C A P Í T U L O 22

Las celebraciones cesan y trás felicitar a la ganadora todos empiezan a dispersarse, dejando solos a ambos oponentes junto a Nico y sus acompañantes.

—Es bueno verte en una pieza Nicolas —es lo primero que dice Adara una vez queda el grupo solo, a la vez que envuelve al chico en un corto, pero afectuoso abrazo.

—A mi también me alegra verla Adara —responde Nico, dejándose abrazar.

Su relación con la rubia siempre fué de maestra y alumno cuyas mayores interacciones consistían en los entrenamientos y prácticas, nunca tuvo la oportunidad de desarrollar una relación como la que tenía con su prima, pero si llegó a tomarle cariño a la mujer que se encargó de recordarles constantemente que todo sacrificio vale la pena si así podemos proteger a quienes queremos. Llegó a ver a Adara como una especie de "tía gruñona, pero cool". Era estricta y exigente, pero se hacía querer.

La ex-ángel lo suelta un par de segundos después y retrocede volviendo al lado del desconocido con el que se enfrentó hace unos momentos.

—Tashiro, te presento a Nicolas, el joven del que te hablé —presenta la mujer señalando al susodicho.

—Un placer conocerte al fin, Nicolas —saluda el cuervo, extendiendo la mano hacia el chico—. Me han hablado mucho de tí.

—Un placer igualmente —corresponde cortes al saludo—. Ese fué un gran duelo. No podía saber quién iba a ganar —admira, sacándole una sonrisa complacida al mayor.

—Pues déjame decirte que la victoria era de Adara sin dudas —confiesa, mirando con complicidad a la aludida—. Posee un dominio de la espada sin igual.

—Tu técnica es impecable Tashi, no te subestimes —halaga en respuesta la rubia, devolviéndole el gesto.

¿Tashi?. Repite el chico, inevitablemente curioso ante el apodo tan... Cariñoso que a usado la guerrera.

—Soy bueno, pero tú eres mejor —insiste Tashi, olvidándose por completo de los demás para centrarse en ella.

—Pero tú-

—¡Ay por Dios! ¡Váyanse a un hotel! —interrumpe un tercero de golpe, usando un exagerado tono de disgusto y Nico no tarda en reconocer a quien pertenece tal voz burlona—. Enserio, luego se molestan cuando los demás comienzan a hablar, pero es que ustedes sólo nos dan más motivos para hacerlo —continua, adquiriendo un volumen moderado, pero sin borrar en ningún momento el dramatismo.

—Te pido, Reyes, que por favor te reserves tus "opiniones" y muestres un poco más de respeto —exige la mayor, mirando con desaprobación al recién llegado.

El moreno ignora el regaño de la rubia por completo centrándose en su lugar en el albino, ladeando una sonrisa complice y juguetona tan características en él.

—Vaya, vaya, pero miren quién se digno a despertar ¿Tuviste una grata bienvenida cachorro? —pregunta, sin dejar su tono burlesco y descarado, pero también con un tilde de dicha.

—Hola a tí también, Roy —saluda con claro sarcasmo el albino, reprimiendo una sonrisa de complicidad, ya sea para no molestar a Adara o porque, aunque le cause gracia, la verdad si considera incorrecta la forma en la que su amigo se dirigió a los mayores. Aunque apuesta más por la primera razón—. Es bueno ver que no has cambiado tu actitud, en nada.

Nico se asegura de que su tono en lo último resalté el hecho de que no es un halago o una observación positiva, más nuevamente el receptor solo escucha lo que quiere.

—En realidad cambié bastante, viejo amigo, pronto notarás la magnífica y maravillosa persona que soy ahora —alardea, pasando un brazo por sobre los hombros del peliblanco, atrapandolo en un medio abrazo—. Es bueno verte otra vez, compañero —admite risueño, sacudiendo el cabello de su amigo de forma juguetona, desordenandolo por completo.

—¡Ey! —se queja Nico enseguida, deteniendo el brazo del chico y separándose—. No hagas eso —protesta, comenzando a arreglar su cabello lo mejor que puede.

El contrario suelta una risilla en respuesta y, aunque en un comienzo no quiere y se resiste, al final el albino termina riendo también por algún motivo que no comprende del todo, pero que justifica con el simple hecho de estar nuevamente junto a su mejor amigo.

Roy Reyes, de la misma edad, piel canela con cabello y ojos chocolate, media cabeza más alto que el albino y complexión delgada, un Maestro Sombra de primera generación, uno de los pocos que fueron atrapados ya que en su mayoría están bajo el cuidado de otros con mayor experiencia, así que al estar solo y siendo tan solo un niño, terminó siendo presa fácil.

El chico estuvo a poco de convertirse en sacrificio debido a que, a fin de cuentas, era tan sólo un humano cuyo único aspecto relevante era haber sido elegido como portador, pero rápidamente demostró tener un gran talento controlando las sombras y dominando a los Espectros, por lo que decidieron asignarlo al grupo de Nico.

Lengua suelta, altanero y de mente ágil, se convirtió en el compañero del bicolor siendo aquel rincón de tonterías y travesuras que tantas veces le dió paz cuando sentía que no podía más.

"Un tonto de gran corazón". Sería la forma que usaría para describir al joven que se encuentra ante él luciendo con seguridad un uniforme estándar de los protectores, resaltando en su pecho un dije en forma de oso negro con un cristal naranja entre sus patas.

Ah, y una sombra en forma de ocesno sobre su hombro con patrones de espiral en su lomo.

—También me alegra, idiota —le suelta entonces—. A tí igual, Ónix —saluda al osito también, y este mueve su cabeza en respuesta.

—Es bueno tenerte de vuelta —prodigue el moreno, ignorando su insulto como siempre, con una sonrisa divertida en el rostro—. ¿Qué tal tus tres años de vacaciones?

—Yo no usaría el termino "vacaciones", más bien sería... ¿Tiempo fuera? —corrige, haciendo una sonrisa que raya en mueca y usando un tono risueño que tira a incómodo.

Roy nota eso, más decide que no es momento de interrogatorios y simplemente asiente manteniendo su semblante alegre, porque en realidad lo está. Echaba de menos al albino y en verdad espera que los últimos tres años lejos de todo el caos de su mundo le hayan hecho bien.

—Bueno, me tengo que retirar ahora —informa Tashiro en ese momento, llamando la atención de ambos chicos—. Los veré después —se despide, haciendo una elegante reverencia donde incluye un movimiento de alas que le resulta cómico a los jóvenes—. Fué un gusto conocerte —añade, en dirección al bicolor y procede a retirarse en dirección a la primera sala.

—Nosotros también debemos irnos —hace saber Darcy, una vez el cuervo ha dejado el lugar—. Tenemos planeado un tour para nuestro cachorro antes de que comience su entrenamiento y-

—¿Tan pronto? —interrumpiendo el de orbes oscuros, mirando con duda a la pelinegra—. Llegó apenas hace unos días —señala, sin entender la prisa.

—Tú también llegaste hace poco y aún así estás aquí —señala Nico, y rápidamente recuerda una cosa pendiente—. Oí que estuviste con tus tíos, ¿No te dije yo que ellos te recibirían si regresabas?

—Si, sí, ahórrate el "te lo dije" por favor —se cruza de brazos, desviando el rostro para que no se note su sonrisa ante ese recuerdo. Aunque este pequeño gesto no dura mucho porque rápidamente regresa a encararlo con reproche—. No me cambies el tema, Nicolas. Nuestras situaciones son completamente distintas. Yo solo estaba de visita, tú literalmente estabas perdido con amnesia.

—Se que parece muy apresurado —interviene Darcy para así evitar una discusión entre los menores—, pero la situación amerita que todos estén preparados para lo que viene lo antes posible. Estamos en el ojo del huracán, Roy —enfatiza.

El joven maestro aparta la mirada dudoso, apretando sus puños como muestra de disgusto, provocando que Ónix se remueva sobre su hombro al sentir la tensión de su amo.

Está más que consciente de todo el caos que ocurre fuera de Origen, por Dios él viene de ahí, más no puede evitar pensar que están presionando a su amigo con esto.

—Estoy bien, Roy, puedo con esto —le asegura entonces Nico, intentando que sus palabras le transmitan confianza, lo cual provoca que éste clava sus iris chocolate en las suyas, entre cerrando los ojos para ver si logra encontrar cualquier cosa oculta trás su actitud tranquila.

—¿Seguro que estás listo para esto? —cuestiona—. Se que es importante y todo, pero no deberías presionarte si no te sientes totalmente preparado —recalca, suavizando un poco su expresión, pero rápidamente vuelve a tensarse— ¡Y no intentes mentirme! Mira que conmigo no funciona tu máscara de "Todo está perfectamente bien y no me estoy derrumbando por dentro"advierte, borrando toda gracia en su voz, y eso provoca que Nico aparte la mirada apenado.

No es la primera vez que le miente a su amigo acerca de su estado para que no se preocupe, y en más de una ocasión las cosas han terminado mal, así que entiende su punto, y si tiene que ser honesto... En realidad no se siente del todo seguro sobre si está listo o no para retomar su antigua vida, pero...

—¿Tengo otra opción? —musita, encarandole.

—Siempre hay otra opción, Nicolas —le responde él con total seguridad.

—Pero esta es la correcta —insiste, igualando su tono—. Además... Tal vez hacer esto, pueda ayudarme a recuperar más recuerdos —añade, ya que es algo que en realidad estuvo pensando después de lo ocurrido en la reunión.

Si pudo recordar la información que le dió Carola sobre los sellos, tal vez con más estímulo pueda recordar aún más cosas.

—Solo matar a Carola hará que tus recuerdos regresen por completo —refuta su amigo, ignorando lo demás. Típico.

—¿Es la único opción entonces? —le inquiere enseguida.

Roy abre la boca listo para contestar, pero de inmediato se da cuenta de que, si habla, se estará contradiciendo, por lo que termina cerrándola sin poder argumentar nada.

Nico lo observa expectante a la espera de alguna palabra, más sólo consigue que el chico lo mire con una mezcla de molestias, resignación y derrota.

Touché —se rinde.

—¿Eso es todo? —indaga Darcy, recibiendo un asentimiento por parte de ambos— Síganme entonces —indica, comentando a caminar.

Su primo obedece sin dudar y, aunque algo receloso, Roy le sigue.

Tenle confianza. Si algo pasa, podrás decirle "te lo dije" tú también —le aconseja Ónix, usando lo último como refuerzo para convencerlo. Y lo logra ya que Roy finalmente se relaja.

—¿Vienes Adara? —pregunta Demon hacia la rubia al notar que se a quedado en su lugar.

—No, lo siento —se disculpa ésta—. Debo dar una lección en unos minutos así que será después que nos volvamos a ver.

—De acuerdo, hasta luego —se despide entonces el pelinegro y los demás también lo hacen antes de retomar su marcha.

—Como ya viste, esta sala está dedicada a la práctica del manejo de armas de corta distancia y las luchas cuerpo a cuerpo sin poderes. Aquí aprendes lo básico de cada uno, algunos trucos y técnicas prácticas hasta que sepas desenvolverte con naturalidad y puedas pasar a los entrenamientos reales —comienza a indicar e informar Darcy como la buena guía de turista que es—. Arriba hay dos secciones más, la de control y monitoreo y la de investigación y planeación, aunque no todos pueden entrar a esas salas, sólo los de tercer nivel tienen vía libre, de lo contrario necesitarás un permiso. Pero al ser un caso especial, tendrás permitido ver un poco de cada lugar junto a nosotros —le hace saber, con una sonrisita de complicidad y emoción.

—Pero comenzaremos con lo básico que son esta área, el patio y el invernadero —se une Demon a la orientación, justo cuando llegan al otro extremo del salón donde aguarda otra entrada. O mejor dicho salida.

En esta ocasión es un grupo de chicas entrando quienes indirectamente abren las puertas para ellos y Roy se encarga de mantenerla abierta para que salgan.

Al poner un pie afuera un nuevo bullicio es captado por sus delicados tímpanos, más al estar al aire libre las voces son llevadas por el viento haciéndolas tolerables, más eso no les quita lo escandalosas.

Nuevamente dirige su mirada al tumulto de gente y como sucedió anteriormente es otro enfrentamiento el que se a ganado la atención y emoción de todos.

—¿Siempre es así? —cuestiona a nadie en específico.

—Ya te acostumbrarás —le asegura Roy emprendiendo la marcha hacia el tumulto de espectadores para averiguar quiénes son ahora los protagonistas de la nueva y llamativa contienda.

Nico y sus primos no tardan en seguirle y trás abrirse camino entre el gentío finalmente pueden tener una vista completa de lo que está ocurriendo.

Wow.

—¡Eso Cam!, ¡Dale duro que no es nada mío! —anima Roy a su lado, usando sus manos como megáfono.

—¡Ey!, ¡Si lo soy! —se queja un peliazúl al mismo tiempo que esquiva otro ataque.

—¡Sorry no sorry! —responde el moreno, sin remordimiento alguno.

Ante ellos se encuentra una arena rectangular de gran tamaño delimitada por símbolos verdosos pintados en la graba, y en donde se enfrentan nada más y nada menos que Cameron contra un muchacho de cabellos azules que se mueve con la destreza de un acróbata profesional. Bastante impresionante a ojos de Nico a quien nunca se le a dado la gimnasia.

Y la chica no se queda atrás. Ella ya le había revelado que pertenecia a los Protectores siendo una de segundo nivel, y que desde jóven había comenzado a trabajar en su condición física teniendo buenos resultados, pero el saberlo sin duda no lo preparó para la impresión de verla en acción haciendo uso no sólo de dichos conocimientos en combate, sino también de un arma como lo es aquel látigo que con facilidad emplea para mantener alejado a su oponente y cada tanto hacerlo caer.

—¡Vamos Az!, ¡Puedes hacerlo mejor! —anima ahora Cam, haciendo desaparecer su arma con un movimiento de manos—. Vamos a ponerlo parejo, ¿Qué te parece?

—Me parece... ¡Que no debiste perder tu ventaja! —clama el chico, y entonces pasa algo que nunca se imaginó.

Lo que en un comienzo se veía como un jóven de complexión delgada que solo podía evitar ataque trás ataque, a comenzado a deformar su cuerpo en un proceso que se ve doloroso, pero que para el desconocido resulta algo ya básico.

Si piel se desgarra, sus huesos se parten y reacomodan hasta que su anatomía entera deja de ser la de un humano para adquirir la apariencia de una bestia de gran tamaño que se asemeja a una mezcla entre una hiena y un lobo, teniendo una jorobado con picos, patas robustas con garras gruesas, osico largo con dos hileras de navajas que sobresalen, orejas grande y puntiagudas, pelaje del color barro con manchas claras en su lomo y una cola larga y curiosamente esponjosa.

Nico queda impactado ante la transformación, pero en lugar de sentir terror ante tal criatura, su cuerpo se a llenado de una emoción sin precedentes, y una imagen lejana de una versión más pequeña y estrañamente adorable del mismo ser provoca que ponga aún más atención si es posible a cada detalle del encuentro.

—¡Ahora sí vamos en serio! —celebra la mestiza mirando hacia el extraño, imponente y peligroso ser en que se a convertido su oponente.

Lo siguiente que ocurre consiste en una inversión de papeles, siendo ahora Cameron quién se esfuerza por evitar las embestidas de la bestia haciendo uso ahora de su magia.

Ambos oponentes demuestran su agilidad tanto física como mental al momento de esquivar ataques y devoverlos a la espera de que alguno cometa el más mínimo error para así aprovecharse y obtener la victoria.

Cameron aparece y desaparece constantemente de la arena para esquivar los ataques, aprovechando cada oportunidad para liberar una onda de energía que busca desequilibre a su adversario, mientras que éste deja en claro que incluso en esa forma su flexibilidad y agilidad acrobática son de su total dominio al distorsionar constantemente su cuerpo para esquivar las trampas y ataques en su contrincante acorralando cada vez más a la muchacha.

Y cuando parecía que la lucha ya tenía un ganador proclamado al lograr inmovilizar a Cameron bajo sus patas delanteras, es donde el error es cometido y ella se desvanece nuevamente envuelta en una neblina espesa, desapareciendo de la vista de su oponente quien alerta comienza a mirar hacia todos lados en su búsqueda, pero ya es tarde en el momento que la bestia siente como el látigo se a enrollado en una de sus patas traceras y sólo logra divisar a la chica unos metros a su derecho justo cuando una poderosa carga eléctrica es liberada por el arma haciéndolo estremecerse bruscamente hasta quedar tendido y tembloroso sobre la arena, dándole la victoria a la chica.

Los aplausos y la euforia no tardan en hacerse presente mientras que los símbolos que los rodean dejan fluir una energía verdosa sobre ambos oponentes sanando sus heridas y provocando que el pobre chico deje de temblar y regrese a su forma humana.

Tras el festejo y felicitaciones, Roy es el primero en acercarse dirigiéndose directamente hacia el peliazúl tendido en el suelo.

—¿Sigues vivo? —consulta, apoyando las manos en sus rodillas agachándose un poco para mirar con gracia y pena al desvalido.

—Siento que me acaban de freír las neuronas  —responde éste, formando una mueca adolorido.

El moreno ríe ante sus palabras y le extiende la mano para ayudarlo a levantarse, la cual el chico acepta de inmediato incorporándose con innegable facilidad para su estado anterior.

—Lo siento mucho Azi —se disculpa entonces la causante de sus dolores llegando a su lado con una sonrisa apenada—. Me dejé llevar.

—Cuando no —rie Darcy, llegando también junto con Demon y Nico, provocando una risilla avergonzada por parte de la chica—. Aunque Az también exagera, por más daño que le hayas causado, los símbolos lo sanaron por completo —mira al peliazúl de forma acusatoria.

—No es cierto. Tengo daños internos irreparables —refuta éste ofendido, llevando una mano hasta su costilla haciendo una exagerada mueca de sufrimiento—. Me muero.

—Muerete, a fin de cuentas el que va a tener que soportar a tu alma en pena será el chico médium aquí presente —espeta Roy.

Es ahí cuando los orbes oscuros de ambos peleadores se posan sobre el albino, quien se había mantenido oculto unos pasos trás sus primos.

En seguida una sonrisa se pinta en el rostro de Cameron y de inmediato va hacia él para darle un fuerte abrazo que no duda en ser devuelto.

—Eso fué impresionante Cami —halaga sin dudar—. Eres una luchadora formidable —felicita, separándose lo suficientemente para verse cara a cara, pero sin soltarla por completo—. Recuérdame no buscar pelea contigo nunca —bromea, provocando una risilla por parte de su amiga.

La chica luce un uniforme ceñido de mangas hasta las muñecas, enroscado al cuello y dejando al descubierto una parte de su vientre, resaltando su figura atlética sin ser vulgar, aunque sus cabellos desastrosos y un poco de tierra seca en su mejilla contrarrestan la estética del uniforme.

—Muchas gracias Nico —agradece ella risueña, tanto a sus palabras, como al gesto que a tenido de quitarle la mancha de suciedad de su rostro—. Aunque no la tuve para nada fácil. Az es un rival imponente cuando se transforma.

Ante la mención, la mirada de Nico cae ahora en el peliazúl, encontrándose con un par de orbes de un azúl marino profundos, pero a la vez luminosos, como el reflejo de la luz del sol sobre el agua cristalina del océano.

Los a visto antes.

Cameron es la encargada de romper con el abrazo al percatarse de su punto de atención y prácticamente empuja al albino hacia el otro chico, quien se encuentra de brazos cruzados mirándolo de forma neutra.

Pasan varios segundos donde sólo se dedican a mirarse mutuamente mientras que los cuatro restantes aguardan a una distancia prudente a ver quién reacciona primero y cómo lo hará. Más lo único que logran contemplar es a un Nico perdido y a un Az comenzando sentir impaciencia.

—Y bien, ¿Me recuerdas o no? —inquiere el peliazúl sacando al albino de sus divagaciones, el tono que usa es algo brusco, resaltando un acepto español que no notó antes, luciendo un estado totalmente diferente al risueño de hace unos momentos, reflejando su impaciencia sin llegar a sonar desesperado, más bien es exigente.

Nico ignora el cambio drástico en su tono hacia él y en su lugar responde:

—Te me haces conocido, pero... No logro recordar de dónde, lo siento —admite apenado, sobando su nuca en un gesto avergonzado—. Tal vez si me dices tu nombre yo-

Azriel —lo corta—. Mi nombre es Azriel Galea.

Entonces, algo hace click.

La imagen de un pequeño de a penas díez años de piel clara, cabellos de un tono avellana, ojos de un azúl profundo y un carácter mayormente malhumorado llegan a su mente. Y como si de un archivo se tratase, también llega la historia detrás de aquella mirada.

Azriel Galea, un semidemonio amante de las acrobacias y el color azúl. Huérfano desde los nueve años trás la muerte de su madre. Terminó en un orfanato donde posteriormente dió a dar a los criaderos cortesía de Carola, terminando bajo la protección de Demon y tiempo después fué elegido como compañero de misiones/castigos, uniéndose a su grupo.

Más ahora ante él ya no se encuentra aquel niño a quien vió por último vez cuando a penas era un preadolescente que no le llegaba ni a los codos, si no que ahora está un joven de quince, media cabeza más bajo, algo bronceado, luciendo un uniforme similar a de Adara  —aunque sin cuello— y guantes similares a los de Darcy —pero más cortos—, sin siquiera un mechón castaño en sus ahora cabellos de un azúl pálido con raíces marinas al igual que sus ojos, los cuales aún conservan ese brillo casi espectral que le permite asociar su nueva apariencia con la de aquel pequeño rebelde que parecía estar metido en todo.

Por Dios... —susurra entonces, saliendo de sus recuerdos para así mirarlo ahora de forma nostálgica, felíz e incrédula—. Has... Has cambiando mucho. No te reconocí.

—Tampoco a pasado tanto tiempo —señala Azriel, suavizando su tono a uno más calmado—. En cambio tú sí que no has cambiado en nada. Sigues siendo el mismo pote de leche con patas —le suelta con una sonrisa socarrona provocando una risilla por parte de Roy—. Sólo estás mejor peinado —añade.

—Y tú te teñiste el cabello... De azúl —contraataca el albino con una pequeña sonrisa complice, ladeando ligeramente la cabeza fingiendo inocencia—. Te queda, buena elección.

Inevitablemente Azriel toca su cabello, más enseguida retira la mano al darse cuenta de su acción y aparta la mirada avergonzado.

—Sabes que me gusta —se excusa, con un ligero tono de vergüenza y recelo.

—Lo sabemos Az —se une Cami a la charla, apoyándose en el hombro izquierdo del peliazul con una media sonrisa identifica a la del albino—. Lo sabemos.

Lo último lo dice con un tono algo bajo, casi confidencial, como si hubiera un significado oculto trás esas dos palabras que sólo ellos dos conocen.

O bueno, ellos tres.

—Se lo tinto hace un año —se une también Roy, apareciendo junto a Cameron con los brazos cruzados de forma relajada—. Según él era una forma de... ¿Cómo dijiste? —mira a Az, ladeando también la cabeza de forma inocente fingiendo que busca en su memoria las palabras del chico— "Cerrar ciclo y comenzar de cero"pronuncia, imitando su voz.

—Yo no hablo así —reprocha Azriel, mirándolo mal por su imitación barata—. A demás, dicho por tí suena ridículo y no lo es —señala.

—En eso tiene un punto —concede Demon, participando también en la conversación y ganándose una queja por parte de Roy—. No en eso —le aclara, reprimiendo una risilla—, me refiero a que en verdad no es algo ridículo —se explica.

—Estoy de acuerdo —apoya su hermana—. Cerrar un ciclo consiste en hacer cambios en nuestras vidas, en dejar o comenzar a hacer una o varias cosas que antes no hacíamos o hacíamos demasiado, ya sean buenas o malas, puede ser en nuestra actitud, costumbres, gustos y la lista sigue. Y sí, muchas veces también hacen cambios ya sean sutiles o radicales en su estilo para representar que han cambiado como persona y están, cómo dijo Az, comenzando de cero.

—Dios... Me sentí como en las clases de psicología social —comenta Roy, cerrando los ojos con una expresión épica de "Recuerdos de Vietnam" que provoca una risa colectiva.

—Eso es cierto —concuerda Demon con el chico—. También lo que Darcy dijo, así que dejen al pobre Azriel teñirse el cabello de los colores que quiera si eso lo hace sentir bien consigo mismo —dicta.

—Gracias —musita el nombrado mirando con una sonrisa a los hermanos—. Ahora quítate antes de que me disloques el hombro —pide ahora hacia Cami, quien en medio de otra risilla se retira—. Mucho mejor —musita aliviado, moviendo su hombro que estaba algo tenso—. Ahora díganme ¿Qué hace aquí el ángel de mal agüero?

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