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Noviembre 1 semana - martes.

No había visto a Cross el lunes pasado, por lo que sus pies parecieron moverse solos hasta el gimnasio en donde tenía deportes aquel joven de primer año. Allí estaba participando activamente y contrastando contra lo demás, era bastante bueno y siempre parecía mezclar su seriedad con su infantilismo. 

Cuando terminó la clase, Cross pareció darse cuenta de su presencia pues antes de irse a vestidores se acercó a él en un rápido trote hasta la última fila de los asientos.

– ¡Night! 

– Yo.

– Tengo que cambiarme todavía, ven a los vestidores si quieres.

Parpadeó un par de veces alzando sus cejas, no vio tal propuesta como algo malo, de todas formas así aprovechaban el receso antes de tener que caminos separar nuevamente, como siempre debía ir a despertar al moreno de sus siestas entre clases. Juntos fueron hasta la sala y el menor entró en una de las casillas para cambiarse con privacidad. 

Nightmare se quedó apoyado en la puerta, cruzado de brazos y con los ojos cerrados, quería ignorar que los chicos que también estaban en los vestidores le veían bastante fuera de contexto.

– Oye, Nightmare, ¿A qué te referías con las cosas raras que tengo? 

– ¿No es obvio? –Respondió– ¿A quién más has visto con el cabello de dos colores? En estos dos meses no he visto que tu pelo tenga raíces negras, no es teñido.

– Ah... Bueno, es verdad, mi cabello es natural.

Era algo que esperaba escuchar, pero de todas formas le sorprendía tal revelación, no podía creer que además de daltónico tenía manchones en el cabello de una forma tan perfecta.

– ¿Tienes más cosas raras, Cross?

– que le digas raro me ofende.

– Tienes que admitir que no cualquiera tiene cabello bicolor.

– Hey, yo he visto a muchos con manchas blancas en el pelo.

– Pero no tan grandes y parejas como el tuyo.

– Es que lo corto para que no se vea tan mal.

– Cross.

El susodicho golpeó la puerta para que le dejara salir de la casilla, allí ambos quedaron a una breve distancia, una en la que personalmente  a Nightmare no le incomodaba, ver más de cerca cada aspecto del adverso simplemente le estaba maravillando sin precedentes.

– ¿Uh?

– Déjame verte más seguido, me pica la curiosidad cómo un niño tan infantil puede ser serio a la vez.

Cross esbozó una sonrisa muy confundida, haciéndose un lado para doblar su ropa de deporte, su entonación había cambiado, un poco más temblorosa.

– ¿Cómo debo sentirme al respecto?

– Halagado, porque no me suele interesar las personas.

– Solo para tus fines científicos. 

– ¿Tiene eso algo de malo?

Cross giró su rostro hacia él, negando con la cabeza, pero más recompuesto, se notaba en su expresión.

– Solo espero que no me uses para entretención.

No pudo evitar sonreír ladino, caminando hasta la salida.

– ¿Quién crees que soy?

Y salió, sin esperar respuesta, bastante satisfecho de obtener su permiso.

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