C A P Í T U L O 39

—Ya estamos todos aquí Alec, habla —insta Catalina, ansiosa.

—Calma Cati —le pide Matthew, rodeando sus hombros para tratar de calmar la tensión de su esposa—. Pero de verdad Alec, habla ya, tanto suspenso es innecesario —insiste de igual manera.

Era entendible la ansiedad, después de tres años sin el más mínimo rastro, que ahora de la nada Carola venga y haga acto de presencia justamente en el territorio de Calista... Era demasiado para ser bueno.

—Estoy tratando de asimilar esto también. Es demasiado raro... —tanto su forma de hablar como su actitud demostraban su clara inquietud que iguala a la ansiedad de su "hermana".

—¿Raro?, ¿Qué clase de "raro"? —ahora es Cameron quien habla, sentada frente a sus padres junto a su cuñada.

—Porque lo hizo con toda la intención... —declara, y todos, desde los menores hasta los mayores intercambian miradas de sospecha, prestando total atención cuando el brujo mayor se dispone a contar:— Fué de la nada, un grupo de novatos estaban probando sus habilidades en las profundidades del bosque, llegando a un punto donde se metieron en territorio inexplorado al que solo los animales acceden, aquí es donde las cosas se ponen raras. Los chicos aseguran que comenzaron a sentir una presencia que los llamaba, llevándolos hasta un claro donde la naturaleza estaba muerta, y fué allí donde una mujer se presentó ante ellos...

—¿Y no los atacó o ellos a ella? —cuestiona Darcy.

—No, ninguno atacó... —le responde su tío, con la inquietud intacta y los brazos cruzados sobre su pecho mientras su mirada vaga por la mesa— Uno de los jóvenes tenía una cámara consigo y logró grabarlo todo, dándonos una reproducción nítida de lo sucedido, Calista me envió el vídeo donde se muestra claramente a Carola pidiéndoles que le avisaran a mi tía sobre su presencia y... Bueno, miren ustedes.

Alexis, que se había mantenido al margen —a pesar de que estaban en su oficina—, manipula entonces la tablet que carga consigo haciendo aparecer una proyección sobre la mesa frente a todos, mostrando lo dicho por el brujo, y como lo describió, la situación era más que extraña.

Un pequeño grupo de tres varones y una chica estaban frente a una Carola vistiendo un sencillo vestido café que desentonaba con el ambiente helado que la rodea, pero más allá de eso, no había nada más que la cubriera dejándose ver su apariencia con claridad, desde su tez broce ahora más clara, sus cabellos chocolate sin volumen ya y sus distintivos ojos negros que solo reflejaban un vacío absoluto.

Díganle a Calista Valentine que Carola De Rosas está en su territorio y no planea irse. A llegado el momento de enfrentar el pasado y darle fin a lo que comenzamos hace ya tanto años.

Sin rodeos, era un mensaje más que claro.

—Es evidente que se trata de una invitación —señala Demon lo que ya todos notaron—, pero no creo que sea exactamente para nosotros.

—¿Y para quién más sería?, ¿Para tu prima? —inquiere con ironía Roy, recibiendo un codazo por parte de Vega para que calle.

—Demon se refiere, a que no se trata de una invitación para nosotros los jóvenes —interviene Matteo al lado del ojiazul, y toda la atención cae ahora sobre él, quien se mantiene impasible igual que el Dihamon—. La forma en la que dijo lo de enfrentar el pasado y darle fin a lo que "comenzamos", es demasiado personal, y por más que nos desagrade, nosotros, todo por lo que hemos pasado, solo hemos sido daño colateral.

Se hace el silencio, mientras que el entendimiento se asienta en los presentes.

—Ella se refiere a nosotros... —rompe el silencio Catalina, y sus palabras solo agravan la realidad— Después de tantos años... ¿Por qué ahora? —niega, y masajea su sien como si sufriera un fuerte dolor de cabeza— No tiene sentido.

Es verdad. No lo tiene.

Primero desaparece, luego de tres años sin el más mínimo rastro aparece de la nada en Londres y ahora esto...

—¿Y qué pasa con Azul? —interroga Azriel en medio de todo, se había mantenido callado incluso cuando Roy le hablaba mientras esperaban, y su pregunta trae a los mayores de regreso al presente— Dijeron que estaba con ella.

—Es una teoría muy probable —aclara Rocío, ella había sido informada primeramente junto con Alva y Alec—. Desde una semana antes de que Carola se presentara, la naturaleza anduvo descontrolada en el territorio de Calista, desde temblores que provocaban grietas las cuales luego se cerraban solas, hasta vientos fuertes que sacudían los árboles para después solo detenerse de golpe, y recientemente un incendio forestal en esa misma área fue aplacado por una lluvia torrencial que luego se esfumó sin dejar ni una nube. Un rastro de energía siempre queda flotando después de cada evento, se trata sin dudas de un control elemental muy fuerte, un acto digno de un Brujo de la Calamidad como lo es Azul.

Magia de la Calamidad. Un control sobre los elementos a mayor escala capaz de causar desastres naturales como terremotos, tsunamis, huracanes, erupciones volcánicas, entre otras catástrofes.

Extremadamente destructivo, es un Don que supera por creces a los elementales básicos y no se necesita de mucha experiencia para causar un daño significativo. Pocos Dones como los climáticos son comparables a el, y existen muy pocos registros de personas con esta habilidad que hallan podido vivir tranquilos. Si no perdían la vida a causa de su propia magia, eran asesinados, manipulados, o ellos mismos terminaban yendo por el mal camino.

Un poder así... Es un peligro latente.

Y ahora una de las personas más crueles que conocen tiene bajo su control a una niña que lo posee.

—¿Entonces, no están seguros? —inquiere el semidemonio, sonando entre decepcionado y molesto a la vez que aprietas sus manos en puños sobre la mesa, dejando en evidencia su descontento.

—Es muy probable, Azriel —apoya Demon, mirando fijamente al menor pidiéndole calma de su parte—. Es el único rastro de ella que tenemos.

El peliazul le mantiene la mirada, pero al final termina asintiendo. Después de tanto, es una oportunidad única de encontrarla.

Su única oportunidad.

—¿Y qué harán ahora? —interroga Bastian, que se ha acercado hasta Alexis para ver el mapa del territorio que se muestra en la tablet— Es un punto muy aislado, ¿Irán tú y Catalina nada más o..?

—Carola quiere a todos aquellos que fueron parte del origen de esta historia —es Dalia quien responde, más su atención está puesta en el cuaderno de tapa azúl en el que escribe desde que llegó con movimientos rápidos, pero a la vez llenos de gracia y precisión—. Eso nos incluye a Jade y a mí. Para ella nuestra llegada fué el detonante.

—Y ya esa loca a dejado bien en claro que no supera el hecho de que Alec eligiera a Dalia, o de que Zirius se hubiera obsesionado conmigo y arriesgado sus planes —acota Jade, destilando desprecio en cada palabra—. Si van a enfrentarla iré sin dudar. Esa perra me pagará por todo lo que le hizo a mis niños.

Si las miradas mataran, ya habría un cadáver en medio de la sala.

—Matteo y yo también iremos —irrumpe Cameron, rompiendo la tensión que dejaron las hermanas.

—No —y su padre niega de inmediato—. Que su madre vaya es una cosa, pero ni loco dejaré que ustedes también se arriesguen.

—Sin ofender, padre, pero Cameron y yo tenemos la fuerza suficiente para servir de apoyo —alega Matteo, colocando una mano sobre el hombro de su hermana en signo de apoyo, sorprendiendo a todos los presentes. Un arrebato era fácil de esperar viniendo de Cameron, pero se supone que él es el más conciente de los dos.

—¿Te estás escuchando? —cuestiona Darcy, incrédula, incorporándose para quedar a la par de su pareja— Carola es mucho más peligrosa de lo que creen. Ya es suficiente riesgo el que están corriendo mi madre y los tíos, no tiene sentido ponerse en peligro ustedes también.

—No tenemos planeado enfrentar a Carola directamente —corrige Cameron, poniéndose de pie igual para enfrentar a la pelinegra—. Nuestro objetivo es buscar a nuestra prima y sacarla de allí a salvo. No correremos riesgos innecesarios —asegura, y sin ser conciente sus últimas palabras despiertan un recuerdo amargo en tres de los presentes.

—Me mantendré con ellos —corta Dalia las palabras que Demon estaba por dedicar a los hermanos, y por unos segundos sus miradas se encuentran, donde la mujer parece mandarle un mensaje claro que su sobrino capta de inmediato, callando enseguida—. No soy tan poderosa como Alec y Cati, o tan hábil como Jade, pero sé que puedo asegurarme de que los tres salgan ilesos —regresa al frente, dirigiéndose a sus amigos.

—Te lo agradeceríamos mucho, Dalia —habla Catalina, que se había mantenido callada durante el intercambio, analizando la situación de sus hijos—. Mis cachorros son demasiado necios como para mantenerse al margen, y aunque me preocupa, sé que ellos son realmente capaces, y con tu apoyo sería aún mejor —sus palabras toman por sorpresa a más de uno.

—Mamá... —Cameron se ve conmovida, pero más que todo agradecida por la confianza de su madre.

—Cati... —por su parte Matthew se ve impactado. No es que dude de la capacidad de sus hijos, pero Carola ya a demostrado que no se toca el corazón con nadie, ni si quiera con quienes llevan su misma sangre.

—Carola le ha hecho demasiado daño a nuestra familia creyendo que no haríamos nada al respecto... Pero ya me cansé de su juego. Soy la mayor y es momento de que muestra respeto —sus palabras son claras y contundentes, dejando sin habla a su esposo.

Catalina a sido por mucho tiempo una simple mediadora, aportando su apoyo, pero sin intervenir directamente, cuando desde el comienzo siempre fué una protagonistas al ser su hermana una de los antagonista.

¿Por qué no hizo algo drástico antes?, No está segura. Tal vez se deba a su vínculo como familia, ese lazo que las une en más de un sentido, aquel que ha evitado tocar por años. Tal vez a ese amor de hermanas que le impide sentir odio por ella, solo dolor y una profunda tristeza. O tal vez se deba ha su deseo de no tener que vivir de nuevo una tragedia después de lo mucho que le costó recuperarse de la perdida de su bebé, si algo como eso volviera a pasar, no cree poder soportarlo...

Pero ya es suficiente, está cansada de sentirse hundir por su culpa, de verse acorralada por sus acciones, a llegado la hora de que la enfrente como es, de hacerse cargo de este problema de una vez por todas.

—¿Qué opinas de todo esto, hermano? —susurra en ese momento Finn, intentando no llamar la atención de los demás que comienzan a organizarse.

¿Qué?, Podrá tener doce, pero es totalmente conciente de la situación de su familia.

Por su parte, Nico, que había reservado todas sus opiniones, retira la vista del mapa que Alexis desplegaba para observar al menor a su lado.

—Que pase lo que pase ese día, la historia con Carola llegará a su fin muy pronto.

(...)


El territorio principal de Calista está situado en lo más profundo de un extenso bosque de pinos, cuyas tierras son áreas protegidas y reservadas bajo su nombre. Nadie que no tenga su permiso puede entrar, ya sea humano o no. Allí, todo un pueblo únicamente habitado por vampiros, se alza desde hace siglos.

«Vampiros»

Un título que implica... Muchas cosas.

Sangre.

Inmortalidad.

Demasiadas películas y libros.

De todo un poco.

Nico recuerda que una vez lo llegaron a comparar con uno por su color de piel extremadamente blanco... Justo ahora quisiera poder llevar a la chica de tez trigueña que tiene en frente y mostrarles la realidad a esos chicos.

—Niños, ella es Malen —presenta Alec, y la aludida hace una elegante reverencia hacia los jóvenes—. Cuidó de mi cuando llegué a vivir con Calista, le debo mucho.

—Así que... ¿Eras su niñera? —inquiere Jade, como la mujer madura que es, avergonzando al brujo y ganándose una reprimenda por parte de Dalia.

—Era más como su... Guardaespaldas —aclara Malen, ignorando la vergüenza del hombre a su lado—. Pese a su magia y los genes sangre-pura, el amo Alec seguía siendo tan solo un mortal con sangre humana circulando por sus venas, era difícil mantener a los nuevos lejos de él.

—¿Y qué evitará que nos ataquen a nosotros ahora? —interroga Matteo, manteniendose algo alejado junto a su madre y hermana.

—Lo mismo que llevó a que dejaran en paz a Alec, dos simples detalles: Sus linajes —enumera—. Y que no son presa fácil.

—Espero que los demás no olviden eso —pide Cameron, mirando a la entrada del pueblo nevado con cierta desconfianza, ¿De verdad no era posible llegar directamente al hogar de Calista?

Pero nuevamente ignorando las palabras, la vampiresa emprende su guía por la calle principal, y a los demás no les queda de otra que seguirla.

Alec y Malen dirigen al grupo, ambos entablando una conversación con una familiaridad que deja en evidencia el claro lazo que compartían.

Las hermanas y la bruja iban después de ellos, también enfrascadas en una plática acerca de la última vez que estuvieron allí.

Después le seguían los jóvenes adultos, Demon iba ausente perdido en sus pensamientos, y Matteo vigilante sintiéndose inquieto por todos los ojos rojos sobre ellos, a lo que Darcy intentaba calmarlo al tomarlo del brazo y jalarlo hacia ella pidiéndole que los ignore.

Mientras tanto, de últimos iban Cameron y Nico, la primera también agarrada del muchacho para guiarlo en lo que él respondía algunos mensajes que le llegaban. Eran sus amigos y su hermano preguntando cómo iban las cosas, ellos no habían conseguido que los dejasen ir y habían quedado junto a Matthew, Bastian y Rocío esperando en Palacio.

Esta última se había ofrecido a ir. Al tener poderes ligados a la naturaleza al igual que Azul, consideraba que podría ayudar en caso de que otro desastre se diera, más Dalia la detuvo asegurándole que no era necesario. Eso lo llenó de curiosidad, pero nadie se detuvo a cuestionar.

Señorita Flamas🔥💃:
<Ciudado te roban😉🤭>

Rey Oso🐻😎:
<Ni que fuera LATAM XD>

Gato de Circo🐈🎪:
<No creo que Vega se refiera a ese tipo de robos...T.T>

Fantasmita👻🔮:
<Si al llegar con tía Cali, una cosa pequeña se te lanza encima, te diría que corrieras, pero ya será tarde... Cuidense>

Rey Oso🐻😎:
<Eso me dió miedo O.o>

Señorita Flamas🔥💃:
<Y se desconectó de una... Eso es sospechoso e.e
Creo que hicimos bien en quedarnos>

Gato de Circo🐈🎪:
<Yo aún quería ir...>

Mal Agüero 🏹🎻:

<Tranquilo Az, le avisaremos cuando esté hecho, ten paciencia>

Cabe aclarar que el chat lo creó Roy, también eligió los apodos.

—Hemos llegado —anuncia Alec, y Nico guarda el celular para prestar atención.

Una mansión del triple de grande que las que conoce, con cuatro pisos y muchas ventanas se alza imponente con sus colores oscuros que van del caoba al carbón y su estilo gótico de siglos antiguos, resaltando entre el paisaje de nieve y pinos que los rodean, sin dudas este lugar no le tiene nada que envidiar al Palacio Natura o a la Mansión Lobato.

Las puertas abiertas le dan pase libre a quien quiera, mientras que dos aterradoras e increíbles estatuas de lo que solo puede comparar com murciélagos gigantes, flaquean la entrada, de enormes alas envolviendolos y orejas alargadas, con sus inquietantes ojos negros que reflajan la luz como cristales, fijos en todo aquel que entra y sale.

—Esos son... Murciélagos de Piedra, ¿Qué no estaban extintos? —cuestiona Matteo, contemplando a las "estatuas" con asombro y fascinación digna de todo Domador.

—Espera... ¿Esas cosas están vivas? —interroga Darcy, acercándose a una para verla mejor— Yo no veo que respiren...

—Sus corazas de piedra las hacen ver cómo objetos inanimados, pero solo mientras duermen, al despertar estas caen como muda revelando a la criatura en todo su esplendor —explica el mestizo, con la pasión de aquel que ama lo que hace—. Aunque repito, ¿No estaban extintos desde hace siglos? —interroga de nuevo, dirigiéndose directamente a Malen y Alec.

—Estaban sobrino, tú mismo lo has dicho.

—Estas tierras jamás han sido perturbadas, así que pudieron mantenerse ocultos y seguros, incluso cuando Calista llegó no teníamos idea de que estaban aquí, hasta que un joven Alec encontró a una cría que se había extraviado, con quien formó una amistad, y por lo tanto creando una alianza con toda la colonia —relata Malen, mirando al ojiverde con complicidad—. Ahora tenemos centinelas especiales protegiendo nuestro hogar.

—Waw, eso es fantástico —admira Cameron, y hace aparecer una cámara para capturar imágenes de las criaturas.

—Es genial, si, pero no estamos aquí de turistas —les recuerda Demon a todos, hablando por fin desde que llegaron.

—Es cierto, tenemos algo más importante que hacer —apoya Catalina, que observa los alrededores con precaución, en especial en aquella dirección tras la mansión que la a estado llamando desde que llegaron.

—Por supuesto, perdón por distraerme —se disculpa su hijo, recuperando la seriedad, y su hermana lo imita volviendo a guardar su cámara como si nada.

—Sigamos entonces, Calista los espera en su oficina —retoma la guía, y se adentran en la mansión de una vez.

Hay varios jóvenes recorriendo los pasillos o charlando en las pequeñas estancias, la mujer les explica que al igual que Palacio, la mansión de la vampiresa ancestral sirve como hogar temporal para los novatos que no tienen a nadie, mientras que en el pueblo se establecen las familias que requieren de su propio espacio. También que, aunque si hay muchos convertidos, en su mayoría los habitantes descienden del Clan original de los Valentine, incluyendola a ella que fué convertida por la mismísima Calista y a estado a su lado durante más de la mitad de su liderazgo.

Llegan hasta el último piso, donde parece que no hay vía libre ya que está desolado. O al menos eso creyeron...

—¡Primo Nicolas! —una voz infantil y cantarina resuena en las paredes seguida de un zumbido que a penas es captado antes de que una pequeña figura se lance a los brazos del albino, el cual termina en el suelo por la fuerza sobrehumana— ¡Al fin vienes!

Aún aturdido y con dolor en más de una parte de su anatomía, Nico logra enfocar lo mejor que puede topandose con unos encendidos ojos rojos resaltando en un aniñado rostro rosáceo con facciones de muñeca, siendo enmarcado por mechones rubios semi-platinados, y una diadema de gatito negro coronando.

—Creo que es ella a quien se refería Finn... —refleja Cameron los pensamientos que está teniendo justamente.

—¡Soy Valerie Valentine!, ¡La mejor prima que tendrás en tu vida! —exclama casi eufórica la niña, levantándose de un salto para dejar de aplastar al chico.

—¿Disculpa?, ¿Y tú de dónde saliste? —cuestiona Darcy, sumamente ofendida.

—¡Soy hija de Calista! —le responde la niña, ignorando el claro disgusto de la pelinegra— Bueno, adoptiva, ¡Pero igual somos familia!

Y como si nada, jala de Nico con la suficiente fuerza para tirarlo hacia adelante casi dándose de cara contra el piso.

—Val, cariño, ¿Qué hemos hablado de la fuerza? —irrumpe una voz mayor, pero suave como terciopelo que les hace a todos sentir un escalofrío.

—Que debo medirla... —contesta la pequeña, agachando la cabeza y adquiriendo una postura recatada— Perdón... Es que me emocioné —se disculpa, retrocediendo hasta quedar junto a su madre— ¡Pero mira!, ¡El primo Nico a venido por fin!

Y como si esa fuera la señal, el nombrado se arrodillada para dejar de ver el piso y encarar a la mujer que a llegado de un momento al otro al igual que su hija.

Sus rizados cabellos pelirrojos son una variedad que van desde el naranja claro hasta el rojo intenso, cuyo volumen exuberante les hace parecer flamas constantes que acarician su piel, contrastando perfectamente con su palidez de porcelana pulida y el elegante vestido verde mar que se adhiere como guanta a su definida figura, cubriendo sus brazos, pero exponiendo sus hombros y parte de su pecho, y con una abertura en su falda que la hace lucir sofisticada. Sus labios están pintados de un naranja suave y no usa joyería alguna, lo cual solo resalta su apariencia joven a pesar de haber vivido más de milenios, teniendo en su lugar la imagen de una mujer a penas pisando los treinta.

Le recuerda mucho a Alva, con ese aire de entidad antigüa, pero mientras que su tía materna irradia un aura de calma y neutralidad, invitandote a confíar y sentirte cómodo, la mujer ante él ahora mismo irradia clase e imposición, como una regente gloriosa cuya presencia te hace querer arrodillarte ante ella y mostrarle el respeto que se merece.

Pero, pese a ese aire de dominio, lo que en verdad provoca que su aliento se corte y sienta el cuerpo pesado, es su mirada verde oliva, similar a la de su padre y hermano, pero con un brillo antinatural que te atrapa, siendo enmarcada por largas pestañas naranjas que le dan un toque peculiar a tan preciosas joyas que ocultan un alma que a vivido milenios de historias.

Un velo de misterio la cubre, como quien guarda un tesoro invaluable, lo cual instantáneamente activa su curiosidad ya natural, llenandolo de una ansiedad asfixiante que le exige el aire de la verdad.

Pero no puede. Ella se lo impide. Sus barreras lo acorralan impidiéndole ver más allá de los muros que protegen su mente.

—Me sorprende tu facilidad para adentrarte en la mente de otros sin causar daño, solo un mero roce —su voz, suave y controlada, como una melodía refinada, lo trae a la realidad de golpe—. Tienes potencial, pero aún necesitas pulirte para evitar ser descubierto, no todos son fáciles de invadir.

—S-Si... —a penas y logra responder, sintiéndose avergonzado al ser descubierto como a un niño robando postre antes de la cena, siendo él un joven adulto que ya debería poder controlarse.

—Te puedo ayudar si deseas —más ella no muestra burla o molestia ante su estado, solo tranquilidad como quien ya está acostumbrado—, pero primero ponte de pie, me disgusta ver a uno de mis príncipes de rodillas.

—Si, ¡Si! —se incorpora de inmediato, respirando hondo para recuperar la compostura—. E-Es un placer conocerla por fin... Tía Calista —y sin saber qué más hacer, termina inclinándose en un intento de reverencia que solo delata su ansiedad.

Patético. Desea golpearse justo ahora.

—En realidad ya nos conocíamos, pero eras demasiado pequeño como para acordarte —más nuevamente la mujer luce impasible con ese porte de reina benevolente, pero extremadamente poderosa.

—¿Ah, si?, Disculpe, mi memoria sigue fallando.

Calista libera una delicada risa como las notas de su violín, notando su obvio nerviosismo, haciéndolo agachar la mirada sonrojado por la pena, a lo cual ella curva sus anaranjados labios dedicándole una gentil sonrisa.

—No seas tan formal, mi príncipe, somos familia, dime Cali.

—De acuerdo, tía Cali —sonrie nervioso, para luego aclararse la garganta.

Está haciendo el ridículo. Y la risilla de Valerie no ayuda.

—Malen, por favor, llévate a la princesa contigo, tenemos asuntos de suma importancia que tratar y no voy a poder atenderla como es debido —pide hacia la morena, y esta asiente para tomar la mano de la pequeña rubia.

—¿Quieres aprender un truco nuevo, princesa?

—¡Si! —exclama la niña emocionada.

Y con esa velocidad incomparable, desaparecen del lugar como si jamás hubiesen estado allí.

—Alec, Dalia, Jade y Catalina, cuánto tiempo sin verlos, los extrañaba por aquí —se dirige entonces la vampiresa a los mayores, agachando con ligereza la cabeza en forma de saludo, y ellos le regresan el gesto con el respeto que se merece—. Me alegra mucho poder ver nuevamente a sus pequeños, aunque desearía fuera en otras circunstancias.

—Nosotros también —concuerda Dalia, apretando con fuerza contra su pecho aquel misterioso cuaderno de tapa azúl.

Pasa un momento donde Calista evalúa a los presentes con una mirada suspicaz, como si analizara algo.

—¿No creen que se están arriesgando demasiado al venir a un lugar donde saben que se encuentra la mujer que durante muchos años tuvo control sobre ustedes y que fácilmente puede recuperarlo? —cuestiona, ahora hacía los tres jóvenes con las marcas de cadenas en sus muñecas.

—Nos mantendremos alejados, solo estamos aquí por si es necesaria una intervención —responde Demon con firmeza.

—Nadie conoce mejor de lo que es capaz esa mujer que nosostros, no nos gustaría arriesgar a ninguno de sus protegidos —se une Darcy, apoyando a su hermano con seguridad.

Nico se mantiene en silencio, él tiene sus motivos de igual manera, pero prefiere reservarlos, y nadie le exige una respuesta de todos modos.

—Entonces síganme aquellos que irán, necesito aclarar algunos puntos, ustedes pueden venir también o en su lugar recorrer mi humilde hogar —les ofrece a los primos.

—Preferimos ser conocedores de todo.

—Chico listo, sin duda eres hijo de tu madre —halaga al mayor, sacándole una sonrisa orgullosa a Jade.

—Yo si quiera recorrer un poco la mansión —responde por su parte el albino, ganándose una mirada extrañada de algunos—. Quisiera ver qué tanto de nuestra historia familiar puedo averiguar.

—Eso suena fantástico, Nico, en el nivel tres hay una pequeña biblioteca que te puede ayudar, es la puerta grande al fondo del pasillo, aunque te advierto que nuestra historia es algo... Larga —la hace saber Calista, y hay cierta implicación en su última palabra que más que "larga", te hace saber que se refiere a "complicada".

—Me gusta leer, estaré bien —pero él se arriesgará de todos modos.

—De acuerdo, si es lo que deseas —concede—. Síganme los demás —indica, dando media vuelta para guiarlos a su despacho.

—Te veremos después cariño —se despide por el momento su madre.

—Los estaré esperando.

(...)


Luego de aclarar algunos puntos con respecto a lo que harán, los jóvenes son enviados afuera ya que Calista debe hablar una última cosa con los mayores en privado.

Es así que Cameron se va en busqueda del albino, al cual no tarda en hallar afuera de la mansión en un pequeño jardín nevado, con cercos para enredaderas y una fuente congelada, cerca de esta ahí una par de bancas de piedra donde se encuentra el joven leyendo.

—¿Encontraste lo que buscabas? —llega a su lado, tomando asiento también.

—No mucho más de lo que pude hallar en la biblioteca de Palacio. Hay libros sobre El Primer Gran Exterminio, Los Pilares, El Consejo de Razas, y así —responde, esos libros conforman el pasado de Origen y el nacimiento de sus legados, Carola los tenía más nunca le permitió leerlos, así que cuando fué de curioso a la enorme biblioteca del Palacio Natura, poco después de enterarse sobre el origen de su apellido paterno, de inmediato los reconoció y no dudó en tomarlos prestados—. Creí que no habría nada relevante hasta que esto me cayó en la cabeza —cierra el libro que tiene sobre el regazo, mostrando su portada de tapa dura color vino y bordes de hilo dorado, en cuyo centro se dibuja una elegante y brillante V de puntas afiladas con un delicado grabado en ella—. Es la historia de los Valentine desde sus inicios. Una risilla que conocimos se escuchó cuando me impactó. Parece que la princesita se escapó de su niñera —bromea, resaltando la última palabra, y Cameron ríe entendiendo la referencia.

—Creo que tu nueva primita quiso darte una ayuda. ¿Sabes lo qué dice el grabado?, No reconozco el idioma —curiosea, una vez se recupera de la risa.

—"La Maldición de la Sangre", creo que está en una especie de lengua que solo los vampiros comprenden. Al parecer es algo de nacimiento ya que yo jamás había visto algo como estos símbolos antes, pero en cuanto los ví hoy fué como si la traducción me llegara de inmediato a la cabeza.

—Oh, tiene sentido, los lobos también tenemos una, y entre los aquelarres hay códigos que varían según la familia. Tengo algunos en casa.

—Eso suena genial —admira—. Me los tienes que mostrar algún día.

—Con gusto.

—¡Cameron! —llama en ese momento Matteo, saliendo de la mansión junto a los demás, su postura recta y cuerpo tensado solo resaltan la seriedad de sus siguientes palabras:— Ya es hora.

Una corriente de anticipación recorre a la joven ante ello, similar a la que siente momentos antes de una pelea, así que respirando hondo, relaja su cuerpo lo suficiente para que reaccione apropiadamente y ponerse de pie sin demostrar sus nervios, más se ve detenida antes de avanzar por un agarre en su muñeca.

—¿Nico? —le mira sin entender, encontrando una expresión contrariada en el chico que la toma cona guardia baja.

—Yo... —intenta hablar, pero las palabras se atoran a la vez que su agarre tiembla, preocupándola— T-Ten mucho cuidado, ¿De acuerdo?, Regresen a salvo... Por favor.

El corazón se le estruja ante su actitud. Desde el momento en que dijo que iría le extrañó ver la calma en su amigo, pero parece que solo se estuvo conteniendo, y ahora que está a punto de irse a enfrentar a la mujer que lo torturó por años, para hacer lo mismo que llevó a Hasper a la muerte y a él a perder la memoria, su máscara de fortaleza comienza a caer revelando la angustia y el miedo que lo invaden.

—Ey, todo estará bien ¿Si?, Volveremos todos, ten fé —se vuelve a sentar, juntando sus manos y apretándolas con fuerza. Nico tiembla en su agarre, y ella se ve obligada a ignorar su expresión de cachorro abandonado para poder seguir hablando con seguridad, pero portando una clara empatía—. Se que esto te trae malos recuerdos, pero... Todo será diferente esta vez, te prometo que así será.

La mirada de Nico cae entonces hasta su agarre, donde parece analizar algo, a notado que suele hacer eso seguido, pero después de tomar una bocanada inestable de aire, vuelve a encararla. Luciendo una bizarra mezcla entre determinación y miedo.

—Más te vale cumplir esa promesa, Cameron. Haz lo que yo no pude... —le pide/ruega/ordena —tal vez las tres—, y sin importarle estar siendo observado por los demás, la besa con una intensidad que la deja atónita. Buscando suprimir todo lo que siente con ese gesto.

Pero tras superar la sorpresa, corresponde sin dudar compartiendo el mismo sentimiento de miedo e incertidumbre mezclado con firmeza y determinación.

Por otro lado, Demon y Darcy se han visto obligados a retener a Matteo, quien está que echa humo ante la imagen del chico casi que comiéndole la boca a su hermanita —según él—. En cambio Dalia y Jade observan a los menores como quien ya sabía todo, compartiendo una mirada cómplice. Mientras Alec y Catalina chocan los laterales de sus puños como si hubieran obtenido una victoria.

—¿Entonces ellos son... Compañeros?, ¿O solo se gustan? —curiosea Calista con sumo interés, los chicos rompen el contacto el ese momento, para así compartir unas últimas palabras, pero viéndose como si jamás quisieran separarse del otro. Eso la llena de ternura; Alec a su lado se encoge de hombros ante su pregunta— Bueno, se ven lindos.

—Ya acéptalo hijo, tenemos cosas más importantes que hacer —regaña por su parte Catalina como buena madre, aunque por dentro celebra igual que el brujo. Ellos ya habían apostado que enventualmente algo así pasaría. Aunque su hijo luciendo como perro rabioso no estaba en su visión.

—Díselo a ellos... —espeta él, tenso de pies a cabeza.

—Matteo... —le advierte entonces Darcy, colocándose frente a él— Ya hablamos de esto —le mira severa, cruzando los brazos con claro reproche.

El ojinegro aparta la mirada enseguida como niño caprichoso, si lo habían hablado, pero esto es demasiado pronto para su gusto.

¿Desde cuándo estará pasando?, Si con un mes ya se besan, ¿Qué será en dos, tres, seis o en un año más?

—Matti... —la voz de su pareja lo hace salir de su burbuja de paranoia, recibiendo gustado la caricia de sus manos en sus mejillas— No es momento, ¿Okey?, Después podrás ponerte modo "hermano mayor celoso", aunque preferiría que no lo hicieras, en especial después de tú experiencia.

La mirada oscura se vuelve apenada ante eso, tomando sus manos con cariño.

—Creo que finalmente entiendo a Demon... —confiese, exhalando con resignación y dramatismo poco visto en él.

—Ojalá estuviera Ro aquí para oír eso —comenta el mencionado, como quien no quiere, mirando con acusación a la pareja—. ¿Debería aliarme con Darcy para fomentar esta unión?

—¡No! —Matteo casi brinca con ese grito, mirando con horror al mayor, a lo que éste suelta una sonora carcajada ante su expresión, y Darcy se cubre la boca para ahogar una también.

¿Esto cuenta como Karma, cierto?

—Mejor vamos ya. Quiero encontrar a Azul cuánto antes —decide por su bien el lobo, humillado ante la burla de los hermanos, y evita todo lo posible ver al albino para no retomar su rabia.

—Pobre Azul, si con Demon era mucho, ahora con Matteo querrá huir —bromea por su parte Jade, llegando junto a sus hijos—. En fin... Los veré pronto mis niños —se despide de estos, dándoles un muy fuerte abrazo doble—. Mamá debe saldar unas cuentas pendientes con cierta bruja.

—No hagas una locura madre. Mantente con los tíos y solo sé de apoyo —le pide Demon, sin ocultar su preocupación al igual que su hermana, derritiendo el corazón de la mayor.

—Suenas igual a tu padre... Que tierno —los vuelve a abrazar con fuerza, antes de encaminarse junto a los demás bajo la atenta mirada de sus retoños.

—Cuida esto por mí, ¿Si? —mientras, Dalia le extiende a su hijo el cuaderno que no a soltado desde el día anterior.

—Por supuesto —lo acepta Nico, colocándolo sobre el rojo grande—. Por favor, encuentren a Azul y... Tengan mucho cuidado, ¿Okey? —les pide también, abiertamente angustiado por lo que harán.

—Lo tendremos, confía en nosotros —le asegura Alec, rodeando los hombros de su esposa en un gesto de apoyo, y dedicándole una sonrisa segura que, más que exceso de confiaza o falta de preocupación, te hace saber que de verdad piensa cumplir su palabra—. Vigilen el fuerte, les avisaremos si necesitamos refuerzos, ¿De acuerdo?

—¡Sí señor! —el chico hace un saludo militar, similar al de sus amigos con Alexis, y eso hace reír a su madre— Los estaremos esperando —sonrie, algo débil, pero honesto.

Y así, terminan las despedidas para finalmente el grupo partir.

—Oye Nico... —Demon se acerca a él que permanece sentado, su primo rodea con sus brazos a Darcy que observa el bosque con consternación. Ellos también se estuvieron conteniendo, en eso los tres son iguales, pero la realidad es que esta situación los hace sentir una impotencia abrumadora. No están acostumbrados a quedarse solo a ver en situaciones como estas— ¿Tía Dalia no habrá escrito algo sobre lo que ocurrirá?

El menor toma entonces el cuaderno de su madre y empieza a pasar las páginas hasta llegar a lo último escrito, y su respiración se corta.

—Si hay... —su voz es un hilo mientras lee a prisa.

—¿Y qué dice? —pregunta ahora Calista, uniéndose a ellos. A ella tampoco le gusta esta situación, saber que esa bruja pudo infiltrarse en su territorio sin que lo notase altera su perfecto equilibrio.

Todo.

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