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Marzo 1 semana — viernes.

A veces era difícil escapar de las miradas del profesor a la hora de buscar a un alumno para que cumpliera algún encargo o saliera a la pizarra a resolver los ejercicios. En esta oportunidad, Cross fue asignado, quiera o no, a buscar los resultados de los exámenes que habían sido olvidados en el salón de maestros; sin tener otra opción se levantó de su pupitre y fue hacia el lugar indicado. 

Su paso no era apurado, caminar en los pasillos cuando estaban en total silencio no era algo que se podía apreciar todos los días, cada estudiante estaría en su respectivo salón, muy pocos estarían a fuera para ir al baño y volver de inmediato; la escuela era tranquila en su mayor tiempo, pocas veces había excepciones a las reglas como el supuesto "fantasma de la escuela" que tanto escuchaba en su curso, aunque últimamente no escuchaba muchas noticias sobre él.

Tras tomar el montón de pruebas, caminaba lentamente para revisar desde los bordes de las hojas las notas que había, trataba de obtener su propia calificación para quitarse los nervios tan pronto le sea posible; sin embargo, su travesura tuvo que ser detenida al escuchar el ruido de un casillero abriéndose, actuó lo más normal posible para no ser descubierto, aunque su actuación no duró mucho tiempo al notar que quien estaba delante de él era su pareja. Nightmare estaba sacando su bolso de su casillero, pero se detuvo al notar que le observaban, su expresión seria se aligeró suavemente al reconocerlo.

— ¿Ya te vas? —Preguntó Cross acercándose más a él, bastante contento, pocas veces podía despedirse de él los viernes y esa era una gran oportunidad de hacerlo por primera vez.

— Sí, por desgracia. 

— Ánimo en tu trabajo entonces, te quiero. 

El azabache se le quedó mirando a los ojos, se colocó su mochila y se acercó dos pasos más al menor, la única distancia eran los papeles que tenía en sus brazos. Si tenía que analizar sus rasgos una vez más, podía notar que los ojos grises del menor parecían brillar además que sus labios no hacían una sonrisa plena, más bien, estaban ligeramente abultados; Nightmare entendía esos pequeños gestos: Cross quería un beso de despedida.

Sin rechazarle —pues no había razón para ello— tomó ambas mejillas para conceder su deseo, ambos ladearon la cabeza para unir sus labios una vez más, correspondiendo a su cariño sin apuros, siendo claros al demostrar que sus muestras de afecto eran honestas. Aprovechando que nadie más estaba en el pasillo, Cross dejó una vía libre para profundizar el contacto de sus labiales, abriéndolos con tal de mover su mandíbula junto a él en una danza improvisada y fluida; Nightmare no se quedó atrás con las sorpresas, con pasos disimulados fue guiando al bicolor contra los casilleros y allí dejó una mano contra este mueble. 

Después de varios segundos, ambos se separaron antes de que la falta de aire delatara la fechoría, Cross reaccionó sonrojándose de golpe al notar cómo había terminado. Nightmare se veía mucho más dominante desde aquella perspectiva, sonriendo como pocas veces hacía, le depositó otro beso mucho más calmado, siendo correspondido, al finalizar mordió su labio y lo tiró sin fuerza con tal de separarse como si no hubiese hecho nada de otro mundo, subiendo su bufanda.

— Adiós.

El mayor se retiró y apenas se perdió entre los pasillos, el pobre adolescente sintió cómo sus piernas ya no resistían los escalofríos. Eso había sido demasiado fuerte para su pobre corazón, apenas pudo escucharlo a través de los latidos que retumbaban en sus tímpanos. Carraspeó, apegándose al montón de pruebas.

— S-Suerte. 

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