forma silenciosa

- Cuanto daría por escucharte gemir ruidosamente – tomó mi cuello con su mano libre, para luego comenzar a apretarlo de forma suave y aumentar la fuerza. Sus ojos no se despegaban de los míos, era como si me estuviese analizando, su mano liberó mi cuello, para luego volver a la posición del misionero. – no sabes – sentía como mi orgasmo se acercaba y la verdad era uno muy intenso – como – la velocidad de las embestidas aumento – extrañaba tenerte así – con una última embestida llegué a mi orgasmo y él llegó unos segundos después

Mis uñas se enterraban en su espalda y las de el en mis muslos. Nos quedamos un rato en esa misma posición hasta que decidimos bañarnos.

- Tú te vas por la ventilación - su mirada de culo usual hizo acto de presencia

- ¿Por qué debería obedecerte, estúpida? – fruncí el ceño y me crucé de brazos

- Porque estamos en el baño de tu hermana, que a propósito es mi amiga – Judd no me estaba mirando – Mis ojos están arriba

- ¿Te pregunté acaso? – rodé los ojos, para luego tomar el rostro de Judd con mis manos

- Escuchame muy bien, Birch – acerqué mi rostro – tu hermana no debe enterarse que tú y yo estamos en este ridículo juego tuyo

- ¿Lo decidiste acaso tu? – tomó mis manos y las colocó por encima de mi cabeza – escuchame muy bien, perra, todo el puto mundo se debe enterar que tú eres malditamente mía

- ¿De qué mierdas estás hablando, Birch? – sus ojos me miraban muy fijamente

-_______ ya el desayuno está... ¿qué? – Leah entró al jodido baño, nos vio a Judd y a mi muy desnudos

- No es lo que tu piensas, bueno si tuve sexo con tu hermano, pero no somos nada- Leah parecía haberse quedado sin palabras y Judd no decía nada – O-oye Judd, di algo

- Leah lárgate que estoy a punto de metérsela de nuevo a ______ - ¿Por qué, Judd? ¿Por qué eres así?

- Lo sospechaba – dijo encogiéndose de hombros – La tensión sexual entre ustedes dos es demasiado grande – Sonrió – Les pongo dos meses para que se den cuenta que son el uno para el otro

­- ¡Ni loca! – Escuché como se reía mientras bajaba las escaleras – Y tú, maldito idiota de mierda ¿Qué quieres lograr con todo esto? - El simplemente sonrío

- La apuesta continúa- acercó su nariz a mi cuello – y con una nueva recompensa – sus ojos se paseaban por cada centímetro de mi piel – el que pierda, tendrá que pasar un jodido fin de semana a solas con el ganador – sentí como succionaba la piel de mi cuello, dejando una marca allí.

Y con esas se fue el idiota.

Me cambié, me puse unos shorts de tiro alto, una blusa y mis botas negras. Bajé a desayunar y Leah me miraba con una sonrisa burlona.

- Mis padres te adoran y te adorarán mucho más cuando tú y Judd estén juntos – rodé los ojos

- Sabes que lo de nosotros nunca funcionaría – dije encogiéndome de hombros – Ya lo intentamos y la verdad es que somos un jodido caos -Leah me miraba fijamente - ¿qué?

- Nada, solo que por un momento me llego una imagen de ustedes dos viviendo juntos y ...- corrí a taparle la boca a Leah

- ¡No digas una mierda Leah! – miré para todos lados y me acordé de que Judd le encantan los ductos de ventilación – Mira, en estos momentos no puedo y no aspiro a tener una relación y mucho menos con tu...

- ¡Pero miren a quien tenemos aquí! – gritó emocionado el señor Birch - ______, querida, tanto tiempo sin verte

- Si mucho tiempo, Señor Birch – dije sonriendo

- Me alegra verte aquí, _____- dijo Diane con una sonrisa, a lo que le respondí con una igual

- ¿Judd y tú ya son algo? - y a la mierda, empecé a toser a lo desgraciada y Leah solo se reía. El señor Birch solo sonreía inocentemente

- Nosotros solo somos amigos – dije una vez me recuperé

- Les pongo dos meses – dijo Leah tomando café

- Yo digo que en tres meses – dijo Diane

- Y yo digo que en una semana – están...apostando, si definitivamente si, están apostando

- No, Ammm Diane, Señor Birch y Leah. Judd y yo solo somos amigos – y así comenzó mi mañana, desayuné con los Birch y me fui a casa. Leah me llevó, cuando me bajé de su auto...

- Voy a seguir buscando más información, no te preocupes – ella asintió - nos vemos mañana, cariño

- Nos vemos mañana, cielo – me despedí, para luego entra a mi casa, saludar y alimentar a Eritrocito e ir a mi habitación

- Con que solo amigos – Su voz inundó mi habitación

- Sabes que es así, Judd - tiré mi bolso en un rincón de mi habitación – Y deja de meterte en mi habitación y a mi casa

- Lo que teníamos no era solo una puta amistad – mierda, que no vaya a hablar del tema

- ¿No tienes que hacer, no sé, tareas? – él sonrió

-¿Debería tener tareas?– rodé los ojos, respiré profundamente y lo miré

- Eres imposible – respiré, exhalé pesadamente y me cambié de ropa a una mucho más cómoda- voy a estudiar, así que no empieces a joder – Judd se encogió de hombros

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